LANZAROTE: En el centenario de César Manrique

El pasado 19 de enero viajé por cuarta vez a la canaria isla de Lanzarote. En este viaje de 9 días he recorrido 550 km por las excelentes carreteras de la isla, con un objetivo principal, volver a visitar los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT), muy asociados a la figura de César Manrique, del que se celebra el centenario de su nacimiento. Poco más de dos horas y media de vuelo separan los aeropuertos de Bilbao y Lanzarote, que realicé con Vueling, con impecable puntualidad y un coste que no llegó a 80 € ida y vuelta. Por segunda vez nos hemos alojado en el Hotel Beatriz Playa & Spa, ubicado en la tranquila zona de Matagorda, en Puerto del Carmen, que cuenta con un agradable paseo costero desde el que puedes fotografiar a los aviones como si estuvieras en la caribeña isla de St Maarten.

De visita obligada resulta la Fundación César Manrique, que ocupa la vivienda del artista en Tahiche y que hasta el 24 de abril conmemora el centenario del nacimiento de su fundador con numerosas actividades, como la exposición “César Manrique. Es un placer”. Recorriendo el espacio expositivo pudimos contemplar más de 400 fotografías de la esfera pública y privada del artista, además de reproducciones de sus máscaras de Carnaval, cerámicas, cuadros, carteles de sus exposiciones y un largo etcétera. Horario: De 10 a 18 h. Precio entrada: 8 euros.

Al día siguiente a nuestra llegada, por la tarde, como el tiempo estaba nublado y con lluvia, aprovechamos para visitar el Museo Internacional de Arte Contemporáneo, ubicado en el castillo de San José, erigido entre los años 1776 y 1779 por mandato del rey Carlos III. Fue el primer CACT que visitamos y aprovechamos para comprar por 35 € el bono para los 6, con el que te ahorras 12, 50 €. César Manrique fue quien convenció a las autoridades locales para transformar la antigua fortaleza en un museo que reúne una de las mayores colecciones de arte abstracto de la segunda mitad del siglo XX existentes en Canarias. Horario: De 10 a 20 h. Precio: 4 euros.

Dedicamos una jornada a visitar cuatro de los seis Centros de Arte, Cultura y Turismo, que incluye el bono que compramos, comenzando por el que más me gusta, el Jardín de Cactus, última gran intervención de César Manrique en Lanzarote. Rodeado de la mayor plantación de tuneras de la isla, el Jardín de Cactus acoge alrededor de 4.500 ejemplares de 450 especies de cactus, llegados desde los cinco continentes. El paseo por su interior resulta muy agradable, llamando también la atención el molino y los baños. Horario: De 10:00 a 17:45 h. Precio: 6,50 euros.

La siguiente cita la tuvimos en uno de los lugares más emblemáticos de Lanzarote, los Jameos del Agua. Jameo es una palabra de origen aborigen que se refiere a un agujero que se produce como consecuencia del hundimiento del techo de un tubo volcánico. Creado a partir de unos jameos naturales, es el primer Centro de Arte, Cultura y Turismo ideado por César Manrique, además de uno de sus pilares creativos, la armonía entre la naturaleza y la creación artística. Horario: De 10:00 a 18:30 h. Precio: 10 euros.

Muy cerca tenemos nuestro siguiente destino, la Cueva de los Verdes. En este caso la visita es guiada, en castellano e inglés, teniendo que esperar a que se formen grupos de 50 personas, algo que sucede con mucha rapidez. Se trata de una cueva volcánica que se ha acondicionado para su visita, contando en su interior con un auditorio. La visita concluye con una sorpresa, que no voy a revelar para que no pierda su encanto. Horario: De 10 a 17 h. Precio: 10 euros.

Situado a 400 metros de altitud, en el Risco de Famara, el Mirador del Río es una las creaciones arquitectónicas más representativas de César Manrique. Destacan en él sus amplios miradores desde los que contemplar La Graciosa, isla a la que se accede desde Orzola en los barcos que salen cada media hora. La travesía dura 30 minutos y el precio es de 26 € ida y vuelta. En la isla os recomiendo ir a la playa de las Conchas, distante unos 5 km. Se puede ir en taxi todo-terreno y regresar caminando, para luego disfrutar de unas lapas a la plancha en el puerto. Volviendo al Mirador del Río, me parece un abuso que cobren por entrar a un bar, bastante flojo por cierto, cuando las vistas las tienes desde cualquier punto de los alrededores. Horario: De 10:00 a 17:45 h. Precio: 5 euros.

Otro lugar de visita obligada es el parque nacional de Timanfaya, que cuenta con más de 25 volcanes. Aunque las últimas erupciones se produjeron en 1824, sigue teniendo actividad volcánica, como se puede comprobar con la hierba seca que arde a poca profundidad o el geiser que recrean para los visitantes. El precio de la entrada incluye un recorrido de algo más de media hora en autobús por el interior del parque. Horario: De 09:00 a 16:45 h. Precio: 12 €. Previamente hicimos a pie un recorrido de algo más de dos horas de duración, caminando sobre la lava, para subir al cráter del volcán Caldera Blanca, bordeando el volcán La Caldereta. Merece la pena pero hay que llevar calzado adecuado. El sendero parte de una pista a 2 km del Centro de visitantes de Mancha Blanca. No tiene perdida pues el aparcamiento está lleno de coches.

Recorrimos también el centro de la isla, deteniéndonos en La Geria, lugar dedicado a la plantación de vides para la producción de vino, siendo abundante la variedad Malvasía. Las vides se plantan en conos formados en el lapilli, siendo protegidas por pequeños muros de piedra. También visitamos la Casa Museo del Campesino, Situada en en el centro geográfico de Lanzarote, en el municipio de San Bartolomé, que se complementa con el Monumento a la Fecundidad, una obra vanguardista de César Manrique. Es el séptimo CACT, pero la entrada es gratis pues todo es hostelería y tiendas. Horario: De 10:00 a 17:45 h. En Nazaret merece la pena visitar el Museo Lagomar, ubicado en un risco del volcán de Nazaret, construido entre rocas, cuevas y túneles que te llevan a lo que durante menos de 24 horas fue la casa del actor egipcio Omar Sharif. Horario: De 10 a 18 h. Precio: 6 euros.

Al día siguiente a nuestra llegada también nos desplazamos al extremo sur de la isla, al faro de Punta Pechiguera, para conocer la zona turística de Playa Blanca. Cuando estábamos en el paseo costero a la altura de playa Flamingo, la amenaza inminente de lluvia nos hizo escapar, así que volvimos al sur en un mejor día, para detenernos en el coqueto pueblo de Yaiza, donde entramos en la iglesia de Ntra Sra de los Remedios, frente a la que luego comimos. Es un buen punto de partida para visitar las salinas de Janubio, los Hervideros y, finalmente, El Golfo, punto de partida para llegar a pie hasta las proximidades del hermoso lago Verde.

En esta ocasión dejamos para el final del viaje el probablemente más coqueto pueblo de Lanzarote, Teguise. Lo hicimos así porque el 26 de enero era domingo, día en que tiene lugar el mercadillo popular más importante de Canarias, donde se puede adquirir artesanía de todo tipo, productos naturales, quesos, vinos y productos elaborados a base de cactus y aloe. Todo el pueblo se convierte en un gran mercado, que se articula en torno a la iglesia de Ntra Sra de Guadalupe, que data del siglo XVI. Hay varios bares en esta población, pero este día están todos abarrotados.

FUERTEVENTURA: Un paraíso para el turismo

Copio este titular de www.diariodefuerteventura.com pues me parece acertado, sobre todo dado el mes en el que nos encontramos. He estado en numerosas ocasiones en las islas Canarias, principalmente en los meses de enero y febrero, para escapar por unos días del invierno, recorriendo las siete islas, la Graciosa y el islote de Lobos, repitiendo cuatro de ellas en diferentes ocasiones. Este relato corresponde al viaje realizado del 28 de enero al 4 de febrero de 2017, en mi segundo viaje a Fuerteventura, isla situada a 3 hora de vuelo directo desde Bilbao, con Vueling. Como en nuestro anterior viaje nos alojamos en Corralejo, en el norte, para esta ocasión escogimos Caleta de Fuste, en el centro, y más en concreto el Barcelo Castillo Beach Resort, del que volvimos encantados.

Me gusta repetir destinos, pues así no tienes obligación de ir a ver las cosas “obligatorias”, sino a disfrutar de lo que te apetece realmente. Eso son para mí las auténticas vacaciones. En la docena de viajes que he realizado a Canarias no he estado tomado el sol en ninguna de sus playas, así que si buscas consejo de alguna de ellas, puedes dejar de seguir leyendo este artículo. Eso si, en Caleta de Fuste dimos buenos paseos costeros y disfrutamos de las puestas de sol y del castillo del siglo XVIII.

Caleta de Fuste pertenece al municipio de Antigua y está ubicado en la parte central de la costa este de la isla, lo que la convierte en un punto de partida inmejorable para hacer excursiones de un día por ella. En uno de los paseos costeros nos acercamos hasta los hornos de cal de la Guirra, declarados Bien de Interés Cultural y situados en la desembocadura del barranco de Miraflor, a un paso del Centro Comercial Atlántico, que cuenta con hermosos estanques.

Una de las tardes, nos desplazamos hasta un lugar muy cercano, el Museo de la Sal, para visitar las Salinas del Carmen, las únicas existentes en funcionamiento en Fuerteventura. En la playa del Muelito, sobre la que hay un bar, vimos un buen grupo de gaviotas y unas ardillas correteando por las piedras.

Otro de los días nos desplazamos al extremo norte de la isla, donde se encuentra el Parque Natural de las Dunas de Corralejo y la población del mismo nombre, de donde zarpan los barcos que se dirigen a la isla de Lobos, un pequeño islote de unos 4,5 km², separado de Fuerteventura por el estrecho de la Bocaina, cuya travesía dura 15 minutos. El Parque Natural del Islote de Lobos es un magnífico lugar para disfrutar de la naturaleza. En nuestro anterior viaje le dimos la vuelta caminando, pero esta vez no lo tomamos con más tranquilidad para poder tomar algo en un chiringuito. He visto que poco a poco este lugar se está masificando, siendo ahora posible comer en el islote.

Tras comer en Corralejo, decidimos pasar la tarde en la La Oliva, yendo directamente a la Casa de los Coroneles, edificio señorial construido en el siglo XVIII, que sirve en la actualidad para realizar exposiciones. Pronto nos vimos rodeados por un grupo de ardillas en busca de comida. Visitamos también la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en la que destaca el políptico del retablo mayor, obra de uno de los mejores pintores barrocos de Canarias, Juan de Miranda Cejas. Nos enteramos que al día siguiente había mercado y allí nos presentamos de nuevo.

El día siguiente resultó bastante intenso. Primero nos dirigimos a El Cotillo y más en concreto al Faro del Tostón, que protege una bravía costa. De allí fuimos a La Asomada para fotografiar la curiosa molina, continuando el viaje por el Parque Rural de Betancuria y los miradores de Morro Velosa (excelente vista) y Guise y Ayose, que cuenta con dos enormes estatuas de bronce, de casi 4 metros de altura, que representan a los antiguos reyes de Fuerteventura. Fuimos a comer a Betancuria, coqueto pueblo presidido por la iglesia de Santa María, concluyendo la jornada en Antigua, pueblo que cuenta con una interesante arquitectura popular, entre la que destaca la iglesia de Nuestra Señora.

La siguiente jornada nos dirigimos al sur, hacia la península de Jandía. Antes de llegar al Gran Tarajal tomamos un desvío hasta el Faro de la Entallada, monumental edificio que cuenta con excelentes vistas. La siguiente parada fue en Costa Calma, donde de nuevo las ardillas acuden a nuestro encuentro. Una vez en la península de Jandía concluimos nuestro recorrido en Morro Jable, deteniéndonos junto al Faro del Matorral, situado en la playa del mismo nombre, en la que también existe, a modo de escultura, el esqueleto de 15 metros de un cachalote que murió varado en esta costa. Se ha echado la hora de comer y lo hacemos en la zona del puerto, de donde sale el ferry a Gran Canaria.

En esta jornada vamos a cambiar de costa, pasando en primer lugar por Tiscamanita, donde se encuentra el Centro de Interpretación de los Molinos, en el se muestra la importancia que durante siglos tuvo el gofio como base alimenticia de los majoreros. Continuando el viaje, llama nuestra atención que en un paisaje tan árido haya montañas verdes. Finalmente llegamos al pueblo costero de Ajuy, donde podemos contemplar unos pequeños hornos de cal, aunque nos quedamos con la imagen de la fuerza del oleaje en esta zona de la isla, que contemplamos mientras comemos en un bar junto a la playa.

Por la tarde, de regreso a Caleta de Fuste, hacemos un alto en el camino en Pájara, capital de un extenso municipio sureño, que cuenta con un hermoso parque presidido por la iglesia de Nuestra Señora de Regla, construida entre 1687 y 1711, cuyo interior merece la pena visitar. Antes de llegar al hotel nos detenemos en Tuineje, para acercarnos hasta la iglesia de San Miguel. El viaje ha tocado a su final, pues al día siguiente, a media tarde tenemos el vuelo de regreso a Bilbao, que aparece en el panel rodeado de otros destinos europeos. Me gusta Fuerteventura.