Jon, ¿estás bien?

Ando preocupado por que la gente no pueda decir lo que siente y lo que se siente. Ando preocupado por que haya hoy un vasco, como hubo muchos vascos, como sigue habiendo, por desgracia, que no puede expresar su opinión por la presión de la izquierda abertzale. Ando preocupado por Jon. No es un nombre al azar, ni un pseudónimo: el diputado Inarritu, tan locuaz, tan rápido con el tuit (ya solo retuitea muy de vez en cuando), tan recurrente en algunos programas de televisión, lleva meses callado, tantos como lleva Israel cometiendo un genocidio. ¿Nos lo han silenciado? Si el plan de Trump triunfa, pronto volverá a la acción.

No les penaliza

Da la sensación de que a EH Bildu no le penalizará electoralmente tener en sus filas al firmante de un documento contra el boicot a Israel, pero toda precaución es poca cuando el hype de Palestina va a topísimo por culpa de la masacre que está cometiendo Israel (no banalizo yo: instrumentalizan ellos). Igual que da la sensación de que al populismo de base fascista español no le va a penalizar esta noticia en El Diario: “Vox tendrá que devolver más de 34.000 euros a las Cortes de Castilla-La Mancha desviados a la caja central del partido”. Es un “remanente no empleado” dentro de un “convenio” firmado consigo mismo, según el partido ultra.

Más instrumentalización

Sabemos que el mantenimiento de las vías férreas y los pasos a nivel es competencia exclusiva del ministerio español de Transporte y, especialmente en algunos municipios, recordamos las promesas primero del PP y después del PSOE de soterrar vías y pasos en Euskadi. Pues bien, la portavoz del PP en las Juntas de Bizkaia no ha tenido problema en utilizar políticamente la muerte del trabajador que ha sido arrollado por un tren en un paso a nivel en Zalla. Maribel Vaquero le respondía en X que hace ocho años, precisamente el gobierno del PP firmó “un acuerdo para suprimir estos pasos a nivel y evitar más víctimas”.

Lo de Sudán

Néstor Siurana intenta explicar en X lo que está sucediendo en Sudán mientras el mundo mira a Gaza y a Ucrania: “Un genocidio silenciado, con cero cobertura en los medios de comunicación”. “Un horror absoluto. Historia negra de la humanidad” “apoyado y financiado por Emiratos Árabes Unidos”. “Ningún líder mundial ha condenado lo sucedido”, escribe el analista internacional. Por lo menos, en el caso de Israel las condenas son sonoras, como la inacción. Una rápida búsqueda en Google permite ver que varias fuentes calculan (ante la falta de información) que puede haber más de 150.000 asesinatos en Sudán solo desde 2023.

La moda de la religión

La reflexión de Israel Merino en Público (“Rosalía en la era de Dios”) sobre la “segunda época teocéntrica” actual es, seguramente, lo mejor que he leído esta semana: “El mundo líquido se está coagulando y lo estable y eterno vuelve a tener sentido”. Hoy “no hay un referente de lo que ser, sino de lo que no. Y en este contexto, la idea de Dios vuelve a calar entre los que están deseosos de ejemplo”. ¿Por qué? “Por la incapacidad del ateísmo liberal para proporcionarnos certezas” y por “un progresismo conservador cieguísimo que no entiende el nuevo terreno de juego”. “Tu hijo no se va a volver facha por tener inquietudes espirituales”, recuerda.

Vamos a llevarnos bien…

Me parece bien que Pedro Sánchez no dimita. De hecho, creo que pedir dimisiones está sobrevalorado (salvo que les pillen con las manos en la pasta). Eso es lo fácil. Lo difícil es quedarse e intentar enderezar el rumbo. Hasta ahí le doy la razón a Sánchez: “No voy a tirar la toalla, soy un político limpio” (El Diario). Pero sobre la segunda parte debe ser más cauto. Y sí, he escrito “debe” y no “debería de”, porque quien tuvo un Ábalos, un Cerdán y un Koldo, tiene lo de su mujer y lo de su hermano, y lo de Leire Díez sobrevolando, tiene que medir mejor sus aseveraciones. Más que nada, para que no pensemos que se columpia mientras miramos.

Lo que le dijeron a Díaz (más que lo que dijo ella)

Me sorprendió que Yolanda Díaz acudiera al Congreso después del fallecimiento de su aita. Y más para hacer un discurso que sonaba, como casi todos, sobado y templado. Lo que dijo no pasará a la historia del parlamentarismo, como lo que dijo Núñez Feijóo, que repitió lo del fin de semana, como un chiste feliz (y fácil) que funciona. Para mí, lo más importante de la intervención de Díaz y de lo que dijeron los del PP fue la cantidad de veces que desde la bancada conservador interrumpieron a la líder de Sumar. No es una falta accidental de respeto, educación y sentido democrático: es sistémica. Y es peligrosa.

Que se quedan sin comer

Mertxe Aizpurua fue muy sincera cuando dijo: “Nosotros no venimos aquí a intentar hundir este Gobierno ni a finiquitar la legislatura” (Público). EH Bildu necesita este gobierno del PSOE con Sumar, más amable incluso que el del PSOE con Podemos (Pablo Iglesias les hacía algo de sombra). ¿Quién va a blanquearles de esa manera? ¿Quién va a acceder a negociar como si no lo hicieran lo del ayuntamiento de Iruñea y lo de “los presos” (la base y la cúspide de la legislatura) como hace Sánchez y hacía Cerdán? Nadie, por supuesto. EH Bildu han sido y son los cagapoquito, como escribió Antonio Agredano, de este PSOE. Allá a quien se la cuelen.

Vox, otro que se lo pone a Sánchez

Pero EH Bildu ha tenido un duro competidor en ponérselo fácil a Pedro Sánchez: Vox. La idea de echar a todas y todos los inmigrantes y a sus hijas e hijos, en la víspera del debate de ayer, era una perita en dulce que, por supuesto, todos mordieron. Entre la extrema derecha y cualquier demócrata, cualquier demócrata, por supuesto. Más allá del populismo de base fascista (que comparten Vox y Bildu, y esto también hay que decirlo más), Javier Ruiz daba datos en Bluesky: “La criminalidad en España cae un 2,8% el último año y está en mínimos históricos: 40,6 delitos por cada 1.000 habitantes, una de las más bajas del mundo”.

¿La más dura, Vaquero?

Maribel Vaquero, de EAJ-PNV, tiene varias cosas en contra: el momento y la alargada sombra de Aitor Esteban. Sin embargo, ayer supo pronunciar un discurso duro con tono amable, y fue la única que fijó las opciones reales de Pedro Sánchez hoy y con la que tiene encima. “Cuestión de confianza, su dimisión o elecciones” (La Vanguardia). Apartarse y armar una mayoría en torno a otro u otra socialista, como María Jesús Montero, es una alternativa compleja pero que permite sostener la legislatura y el bloque de la investidura, y dificulta al PP su plan de gobernar apoyándose en Vox, con todo lo malo que eso supone para todas y todos menos los fachas.