Qué ridículo, Albert

El ridículo de Albert Rivera al ver en las portadas el desmentido de París asegurando que Macron no ha felicitado al de Ciudadanos por sus pactos y que, de hecho, ni siquiera le ha llamado, es de los que marcan a un político. Un político que ya viene señalado por convertir su partido en la muleta del PP y ceder protagonismo a Vox. Un político al que Manuel Valls ha adelantado por la derecha en solo un par de semanas como concejal. Un político que siempre fue humo, marketing, egocentrismo, intereses de terceros y verborrea sin contenido, y al que hoy la vergüenza la tiene que retumbar en las sienes si tiene dignidad.

Blanqueando

A la derecha de Ciudadanos está Vox, que no se esconde: en Aragón, después de retirar una estatua a Abderamán III en el municipio de Cadrete por indicación del teniente de alcalde, Jesús García Royo (la alcaldía es del PP por el pacto del “trifachito”), ahora van a por la cultura propia. Los concejales de Vox en Zaragoza, Julio Calvo y Carmen Rouco, pretenden eliminar la Oficina de la Lengua Aragonesa, según Cierzo Digital. Al mismo tiempo, en Vozpópuli descubrimos “el lado hippie de Santiago Abascal” porque su mujer, Lidia Bedman, le ha comprado unas alpargatas. Colaboracionismo digital.

No hace falta irse muy lejos…

Vox no habrá obtenido representación en los ayuntamientos y Juntas Generales de la CAV, pero la intransigencia y el fascismo, entendido como amedrentar al que piensa diferente para imponer tu modo de ver el mundo, existe. Begoña Beristain explica en Instagram cómo “una supuesta izquierda” presionó a la rapera “La Basu” para que no actuase en el Bilbao Bizkaia Harro. Algunos y algunas siempre parecen dispuestos a estar en contra de lo que no pueden controlar ni manipular, quieren que su punto de vista y su pensamiento sean los únicos, y no les importa hacer fracasar movimientos por la igualdad.

Esto empieza a ser peligroso

La condena a Valtonyc siempre me pareció un exceso: un juez no puede sentenciar sobre el mal gusto, eso tiene que hacerlo la sociedad dando la espalda a quien hace rimas justificando o reclamando el uso de la violencia. Del mismo modo, me parece una grave injerencia que la Audiencia Nacional haya entrado a hacer recomendaciones sobre cómo hacer chistes sobre colectivos en una serie. No dudo del respeto que merecen todas las personas, pero comparto con Mariola Cubells su “basta” con mayúsculas: el humor provoca, cruza líneas y pone el foco sobre lo que importa. Si lo dejamos plano, ¿quién señalará nuestras miserias?

Zorionak, Monje!

Por supuesto, me alegró enterarme ayer en Twitter de que “la Asociación de profesionales de radio y televisión concede a José Manuel Monje el premio en la categoría de radio deportiva por su ‘profesionalidad y aportación al medio’”. A veces, en esa red social se abre una rendija por la que entra un poco de luz. Monje es uno de los nuestros, uno de esos periodistas que dan personalidad al Grupo Noticias con su voz y también con sus tuits, y que sigue teniendo ganas de aprender y mejorar pese a que su trayectoria y ejercicio diario, como ven, es valorado por el sector. Esos son los premios que más emocionan. Zorionak!