Escapada andaluza (3): Los pueblos blancos de Cádiz

Continúo el relato de la escapada a Andalucía que, tras recorrer Baeza y Úbeda, dejaba la pasada semana en la ciudad de Jaén. El 12 de marzo, tras visitar el Museo Íbero, nos desplazamos 278 km hasta nuestro siguiente destino, Arcos de la Frontera, punto de partida para recorrer el día siguiente los pueblos blancos de Cádiz, pasando muy cerca del que, en mi opinión, tiene una vista más hermosa de todos, Olvera, que ocupa el espacio central de este collage. De camino, nos detuvimos a tomar café en Algodonales, aparcando junto al coqueto parque en el que se sitúa la Fuente Alta. Desde este pueblo pude fotografiar, muy de lejos, otro de los destinos del día siguiente, Zahara de la Sierra.

Las dos siguientes noches nos alojamos en el Parador de Arcos de la Frontera, situado en la plaza del Cabildo, que se encuentra totalmente cerrada por las obras, teniendo enfrente de la entrada el castillo. Lo mejor de este Parador es su ubicación sobre el tajo del río Guadalete, así que tuvimos suerte con la habitación que nos asignaron, pues desde su amplia terraza disfrutamos de una imponente vista del tajo y de la iglesia de San Pedro. De su interior lo más coqueto es el patio andaluz.

Esta ubicación tiene premio pero también un importante inconveniente, pues en la zona no hay aparcamiento y el acceso es muy estrecho, tanto que muchos de los vehículos locales tienen roces en la carrocería, así que decidimos bajar el coche al Parking El Paseo, situado en el Paseo de Andalucía, que tiene un acuerdo con el Parador de 10 € por noche. No lo volvimos a subir al Parador pues está a tan solo 800 metros, así que regresamos caminando cuesta arriba por la calle Crorredera, donde se encuentra el Palacio Conde del Águila, de estilo gótico-mudéjar del siglo XV, hasta llegar anocheciendo a la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, que visitamos el último día.

El 13 de marzo lo dedicamos a recorrer los pueblos blancos de la sierra de Cádiz, seleccionando cuatro de ellos, siendo el primero Ubrique, en el que más problemas tuvimos para aparcar. Famoso por sus bolsos de piel, tras acercarnos a la Oficina de Turismo (Moreno de Mora, 19), siguiendo los consejos de la persona que nos atendió recorrimos el centro histórico. Nos detuvimos en primer lugar en la plaza del Ayuntamiento, a la que se asoman este edificio, la Fuente de los Cuatro Caños (1727) y la parroquia de Ntra Sra de la O (1773). Casi al lado tenemos la ermita de San Pedro, actual salón de plenos y, muy cerca, la coqueta plaza de la Verdura. De interés son también la ermita de San Antonio, el templo más antiguo de Ubrique y el Peñón de la Becerra. Info: https://www.ubriqueturismo.es/

Nos encontramos en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, que cuenta con una superficie de 53.411 ha y está situado en el sector más occidental de la Serranía de Ronda. Es una zona muy lluviosa, pues este macizo hace de muralla a los vientos cargados de humedad procedentes del océano Atlántico. De hecho, la víspera de iniciar el viaje cayeron 180 litros en Grazalema. Lo más característico del parque es el pinsapar. Camino de Grazalema nos detuvimos a comprar queso payoyo, de cabra, en Villaluenga del Rosario. Más adelante, cuando nos desplazábamos a Zahara de la Sierra, vimos en plena carretera un grupo de cabra montés de la sierra de Cádiz, especie en la que el macho se diferencia de la hembra por su barba, tamaño y cornamenta. Pese a que paré el coche y bajé a tomar unas fotos, casi ni se inmutaron.

A poco más de 26 km de Ubrique la siguiente cita la tuvimos en Grazalema, “uno de los pueblos más bonitos de España”, que se encuentra en un hermoso emplazamiento a los pies de una pirámide rocosa. Nos dirigimos a la Oficina de Turismo, sita en la plaza de los Asomaderos, desde la que se tiene una buena vista y cuenta con un amplio aparcamiento. Al lado se encuentra la iglesia de Ntra Sra de la Encarnación y el grupo escultórico dedicado al Toro de Cuerda, cuya fiesta se celebrará este año el 22 de julio. Como ya conocíamos esta población, nos centramos en la plaza de España, donde se encuentran el Ayuntamiento, la antigua fuente y la iglesia de Ntra Sra de la Aurora, el monumento más notable de la localidad. Aprovechamos para comer en un restaurante de la plaza y a contemplar las fachadas adornadas con tiestos. Info: https://turismo.grazalema.es/

La siguiente cita la tuvimos a 16 km, en Zahara de la Sierra, que también es “uno de los pueblos más bonitos de España”. Tiene la ventaja de contar con un pequeño y barato aparcamiento subterráneo nada más entrar en su centro histórico, sobre el que se levanta airosa la Torre del Homenaje del castillo. La Oficina de Turismo se encuentra en el centro, en la plaza de Zahara, a la que también se asoma la iglesia de Santa María de la Mesa, concluida en 1755. Hay varios miradores con vistas al embalse. Antes nos detuvimos frente a San Juan de Letrán, pequeña iglesia construida en 1958. Info: https://www.zaharadelasierra.es/turismo-zahara.

El último pueblo seleccionado se encontraba a 29 km del anterior. Se trata de Olvera, declarado conjunto histórico-artístico en 1983. Hay que dejar el coche en la parte baja y subir caminando por una fuerte pendiente hasta la parte más alta del pueblo, donde se encuentra lo más interesante, la iglesia Arciprestal de Ntra Sra de la Encarnación, concluida en 1843 en estilo neoclásico, el castillo árabe del siglo XII y un curioso cementerio. Junto a su entrada, en la plaza de la Iglesia, está la Oficina de Turismo. Al abandonar Olvera tuvimos otra magnífica vista panorámica de su casco urbano. Info: https://www.turismolvera.com/es/. Avanzada  la tarde recorrimos los 67 km que nos separaban de Arcos de la Frontera.

Dejamos para el día siguiente, 14 de marzo, la visita de la parte alta del centro histórico de Arcos de la Frontera, comenzando callejeando para descubrir su sabor tradicional hasta la iglesia de San Pedro, edificio del siglo XVI, aunque su fachada es del XVIII. Muy cerca se encuentra la Casa-palacio del Mayorazgo, donde contemplamos la exposición “Cristo en mis pinceles” de Manolo Zapata. Dejamos para el final, antes de abandonar el Parador, la visita del monumento más importante, la Basílica de Santa María de la Asunción, edificio de los siglos XIV-XVIII, siendo la fachada principal una mezcla del final de estilos gótico y plateresco. Más moderna es la llamativa torre. El interior del templo resulta muy interesante, aunque me quedo con el Retablo Mayor, joya renacentista. Info: https://www.turismoarcos.es/.

Apuramos para dejar la habitación poco antes de las 12 del mediodía, pues nuestro siguiente destino se encontraba bastante próximo, a tan solo 88 km, en la Urbanización Novo Sancti Petri de Chiclana de la Frontera. Allí pasamos las siguientes cinco noches, pero de ello espero hablar la próxima semana. La escapada continúa.

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