El PP ha hecho publicidad en Twitter aunque lo prohíbe la plataforma

Lo malo de hacer publicidad es que la vemos. Por eso vi el tuit promocionado del PP de Bizkaia en mi timeline. Un tuit que no podía ser porque Twitter no permite hacer publicidad política (y lo sabemos todos desde hace años) y por eso el anuncio está retirado (por el soporte, que no por el PP). Lo que sucede es que los primeros filtros son automatizados y, a veces, como en esta ocasión, los anuncios cuelan y están unas horas funcionando. Pero su selfie tiene un coste: el PP ha pagado por un anuncio que no estaba permitido, ha querido colocar su spot en un espacio que no le corresponde y con todo esto se autorretrata.

“Ahí lo lleva”

No me gusta pero le reconozco el mérito: hay que ser arrojada para hacer la campaña de las elecciones madrileñas en Euskadi. Hay que tener pocos escrúpulos (por lo que se ve, conservo unos cuantos y creo que es una suerte) para instrumentalizar a una sociedad (la vasca) y el sufrimiento de quienes te precedieron por un objetivo electoral. Hay que estar hecho de la madera de la que están hechos Miguel Ángel Rodríguez, que lo diseña; Isabel Díaz Ayuso, que lo ejecuta; Núñez Feijóo, que da el visto bueno; Carlos Iturgaiz, que no pone la dignidad por delante; y Borja Sémper, que lo justifica, para hacer y decir a lo que estamos asistiendo.

Nunca seré rico

Nunca seré rico porque si llegase a tener el éxito empresarial de Ana Rosa Quintana (no hablo esta vez ni de su línea editorial, ni de su altura moral) seguramente me dedicaría a disfrutarlo. No entiendo que con el lío que tiene que ser sacar su producción adelante monte, además, una empresa que “gestiona 44 apartamentos entre Madrid y Sevilla” (La Marea). Porque creo la de periodista se puede compaginar con otras ocupaciones (y en ocasiones se debe, porque esta profesión se paga muy mal), pero no con la de gran empresario: no hay manera de hacer compatible un relato honesto con intereses legales y legítimos pero tirando a feos.

No como Rusia

Una de las cosas que más me sorprende de las y los defensores de Rusia incluso pese a su invasión cruel sobre Ucrania, es que no se den cuenta de que el país del Kremlin no tiene nada que ver con su pasado socialista. Al contrario: los oligarcas han partido la sociedad para enriquecerse y los beneficios de las empresas públicas, es evidente, sirven para financiar la guerra. “España ha comprado gas y petróleo rusos por 1.000 millones de euros desde el inicio de 2023. Nuestro país es el cuarto territorio de la Unión Europea que más combustibles fósiles rusos ha importado, solo por detrás de Eslovaquia, Bélgica y Hungría”, (The Objective).

¿Es suficiente?

Hasta que sepamos más, en Italia han sancionado a la Juventus por haber hecho arquitectura contable. Es cierto que gracias a ella tenía más margen de fair-play financiero para fichar, pero ese delito les ha valido una suspensión a sus responsables y al equipo una sanción de 10 puntos, suficientes para dejarles fuera de la Champions League, de la que dependen económicamente. En la Liga, un equipo al que se le ha permitido activar “palancas” mágicas y que ha fichado como si no costara está implicado en un caso de pagos al estamento arbitral. Solo espero que la sanción sea proporcional, por lo menos, para enjuagarnos la cara de tontos.

Pero, ¿qué les pasa?

Si ya es grave que PP y Ciudadanos hayan propuesto (entendemos que por su acuerdo interno) a Vox para presidir la comisión sobre memoria histórica del Parlamento de Andalucía, más grave es que ni PSOE ni Podemos hayan reclamado esa presidencia y hayan dejado hacer excusándose, según leemos en Eldiario.es, en que “fue una imposición”. ¿De quién? ¿A quién? De verdad, ¿qué les pasa a los partidos españoles, que unos son capaces de hacer la mayor barbaridad, y otros son capaces de permitirla cuando saben que PP, Vox y Ciudadanos tienen la pista libre para derogar la ley andaluza de memoria histórica?

Lo de este PP es terrible

El PP de Casado y Alonso, que es el mismo que el de Sémper, es capaz de alcanzar unas cotas de irresponsabilidad nunca vistas. Pero también es capaz de cometer las mayores torpezas: Raquel González afirmó en Radio Euskadi que pactaría con Ciudadanos y Vox en Bilbao para apartar a Juan Mari Aburto cuando no tiene ninguna opción de pactar con Ciudadanos y Vox y alcanzar la mayoría absoluta de concejales. Pero González ya se ha retratado como colaboracionista con la extrema derecha y política dispuesta a repetir la fórmula reaccionaria (y al párrafo anterior me remito) de Andalucía.

Violar sale gratis

Este es el mensaje que la justicia española está lanzando a todas esas personas que consideran que la libertad sexual, especialmente la de las mujeres, está para ser violada. La Audiencia de Navarra considera que los miembros de “La Manada” pueden seguir en libertad porque no van a fugarse de España aunque uno de ellos intentara renovar el pasaporte, aunque otro tenga que enfrentarse a un delito de robo, aunque varios de ellos se enfrenten a otro juicio por violación. Violar sale barato en España porque, sin una paliza a la violada, te aplican la pena mínima y un simple recurso te mantiene en la calle.

Economía “colaborativa”

Coger un Cabify o un Uber es lo moderno, lo que hay que hacer para obligar al sector del taxi a transformarse. ¿En qué sentido? El del abaratamiento, por supuesto. ¿Con qué coste? Eso a muchos no les importa, pero sí importa: una empresa radicada en las Islas Vírgenes, un paraíso fiscal, controla 140 empresas de VTC en España que pueden suponer miles de licencias de conductores que trabajan para estas aplicaciones a las que la arquitectura financiera y los impuestos les importan entre poco y nada. Insisto, a mí, sí, y celebro ver que para algunas instituciones cumplir la legalidad también es importante.

Sí, eso hacemos

Pese al hecho diferencial vasco doy supongo que las cifras para España que publican en Trecebits son aplicables a Euskadi y que si hay una desviación es porque los vascos y las vascas todavía le dedicamos más tiempo a la red que los españoles y españolas: el 92% utilizan Internet a diario, el tiempo que pasan en un navegador es de 5 horas y 18 minutos, de los que 1 hora y 39 es en exclusiva a las redes sociales digitales. Ven casi tres horas al día de vídeos en streaming y dedican 42 minutos a escuchar música on-line. ¿Se identifican en estas cifras? Piénsenlo bien antes de contestar.