No, la mayoría no podemos tener criados

La mayoría de nosotras y nosotros no tenemos poder adquisitivo para tener criados. Así que los alquilamos y tiramos de riders. Porque, oye, con lo cansado que vuelvo de mi trabajo de mierda lo mejor que puedo hacer es llamar a otra persona que tiene un trabajo todavía más de mierda y que va a llegar a casa todavía más cansada. Y si jarrea, ni te cuento lo señoritos y señoritas que nos volvemos: “Los pedidos se triplican los días que llueve a cántaros”, es una de las varias denuncias que hace un repartidor valenciano. Lo cierto es que la solución es muy sencilla: si no queremos trabajos precarios no ayudemos a precarizar el mercado laboral.

Ni podemos picotear en un cinco estrellas

Metido en harina y con una semana de retraso, entro también en el tema de la familia que denunciaba que le hubieran cobrado 75 euros por un par de pinchos de tortilla y unas croquetas en una terraza de Donostia. Y lo hago replicando los tuits de Beef Cola: “Si te sientas en la terraza de un 5 estrella sabes lo que hay, no seáis catetos”. El segundo es, simplemente, precioso: “Además de que la dinámica esa de pedir un pincho, unas croquetas y postre, me huele a kilómetros a tiesura máxima que intenta salir lo más indemne posible de la ratonera. A ver si os creéis que nos hemos caído del guindo ayer, chavales”.

Elon Musk, sí

Elon Musk se ha podido comprar Twitter porque tiene una milmillonada. Y la tiene porque le viene de familia: no se ha convertido en la persona más rica del mundo porque vendió un juego que él mismo programó siendo aún un niño (¿se lo hubiera comprado aquella publicación si no fuera de una de las familias más poderosas y blancas de Sudáfrica?) sino porque su padre tenía una mina de esmeraldas en Zambia, porque estudió en EU.UU., y porque cuando montó su primera empresa contó como con clientes como el The New York Times. Algo que le puede pasar a cualquiera. Claro que sí, guapi.

Cambiamos de sátrapa

La millonada infame de Musk se explica, en parte, por sus orígenes, y en parte porque pocos como él han sabido aprovecharse de la actual economía virtual. Y como muestra quedará siempre lo que ganó en una semana comprando bitcoins y haciendo que se disparase el valor de esta moneda digital, para venderlos inmediatamente y sacarse un beneficio que él solo generó. Ese capitalismo salvaje nos obliga a depender de aprovechados y sátrapas: Qatar es el emirato (es decir, una dictadura) que más se está beneficiando de que hayamos decidido no comprar más petróleo o gas ruso. Suman y seguimos.

Relajémonos. Si podemos

Queremos ser como Elon Musk y por eso llamamos a un rider mientras nos quejamos de la precarización de nuestro empleo. No queremos a Putin pero llamamos a un Emir para que nos traiga el gas y el petróleo que nuestro consumismo demanda. Para descansar de nuestras propias contradicciones suelo detenerme en posts como este de Microsiervos: Sam Battle, que es una especie de inventor con blog, ha creado una máquina que puede contar hasta un gúgol (10 a la 100), a un ritmo de 30.000 números por segundo. Pues bien, incluso a esa velocidad la máquina dejará de contar dentro de miles de años… Si sigue encendida y funcionando.

El 90%

Este tuit de Dani Álvarez resume lo que es hoy una buena noticia: “Euskadi es uno de los lugares del mundo con la tasa de vacunación más alta: el 90%. Sólo el 2.6% de la población ha rechazado la vacuna o está contraindicada. Hay 300.000 dosis de sobra ahora. De momento no hay problemas de almacenaje ni de caducidad. Datos de Laida Basurto”. Después de unos inicios difíciles por la escasez en toda Europa, la CAV es un ejemplo por su gestión de una estructura estresada como Osakidetza, y por la empatía de su sociedad, gilipollas, aparte. No es preciso mirar hacia atrás, hacia aquellos agoreros, ni para coger impulso.

15 euros

La subida del SMI solo es una buena noticia y la patronal hace mal en no sumarse a ella. Quien esté pagando el salario mínimo a sus empleadas y empleados no puede poner como excusa 15 euros por persona y mes para amenazar con el cierre: esto no le puede generar más problemas que el aumento del precio de la luz, de los suministros o que su modelo de negocio no esté suficientemente perfilado. Cada aumento de este límite salarial supone una sociedad más justa y una economía más alegre, que es de lo que se trata, que luego viene una pandemia y te roba un año y medio de vida casi sin darte cuenta.

Moncloa, eufórica

Esta es una buena noticia con aristas: es positivo que ambas partes (porque el Govern ha insistido en que repetirá y ERC ya saca pecho) estén satisfechas con la primera mesa de diálogo entre España y Cataluña, pero cuando una de las partes, y precisamente la que no es independentistas, se muestra “eufórica” (El Independiente), cuidado. Todos nos conocemos y sabemos interpretar los gestos. Lo que me sorprende es el silencio de Bildu, que ha sido muy efusivo en su relación con ERC hasta la Diada (no ha pasado ni una semana) y ahora calla ante los desprecios a Turull y Sànchez, y las facilidades a España.

Avanza la “relocalización”

En esta columna ya hemos hablado del fenómeno de la relocalización: empresas que abandonaron otras partes de Europa por el sur, y esta región por Oriente, van regresando. Esta semana hemos conocido otro caso significativo: “HP relocaliza una división de software de la India a León”. ¿El motivo? “La calidad del trabajo es excepcional” (Eldiario.es). Una vez más, la noticia es buena pero contiene aristas como el “reempobrecimiento” de las zonas en las que se desmontan las plantas. Pero ya somos adultos, pagamos impuestos, tenemos hijos y esas cosas, y tenemos que afrontar los debates y las consecuencias sin que nos infantilicen.

Un vasco en el New York Times

Ibai Llanos no es un vasco cualquiera: es el vasco con el mejor sentido del espectáculo que hay ahora mismo. Su capacidad para comunicar y, lo que es más importante, conectar con su público, son abrumadoras. Tanto que The New York Times le ha dedicado un reportaje: ¿por qué todo el mundo habla a Ibai Llanos? El medio estadounidense vincula el éxito del streamer con la entrada de lleno en el mundo del fútbol y su relación personal con el mejor jugador del mundo, Leo Messi, y la profesional que mantiene con Gerard Piqué, que es quien le ha catapultado… Y quien puede encajonarle (esto no es del Times, es mío).

Nos esperan

Nos esperan, sí: el coronavirus, las camas de la UCI, los respiradores, las sondas y las y los sanitarios que, con doble mascarilla, EPI, pantallas y guantes, cuidarán de nosotros… Porque está quedando claro que nosotros solos no sabemos hacerlo. Los niveles de contagio en Euskadi empiezan a ser alarmantes y, ya pueden ponerse estupendos algunos, la mayoría vienen de entornos de ocio. Esto no es Murcia, aquí no hay temporeros. Así que, si la juerga nos puede, si llevar mascarilla nos agobia, si somos más chulos que un ocho los de Bilbao… Nos encontraremos todos donde no querremos estar.

A la política se llega con el partido hecho en casa

No, Podemos no es ese movimiento social que supera las viejas estructuras y abandera la nueva política: Podemos es una organización especialmente vertical que, en pocos años, recorrió lo que otras formaciones han caminado en décadas, y ha acabado fiando todo su futuro al poder. Daniel Bernabé reflexionaba en Twitter sobre la debacle de los de Iglesias que, según este periodista, se explica por la imposibilidad de haber fortalecido un partido. Tiene razón, pero la culpa no es de todos los agentes externos, como sugiere, sino de los principales internos: el modo en el que Iglesias y su equipo han gestionado Podemos.

El PP pierde y vuelve a perder en la CAV

La debacle del PP en la CAV es completa: no solo la candidatura por Carlos Iturgaiz ha perdido y bien, sino que por su pacto con Ciudadanos, los representantes elegidos se reparten entre ambos partidos. Una derrota doble porque, realmente, Ciudadanos partía sin opciones y si el PP se hubiera presentado en solitario habría obtenido los mismos resultados, seguramente. Así que pocas veces podremos aplicar mejor el juego de palabras que dice que, en esta ocasión, “la suma resta”. Porque con ese parlamentario de Ciudadanos vendrá un equipo: puestos de trabajo directos que el PP cede y, por lo tanto, vuelve a perder.

Sí, va en serio

La entrada de Vox en el parlamento vasco a pesar de que la formación perdió miles de votos respecto a 2019 no es una anécdota: están ahí, llaman a la puerta. El auge de la extrema derecha en todo el mundo, de Trump a Duda, en Polonia, pasando por Bolsonaro, no es una exageración. La protección que han tenido durante décadas familias como los Espinosa de los Monteros no es una excepción. La entrada de ultras en fuerzas armadas, con sueldos de funcionarios y armas al alcance, no es una película: en The New York Times han publicado un reportajazo sobre cómo se han infiltrado neonazis en el ejército alemán.

Me representa

El pesimismo avanza. Ya no distingo si solo en mí o es una sensación que sentimos todos después de una primavera tan dura y un verano tan angustioso. Sí, ya sé que hay muchos a los que todo les importa nada, que hacen vida normal pese a la pandemia y que creen que el confinamiento ha sido una tomadura de pelo. Pero la mayoría nos sentimos abatidos. Lalibretilla, un tuitero muy conocido, se expresaba de un modo que me hizo identificarme con él, también en su error al escribir el tuit: “Ni un ámbito de mi vida en el que no piense que soy retrasado y que no sé cómo he llegado ‘tan lejos’”.

La gran vergüenza mundial

El asesinato de Murtaja Qureiris, programado por Arabia Saudí por el método de la crucifixión por participar en manifestaciones siendo un niño (los delitos que se le imputan los cometió con 10 y 13 años) debe caer en nuestras conciencias. En las de todos. En las de las potencias mundiales y, en general, todos los gobiernos, por no intentar parar esta pena capital cruel porque el país que la ejecutará es Arabia Saudí. Y en la de la ciudadanía del planeta por no levantarnos ante una injusticia tan flagrante. No se trata de una cuestión “interna”, se trata de Derechos Humanos, dictaduras y, por supuesto, mucho petróleo.

¡Qué oportunidad perdida!

La selección española de fútbol, la absoluta, perdió el miércoles su partido contra Alemania durante el mundial de Francia. Ayer, las portadas de la prensa deportiva española abrían con el fichaje de Jovic, y la catalana, con el futuro de Griezmann (que ya me parece el jugador más pesado del mundo). ¿Por la derrota? No, porque son chicas. Con el resultado de “La Roja” solo encontrábamos llamadas en portada, generalmente ridículas y excepcionalmente un poco más grandes. ¡Qué oportunidad estamos perdiendo como periodistas (me incluyo, sí) de demostrar que nos tomamos en serio la Igualdad!

Con hacerlo una vez…

No entiendo la estrategia catalana: con una declaración de independencia que se toman más en serio los que acusan a los presos políticos que los que la hicieron, en los compases finales de un juicio precedido por una prisión preventiva y unas decisiones parlamentarias injustas, los que tienen que poner mesura imponen más enfrentamiento. Estamos hablando de políticos y líderes sociales acusados de delitos que conllevan penas muy graves, estamos hablando de familias destrozadas porque algunos quieren golpistas vía sentencia y otros, abrir un ciclo de venganzas que les lleve… ¿A dónde? Necesitamos agua, no gasolina.

Ciudadanos compite… Con Vox

Vox ha irrumpido como un terremoto en la política española, pero solo en la de derechas. Ha descolocado a PP y Ciudadanos, que ya no saben ni quiénes son cuando la diestra extrema les pone un espejo delante. Tan despistados andan que quienes abrazan ideologías cavernícolas hacen lo que quieren con ellos en Andalucía y les bailan en Madrid, hasta el punto de que Ciudadanos, en vez de competir con el PP por ver quién es más útil en política, acaba compitiendo con Vox por ver quién propone la mayor tontería: Villacís quiere turnarse con Almeida en la alcaldía de Madrid. Y olé.

Más pruebas

En 2018 avisé a un responsable de campañas de que en 2019 iba a gastarse más dinero que nunca en Internet con menos certezas que nunca, ante el asentamiento de los medios digitales y la situación de zozobra de Facebook, Twitter e Instagram. Por si fuera poco, los cambios en Google remataron el desastre. Hoy podemos observar que ni la segmentación ni las grandes inversiones ofrecieron nada a los partidos: Ramón Salaverría tuiteba esta semana el dato de que Podemos fue el partido del continente que más gastó en Facebook para las elecciones Europeas… Y obtuvo 6 escaños.

Twitter nos empeora

No me hagan caso, pero hagánselo a Farhad Manjoo, un periodista del New York Times que suele escribir sobre tecnología y sociedad, y que recomienda a sus compañeros que dejen de utilizar Twitter. No del todo, pero sí que solo lo usen para difundir contenido periodístico e interactuar con sus lectores. “La red social favorita de los medios sumerge cada vez más a los periodistas en el melodrama tribal. (…) Todos los elementos de la interfaz de Twitter fomentan una mentalidad que se opone a la indagación periodística: favorece la forma por encima del contenido y los argumentos baratos por encima del debate razonado”.

Y Facebook no cae

Por medio de Twitter, precisamente, José Manuel Rodríguez aporta una serie de datos con los que Facebook demuestra que, pese a la corriente de opinión que se ha instalado, su gran red social no cae. Es más, ha seguido creciendo. Y no en países en vías de desarrollo: mejora sus números en Europa y EE.UU., y sus ingresos por publicidad han vuelto a aumentar. ¿Por qué? Este periodista especializado en tecnología cree que, simplemente, pese a las malas noticias los usuarios no hemos encontrado un sustituto, y porque no parece que nos afecten tanto las informaciones negativas sobre la red.

Pero los “nuevos medios”, sí

El cierre de Buzz Feed en España, como medio que es, supone una mala noticia. Pero también es una señal en el horizonte que dibujaban algunos gurus: los nuevos medios, basados en una comunicación más desenfadada, mucha imagen y poca actualidad sobre los grandes temas tradicionales (local, política o deporte) no han acabado de encontrar su sitio ni su modelo de negocio. Solo ha hecho falta un bache en Facebook para desarmarlos. Son los medios tradicionales los que siguen refugiando a quienes quieren información y dejan el entretenimiento para la ficción.

Necesitamos credibilidad

Con todo lo que acabo de explicarles, es evidente que Internet es un terreno embarrado para la comunicación: en Twitter los periodistas nos gustamos demasiado mientras nos dejamos arrastrar por modos que perjudican al periodismo, lo de Facebook no sabemos cómo tomarlo y los medios que señalaban el camino se quedan a la mitad del mismo. Solo tenemos alguna cosa clara: que los bulos nos perjudican. Pero algunos gestores, sabiéndolo, no hacen lo que deben retirando la información de sus webs después de rectificar: prefieren el tráfico a la propia integridad de la comunicación.

Y encima, nos copiamos

Si la corriente general es negativa y nadar contra ella o mantenerse simplemente a flote es difícil, a veces nos encontramos con casos particulares de surferos aprobetxategis sobre olas de conveniencia. Si se confirma todo lo que estamos conociendo de Pedro Letai, abogado de la SGAE para más señas, podríamos estar ante uno de los mayores jetas que hemos visto en Internet: además de fusilar tuits a modo de aforismos propios contemporáneos, incluso ha copiado textos de Jabois y Ray Loriga en su anterior novela. A Pedro Letai no se le puede acusar de tener mal gusto, pero sí de alguna otra cosa.