25 años después

Leo esto en Diario Red, el digital que dirige Pablo Iglesias que “la Ertzaintza abre la puerta a la criminalización por origen y rompe 25 años de consenso informativo”, y pienso en lo que hemos cambiado en estos 25 años. Yo también aprendí en la universidad que no había que informar del origen, pero entonces la extrema derecha no se exhibía como ahora y el volumen de inmigrantes no era comparable. Hoy, informar de ese origen, junto a otras medidas y otra pedagogía, puede ser un primer paso para neutralizar discursos racistas, para entender lo que supone la falta de arraigo y para poner en valor a quien viene y se integra.

¿Y el Catalunya-Palestina?

Lejos de lo que ha supuesto en Euskadi el partido de nuestra selección ayer, el Catalunya-Palestina está pasando desapercibido. Con su habitual practicismo, allí la noticia es cuántos jugadores del Barça van (solo uno: Marc Bernal), y la reivindicación nacional pesa más que la solidaridad: “El presidente de la Assemblea Nacional Catalana, Lluís Llach, ha hecho una llamada a llenar de ‘estelades’ el estadio” (Segre). Entre los seleccionados solo hay “12 jugadores de primera división” y “se han vendido ya unas 15.000 entradas”, con lo que el Estadi Olímpic Lluís Companys quedará mucho más deslucido que San Mamés.

¿Qué fue de Valeria?

Hace unos días, mi hija, de once años, me preguntó por una chica ucraniana sobre la que le enseñaba vídeos y que, durante la invasión rusa, contaba en su Instagram, cómo sobrevivía en Kiev, después, su salida del país y, finalmente, la muerte de su hermano en el frente. Busqué a Valeria Shashenok y comprobé que sigue mostrando en TikTok cómo es la vida entre los restos que dejan los ataques, las sirenas, y cómo son sus saltos constantes a Londres. Valeria usa su “influencia” (más de un millón de personas seguidoras) para sensibilizar y para hacer activismo contra Trump (que viene a ser lo mismo) para que no nos olvidemos de sus tragedias.

Pero, ¿quién es capaz?

Ya sé que suena a que acabo de caerme de un guindo cuando pregunto con admiración: “Pero, ¿cuánta gente es capaz de escribir un libro?”. Sé que la edición de novelas, ensayos o poemarios está inflacionadísima y, según me contó un gran conocedor de la industria, el modelo de negocio es justo ese volumen. Al respecto, Ángel L. Fernández Recuero escribe en Jot Down sobre “la sociedad narcisista” en la que “todos escriben, nadie lee”. Atención al datazo: “La autoedición de empresa publica más que la industria editorial entera”, por culpa, en parte, de la inteligencia artificial. Así concluye que escribir es “la versión literaria del selfie”.

“Y no necesitas tener experiencia”

Gracias al algoritmo, esta misma semana llegué a un carrusel en Instagram de una marketer, Fernanda Camargo, en el que daba su receta del éxito: apoyarse en la inteligencia artificial para descubrir los temas de los que habla la gente, para saber lo que la gente quiere saber, y para hacer los contenidos que respondan a esa necesidad. Ella misma anuncia: “Y no necesitas tener experiencia”. ¡A la porra con todo! Ya no hace falta ni saber de lo que uno habla, ni conocerlo, ni haber trabajado en ello para dar consejos básicos. Vivimos en una era en la que la calidad no importa, solo importa el volumen, y mierda a paladas es lo más fácil de hacer.

Explícate

Según Pello Otxandiano, quien vive y trabaja en Euskadi es un ciudadano vasco, y quien quiere ser vasco lo es. O quien quiere hablar euskera es vasco. ¿Y si estás en el paro no eres ciudadano? Y esta, ojo, es la posición de Bildu al respecto de la inmigración. Una posición que es, más bien, un galimatías, y que lo es a propósito: Otxandiano, Bildu y Sortu no quieren expresar su posición con claridad sobre las personas migrantes. Otxandiano, Bildu y Sortu, y de la mano, Eneko Andueza y el PSE, tienen miedo a retratarse, a que su discurso bonista y multicolor choque con la realidad de sus acciones y sus intenciones, más bien grises.

Era terrorismo

Para mí, Pello Otxandiano está inhabilitado para ser lehendakari desde el momento que no contestó a Aimar Bretos que lo que ejerció ETA en nuestro país durante décadas fue terrorismo. Con todas las letras y con todos sus actos, como este que estaba en la portada de Bizkaia Gaur ayer, sin ir más lejos: “Homenaje en Iurreta a Luis Hortelano García, agente de la Ertzaintza asesinado por ETA hace 36 años”. El entonces jefe de la Unidad de Desactivación de Explosivos falleció en Zorrotza, junto a dos policías nacionales, cuando intentó neutralizar una bomba que tenía un “mecanismo trampa” para acabar con sus vidas. Esto es terrorismo.

Esto, un genocidio

Seguimos hablando de personas que asesinan con una excusa que solo les vale a ellas: “Al menos 36 muertos en el bombardeo israelí contra una escuela convertida en refugio en Gaza” (El Independiente). “Entre las imágenes difundidas durante la madrugada, se ve una niña que corre entre las llamas”. Si esto no te mueve por dentro no eres un ser humano. Y por si acaso alguien me viene con la milonga: mi crítica, mi indignación, mi frustración y mi mala hostia crecientes van dirigidas al gobierno y el ejército israelíes, y a todas las personas que les apoyan. No al judaísmo, ni a la totalidad de la población de Israel. Por supuesto.

Y esto, una invasión por el morro

Es perfectamente posible denunciar al lobo con piel de cordero que es Otxandiano, al genocida por motivos espurios que es Netanyahu, y al promotor de movimientos extremistas que justifiquen sus invasiones que es Vladímir Putin: “Rusia arrecia su ofensiva sobre Ucrania, en medio del canje de prisioneros y la ineficaz presión europea” (Público). El ejército del Kremlin atacó a un país soberano “con 300 drones y casi 70 misiles balísticos y de crucero que causaron una docena de muertos y 80 heridos”. Por supuesto, Zelenski se defendió y “envió al menos 110 drones para bombardear territorio ruso, trece de ellos contra la región de Moscú”.

Va en serio

No todas ni todos los que están preparando su equipo de supervivencia lo reconocen en público. Y si eso pasa es porque están ganando los malos: un síntoma de normalidad y salud sería compartir los tipos de kit que se estamos montando para aprender unas de otras, unos de otros. Porque lo indiscutible es que lo necesitamos: Rusia intensifica sus ataques, Israel parece imparable, EE.UU. es impredecible y Francia sufre su “segundo apagón en 24 horas provocado por otro sabotaje a la red de electricidad” (20 Minutos). Sin ir más lejos. Pero hablar de mochilas con mudas y conservas, y de hornillos de gas, da pudor y risa. ¿Quién lo celebra?