
La semana pasada Donald Trump triunfó: fue un estupendo vendedor entre los ricos árabes, a los que colocó producto estadounidense a millón. Los empresarios que viajaron con él, encantados, y por lo que supimos, su familia, que en vez de en la Casa Blanca están ahora haciéndose cargo de las empresas familiares, también. Y de vuelta hasta se trajo un avión que parece un palacio volador, según sus palabras. De lo que Trump no habla lo denuncia Bernie Sanders, una de las voces más lúcidas en Bluesky: la inversión en investigación del cáncer ha caído a plomo durante su mandato, y este es solo el ejemplo más gráfico de su inacción.
¿Qué mundo queremos?
Pedro Sánchez cargó contra las nucleares después del gran apagón y reverdeció los discursos contra esta fuente de energía. Pero ese es un debate falaz. El debate real es el modelo de consumo, no el de generación, el que debemos revisar. Si queremos seguir haciendo imágenes y vídeos con inteligencia artificial, por ejemplo y por las risas, necesitaremos recursos: “Google acuerda financiar tres plantas nucleares en EEUU. El gigante tecnológico se asoció con el desarrollador Elemental Power para satisfacer la creciente demanda energética de la inteligencia artificial generativa” (Voz.us). Con los aerogeneradores no da.
Este es el modelo (para algunos)
Me temo que Nelson Rauda es muy optimista en su artículo en The New York Times: “Por fin el mundo se da cuenta de lo peligroso que es Bukele”. El periodista salvadoreño describe su evolución: “Bukele sigue siendo una figura popular, pero lo ha preparado todo para el momento en que eso cambie. Es demasiado tarde para que los salvadoreños se preocupen por el equilibrio de poderes”, “aunque Bukele se haya autodenominado irónicamente el ‘dictador más cool del mundo’, no deja de ser un dictador”, sentencia. Lo llamativo es que muchas y muchos estarían dispuestos a tener un Bukele al mando.
Lo que es importante
“Cuando hablamos de este término todos sabemos a los que nos referimos”, a veces no hace falta decir mucho más: “El 44% de los empleados de todo el mundo renuncian por un ambiente tóxico en el trabajo”. En Europa, los países en los que “los problemas en el trabajo se han vuelto alarmantes” son Grecia y Rumanía, donde “el 52% y el 51%, respectivamente”, según Infobae, “se sienten obligados a abandonar sus empleos debido a malas condiciones laborales”. Ojo porque en España (y entiendo que los números en Euskadi serán parecidos), “el 41% de los trabajadores han dejado un empleo debido a un entorno tóxico”.
El día del hambre
Es lunes, el día del hambre. Eso también lo sabemos todas y todos: según avanza la mañana nos vamos acordando de las cosas ricas que hemos jamado este fin de semana. El hambre es así: no nos abandona. Ojo, soy plenamente consciente de la inmensa suerte que tengo por estar bromeando con el hambre, desde mi cómodo lugar en el primer mundo. También en el primer mundo (más concretamente, en Japón) han dado con este hallazgo: “La ciencia lleva años tratando de entender qué le provoca el hambre a nuestro cerebro. Estamos más cerca de saberlo”. En Xataka dan la explicación científica que a mí se me escapa. Como el hambre.