Débil con los fuertes

Vladímir Putin va a pintar la cara a Donald Trump. De naranja Risketo pasará a rojo vergüencita. Por supuesto, el presidente estadounidense lo negará y dirá algo grandilocuente, pero lo estamos viendo: el sátrapa ruso muestra al mundo que el trumpismo (también el elonismo ya) consiste en ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes. José Manuel Calvo ironiza con ello en The Objective: “Lo que tú digas, Vladímir. Gracias, Donald”. Pero esto y lo que el propio Musk lo tuiteó hace solo unos días (cuando uno evita la violencia porque no puede ejercerla no es pacífico, es inofensivo) obliga a Europa a subir el nivel de autoexigencia.

“Un saqueador geopolítico”

Thomas L. Friedman ha escrito una extensa columna de opinión en The New York Times bastante esperanzadora: “Cuatro años así no funcionarán, amigos”. Él está convencido. Acusa a Trump de populista y de mentiroso: “Afirma que heredó una economía en ruinas y que por eso ha tenido que hacer todas estas cosas. Tonterías”. “La economía de Biden en realidad estaba en bastante buena forma y tendía hacia la dirección correcta”. También cree que los aranceles y su agresividad solo generarán una “profunda incertidumbre”. EE.UU., concluye, ha pasado de ser el elemento central a ser, con Trump, el “depredador de este sistema”.

Contienen una gran cortina de humo

No podemos comprar la mercancía que nos ofrece Donald Trump: ni su chulería, ni sus amenazas, ni sus relatos fácilmente desmontables, como el de los astronautas que nunca estuvieron “varados” en la Estación Espacial Internacional, ni mucho menos la cortina de humo que ha lanzado a su país y al mundo con la desclasificación de los documentos sobre el asesinato de Kennedy. Mira: no me importa nada, absolutamente nada, quién lo mató ni quién lo mando matar. Me preocupa quién da cobertura a Netanyahu, quién empodera a Putin, quién ceba a Mohamed VI y quién regala fotos a Abascal que ni soñaba.

Nos va a costar

Las buenas personas somos más y tenemos mejores intenciones, pero nos va a costar ganar esta batalla: “La popularidad del Partido Demócrata cae a un mínimo histórico”, veo en la web en castellano de la CNN y me desanimo, claro. ¡Cómo puede ser posible si leo cada mañana a Bernie Sanders en Bluesky y me parece indiscutiblemente sensato! Pero hay esperanza y, como escribió Gari, estoy condenado a ella: los votantes demócratas exigen a su partido más contundencia contra Trump en vez de apoyar algunas propuestas republicanas, como ha sucedido, por ejemplo, con la siempre delicada tesorería.

Populista

No me gustan los escraches, creo que no hay mejor boicot a personajes como Macarena Olona que ver una sala vacía o a gente mirando su móvil con desidia mientras habla. Si ve que le esperan, se envalentona y pasan estas cosas vergonzosas: “Macarena Olona salta sobre una multitud que protestaba contra ella: tirones de pelo y dos detenidos en Granada” (La Sexta). A eso hay que sumar que la abogada del Estado y exdiputada de Vox ha denunciado “tocamientos”. Pero es que el vídeo es para verlo con detenimiento: Olona intenta pasar literalmente sobre las cabezas de quienes se oponen a su visita en la universidad. La atención es su gasolina.

La gestión de la expectativa

Pablo Iglesias no necesita oposición política: lo más duro a lo que va a hacer frente es a la gestión de la expectativa que él mismo ha generado. Empezamos por la legión de cargos de confianza que va a nombrar, de esos a los que antes llamaba “pesebreros”. Y seguimos por todo lo que ha prometido y a lo que tendrá que renunciar. Aunque consiga algunos logros (que serán buenos para la mayoría como la subida del SMI si la consigue), él mismo ha puesto tan alto el listón que todo va a parecer poco precisamente a quien le ha comprado el discurso. El legislativo es difícil, pero el ejecutivo aún lo es más.

Por lo menos, abandona el intrusismo

El mayor problema de Pablo Iglesias es su soberbia, la misma que usa para decir que por fin los humildes tienen un representante: él. Nunca se ha cortado en señalar, en poner apelativos (¿no es acaso “casta” desde hace tiempo?), en marcar dónde está lo correcto (lo correcto era su piso de VPO heredado en Vallecas y lo incorrecto era un chalé con piscina en Galapagar, por ejemplo) y en hacer de periodista si hacía falta. Porque los demás no valíamos. Este fin de semana Pablo Iglesias ha cerrado su ciclo La Tuerka y lo ha hecho con una entrevista suya a Zapatero. YouTube está bien, pero ser ministro es otro rollo, claro.

No como otras

Con un regate que pasará a la historia de la vergüenza ajena, el Colegio de Arquitectos de Madrid se negó a posicionarse siquiera sobre las actuaciones de Rocío Monasterio como arquitecta antes de acabar la carrera porque, claro, como no era colegiada entonces no les competía. Pero “el concejal y arquitecto de Más Madrid, José Manuel Calvo” (Público) ha insistido hasta lograr que el Colegio salga de la mazmorra de la cara dura y se mueva. De momento, lo primero que ha hecho es pedir a la de Vox que se defienda de las acusaciones. ¿Quién les protege? Y lo más preocupante: ¿por qué?

Cambio de ciclo

Después del fin de semana copero y supercopero patrocinado por Arabia Saudí, seguiremos hablando de fútbol. Pero aunque parezca repetitivo me temo que será necesario afinar el oído porque estamos en pleno cambio de ciclo: la lista de los jugadores más valiosos de 2019 contiene un montón de nombres que no son los de los últimos años. De los veteranos solo se mantienen Kane, Messi y Griezmann. Ahora brillan los Mbappé, Sterling, Salah, Sancho, Mané, Rashford o Martínez. Jugadores cuyos nombres nos suenan pero que no nos resultan tan familiares como los Ronaldo, Ibrahimovic, Lewandowski o Agüero.

Y de disciplina

Antes o después reconoceremos a las nuevas estrellas del fútbol, pero no estoy tan seguro de que seamos capaces de hacernos con los nombres de las nuevas grandes estrellas del deporte capaces de recibir cheques en blanco antes de que les salga la barba: me refiero a los jugadores de eSports y, en concreto, a Lee Sang-hyeok. Este surcoreano, más conocido como “Faker”, jugador de “League of Legends”, ha admitido recientemente que recibió una oferta de 10 millones de dólares al año para jugar en un equipo chino y que otro estadounidense llegó a proponerle que pusiera él la cifra por sus servicios.