Dulceida abandona Instagram

Si alguien sabe manejarse en Instagram y lo que esta red puede llegar a dar es Dulceida. No es la que más seguidores tiene pero sí la más icónica de las instagramers y una de las primeras que supieron generar un modelo de negocio (y no solo para ella) por medio de posados, colaboraciones con marcas y una comunidad de seguidoras y seguidores. Pues bien, Aida Domènech ha decidido tomarse un tiempo en esta red y ha hecho pública su intención, lo que debería de servir como toque de atención, sobre todo, para quien quiera seguir sus pasos (o quien ya lo haga): las sonrisas de las y los influencers son solo para la foto.

Twitch baja los precios

Hoy debuta Leo Messi con el PSG y podremos verlo en el canal de Twitch de Ibai Llanos, que este verano también ha emitido la Copa América. De momento, es una excepción, pero muchos estamos atentos a que se normalice la difusión de eventos en esta plataforma que tampoco es gratis. De hecho, esta semana hemos visto cómo varios generadores de contenido en Twitch protestaban porque la empresa ha rebajado unilateralmente el precio de las suscripciones y el margen de beneficio de esos creadores que convocaron una huelga sobre la que no hay datos. Los conflictos laborales ya han llegado a Twitch.

¿Habrá porno en OnlyFans?

La gente joven (o sus amas y aitas) paga por contenido, incluso por el porno, algo que para nuestra generación es casi impensable. El éxito de Twitch y, al mismo tiempo, de OnlyFans, con un modelo de negocio similar pero unos contenidos diferentes, no es casual: estamos ante un nuevo tipo de consumo, un mercado maduro y un público joven. Pero aún está por ver si el porno se mantendrá en OnlyFans (mi apuesta es que sí): en pocos días han anunciado que bloquearán estos canales y que no lo harán porque tienen “garantías de los socios bancarios” (El Plural). Por si acaso, en Trecbits ya han publicado 10 alternativas, también de pago.

Twitter no es el problema

Los 300.000 nuevos seguidores en Twitter de los principales líderes talibanes no deberían de ser un problema: igual que en Telegram, Facebook, Instagram y hasta TikTok, solo se trata de un canal al que seguir al líder de un estado. Un líder retrógrado y dictatorial, pero un líder al que leerán muchísimos periodistas en todo el mundo y, por supuesto, un porcentaje de los idiotas que abundan en las redes sociales. El problema, insisto, no es este canal de difusión, sino los foros (por medio de grupos, mensajes directos o en público) que difunden ideas integristas de cualquier tipo y que son los que tienen que cerrar las plataformas.

La tecnología no puede embobarnos

La mejor pieza sobre el robot que ha anunciado Elon Musk la ha escrito Ignacio Crespo en La Razón, desmenuzando las imposibilidades (básicamente, la empresa más avanzada en este campo es Boston Dynamics y Tesla ha prometido en un año unas innovaciones tecnológicas impensables para la primera) y, sobre todo, la capacidad para vender “puro humo” del empresario sudafricano. Musk ha conseguido atraer la atención sobre el “teslabot” y, seguramente, obtener un beneficio bursátil con la colaboración de casi toda la prensa mundial, pero nada invita a pensar que su robot humanoide pase de un dibujo en los próximos años.

Sigue aquí

Casi cada día compruebo cómo mucha gente vive como si no hubiese coronavirus salvo por la mascarilla (generalmente en la barbilla o bajo la nariz) y las restricciones que imponen otros. Pero el virus mortal no da tregua en España: “Se disparan las muertes por COVID desde el viernes” (República.com). “La última semana se han notificado 867 fallecimientos”. Solo el viernes pasado murieron 201 personas, “el doble que hace una semana”. Yo también estoy cansado, todos lo estamos, y me encantaría volver a aquella normalidad de marzo de 2020, pero negar la evidencia y señalar a los que ponen límites a su propagación es infantil.

¡Qué atraco!

España es una península soleada (y este ha sido un año de sol) con un montón de pantanos sobradamente amortizados. Sin embargo, “la factura de la luz de un usuario medio en agosto será la más cara de la historia” (El Plural). ¿Por qué? ¿Qué mecanismos permiten esto: “El precio de la luz abandona la tregua y repunta este martes por encima de los 100 euros/MWh”? No hay excusa ni explicación posibles que no contengan la palabra “extorsión”, “atraco”, “robo” o “secuestro”. Nos está saliendo caro, literalmente, pero por fin el lobby energético español está quedándose sin crédito político ni periodístico.

Ni viven en la edad media ni entre cabras

“Los talibanes son ultrarricos”, titulan en Magnet y borran de un plumazo el mito de que viven en la edad media o entre cabras. Al contrario: solo en 2020 podían haber incrementado su fortuna en 1.600 millones de dólares, según un informe de la OTAN. ¿De dónde sale ese dinero? De las plantaciones de opio y las minas que controlan, de la extorsión y de las donaciones. Hasta 240 millones vendrían “de organizaciones benéficas y fideicomisos privados ubicados en países del Golfo Pérsico” y de “ciudadanos privados de Arabia Saudita, Pakistán, Irán y algunas naciones del Golfo Pérsico”.

Otro “afortunado”

En Público siguen desgranando “el verdadero origen de la fortuna del Rey Emérito”, y hablan de la cuenta que abrió en Suiza (con residencia en la propia Zarzuela) solo un día antes de recibir 65 millones de euros con el concepto: “Donación del rey de Arabia Saudí”. En el digital ahondan en la contraprestación de Juan Carlos I: entregó del toisón de oro a quien consideró su “hermano” y contrarrestó la influencia turca en la “alianza de civilizaciones” de Zapatero. También explican cómo la “Ley Reguladora del Patrimonio Nacional” le evitó tributar por ese regalo y por otros (coches, motos o relojes) e incluso por las obras en el palacete de Corinna.

La guerra del fuet

El apoyo declarado de El Pozo al canal de televisión que Marcos de Quinto quiere impulsar, con un ideario claro y expuesto por el que fuera diputado de Ciudadanos, ha iniciado una “guerra del fuet” entre tuiteros que, como todo el mundo sabe, empezando por Marcos de Quinto forman una suerte de infantería cateta. Para defender a El Pozo, no pocos han señalado a Casa Tarradellas como una marca favorable a la independencia de Catalunya. Tan cortos son algunos que han señalado también a Orona porque el propio De Quinto tuiteó que no le arreglaban el ascensor de su domicilio un domingo.

«La COVID sigue descontrolada»

Las cifras que ofrecen en El Nacional corresponden a Catalunya, evidentemente, pero su caso es también el nuestro: la pandemia está descontrolada y solo gracias a las vacunas esto no está siendo una masacre. Cuidado, que todavía muchos no estamos con la pauta completa, ni hemos alcanzado el pico de inmunidad, ni somos ya jóvenes, que es lo que más jode, y seguimos siendo vulnerables. Y si todo esto sucede es porque no hemos aprendido nada: la juventud sale si le dejan salir. Es decir: somos las amas y los aitas, esto es, quienes pagamos las juergas, los que tenemos responsabilidad, como quienes las sirven.

La otra pandemia

Me alivia compartir esta impresión con Kike García de la Riva, el creador de El Mundo Today: “Es interesante (y también da miedo) estar al otro lado de una cuenta tan enorme como la de EMT y ver el tipo de replies que se reciben. Es un mirador privilegiado. El fascismo en Twitter ha crecido muchísimo. Llegan todos juntos, a oleadas, y dicen lo mismo. Están organizados”. Su diagnóstico es correcto: en la red social el fascismo se ha aglutinado y organizado, y está librando una batalla que, de momento, no vence porque básicamente, las y los gestores de cuentas relevantes que forman parte de sus blancos no les dejamos pasar.

Tonto, no sé, pero útil sí es

¿Cómo logra organizarse ese montón de gente tan corta de mente que es capaz de abrazar las ideas fascistas? El mecanismo es muy sencillo, pero hacerlo funcionar tiene su mérito: siguiendo a sus líderes. De hecho, la práctica es exactamente la misma que en el fascismo local. Para lograrlo son importantes personajes como Alvise Pérez, engordado al calor de Toni Cantó en Ciudadanos y capaz de decir barbaridades como “que Maldito Bulo y Newtral ‘te ponen un sello en la frente, como los nazis’” (El Plural). Esa es justo la base de su praxis: señalar a quien no lo es para ocultar a quien sí lo es.

No son solo homófobos

El “cuarto ataque racista en Murcia en menos de un mes” (Eldiario.es) no es un hecho aislado, evidentemente. Tampoco lo es el señalamiento de Vox a un editor. Ni lo es que a grito de “maricón” te puedan quitar la vida en A Coruña o dejarte inconsciente en Basauri si tienes “suerte”. La xenofobia, la homofobia y la violencia directa están conectadas y tienen que ver con el ascenso de Vox y, sobre todo, con el blanqueo que ejercen otros partidos (PP y Ciudadanos), medios de comunicación y judicatura. No es que todo esté interconectado, es que los ataques son la consecuencia del colaboracionismo.

Si la hacen la pagan

Hablar de fútbol hoy, que veremos la final de la Eurocopa, es obligatorio aunque parezca trivial en una columna tan dura. Pero no me parece un tema menor que en Inglaterra los clubes que entraron en la Superliga tengan que abonar 22 millones de dólares por entidad como castigo. “El dinero recaudado por parte de la competición doméstica británica se destinará al fútbol base del país para mejorar las infraestructuras” (Palco 23). Quien todavía se pregunte por qué nos fascina el fútbol británico tiene que recordar noticias como esta que consisten en dejar claro a quién hay que castigar y a quién hay que recompensar.

Provocador y cobarde

Un chaval de Bilbao ha puesto en su sitio a Iván Espinosa de los Monteros. Tanto ha sorprendido al de Vox lo que le sucedió en Euskadi que sigue desorientado y en sus tuits insiste en mostrarse tan provocador y tan cobarde como es descrito por sus actos: llama (ya desde Madrid, claro) “magrebitarra” a quien le describió como lo que es y retuitea a otro anónimo con banderas de España en su nombre de Twitter que se queja de que un español no pueda hacer aquí un acto político. El equipo “A”, de “Arriba España”, en marcha. Pero ese que se puso delante de los escoltas a cantarle las cuarenta, en mi equipo.

Lecciones, ni una

Para no quedarse atrás en la carrera que algunos echan por la cornisa derecha del precipicio, el PP ha decidido que “no apoya una resolución en Bruselas contra las leyes homófobas de Hungría” (El Plural). Pero lo peor no es el hecho en sí, aunque este ya es suficientemente grave: “La delegación española se desmarca del PP europeo y se alinea con Vox, con el voto discordante de Esteban González Pons”. Acaban de asesinar a un chico de 23 años en Galiza al grito de “maricón” y el principal partido de la oposición se niega a condenar una resolución europea contra medidas homófobas. El PP está perdido.

“Un chuletón al punto”

José Antonio Pérez lo ha visto venir: “Qué mal va a envejecer esto”, opina sobre las declaraciones de Pedro Sánchez de que un chuletón al punto es imbatible, después de que uno de sus ministros haya grabado un vídeo a favor de disminuir el consumo de carne. El escritor vasco está en lo cierto: la contradicción evidente, la declaración de intenciones carnívoras o el tono forzadamente llano, envejecen fatal, y Sánchez ha decidido con sus asesores juntarlo todo para, desde el primer minuto, llamar la atención sobre un charco tan grande que uno de su gobierno mete la pata y salpica a todos en un sector enorme.

“La brasa”

Es evidente que una dieta equilibrada es más sana que una que tenga un exceso casi de lo que sea. Y también lo es que cualquier industria gigantesca, empezando por las del sector alimentario, genera una gran cantidad de residuos y perjuicios al medio ambiente. Pero de ahí a montar una cruzada desde cero, como parece que ha hecho Garzón, y a montar una resistencia cuñadesca, como ha hecho la derecha española, van dos trechos igual de largos. Y no es equidistancia, es cansancio de “la brasa”, como la denomina en Twitter el guionista portugalujo Raúl Díaz, que dan unos y otros a diario.

Los marcos culturales

Otro gran pelmazo de esta semana ha sido el de quienes han intentado defender que los humoristas tienen más gracias que las humoristas. Una gilipollez de un tamaño tan grande que no sé ni con qué compararla: por supuesto que ellas no son menos graciosas que ellos, es que los marcos culturales, eso de lo nos reímos, son abusivamente masculinos, y por eso generan carcajadas más sonoras (que no más ni mejores) Florentino Fernández (que esta semana ha decidido hacer poca gracia con sus comentarios marchistas) o los Hermanos Calatrava. No empezar la discusión por la base es la que la convierte en artificial.

Para empezar, la policía

Hace tiempo que me caí del guindo y me cuesta creer que haya una explicación lógica a los porrazos que todos hemos visto después de la manifestación en Madrid por el asesinato de Samuel Luiz. Tras el injustificable ataque mortal al joven en A Coruña, la policía nacional ha ejercido violencia directa contra el colectivo LGTBI. Una vez más, las agredidas son las personas que reivindican vivir con libertad su sexualidad. Y otra vez el agresor es una institución pública que, en esta ocasión, tiene que dar la cara sin retraso, vía ministro de Interior, vicepresidenta de Podemos o presidente del PSOE.

Tenemos que ser pesimistas

Solo unos pocos días después de estrenar su serie, “Maricón perdido”, Bob Pop veía, como casi todos, un componente homófobo en el asesinato de un joven de 24 años en A Coruña al grito de “maricón”. El guionista y escritor tuiteaba: “A veces, pienso que las agresiones LGTBIfobas son los últimos coletazos de una bestia herida que se ve acorralada. Y me parezco optimista. Otras veces, me vengo abajo y temo que estén más fuertes que nunca. No sé. Yo qué sé”. En este caso, como en todos los que la extrema derecha ha extendido su odio, tenemos que ser pesimistas y mantener la guardia alta, sin relajarnos.

Y encima, amenazan

“Vox anuncia acciones penales contra Monedero, Martu Garrote y todos los que vinculen al partido con el asesinato de un joven homosexual en La Coruña”, tuiteaban en la cuenta oficial del partido de Abascal después de la agresión en A Coruña. Un tipo tan siniestro como Jorge Buxadé hacía de portavoz de la desvergüenza: “La izquierda aprovecha la muerte de Samuel para lanzar una campaña infame contra Vox”. Con el tuit delante yo solo veo a Vox relacionándose con el asesinato y a Buxadé señalar. Con todo lo visto y leído estos años en la mochila, solo hay una manera de interpretar lo sucedido y lo dicho.

Es un fenómeno global

Ni España ni Euskadi son espacios aislados en Europa: una persona del colectivo LGTBI se la juega solo por salir a la calle en demasiados lugares. Ya hemos hablado de Hungría o Polonia, pero hay más: “Un grupo de ultraderechistas ha atacado la oficina de los organizadores del Orgullo LGBT en Tbilisi (Georgia), agrediendo a 15 periodistas que se encontraban allí. También hay niña herida porque han lanzado un explosivo a la sede” (Niporwifi, en Twitter). La homofobia, resultado directo de que la extrema derecha esté viviendo su mejor momento tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, se extenderá a menos que la frenemos en seco.

No solo ella

La solidaridad fue clave para vencer a la extrema derecha una vez y lo será para volver a hacerlo. Así que declaraciones partidistas como las de Irene Montero solo unas horas antes del asesinato de Samuel, “estamos del lado correcto de la historia” (El Independiente), no ayudan: igual que la ministra lo estamos la mayoría. La misma mayoría que ve casi a diario a antifascistas de pacotilla que no han tenido la valentía suficiente para enfrentarse a fascistas con los que convivían y aún conviven y que sabe que lo que menos necesitamos es que alguien intente apropiarse de una lucha que nos corresponde a todos.