Entiendo que el PSE quiera marcar perfil propio pese a compartir gobiernos con el PNV, y entiendo que a sindicatos o asociaciones de su órbita la confirmación de que, sí, se ha torturado, no les viene bien. Puedo entender muchas cosas, pero no alcanzo a comprender la negación de un conflicto que, a todas luces, existió. Si no, no habría leyes ad hoc para los miembros de ETA. Si no, hablemos claro, no habría habido un GAL que nació durante un gobierno socialista en España.
Uno menos
Sin duda es una buena noticia que a solo unos días de las elecciones catalanas parezca resuelto el caso de las tarjetas censales falsas. Las denuncias que aparecieron en Twitter y que no pocos se apresuraron a compartir, al final, han tenido explicación e incluso los tuits han sido retirados, según Maldito Bulo. La campaña catalana ha nacido, que nadie lo olvide, con los líderes nacionalistas presos o en el extranjero (para no ser detenidos), pero el recuento lo sigue haciendo la ciudadanía.
“Talegòn”
Beatriz Talegón fue una de las que amplificaron esa denuncia de fraude electoral, y aseguró que estaba realizando una investigación que sonrojaría a más de uno. Parece que los de Maldito Bulo se le han adelantado… O le han reventado el tema. Pero a la Talegón ya le da igual todo porque ha sido elevada a los altares políticos: ha catalanizado su apellido (se lo juro) y ha recabado apoyos internacionales por las presiones que recibe de una banda de chalados (algunos peligrosos) en Twitter.
Otro bulo que nos coloca Girauta
En el otro rincón, el de las estrellas consagradas del anticatalanismo, Juan Carlos Girauta insiste con las obsesiones de su partido en la recta final de la campaña: las escuelas catalanas, según Rivera, Arrimadas y el propio Girauta, han sido fábricas de adoctrinamiento, hasta el punto de que esta semana unos niños han dibujado un lazo amarillo con sus cuerpos. Y adjunta foto. Pero le han pillado: la imagen es vieja, es de Zaragoza, y la reclamación era una mayor cobertura oncopediátrica.
Wyoming, ser valiente es otra cosa
El autor del poema que ha salido publicado en una revista de jueces y del que hablaron en El Intermedio debería cumplir condena, sí, pero por pésimo gusto. Sin embargo en el programa de La Sexta decidieron comprar la versión de Irene Montero: que era machista y ella, claro, la víctima. Lo que es machista sin ninguna duda es que el mismo jefe que aseguraba que eres la mejor cuando era tu pareja te relegue a la última fila cuando tiene novia nueva. Esa también es la denuncia valiente.