Los resultados del CIS a nivel español me parecen creíbles, incluso pese a la cocina de este centro que se ha mostrado de pesadilla “chicotera” en otras ocasiones. La exigua victoria del PP, la consolidación del PSOE como segunda fuerza, y la tercera opción dividida entre Podemos y Ciudadanos es solo el resultado del manido “a veces todo tiene que cambiar para que siga igual”, y el reflejo de las dos españas a la que se suma una tercera que se deja llevar por el viento sin saber si sopla del Este o del Oeste.
El PP que ganaría
Vamos desgranando la actualidad de los partidos españoles: ganaría el PP, el de Granados y la “trama púnica” que permitió que uno de los consejeros estrella de Esperanza Aguirre desviara hasta once millones de euros a Suiza y Singapur (‘La Información’). Según el CIS, por lo tanto, ganaría las elecciones de una Esperanza Aguirre que, a su edad, se presenta como un mirlo blanco en cuyas narices sus colaboradores amasaron ese fortunón con concesiones públicas. Y ella jura que no se enteró de nada y nunca recibió un euro.
El PSOE, reforzado
Estoy tan convencido de que el PSOE va a obtener un resultado mejor del esperado en España como de que en Euskadi va a seguir sin levantar cabeza. De momento, en Andalucía no solo ha ganado las elecciones mejor de lo que muchos pensábamos (y me incluyo como “visionario” de este error), también está sabiendo retratar a la oposición: Susana Díaz dice “basta” (‘Andaluces.es’) y destapa el juego de Podemos y Ciudadanos, a los que acusa de tender la mano sin intención real de pactar. Solo para la foto.
Pablo Iglesias y Albert Rivera se funden
La ola contestataria que ha levantado Podemos, al final, podría surfearla Cuidadanos, un partido que sale de la cataluña más catalanofóbica para la España más española. Para evitar esa capitalización del desencanto, Iglesias mueve ficha: deja claro que los catalanes no podrán irse de España y elude posicionarse sobre los cambios normativos (la Constitución, principalmente) que permitiese articular una consulta vinculante (‘La Voz Libre’). Balones fuera… pero nunca a campo catalán. Por si acaso.
Y el que no se entera (o no quiere hacerlo)
En el inicio de esta campaña electoral, la fiesta de la democracia, un invitado sorpresa: Nicolás Maduro. El presidente venezolano se mantiene firme en su idiotez: todo lo malo que le pasa a Venezuela es siempre culpa de los demás. En este momento, de hecho, es culpa de las elecciones en España donde, según él, se ha urdido un plan para agredir a Venezuela y que este país entre en la agenda (‘República.com’). Si se refiere al apoyo de ida y vuelta de Podemos (tan legítimo como considerable), a poco llama “agresión”.