Ni me alegro ni lo apruebo, pero sí me sorprende que la desagradable noticia haya tardado tanto en darse: un hombre estrella su coche con dos bombonas de butano y líquido inflamable contra la famosa sede del PP en la calle Génova. Esa cuya reforma pagaron en “B”, sí. En Twitter los comentarios salían a borbotones, mezclando chistes sobre Acebes diciendo “ha sido ETA” y expresiones de indignación. Y eso es lo más relevante: el hartazgo de la ciudadanía que ya no se contiene en Twitter.
¿Por qué?
Porque los dos grandes partidos españoles hace ya mucho tiempo que no acompañan a la ciudadanía a nivel de calle. Viven en su burbuja. Ya conocerán la noticia de que Ana Mato, después de dimitir, es recolocada en un puesto en el que ganará mil euros más al mes que como ministra (‘Libertad Digital’). El PP campea, como el Cid, con total impunidad. Y en la bancada del PSOE, un dinosaurio como Alfonso Guerra se despide dando lecciones porque no usará “ninguna puerta giratoria” (‘La Información’), ¡después de llevar 37 años en el Congreso tocándose el botón (de votar, claro)!
La nueva casta
Pero la España política es un gran teatro en el que, como decía Josep Pla, “nada se parece más a un español de derechas que un español de izquierdas”. Y es que unos y otros se necesitan para mantener el tinglado bien montado. Hasta los más nuevos: UPyD nació para recoger los sobrantes de PP y PSOE, y Podemos va a por los votos de los de Pedro Sánchez apoyándose en los de Rajoy. En ‘Diario Crítico’ entre otros han recogido la vergonzante discusión en Twitter entre partidarios de Podemos y del PP de Madrid haciendo comparaciones entre sus políticos y los personajes de ‘The Simpsons’. Ambos se necesitan.
Mientras tanto, la Policía…
En este mismo diario podían leer cómo el jefe de los antidisturbios “de Euskal Herria”, como decía en Twitter con sorna el genial Javier Vizcaíno, había sido detenido por conducir en sentido contrario y triplicar la tasa de alcohol. Pero las noticias sobre los agentes españoles no acabaron allí: “Detenido el jefe antidrogas de la Policía de Murcia por tráfico de drogas” leíamos con asombro casi al mismo tiempo en ‘Vozpópuli’. España va bien, amigos.
Y en la tele, basura
En medio de este barrizal, ya, lo último que podíamos esperar era a Jorge Javier Vázquez haciendo una defensa de su programa, el mayor exponente actual de la telebasura, y denunciando una persecución porque se le exija, como al resto, que respete el horario de protección infantil (‘Vertele’). ‘Sálvame’ es pura basura televisiva, con personajes de medio pelo ganando mucha pasta hablando mal, mintiendo intencionadamente y comiendo con la boca abierta ante las cámaras. Su pose, de forzada dignidad, es la pose de esa España casposa capaz de creerse importante cuando solo es un quiero-y-no-puedo.