La primera caída del guindo

Me está sorprendiendo la piel fina de algunos miembros de Bildu. Si hablamos de “la Cosa Nostra” en Euskadi, como hace Inarritu, que en la coalición se representa a sí mismo, todos estaremos de acuerdo no ha habido ni habrá organización más mafiosa que esa de la que fue jefe David Pla, ahora jefe pero en Sortu. Y el que no vea esto tiene un problema en la vista o en la ética. Podemos hablar también y hablaremos del vídeo sobre el piso que tiene alquilado Matute, pero la reacción, la victimización, la caída del guindo y las vestiduras rasgadas resultan sospechosas: ¿dónde estaban todos durante el acoso a Kai Nakai, hace solo una semana?

¿Qué no tiene que tocar Oskar, Gabriel?

Hay mucha gente que tiene problemas con la coma vocativa, por lo que no voy a afear a Gabriel Rufián haber convertido su tuit de apoyo (“Oskar no se toca”) en un aviso a Matute (“Oskar, no se toca”). Sí me sorprende el halo de “caballito blanco” que algunos regalan a otros. Cuando recibí el vídeo por WhatsApp, como cualquiera, solo lo pasé a quien creía que debía de verlo en mi entorno laboral y a mi madre. Nunca comparto vídeos “virales” en grupos de amigos o familia porque no me gusta colaborar en esas cuestiones. Yo sí lo tengo claro: Matute merece el mismo respeto en campaña que todos en todo momento.

Podemos despierta en Euskadi

Podemos se empeña en dar la razón a Yolanda Díaz en que la necesita para enderezar su propio rumbo: ha tenido que venir ella a Euskadi para “endurecer” (EPE) el tono contra Bildu, que es el partido con el que comparten tostada los morados. O se la come Bildu (y lo está haciendo) o se la come Podemos (y no lo está haciendo). La aversión al PNV, que es lo único que han mostrado las máximas representantes de Elkarrekin, ha servido solo para hacer seguidismo y deshincharse ante las y los de Otegi, que manejan mejor esa política del odio. Solo falta ya que despierte Eneko Andueza, o que tire, por fin, de dignidad política y personal.

“Imposición e inmovilismo”

Creo sinceramente que las y los ertzainas se pasaron ayer de frenada, literalmente: el colapso que provocaron es un exceso que perjudica, en primera instancia, a la institución. Denuncian “imposición e inmovilismo” e imponen no poder movernos. Pues vale. Están en su derecho, la manifestación estaba autorizada y esta vez la convocaron los sindicatos, pero sigue siendo la institución más sobreprotegida del país con, posiblemente el mejor convenio laboral. Y a esta conclusión llega cualquiera que habla con un ertzaina, que por suerte ya hay en todas las cuadrillas, no como cuando defender su carrera y su existencia era un acto político.

Y la última caída del guindo

Serthand lo ha tuiteado muy bien: “Siempre nos reímos de esto, pero en serio hay gente adulta por ahí que cree que pagando 50 € al mes les da para cubrir una hospitalización, una intervención o lo que sea”. Ese es su comentario a la noticia de que una influencer, Laura, de “Keto con Laura” ha explicado en TikTok cómo, pocas horas antes de ponerse de parto, descubrió que su seguro médico básico no cubría ni la urgencia ni la hospitalización. La estruendosa caída del guindo se ha convertido en una alabanza coral y justa a la medicina pública. Es evidente que no hace falta mentir para defenderla.