Zaid Ghonaim tenía quince años y ha sido enterrado en Belén. Lo asesinó el ejército israelí, le dispararon por la espalda, ahí es donde le dio una de las balas. La otra, la que posiblemente le matara, impactó en su cuello. Según varias fuentes, que se consultan en pocos segundos haciendo una búsqueda sencilla en Google, Zaid podría ser el decimoquinto menor de edad abatido a tiros por Israel solo en 2022. No es Ucrania, pero duele de la misma manera. La crudeza de los bombardeos indiscriminados de 2021 sobre Palestina sirvió para que muchos abrieran los ojos. No podemos cerrarlos ahora, por mucho que cueste seguir mirando.
¿Nos lo creemos o no nos lo creemos?
La final de la Champions League se llevó el pasado fin de semana todos los focos futbolísticos (sin hablar del desastre organizativo), pero si la final de la Copa de la Reina (Barça 6 – 1 Sporting de Huelva) no ha tenido más trascendencia es porque quienes la han organizado la han maltratado: un domingo, a las 11:30 de la mañana y en un campo de fútbol de Segunda División en el que, además, por la tarde se jugaba otro partido. ¿Es posible prestigiar el fútbol femenino de esta forma? ¿Alguien se cree que de verdad la Federación se toma en serio a las jugadoras cuando les arrinconan de una manera tan descarada?
Así es imposible
En unas elecciones no todos los partidos salen a ganar: algunos simplemente se juegan sobrevivir y otros compiten por mantener el liderazgo en la oposición. Es lo que busca el PSOE en Andalucía, alejado ya de cualquier posibilidad de victoria. Y lo busca mal: “Los ‘susanistas’ afilan los cuchillos contra Ferraz si Espadas queda por debajo de 33 escaños”, leo en El Independiente antes de pensar que en un partido dividido, en el que algunas y algunos esperan el batacazo propio, la derrota está asegurada. Y lo peor es que hablamos de un partido con ideología, no de aluvión, como Ciudadanos. Y ni así parecen mínimamente ligados.
Con Pablo Iglesias
Claro que tomo partido en la discusión tuitera (¿hay algo más tonto que discutir en Twitter?) entre Pablo Iglesias e Iván Espinosa de los Monteros y, no puede ser de otra manera, lo hago a favor del de Podemos. Y más si lanza un corolario como este: “Ni la pasta de tu padre te libró de ser un cateto”. No me han gustado algunas justificaciones de la violencia que hizo el Iglesias de La Tuerka y las tertulias (antes de la vicepresidencia), pero menos me gusta el perfil del de Vox: un tipo de extrema derecha que ha vivido siempre muy bien, como casi todos los suyos, y que ahora retuerce argumentos como modo de vida.
Yo miro a Euskadi
Quienes no dudan en retorcer datos y argumentos son quienes intentan extender a la CAV el caos español en los servicios sociales públicos. Sin embargo, cada tabla de datos ratifica que Euskadi is different. Por ejemplo, en otra discusión tuitera, ayer mismo, el PP de Madrid intentaba responder a Mónica García con los tiempos de espera para una operación en aquella comunidad. Pues bien, Melilla, aparte, según la tabla que tuiteó el PP, en Euskadi es donde menos esperamos para una intervención, donde menos operaciones pendientes hay por mil habitantes y donde menos pacientes acumulan seis meses de retraso.