Un país parado por el morro

Tendremos que observar con todo detalle cómo en la búsqueda de la conflictividad y en el objetivo de parar un país, la extrema derecha española y la autoproclamada izquierda vasca han coincidido en calendario, fondos y formas. El “paro académico” que en la CAV alentó y provocó Ikasle Abertzaleak ayer, actuando como una delegación vasca de una confluencia de sindicatos estudiantiles españoles, es el último episodio, de momento, de una campaña de desestabilización y paro del país. Cada sindicato, de su país, en principio. Pero vistas las “casualidades” uno deja de creer en las “coincidencias”.

Un idioma universal

El verdadero idioma universal no es el inglés, ni el esperanto, ni el del amor: es el de los sinvergüenzas. Esos hablan en todos los países de tal manera que se les reconoce, ya sea paralizando un país por el morro, porque toca, porque es fácil coger de rehén a quienes trabajan en nombre de quienes trabajan, ya sea proponiéndose para organizar una Eurocopa mientras masacras un país europeo a misilazos ultrasónicos. Lo de Rusia no es normal, es evidente que se trata de un país gobernado por un trastornado al que se le ha permitido hacerlo a cambio de que nos ayude a sostener modelos de consumo inasumibles.

Pues dicen que han sido los ucranianos

Las imágenes de Mariúpol a vista de dron son estremecedoras: una ciudad reducida a escombros por la artillería rusa, según cuentan las decenas de periodistas sobre el terreno de diferentes países. El Kremlin en sus medios de comunicación cuenta que esa devastación es obra del ejército ucraniano, al parecer, mientras se defendían del ejército ruso. Como mentira flojea un poco, pero así es la propaganda cuando se basa en la falsedad absoluta después de un mes de combates. Lo peor es que algunos la siguen dando por buena y redifundiendo, y encima con soberbia e incluso con chistes.

Sí, es el momento del carácter

Ante la que está cayendo, con la pandemia todavía sin abandonarnos, la guerra doliéndonos a todos aunque golpee solo al pueblo Ucraniano de momento, el alza de los precios, la tomadura de pelo de algunos productores e intermediarios, y los sindicatos de extrema derecha y vascos intentando convencernos de que nos joden por nuestro bien, necesitamos un poco de carácter. Así que el “joder” y el “hostia” que lanzó dolido Aitor Esteban durante su segunda intervención ante el ministro español de Exteriores por el Sáhara, por la presión del presidente de la comisión, son un poco los “joder” y “hostia” de todas y todos por todo.

Coches eléctricos en Bilbao

Después de manifestaciones ruidosas a diario y de “camionadas” aplaudidas por la extrema derecha española, la “ruta silenciosa” que han organizado para el domingo las y los usuarios de vehículos eléctricos de Bizkaia parece hasta una buena noticia. Tengo mis dudas sobre que este tipo de motor sea la solución, teniendo en cuenta que la luz no es precisamente una energía limpia ni barata, pero para resolverlas, precisamente, habrá un encuentro pasadomañana en el Itsasmuseum donde quienes aún tenemos vehículos de gasolina podremos acercarnos a ver modelos alternativos y conocer de mano de sus propietarios la experiencia.

“Hecho”

No tuve ni que buscar la reacción del PP vasco al acuerdo de su partido con Vox: llegó a mí con facilidad, solo unas horas después, nadie se escondía, por lo menos, Iñaki Oyarzabal, no. “Bien hecho” y tres emoticonos de aplausos, junto al tuit de su compañero, Fernández Mañueco, anunciando su pacto con la extrema derecha. Ese fue su mensaje. Claro. Diáfano. No hace falta añadir más. Al presidente del PP alavés le parece muy bien ese pacto con Vox. Y el tema territorial no es menor porque la única representante de Vox en la CAV, ese partido al que aplaude por pactar, es una parlamentaria por Araba.

“De luto” y “miedo”

Sobre la misma noticia, Aitor Esteban se expresaba de un modo completamente contrario a Iñaki Oyarzabal: “El acuerdo PP-Vox en Castilla y León es un gravísimo error y una malísima noticia para la democracia”. La respuesta en la cuenta oficial del nuevo socio del PP, aplaudido por el líder alavés del partido de Núñez Feijóo, era esta: “Están de luto. Y comprendemos su sentimiento, y su miedo al más allá”. ¿Qué quiere decir la ultraderecha española? ¿Quién ha empoderado a quienes defienden abiertamente el franquismo si no ha sido el PP abriéndoles las puertas de un gobierno? ¿Luego, quién va a responsabilizarse? ¿Oyarzabal?

“Un asedio medieval”

En marzo de 2022 hemos visto a la extrema derecha española entrar en un gobierno de la mano del PP (y tenemos que asegurarnos de que esto quede grabado para siempre en su historia) y estamos viendo diecisiete días de invasión rusa sobre Ucrania, incluido “un asedio medieval” (EPE) sobre una de sus ciudades más importantes, Mariúpol, de 400.000 habitantes. Quienes resisten en sus calles y en sus casas no tienen agua, ni comida, ni modo de calentarse. Les están invadiendo, masacrando y debilitando mientras la comunidad internacional decide cómo parar a un ruso loco con un arsenal nuclear a su disposición.

“Un horror”

Un histórico del baloncesto catalán, Jordi Villacampa, dio a conocer en su Twitter que otro histórico del mismo deporte en Ucrania, Sasha Volkov, se había incorporado a las tropas de su país para detener la invasión rusa. “Un horror”, tuiteaba junto a dos fotos. En la primera, se ve a los dos en una cancha de baloncesto, ya como exjugadores. En la segunda, solo aparece el que fuera también ministro ucraniano de Deportes con uniforme militar, junto a un rifle, mirando su teléfono en el asiento de un coche. El cambio de vida del ex de la NBA es solo uno más, realmente, pero por su fama llama más la atención y por eso lo contamos.

“Intervengan”

Por supuesto que estoy dispuesto a solidarizarme con Ucrania, a bajar un grado la temperatura de mi calefacción y a consumir más productos de proximidad, pero nada de eso es incompatible con sumarme a la exigencia de Eduardo Bayón en Twitter: “¿Quieren que se consuma menos gas? Pues que lo regulen y dejen de apelar a los ciudadanos. Ya hemos vivido eso con los llamamientos a la responsabilidad individual durante la pandemia. Intervengan, que para eso tienen el poder de los Estados”. He sido un ciudadano responsable en las crisis, en la pandemia y lo seré en la guerra. Solo espero que quienes gestionan hagan su parte.

Delinquió

Juan Carlos I no será juzgado en España. Pero no lo será porque los “delitos” (lo entrecomillo porque lo cita el fiscal, según El Plural, no porque la palabra genere dudas) que ha cometido han prescrito o no pueden ser juzgados porque los cometió bajo el manto de la inviolabilidad que protege al jefe de Estado español. También al actual, por cierto. Un manto que se estira: es imposible pensar que es casual el anuncio de la fiscalía en la tarde de la mañana en la que se celebró un pleno en el Congreso sobre la guerra en Ucrania, la más importante desde la II Guerra Mundial. Sigue protegido. Sigue haciendo lo que quiere.

Acomplejados

Después de confirmarse el escándalo (que es lo que sería en un país con un poco de respeto por sí mismo) de que la fiscalía no encuentra indicios para iniciar un proceso judicial contra Juan Carlos I porque alguien dejó pasar el tiempo y porque alguien le permitió delinquir, en la cuenta en Twitter de las Nuevas Generaciones del PP tuiteaban un retrato oficial del jefe de Estado con la frase: “En fila de uno para pedir perdón”. Es necesario tener una mentalidad muy servil y acomplejada para someterse ante un tío que se reía abiertamente de la ciudadanía mientras acumulaba millones y mandaba comprar contadoras de billetes.

Soberbio

Los quince minutos que dediqué a ver el discurso de Aitor Esteban en el pleno del Congreso sobre Ucrania son los mejor invertidos de mi tiempo de trabajo en lo que llevo de año. El diputado de EAJ-PNV estuvo, simplemente, soberbio. Y cuando esto sucede también hay que decirlo para prestigiar la política. Esteban repasó la historia de Ucrania, la vinculó con la nuestra y llamó a las cosas por su nombre, sin ponerse de perfil ni funambular: la situación es tan desgarradora que tenemos que elegir si queremos armar a las y los ucranianos para que luchen por nosotros o que Europa envíe tropas y la escalada vaya a más.

Yelena Osipova

Hasta ayer no conocía ese nombre ni a la persona que puede llevarlo con orgullo: se trata de una “anciana superviviente del Sitio de Leningrado” que se ha manifestado en Rusia contra la invasión sobre Ucrania, por lo que ha sido detenida. Osipova es ejemplo de coraje, porque hay que ser muy valiente para manifestarse contra un tirano enloquecido como es Vladímir Putin, es ejemplo de dignidad, es ejemplo de pacifismo y, a la vez, de acción, porque la octogenaria no pudo quedarse en casa, no pudo no hacer nada, no pudo evitar recordar la guerra a la que sobrevivió y se lanzó a la calle con dos carteles y una pena tan grande como su determinación.

Disfrute

En medio de la locura rusa sobre Rumanía y de la muy meditada decisión de la fiscalía de pasar de líos con Juan Carlos I dadas las circunstancias, hablar del Athletic parece una banalidad. Pero la necesitamos. Por lo menos, yo sí, porque para mí es disfrute. Así que voy a pasar de quienes dijeron que “no comparecemos en las grandes citas”, como si esta temporada no hubiéramos disfrutado (ni las anteriores), también de quienes claman: “Cuánto daño nos hace el ‘Beti Zurekin’” y luego se emocionan con el ‘You’ll Never Walk Alone”, y de quienes solo consideran buen athleticzale a los que se flagelan con la autoexigencia.

Ha empezado otra guerra

La guerra que ha iniciado Vladímir Putin en Ucrania no es una guerra más, aunque no es la única que se libra en el mundo ni la primera retransmitida en directo (el ataque de Israel sobre Palestina de hace unos meses ya lo vivimos minuto a minuto). Y es una guerra especial porque sucede a las puertas de Europa y porque Rusia es un país enorme, con un potencial militar difícil de igualar, con un líder que no responde ante nadie, y que se ha preparado durante años, posiblemente, durante décadas, para librar y ganar cualquier guerra energética y digital (con ciberataques) que se le presente. A eso nos enfrentamos.

No, no vale todo

Cualquiera que se atreva a mirar de frente a lo que nos enfrentamos abandona de inmediato cualquier discurso bonista sobre la guerra, el diálogo y los pueblos hermanos. A un agresor siempre le para alguien, nunca para él solo. Pero tampoco vale todo: “La presencia de altos cargos con ideología neonazi y/o de extrema derecha en el seno de la OTAN” (Público) no es permisible. En una guerra hacen falta personas con inteligencia y sensibilidad, y la historia nos ha demostrado que ningún fascista lo es. El grupo de izquierdas europeo, The Left, hace bien en dirigirse a la Comisión para que intervenga a las puertas de un conflicto.

Un poco más cerca

La guerra de Rusia contra el sentido común en Ucrania ha eclipsado el gran tema español: la salida de Pablo Casado del Congreso, donde se despidió con estas líneas que también ha tuiteado: “Entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores, el respeto a los adversarios y la entrega a los compañeros”. El sufrimiento que le generaron sus propios compañeros me pareció horroroso, pero no por ello voy a aplaudir a un Casado que ha hecho una política más de calificativos que de lo sustantivo (y así le ha ido), y que ha sido un activista del bajo nivel de la democracia que padece su propio país.

No, no facturan como “comisionistas”

La indecencia de Putin y la desvergüenza de Casado no pueden hacer que nos olvidemos de que la crisis política en España empezó por una posible comisión del hermano de Isabel Díaz Ayuso en un contrato de un proveedor de mascarillas. Que tenga precaución con la descripción de los hechos no significa que trague con cualquier cosa, como parece que hace Cristian Campos, por lo que leemos en su tuit. El jefe de Opinión en El Español cree que “comisionista” es un epígrafe para autónomos, que “comisión” se factura así, y que si no lo haces estás libre de toda sospecha (sobre todo, si eres del PP). Claro que sí, guapi.

La culpa la tiene siempre los vascos

Pablo Echenique, escarbando en el nivel político español, se ha unido esta misma semana al viejo mantra de que, pase lo que pase, la culpa siempre la tenemos vascos: el PSOE, el partido que es socio de gobierno de Podemos, tumba la iniciativa de una empresa pública de energía en España y el que fuera mano derecha de Pablo Iglesias señala al PNV. ¡Claro que sí! Porque la gente en España y en Euskadi es tonta y, total, si traga con que Casado respeta al rival y que si en una factura no aparece el concepto “comisión” no lo es, ¿por qué no va a tragar con que el enemigo de la energía barata es el principal partido vasco?

El eco castellano-leonés

La lectura ya más sosegada de los resultados electorales en Castilla y León, elevados a anticipo de unas Generales por el empeño de Casado y la participación de Sánchez y Abascal, nos sigue dando reflexiones interesantes, como la que hizo a vuelapluma Aitor Esteban en clave vasca: “Unas elecciones muy lejanas. Abstención en el municipio del Condado de Treviño: 64’11%. Abstención en La Puebla de Arganzón: 59’59%. Abstención en la provincia de Burgos: 37’19%”. La excepción burgalesa en el territorio alavés ha vuelto a mostrarse ajena a un proceso electoral que le atañe pero que ni le ocupa ni le preocupa.

Haciendo cosas nazis

A Jorge Buxadé ya le vimos arrastrado por sus propios compañeros, entre collejas, porque había salido muy alegre al atril durante el mitin de fin de campaña de las elecciones catalanas de 2021. El pasado domingo, el eurodiputado de Vox celebró los resultados de su partido en Castilla y León también muy arriba, cantando “obrero y español” a sus parroquianos. Una canción que es, qué casualidad, la que corean en sus manifestaciones los integrantes de Hogar Social Madrid, esa asociación de ultras, de neonazis, de cabezas rapadas. Esa y no otra fue la tonadilla que vino a la cabeza pelada de Buxadé en plena algarabía.

Ayuso, sin complejos

Isabel Díaz Ayuso sabe todo esto porque de tonta no tiene ni un pelo, aun así, está “a favor de pactar sin complejos con la ultraderecha: ‘Que no importe lo que opine la izquierda’” (Público). La presidenta de la Comunidad de Madrid quiere gobernar con quienes corean canciones de grupos nazis y con quienes anuncian, en su primer pulso negociador, que pedirán la derogación de la ley autonómica de Violencia de Género y el decreto de Memoria Histórica. Medidas que ha impulsado o gestionado el PP, que es el partido que lleva gobernando Castilla y Léon más de 30 años seguidos con su característico “progresismo”.

¿El pueblo? ¿Qué pueblo?

Pero lo del PP no es tanto amor al facherío (que también) como su afición a disparar con pólvora del rey: las elecciones las pagamos todos y sus consecuencias quienes serán gobernados por la derecha sufriendo las extorsiones de la extrema derecha. Y Ayuso promueve ese pacto con Vox, con todas sus consecuencias negativas, sin pensar en el bien de la ciudadanía castellano-leonesa: “Génova se indigna con Ayuso: ‘Ha roto la tregua al primer día’” (Vozpópuli). Todo lo que está pasando va del PP, de sus luchas intestinas y de cuánto tiempo podrá aguantar Casado al frente del partido con su equipo.

Y la izquierda, a lo suyo

Después de que el PSOE haya perdido las elecciones (en la anterior cita con las urnas en Castilla y León fue la opción más votada aunque acabó gobernando el PP con Ciudadanos) y de que Podemos haya enterrado el listón de sus expectativas, tocaría una autocrítica. Y solventarlo todo con la excusa sociológica de que la autonomía es así de facha no cuenta, precisamente, como tal. Galleto Fontanedo lo tuiteaba con sorna: “Una manera muy buena de recuperar los votos perdidos es insultar a los votantes. No hacer ni un poco de autocrítica y llamar masa aborregada a la mayoría política , una estrategia sin fisuras”.