La desinformación como síntoma

Van del tirón un ramillete de noticias de Eldiario.es, a cada cual más sintomática de la mierda de tiempos que vivimos: “La Policía alerta de la creación de 1,5 millones de cuentas en redes sociales para ‘manipular’ sobre el coronavirus”. La que acabo de escribir casa especialmente mal con la siguiente: “La Policía evita abrir expediente al agente que difundió el bulo del material sanitario y comprueba si cabría una sanción”. Y para terminar: “El PP paga en Facebook para difundir que ‘mueren por coronavirus muchas más personas de las que dice el Gobierno’”. En Euskadi, por supuesto y por desgracia, también lo padecemos.

¿Quién se la merece?

Adriana Lastra ha puesto la cara en Twitter para que se la partan cuando ha publicado un vídeo con datos para desmentir parte de esos bulos que ha hecho correr la oposición al gobierno español. Dice la socialista que España no se merece esta oposición. Estoy de acuerdo. Pero es la que representa a la ciudadanía de un país. Exactamente igual que la oposición vasca, que se ha dedicado a extender bulos y a negar las cifras oficiales, por supuesto, para generar más alarma. Es la oposición que representa a una parte de Euskadi que nunca ha comprendido el dolor y por eso, precisamente, siempre ha pretendido apropiarse de él.

La realidad es compleja

Todos esos bulos, toda esa mierda lanzada a Twitter para que actúe a modo de aspersor se basa en ideas sencillas: que garanticen material a todos los sanitarios, que regalen mascarillas a la ciudadanía, que paren la producción de todo y los sueldos sigan pagándose. Lo jodido es dar respuesta con datos reales: los gobiernos de todo el planeta están buscando material sanitario y mascarillas, y son menos los países que paran la producción que los que la mantienen, por eso lo que vendrá después será una crisis económica, porque los clientes y los proveedores siguen compitiendo en el mundo. Lo fácil es el tuit.

¿Una pandemia que no entiende de clases sociales?

Pase lo que pase, la extensa familia real española vivirá mejor que cualquier otra familia. Quien siga defendiendo que esto sea así o pilla cacho o no se tiene ningún respeto a sí mismo. Esto han publicado en El Plural: “Los escoltas de la Casa Real han decidido alzar la voz (…). No sólo claman por la falta de material de protección frente a la pandemia, que les ha llegado en cuentagotas hasta este mismo martes, sino por los caprichos de las infantas Cristina y Elena, que les mantienen trabajado al mismo nivel y cumpliendo encargos como ir a por comida a restaurantes o a por zapatos en Zarzuela”.

Operación: salvar al soldado Felipe

Con la opinión extendida de que la Casa Real española no aporta nada en el siglo XXI salvo gasto y escándalos, llega este coronvirus para certificar la inutilidad de algunos elementos. Por desgracia para Felipe VI y su cohorte, solo los que chupan del tarro defienden ya una jefatura de Estado por herencia genética. Así que unos cuantos se pusieron a inventar una serie de noticias favorables al monarca. Pero nada da resultado. Su última comparecencia, vestido de militar y con mascarilla y guantes podría formar parte del museo de lo prescindible. “Flipao”, como le llamaba Llimoo en Twitter, es lo menos que podemos decir.

Un año en la cárcel

Con la entrada de medio govern catalán y dos líderes sociales en prisión preventiva hemos sentido un escalofrío recreando qué es lo que les esperaba. Hoy hace un año que unos jóvenes de Altsasu están viviendo el mismo horror mientras a los Guardia Civiles que participaron en la misma pelea han sido condecorados. No hace falta mucha sensibilidad para darse cuenta del enorme error que cometieron todos los que intervinieron en aquella trifulca, pero la diferencia de consecuencias es manifiestamente injusta.

Supremacistas y ricos

Creo que el usuario @llimoo (42.700 seguidores) está siendo irónico con su tuit: “La burguesía catalana alumbrando con la linterna de sus iPhone X”, como respuesta a la cantidad de estupideces, fruto de una propaganda burda, que hemos leído sobre los nacionalistas catalanes, definidos ahora como un grupo de pijos después de ser señalados como supremacistas. ¿De verdad cuela en España que los 750.000 asistentes a la manifestación del sábado eran los ricos de Catalunya?

Hablando de millonarios

Sí que son ricos, sí que son clasistas (porque forman un oligopolio) y sí que desprecian a sus semejantes quienes están en el ajo de organizar un sistema de consumo eléctrico que solo beneficia a las grandes empresas: en InfoLibre denuncian que las eléctricas cada vez ganan más porque, lógicamente, los usuarios cada vez pagamos más. Y este gobierno del PP ya se ha encargado de laminar las fuentes alternativas de energía para generar más competencia. ¡Qué estafa!

No me gustaba pero…

Nunca me gustó Chiquito de la Calzada, y no tenía pensado escribir sobre él en la columna, pero tengo que rendirme a la evidencia: en redes sociales su fallecimiento ha sido un tema muy comentado e incluso lamentado, los vídeos de sus actuaciones han proliferado y hemos leído hagiografías en digitales realmente deliciosas. Vaya, era un cómico querido y hasta los más sarcásticos, como @esenfacha, se han rendido en España: “Está el país como para perder humor”.

Que no se nos olvide Nokia

David Cano nos recordaba en Twitter que solo han pasado 10 años de la portada de Forbes en la que se preguntaban si alguien iba a ser capaz de desbancar al entonces líder de la telefonía móvil: Nokia. Hoy la marca es casi un recuerdo y Apple o Samsung son los nuevos reyes. Hoy nos parecen imbatibles, como Facebook o Twitter, pero no olvidemos al gigante sueco: ¿caerán Facebook o Apple? ¿Puede alguien ser capaz de sustituir a Google? ¿Y qué vendrá después?