«Las putas urnas»

Ya no se trata de vídeos que grabaron con sus móviles los voluntarios que el pasado 1 de octubre se jugaron su integridad y una denuncia para ejercer su derecho a voto, o la visión de TV3: en Eldiario han publicado las imágenes que tomaban las cámaras que algunos agentes de la Policía Nacional llevaban pegadas a sus trajes. Mazas para romper aulas en los colegios al grito de “cerrajero 24 horas, ¿dónde están las putas urnas?”, y ataques directos a personas que formaban barreras pacíficas en torno a los espacios electorales. Estaba en juego la democracia y perdió la partida el Estado.

Los audios de Villarejo

Es el factor común entre los audios que rasgaron el velo del juancarlismo y estos más recientes, con la ministra española de Justicia en el disparadero: el comisario Villarejo, el de las cloacas del Estado, el que, según leemos aquí y allí, mercadeaba (¿y mercadea?) con archivos que guardan pruebas, documentos incautados en investigaciones, vídeos y audios que hacen que un jefe de Estado se quede sin hambre de langostas y una ministra de Justicia se coma con patatas lo que nunca debía de haber dicho. Porque este problema lo generaron ella y Baltasar Garzón, otro que siempre está.

No nos libramos ninguno

El periodista Fernando Pérez avisa en Twitter de que: “Nadie –nadie en absoluto– saldría indemne de la grabación y publicación de sus conversaciones privadas. No distinguir entre la esfera pública, la privada y la íntima nos conduce al Gran Hermano. Y eso vale para cenas de ministros, correos de jueces o chats de policías”. Y tiene toda la razón. Pero creo que un periodista tiene que ser más precavido: su periódico o el mío pueden airear una grabación mañana mismo, y solo su contenido demostrará si es por interés periodístico o por chismorreo. Esa es la línea, no la divulgación.

Allá en Canadá

La última crisis de su gobierno ha pillado a Pedro Sánchez en Canadá, donde, de no ser por estas grabaciones, habría generado otra noticia recurrente de su breve presencia en Moncloa: una contradicción más. Ahora, Sánchez sí avala el CETA, el tratado comercial entre Canadá y Europa ante el que obligó a los suyos a oponerse como líder del PSOE que buscaba marcar perfil. Es decir: Sánchez rectifica porque, como ya dijimos en su momento, el CETA no era un mal acuerdo, para empezar, por las partes que lo firman. ¿Cuándo Canadá es un socio poco recomendable?

Cuando en “las redes” te atrapan

Aunque logró empatar contra el Athletic, el Betis ha empezado mal la temporada y parece que hay mar de fondo en la masa verdiblanca. Euskadi está muy lejos para conocerlo de primera mano y, además, está más que claro que las aficiones vasca y sevillana no tienen casi nada en común. Pero hasta aquí llegan los ecos y, gracias a las redes sociales, vemos que precisamente estas plataformas (Instagram o Twitter) están sirviendo para que algunos “aficionados” ataquen a los jugadores de su equipo, hasta el punto de que algunos, canteranos para más gravedad, han cerrado sus espacios.

Naturalizar lo natural

Mikel Landa y Mikel Nieve corriendo bajo bandera vasca (la Ikurriña, sí), Luke Rowe y Geraint Thomas haciéndolo bajo bandera galesa, y Chris Froome (por citar solo al jefe de filas), bajo bandera británica (sí, la Union Jack). Todos ellos, junto a otros, en el Team Sky inglés. ¿Qué tiene de malo? Según los más cavernícolas se ha disuelto la españolidad de Landa y Nieve (y así siguen demostrando que no ven un palmo más allá de sus narices), pero “solos” se ha normalizado la identidad.

La que está liando Sánchez

Pedro Sánchez es hoy como un mono con dos pistolas: uno nunca sabe cuándo ni hacia dónde va a disparar y hacer otro agujero al PSOE. Estoy bastante seguro de que pasará página de lo que le han hecho sufrir propios y extraños (Pablo Iglesias) y se calmará pero, de momento, nos ha dejado un cambio de opinión internacional relevante: el PSOE retira su apoyo a un tratado europeo con Canadá y se alinea con la extrema izquierda y la extrema derecha continentales.

Mélenchon y Europa

Uno de los que votó en contra del CETA fue Jean-Luc Mélenchon, el espejo francés de Podemos incluso cuando sugirió dejar pasar a Le Pen ante Macron. Ahora que en las legislativas se ha pegado un sonoro bofetón no les oímos pronunciar su nombre. Ahora Mélenchon ha sido elegido para la cámara francesa y abandona Bruselas, donde lleva unos cuantos años como eurodiputado y euroescéptico, tanto que, al llegar al hemiciclo, preguntó por qué colgaba la bandera europea.

Un modelo de nuestros hijos e hijas

Daniel José Santomé, rebautizado por sí mismo como Dalas, ejemplifica la peor cara de los youtubers. Personajes sin nada interesante que ofrecer pero que van de “creadores” y amasan cientos de miles de seguidores (785.000 en Twitter, en su caso), adolescentes en su mayoría (física o mentalmente), a los que lanzan mensajes tan peligrosos como: “Si fuera real que las mujeres cobran un 20% menos que los hombres por EL MISMO trabajo, las empresas SÓLO contratarían mujeres” (sic).

La industria contra la piratería

Hemos leído miles de veces que la piratería se carga las industrias culturales. Y yo me sumo a estar en contra de quienes se benefician ilegalmente del trabajo de creadores de verdad o desarrolladores. Pero en ocasiones la industria es más pirata que esos piratas: Ángel López denuncia en Twitter el anuncio en una web para productos de segunda mando de un juego para Play Station que es una copia para prensa (que forma parte de la industria) y, precisamente por eso, su venta es ilegal.

Votar con Le Pen sin que se note

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Seguro que Alberto Garzón era ese niño que, cuando se ausentaba el profesor, le pasaba la lista de los que habían hablado. De mayor, no he tenido problemas en mostrar los nombres y apellidos de quienes habían votado a favor del tratado de libre comercio Europa-Canadá. Pero, ¿y de los que han votado en contra? Los de Alberto Garzón, igual que Josu Juaristi, de Bildu, han votado con Le Pen y el resto de representantes de la extrema derecha europea. Esa es la realidad.

Justin Trudeau ayer no enamoraba

No conozco los detalles de ese tratado igual que nadie conoce sus efectos reales hasta que se aplique. Nadie. Pero, sinceramente, ¿qué tiene de malo Canadá? ¿Qué políticas malintencionadas e invasivas se aplican en un país cuyo presidente, Justin Trudeau, es uno de los que más se pone como ejemplo de sensibilidad, también desde la izquierda? ¿Acaso creen que vamos a desayunar sirope de arce o comer patatas fritas con carne por encima a partir de ahora?

Pablo Iglesias es “la gente”, y “la gente” es macarra

Creo sinceramente que Pablo Iglesias se equivoca: “La gente” a la que tanto menciona no quiere que los problemas se anquilosen porque “la izquierda” de la que se ha hecho dueño con abrazos del oso se enfrenta al resto. Los problemas hay que resolverlos, no convertirlos en crónicos hasta que Podemos gobierne con mayoría absoluta. Y si el fondo es erróneo, las formas de macarra, “buscando” a otros diputados, lo son más. ¿De verdad piensa que eso es lo que queremos ver?

Que se enfrente a los suyos

Pablo Iglesias representa a “la gente” que les canta las cuarenta a los políticos y, después, cuando toca hacer propuestas viables, calla. A la gente que tapa a los suyos, como la senadora alavesa que no paga su VPO, o el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que permite que su ayuntamiento pida a fotógrafos de la ciudad trabajar gratis en los recintos municipales a cambio de promoción. Porque, claro, cuando “la gente” son “los fotógrafos”, estos no necesitan comer.

Pues anda que en el PSOE…

Hace bien @Pastrana en afear la intención del PSOE de sacar ahora a Franco del Valle de los Caídos. No por la posibilidad de hacerlo (yo sería más radical con el “disfrute” de esas instalaciones), sino porque pudieron acometer la reforma que considerasen desde sus mayorías absolutas o cuando gobernaban con acuerdos con partidos contrarios sin ninguna duda al franquismo. Plantear estas cuestiones siempre desde la oposición desgasta al PSOE más de lo que cree.