Huelga de hambre por Artur Mas

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Para mí es una noticia propia del 28 de diciembre, pero está pasando ahora: miembros de la Asamblea Nacional Catalana, plataforma que promueve el “procés”, se han encerrado, y según ‘OK Diario’ también hacen una huelga de hambre, para influir en los miembros de la CUP que deciden hoy si Artur Mas será “president”. Es solo el colmo de un ridículo que no tiene marcha atrás: la CUP, el movimiento asambleario, Artur Mas, Raul Romeva, la ANC y lo que queda de Convergencia hacen una sopa que nadie puede tomarse ya en serio.

Si lo dice Andrea Levy…

Andrea Levy, uno de los nuevos valores del PP, afirma que el gobierno de Patxi López que posibilitó Antonio Basagoiti fue un “engaño democrático”. En concreto, tuiteó que lo sería “que el líder que ganó las elecciones no gobierne”, como normal general. Norma que afecta hoy a Rajoy y, en 2009, a Ibarretxe. Personalmente, no estoy de acuerdo con Levy: López sí engañó (negando que pactaría con Basagoiti), pero quienes afirmaron que apostarían por el cambio (PSOE, Podemos, PNV) en campaña están legitimados para unir sus votos.

El PNV actuó correctamente

Ninguna marca (política, institucional, comercial o personal) puede controlar que aparezcan cuentas falsas en las redes sociales que, con su nombre o su imagen, intenten perjudicarles. Le ha pasado recientemente al PNV que hizo lo que tenía que hacer para detener el uso de su imagen para dañarles y alentar mensajes, en este caso, machistas: reportar a Twitter para que la empresa actuara con celeridad. Luego pueden venir otras actuaciones, pero lo más eficaz es notificar e insistir al soporte.

También lo hizo Alberto Garzón

El día de Año Nuevo también fue “movidito” en las redes sociales para Aberto Garzón, que en su Twitter se mostró como el primer sorprendido por la noticia de ‘El País’ de que el propio Garzón pretendía finiquitar IU. En Facebook, donde no existe el límite de los 140 caracteres, se explayó negando que su intención sea liquidar su partido político, pero también abrió la puerta a una reforma cuyo alcance no limitó, significativamente.

James Rodríguez, de rally por Madrid

La historia que hemos leído en ‘El Confidencial’ es de esas que te dejan con cara de pasmo: James Rodríguez fue cazado conduciendo a 200 kilómetros por hora, y perseguido por un coche camuflado de la Policía hasta la ciudad deportiva del Real Madrid. El futbolista declaró que no vio el coche policial y que no oyó los avisos porque iba con la música muy alta. Al llegar los agentes a la ciudad deportiva no le detuvieron, primero porque tuvieron que identificarse ante la seguridad privada, y después porque, agárrense, un personaje público está localizado.