Los emoticonos de Pablo Iglesias

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La gente, a la que tanto se refiere el propio Pablo Iglesias, no quiere un gobierno en el que el vicepresidente le lance corzones por medio de Twitter a su presidente junto a un enlace en el que hablan de besos en la boca, y con frases como: “En las derechas no encontrarás tanto cariño, Pedro Sánchez”. No, “la gente” no quiere eso. La gente lo que quiere es un gobierno eficaz con personas que se toman en serio los problemas y su resolución. Y Twitter, para la chavalada.

El PP de Madrid, en Tegucigalpa

El dicho de que si te metes en Honduras puedes acabar en Tegucigalpa le encaja como un guante al PP de Madrid, enrolado en un viaje hacia el abismo con una tripulación que solo sabe anudar cabos a cuellos ajenos para salvarse. Juan Carlos Vera, secretario general de la gestora que va a dirigir el PP de Madrid después de la dimisión de Aguirre, recibió varios regalos de la trama Gürtel, y cobró casi millón y medio de euros en “B” según los papeles de Bárcenas, leemos en OK Diario.

El PP y el “tramposo” Patxi López

Tiene un poco de justicia poética que el PP, precisamente el PP, se queje de Patxi López, precisamente Patxi López, y le acuse de “tramposo”, precisamente “tramposo”. Lo hacen los de Rajoy porque el presidente del Congreso (al que auparon ellos mismos como a lehendakaritza mientras éste hacía “trampa” negando el acuerdo PSE-PP) ha jugado a favor de Pedro Sánchez. Igual en el PP lo que están es sorprendidos porque López no ha hecho exactamente lo que esperan de él por primera vez.

No me parece bien

Soy muy crítico con Patxi López. Si les soy sincero, a veces me parece que hasta soy un pesado con el tema. En el fondo, el ex lehendakari solo ha sido el político con más suerte del mundo, posiblemente. Y soy consciente que detrás del personaje político hay una persona que, por supuesto, merece todo mi respeto. Exactamente igual que Rajoy. Por eso no me parece bien que el PSOE, Marea (Podemos) y el BNG quieran convertir en “persona non grata” a Mariano Rajoy en su Pontevedra natal. Esa decisión ni siquiera conlleva una crítica política: es un ataque personal absolutamente gratuito.

Una foto que debemos mirar

La foto de un niño que está siendo pasado por debajo de un alambre de espino que separa las fronteras de Serbia y Hungría, una foto movida, sin color, perfectamente imperfecta y dolorosa como una punzada que nos recuerda lo cabrones que podemos llegar a ser. El drama de los refugiados nos vuelve a golpear gracias a que el fotógrafo Warren Richardson estaba en aquella frontera y a que el jurado del World Press Photo ha sabido valorar que una foto buena no es una foto perfecta, sino la que captura un momento que debemos mirar. Aunque nos incomode.