Las contradicciones

No parece que haya sido un buen fin de semana para Bildu. No entro ya a valorar la nueva tradición de hacer campaña sin el candidato: ya sabemos por qué querían ocultar a Pello Otxandiano. Y barruntamos por qué quieren hacer lo mismo con Pernando Barrena. Pero ni así se libran de contradicciones flagrantes: Miren Zabaleta hablaba “del pueblo vasco y de las navarras y navarros” (y en Bildu así lo tuiteaban), como si fueran elementos diferentes. Y el torero Morante de la Puebla, que estuvo en las fiestas de Azpeitia (municipio gobernado por Bildu) el año pasado y que volverá este, le ha brindado un toro a Santiago Abascal. Toma ya.

Era por amor. O no

Ni lo de Pedro Sánchez ni lo del PSOE es una contradicción: simplemente, es una jugarreta. “‘¡Pedro, Begoña, estamos con vosotros!’, el grito que mete en campaña a la mujer del presidente”, titulan en Vozpópuli. Un grito de guerra, o de campaña, que lanzó María Jesús Montero en Sevilla. Una soflama que demuestra que aquellos cinco días de reflexión solo fueron un golpe de efecto y que la entrada de Gómez en campaña es otro golpe de efecto. ¿Volverá a salirle bien la jugada a Sánchez? Es probable. Yo sigo con lo mío: lo que me deja con cara de pasmo es que entren al trapo, por seguir con lo taurino, algunas y algunos periodistas.

Liberales

En el PP andan un poco desorientados: su campaña es un cajón de sastre contra el PSOE, tan de aluvión que es difícil saber qué proponen salvo quitar al PSOE del gobierno de España mientras votamos para Europa. Y al mismo tiempo, en su pulso con Vox no le ganan ni un centímetro a los ultraderechistas, y eso que intentan debilitar a los de Abascal: “El PP ha contactado al menos dos veces con Espinosa de los Monteros tras abandonar Vox” (El Plural). Ante estas evidencias crece el runrún de que Núñez Feijóo está perseverando en su error: el PSOE crece por el centro porque el PP ha renunciado a ocupar ese espacio.

Que no vayan con los fachas

No creo que el sector primario en Euskadi vaya a tener problemas para generar simpatía y empatía hacia sus reivindicaciones. Cualquiera que tenga un contacto mínimo con sus profesionales es consciente de las dificultades que Europa les ha añadido. El único riesgo que corre este sector, imprescindible en todos los casos, es el de equivocarse de socio en sus manifestaciones: los sindicatos de la izquierda vasca y los partidos de la derecha española no lo van a defender, lo van a utilizar como ariete contra los gobiernos que no controlan. La cabeza fría junto con la justicia que ya le acompaña serán sus mejores argumentos.

Esa fue la vergüenza

No hace falta ser del Real Madrid para sorprenderse y admirar la manera de ganar de ese equipo. La final de la Copa de Europa fue un gran espectáculo que la rutina de la victoria madridista rebajo. Un show que no disfrutaron muchas y muchos invitados al campo. Lo vimos todos en televisión y Nacho Carretero lo explicó en X como pocos: “La vergüenza de ayer fue ver que la UEFA –una vez más– se queda con casi la mitad de las entradas. El lateral estaba casi vacío cuando arrancó la segunda parte. Influencers, famosetes y enchufados comiendo bocadillos con miles de verdaderos hinchas sin poder entrar en el estadio”.

No al cierre, no a la reapertura

En el asunto de Corrugados Azpeitia hay varias evidencias: que existía la intención de reabrir la empresa y también un plan (a estas alturas, discutirlo sin sonrojarse es un mérito en sí mismo), y que Bildu ha intentado convertir un conflicto de industria y empleo en un conflicto político para justificar una decisión muy difícil de explicar (de hecho, no han sido capaces de hacerlo). Y desde ayer, una más: el papel de los sindicatos vascos ha quedado en entredicho. Mientras se manifestaban contra los despidos actuaban justificando una decisión de partido (de Bildu) en contra de centenares de oportunidades de trabajo para una comarca.

No a la ficción

Euskadi es un país muy pequeño en el que al final acabas conociendo a todo el mundo. Por eso, cuando intentan convencernos de imposibles (y algunos llevan 40 años en ello), las cogemos al vuelo y hasta nos reímos de ello. Del asunto de corrugados, pocas cosas tan acertadas he leído como este tuit con forma de sinopsis: “‘Corrugados, la película’, según Bildu: un malvado grupo empresarial extremeño viaja al corazón del Urola, alegando querer reabrir un negocio rentable, con el fin de tramar junto al Gobierno Vasco y la Diputación una oscura conspiración mediática contra la alcaldesa local”.

Un nivel más

El entorno de la izquierda abertzale está en una evidente escalada de agresividad. Los ataques a batzokis o Ertzaintza que factura Ernai no son casos aislados: un grupo que se autoproclama de republicanos vascos ha cortado, rotaflex en mano, los hitos que hay en los montes y que delimitan la separación entre territorios desde hace más 150 años. Bueno, para mí es eso, una marca territorial. Para ellos es una frontera. ¿Qué será lo próximo, hundir el barco que une Hondarribia con Hendaia porque nos recuerda que hay dos orillas en el Bidasoa y eso también es una frontera en sus mentes, igualmente cortadas con rotaflex?

He aquí el fascismo

Llevamos varios días advirtiendo que algunos en Euskadi no son capaces de reconocer a un fascista aunque lo tenga delante… Ni aunque lo tenga delante, al lado o detrás todo el día. Tampoco lo son en España, donde Vox lleva años marcando las agendas informativas y, cada vez más, el paso político: lo de la rojigualda, la foto del jefe de Estado y el himno español en los colegios de Murcia cada mañana es otro pasito más en su particular escalada. Pero una profesora de aquellos centros aclara: la bandera ya está, un ayuntamiento no puede obligar a nadie a poner retratos de Felipe VI y el himno se limitará a actos solemnes.

Ongi etorri, Alkate

En una semana en la que las políticas española y vasca han estado marcadas por conflictos evitables, yo no voy a dejar pasar la oportunidad de dar una buena noticia: la de la reincorporación a la actividad del alcalde de Bilbao. Tenemos que celebrar cada regreso después de una convalecencia, sea por la enfermedad física o mental que sea. Me conformo con sacar ese saldo positivo de la pandemia que todavía nos rodea y amenaza: celebrar la vida, la buena salud, la vuelta a la normalidad, el reencuentro con los que damos por hecho que van a estar ahí y, por desgracia, a veces dejan de hacerlo. Buen regreso, Alkate. Y ahora, a la pelea.

Qué desfachatez

No sabía si realmente titular este párrafo con una de estas palabras: “Desvergüenza”, “desmemoria” o “desastre”. Al final, que Felipe González dijera en El Hormiguero que “la deslealtad a las reglas de juego se paga” creo que es una desfachatez. Porque quien proyecta una sombra en forma de “x” no puede hablar en esos términos de nada y menos de indultos cuando dos miembros de su propio gobierno, Barrionuevo y Vera, fueron indultados por Aznar después de haber sido condenados por una acción del GAL. Ya sé que González, si algo ha mostrado siempre, es que no es de los que se sonrojan cuando hablan.

Balones, fuera

O Arkaitz Rodríguez no distingue entre un fascista y una castaña o sabe muy bien que con su tuit, en el que compara al PNV y a Vox porque la Ertzaintza se ha hartado de ser el pimpampún de Ernai, intenta desviar la atención hacia un enemigo común todavía mayor. Ojo, que el tema no es menor, porque de un señalamiento pasa a otro más amplio, porque evidencia que la violencia para las filas que lidera es un método de resolución de conflictos propis y un modo de aliviar tensiones internas, y porque habla del supuesto fascismo de otros para tapar prácticas fascistas tan evidentes como ese tuit y todo lo que lleva implícito.

Por ejemplo

Igual me he excedido en mi anterior párrafo y Arkaitz Rodríguez desconoce por completo lo que es un fascista. Voy a darle una pista, esto también lo es: “Vox pide que el himno de España suene todas las mañanas en los colegios de Murcia. El grupo municipal del Ayuntamiento de Murcia reclama en una moción que cada centro educativo tenga una bandera nacional en la entrada y una foto de Felipe VI en cada clase” (La Opinión de Murcia). No tengo nada en contra del himno español, pero que el partido que recibe los votos de quienes añoran el anterior régimen proponga adoraciones patrióticas tan parecidas a aquel no es una casualidad.

Y por cierto

La intervención de Miguel Ángel Leal, el responsable de la empresa que quería abrir Corrugados Azpeitia, no solo era esperada: cambia el papel del ayuntamiento en un asunto que trata de centenares de personas que podrían encontrar o mejorar su empleo. Bildu sigue adelante intentando desviar la atención (otra vez) hacia la política de partidos cuando esto va de gestión y voluntad: si el proyecto es correcto, ¿por qué no se lleva a término? Si no lo es, ¿por qué (o por quién) la alcaldesa se ve obligada a mentir? Bildu ha convertido este tema en una vía de agua en su propio casco, y en vez de taponarla, ahonda en ella.

Era una campaña… Y también me sorprende

El supuesto equipo de eSports que había presentado Celia Villalobos, prestándose además a ser su imagen, al final, ha resultado ser parte de una campaña para una cadena de ópticas. Los que nos pasamos el día mirando pantallas sabemos muy bien cuál es el vínculo. Y el atrevimiento de Villalobos para poner en marcha un equipo de gamers o para ponerse en manos de una agencia de publicidad y una empresa, en este caso, de gafas, me sigue sorprendiendo y desconcertando. Ya sé que los políticos son personas, con curiosidad y necesidad de ganarse la vida, pero si me dan a elegir, me quedo con los videojuegos.