Dos eurodiputados

Es público y notorio que no me cae bien Carles Puigdemont como no me caen bien los políticos iluminados que retuercen los argumentos siempre a su favor sin un destello de autocrítica. Pero me alegró profundamente por lo que significa que tanto él como Toni Comín iniciasen ayer los trámites para ser finalmente eurodiputados, lo que les corresponde según el TJUE. Porque supone tranquilidad para unas familias y que otras, angustiadas viendo a sus seres queridos en la cárcel injustamente, se reconforten ante la posibilidad de que Europa corrija paulatinamente los excesos de España.

Que la política no pare

Junto a Puigdemont y Comín me gustaría ver a Junqueras. En realidad, me encantaría ver a todos haciendo política en Catalunya con normalidad, avanzando hacia el independentismo con la fuerza de la razón y una mayoría que se gana día a día, ley a ley, mejora a mejora. Por desgracia, no es así y Puigdemont usará su asiento como MEP para otros menesteres (no será el primero ni el último) mientras Junqueras tendrá que seguir animando a avanzar desde la cárcel. Su petición para que la negociación entre ERC y el PSOE no se vea interferida por la sentencia del TJUE solo habla bien de él.

No como en España

La petición de Junqueras, el impulso de la UE, lo que pueda avanzar Puigdemont hacia la normalidad desde el parlamento europeo… Contrasta con el bloqueo de la política española: el gobierno tenía que haberse formado después de abril, no de noviembre, y en algunas comunidades adoptan el no-avance como modo de vida. Lo de Isabel Díaz Ayuso es ya difícil de calificar sin caer en lo obsceno, que es precisamente lo que ella hace: “Asegura que no presenta sus presupuestos porque ‘a lo mejor en enero tenemos un ministro de Hacienda etarra’”, leemos en Eldiario.es

Bloqueo, cuando no es retraso

Algunos políticos viven en el bloqueo en España y, por lo que parece, con cierta comodidad, y algunos periodistas, directamente, han caído en el retraso. Cristian Campos es uno de esos trogloditas que porque se creen liberales se creen modernos pero no pasan de inquisidores con Twitter. Hace solo un par de días escribía esto: “En el clavo, Arcadi. Hay que dejar morir al gallego y al catalán (y al vasco, la más absurda de las tres lenguas). Primero, por inútiles. Segundo, por caras. Tercero, por débiles. El día que desaparezcan nos habremos quitado un problema de encima”. Qué pensamiento más triste.

Ser patriota no es ser nazi

No negaré que Roman Zozulya ha hecho algo significativo asegurando que él no es nazi, que solo es un patriota ucraniano. Puedo entender el sentimiento patriota porque lo comparto, pero no por eso caigo en ciertos errores vinculados casualmente con el nazismo, personajes relacionados con él o batallones formados por neonazis. Las excusas de Zozulya son paupérrimas y sirven solo para decir que las ha dado, pero eso no implica que resulten convincentes. Así que yo me cuidaría mucho de identificarme o solidarizarme con él, como hacen algunos jugadores o periodistas.

Quién y Enrique Dans

No podía pensar hace unos días que para hablar sobre el cambio climático en 2019 iba a traer a la columna a Enrique Dans, pero así es. Y lo rescato, unos cuantos años después, porque en su blog recoge las “variadas formas de ser imbécil” negando ese cambio climático y sus consecuencia. Dans es duro contra quien rechaza el consenso científico, contra quien lo admite pero pide a otros que hagan algo antes, contra quien cree que si hacemos algo perderíamos calidad de vida e incluso pondríamos en riesgo a parte de la población mundial. Sí, todos estos tipos de imbécil existen y Dans rechaza sus argumentos con habilidad.

Si les pides que aprieten… Aprietan

La política es un arte difícil en el que es imposible contentar a todo el mundo. Por eso precisamente tienen éxito los populismos. Y su presencia, para cerrar el círculo, complica la política (y la empeora). Por eso en política es importante no regalar la capacidad de influir, error que han cometido algunos en Catalunya: hoy los CDR presionan a ERC para que no negocie con el PSOE y Podemos una investidura o lo haga en términos maximalistas. ¿A quién beneficia este pulso? Al PP y a los populismos de distinta tendencia (a esos, siempre). Así que toca ser valiente… Y generar descontentos.

¿Qué es el “impeachment”?

Hemos hablado de buena política y ahora lo hacemos de buen periodismo con el hilo en Twitter de José Ángel Abad sobre el “impeachment” a Trump. El corresponsal ha demostrado la diferencia entre un profesional y un periodista del montón: ha usado un canal, se ha adaptado a sus especificidades, ha aprovechado su conocimiento específico en un tema y ha explicado una cuestión compleja con claridad. Porque ese puñado de tuits vale más que muchas crónicas para conocer a qué se somete Trump y qué puede pasar después. Abad adelanta que, honestamente, nadie lo sabe.

Nos toca demostrar que nos lo creemos

El próximo 5 de enero hay partido en San Mamés: el Athletic se enfrenta al Barcelona, que va líder en la Liga, y parece que el Club pondrá entradas baratas a disposición de los socios, como ha hecho en otras ocasiones. ¿Por qué no íbamos a llenar nuestro campo para animar y participar de la gesta de enfrentarnos al mejor equipo? ¿Porque son jugadoras y no jugadores? ¿Porque no salen en los cromos ni en los periódicos deportivos? Nos toca demostrar que nos creemos lo de la igualdad, que no hacemos diferencias cuando el resto de circunstancias son las mismas y que somos capaces de pagar por ver también su esfuerzo.

¡Qué viejos somos!

Muchos de los lectores (sobre todo, ellos) reconocerán el Doom, aquel videojuego “en primera persona” que nos tuvo enganchados a una pantalla y que supuso una revolución en el sector. Ayer este entretenimiento con nombre propio cumplió 26 años para recordarnos lo viejos que somos y lo que ha cambiado el sector: hoy los juegos son parecidos en mecánicas y precios… Pero no tienen nada que ver en motores, desarrollos y animaciones a aquel montón de formas geométricas que a veces se cargaban con dificultad. Entonces no se jugaba en línea, claro, y entonces tampoco nos escondíamos para jugar.

¿Qué es «barbarie»?

Con el pacto exprés entre Sánchez e Iglesias, las reacciones de los partidos, y los cortes de carreteras en Catalunya, esta noticia de La Vanguardia casi ha pasado desapercibida: “Los CDR amenazan con seguir llevando el caos a Catalunya si no se cumplen una serie de exigencias que anoche hicieron públicas a través de Twitter. Mientras haya ‘rehenes, no haya libertad de reunión y de expresión y no podamos ejercer el derecho a la autodeterminación, habrá caos’. ‘Independencia o barbarie’, apuntan”. ¿A qué se refieren con “barbarie”? Porque en Euskadi ya conocemos a los de “piensa como yo o te mato” y no se lo recomendamos.

Iglesias ya va avisando…

Es evidente que Pablo Iglesias ha ganado la primera mano después del 10-N, pero está por ver si ganará la partida. Antes de que se concrete nada ya va avisando a los suyos de que se lo van a poner difícil. Se está vendando de arriba a abajo sin que nadie le haya hecho el primer rasguño porque sabe que vendrán las laceraciones y hasta quien hurgue en las heridas. Gobernar es muy difícil y generar insatisfacción y frustración, muy fácil, sobre todo si has anunciado el asalto a los cielos y, de momento, vas de sillón en sillón. Como dice un buen amigo: “Cuántos lloros de las plegarias atendidas”.

El equipo económico de Vox

Ahora que ya casi todos llaman ultraderecha a la ultraderecha (algunos de los que han llamado “centro” siempre a Ciudadanos se resisten, como quienes les han aupado en sus programas de televisión), lo mejor que podemos hacer para frenar a Vox es dar a conocer sus medidas, especialmente las económicas. Y parece que nos lo van a poner fácil porque ya han anunciado un equipo económico con cinco expertos que espero que hablen alto y claro de sus ideas ultra, en este caso, ultraliberales como el fin del sistema público de pensiones, el de Sanidad o el fin también de la declaración de la renta.

No, desquiciado por Twitter

Si finalmente José Manuel Soto ha votado a un partido facha, después de hacer campaña por los valores que representa ese partido desde Twitter, no me da ninguna pena que ahora lo linchen metafóricamente en la red social. Pero independientemente de lo que haya hecho, me sirve como ejemplo de lo que es ese ecosistema en miniatura: el cantante empezó a hacer comentarios políticos y hoy es víctima de su propia incontinencia, de la interacción (aunque sea negativa), de cómo cualquiera acaba deseando seguir opinando aunque le zurren porque tiene opiniones de mierda (por retrógradas), como en su caso.

Mejor si lo cambiamos

Para evitar que nos enganchemos a las redes sociales de la peor manera Instagram está probando qué pasa si dejamos de ver los “likes” en una foto. Es decir: podemos dar al “me gusta” pero no podemos ver cuántos corazoncitos tiene esa foto. Así eliminan el componente competitivo y, seguramente, la ansiedad entre los usuarios más vulnerables como los y las adolescentes. Claro que también modifican el modelo de negocio de las y los influencers y esto es importante como apuntan en Trecebits: las empresas tendrían que consultar a Instagram por los datos y eso ubica a la red social en el centro del business.

Lo que diga Vallín

Igual que soy un columnista peor de lo que me gustaría estoy seguro de que sería un cronista peor de lo que imagino, pero incluso con esa certeza sigo sintiéndome un cronista frustrado. Tal vez por eso disfruto tanto con las crónicas deportivas y políticas. Entre las segundas brillan las de Pedro Vallín en La Vanguardia por lo bien que conoce la corte, por eso era de los pocos que se acordaban de esto: “Una aclaración: es falso que este acuerdo no llega seis meses tarde, sino cuatro años. Era el pacto obvio en diciembre de 2015, cuando juntos, PSOE, Podemos e IU sumaban casi 12 millones de votos”.

No lo entiendo

Otra periodista, Rebeca Carranco, ha ido relatando en Twitter los piquetes de la carretera a la frontera entre Catalunya y Francia. Ha sido muy interesante seguirla porque ha ido detallando las numerosas acciones encaminadas a detener el tráfico y, como consecuencia, el país. Yo, por mucho que me esfuerce e intente informarme (también sigo el canal de Telegram de Tsunami Democràtic), sigo sin entender cómo se gana la razón y cómo se construye un país paralizándolo, destrozando sus infraestructuras, provocando a su policía y emitiendo al exterior una imagen de desgobierno y descontrol.

Hasta los hue…

Al próximo que me diga que Ciudadanos es un partido de centro le voy a soltar: “Y tú eres gilipollas”. Tengo tanto sueño acumulado por culpa de una campaña innecesaria y tanta mala leche por todo lo que ha permitido el periodismo a esa gentuza de la extrema derecha que le voy a declarar la guerra al eufemismo y a los claims de campaña. Y ya de paso, le voy a declarar la guerra a los que pagan a 90 días, a los que solo ponen tapa a los del pueblo y a los que no usan los intermitentes. Pero a los primeros, a esos que también denuncia Rafa Cabaleira: “‘El voto de centro se ha ido a VOX’, dice uno en el 24h… Y así todo”.

Cada uno elige su manera de hacer el ridículo

Están los que trabajan en política y llaman “centro” a Ciudadanos y está Jeanine Áñez portando una biblia de medio metro de lado como si fueran las tablas de los diez mandamientos de Moisés rodeada por simpatizantes que parecen reírse de ella. Cada uno elige su manera de hacer el ridículo. Pero lo de la boliviana autoproclamada presidenta casi por la gracia de Dios es de las mejores maneras de hacer el tonto ante el Mundo que yo haya visto. Y no creo que represente tampoco a ningún católico con su desprecio a la cultura indígena… Y a los propios indígenas en algunos tuits pasados, por lo que hemos visto.

Se va un grande

David Villa anunció ayer que lo deja. Con esta retirada el fútbol mundial pierde a uno de sus mejores delanteros que en su último año en Japón también ha marcado más de diez goles. Villa nunca fue el más mediático, pero sí uno de los nueves de la liga española con más recursos (y con un hat-trick en San Mamés que mi memoria había querido olvidar), y por eso quiero traerle a esta columna, porque todavía existen esos futbolistas que no son ciudadanos sobre el césped, sino futbolistas de verdad que, por otro lado, pasan del foco, las declaraciones para forzar renovaciones y la ostentación, y se dedican, simplemente, al fútbol.

Sánchez, culpable

Estas elecciones son una faena que me roba horas de sueño y de estar con mis hijos. Estamos aquí, hablando de ellas solo porque a Pedro Sánchez le dio la gana convocarlas. Un presidente en funciones que ayer sumaba 100.000 parados más y que en el debate restó más que otra cosa. Solo le honra decir que se opondrá a la ilegalización del PNV que propone Vox. El resto de su tiempo fue un desperdicio porque no aclaró nada, salvo que para Catalunya planea más mano dura. En Twitter, resumieron su intervención: “A Pedro Sánchez le das a elegir entre graparse los huevos y pactar con Podemos y te pregunta a qué pierna”.

Casado, verde

Pablo Casado mejora pero sigue sin llegar: nadie se lo cree como presidente del Gobierno. Lo cierto es que nadie se lo cree, en general. ¿Qué Pablo Casado es el de verdad, este, más moderado, o el que se destapó como un rival de Abascal por el espacio que queda entre la derecha y la pared? Debatiendo no estuvo mal pero como está verde cayó en el error de hablar de corrupción, que siempre le perjudicará porque preside el partido más corrupto, y se equivocó también hablando de meter dinero en un sobre para hablar de la deuda pública. Eso, sí, supo arrinconar al PSOE, pero dejó claro que su futuro es con Vox.

Rivera, hundido

Juan Soto Ivars resumió mucho mejor de lo que yo podré hacerlo la intervención de Rivera en el debate: “Le han puesto un alzador a Rivera para que pareciera más alto. Fernando de Páramo le lleva una maleta llena de objetos para que saque. A última hora, como había cachondeo con el alzador, lo han quitado. La historia del partido, entera, está contada en estas tres frases”. Rivera está en las últimas: el próximo lunes, a más tardar, tendrá que dimitir. Y Fernando de Páramo, irse con él. ¿A dónde? Siempre le he ubicado en Vox pero él sabrá. Yo solo sé que me alegro de que desaparezcan.

Iglesias, fuera de sitio

Más que fuera de sitio, Pablo Iglesias está fuera de tiempo con su discurso maniqueo, pretendidamente social y ampliamente incoherente con sus actos (¿de qué cuna vienen? ¿A qué chalés van cuando termina todo? ¿Cómo vamos a creernos que pretenden preocuparse de lo de todos si empiezan ocupándose siempre cada uno de los suyo dentro de su partido, su familia política y sus propias obsesiones?). Está tan fuera de foco que dejó unos segundos que en Twitter cazaron al vuelo para hacer un GIF: mira a un lado, al otro, alza una mano y arquea las cejas. Nunca entendieron nada y siguen sin hacerlo.

Abascal, facha

Lo grave no es que la noche del lunes Abascal mintiese mirando a cámara e hiciese un discurso xenófobo cuando lograba no trastabillarse consigo mismo. Lo grave es que Abascal estaba allí, que nadie puso un cordón sanitario a la extrema derecha. Lo grave es que Espinosa de los Monteros, Ortega Smith y Abascal han podido decir lo que les ha dado la gana, amenazar y soltar datos falsos a porrillo en la tele sin que ningún periodista y moderador de esos debates le pare los pies, sin que ningún político salvo Aitor Esteban les haga frente y les diga que mienten y merecen nuestro desprecio.