Twitter nos empeora

No me hagan caso, pero hagánselo a Farhad Manjoo, un periodista del New York Times que suele escribir sobre tecnología y sociedad, y que recomienda a sus compañeros que dejen de utilizar Twitter. No del todo, pero sí que solo lo usen para difundir contenido periodístico e interactuar con sus lectores. “La red social favorita de los medios sumerge cada vez más a los periodistas en el melodrama tribal. (…) Todos los elementos de la interfaz de Twitter fomentan una mentalidad que se opone a la indagación periodística: favorece la forma por encima del contenido y los argumentos baratos por encima del debate razonado”.

Y Facebook no cae

Por medio de Twitter, precisamente, José Manuel Rodríguez aporta una serie de datos con los que Facebook demuestra que, pese a la corriente de opinión que se ha instalado, su gran red social no cae. Es más, ha seguido creciendo. Y no en países en vías de desarrollo: mejora sus números en Europa y EE.UU., y sus ingresos por publicidad han vuelto a aumentar. ¿Por qué? Este periodista especializado en tecnología cree que, simplemente, pese a las malas noticias los usuarios no hemos encontrado un sustituto, y porque no parece que nos afecten tanto las informaciones negativas sobre la red.

Pero los “nuevos medios”, sí

El cierre de Buzz Feed en España, como medio que es, supone una mala noticia. Pero también es una señal en el horizonte que dibujaban algunos gurus: los nuevos medios, basados en una comunicación más desenfadada, mucha imagen y poca actualidad sobre los grandes temas tradicionales (local, política o deporte) no han acabado de encontrar su sitio ni su modelo de negocio. Solo ha hecho falta un bache en Facebook para desarmarlos. Son los medios tradicionales los que siguen refugiando a quienes quieren información y dejan el entretenimiento para la ficción.

Necesitamos credibilidad

Con todo lo que acabo de explicarles, es evidente que Internet es un terreno embarrado para la comunicación: en Twitter los periodistas nos gustamos demasiado mientras nos dejamos arrastrar por modos que perjudican al periodismo, lo de Facebook no sabemos cómo tomarlo y los medios que señalaban el camino se quedan a la mitad del mismo. Solo tenemos alguna cosa clara: que los bulos nos perjudican. Pero algunos gestores, sabiéndolo, no hacen lo que deben retirando la información de sus webs después de rectificar: prefieren el tráfico a la propia integridad de la comunicación.

Y encima, nos copiamos

Si la corriente general es negativa y nadar contra ella o mantenerse simplemente a flote es difícil, a veces nos encontramos con casos particulares de surferos aprobetxategis sobre olas de conveniencia. Si se confirma todo lo que estamos conociendo de Pedro Letai, abogado de la SGAE para más señas, podríamos estar ante uno de los mayores jetas que hemos visto en Internet: además de fusilar tuits a modo de aforismos propios contemporáneos, incluso ha copiado textos de Jabois y Ray Loriga en su anterior novela. A Pedro Letai no se le puede acusar de tener mal gusto, pero sí de alguna otra cosa.

Esto tiene mucha gracia

Parece un chiste pero no lo es: Donald Trump, el mismo que no deja de señalar a los medios porque, según él, publican noticias falsas (“FAKE NEWS” tuitea el presidente hasta en mayúsculas), tiene colgado en sus campos de golf una portada del Time en la que aparece que sería falsa. Lo ha publicado el Whasington Post, se ha hecho eco The Hill y hasta el Time ha negado la existencia de esa portada que estaría enmarcada en las propiedades de Trump para mayor gloria suya.

Los horarios razonables en la televisión pública

Hacen bien en La Gulateca cuando critican el horario de emisión de la final de Master Chef. El programa de La1 terminó a las 2:00 de la noche del miércoles al juves, fuera de cualquier lógica. No se trata ya de la audiencia, tampoco es posible justificar esta “emisión imposible” porque se trate de una pieza de autor, y resulta difícilmente explicable que la televisión pública española en vez de apostar por unos horarios razonables estire así un chicle televisivo.

Hablando de televisión…

El tuit anterior hizo que me acordara otro de José Miguel Mulet, el químico que se ha hecho más famoso porque Mercedes Milá le llamo gordo en televisión que por su labor previa como divulgador. “Cuando dicen que no hay ciencia por la tele porque no hay demanda me pregunto ¿Acaso había demanda de telefilms alemanes a mediodía?”, se preguntaba con bastante acierto ya que el coste tampoco explica la ausencia de este tipo de espacios más beneficiosos que la ficción fácil.

Una más

Imprescindible para quienes no lo recordábamos e interesante para quienes sí presenciaron aquel escándalo: en El Confidencial recuerdan que el timo de “la rueda” que habría generado hasta 100 millones de beneficios con la participación necesaria de la SGAE ya se repitió en 1977. Entonces fue con la música militar y la misma mecánica, y generó 200 millones de pesetas a una SGAE “heredera de los privilegios intocables concedidos por el franquismo, muchos de los que hoy sigue disfrutando”.

2.000 millones de usuarios

Si cada perfil fuera de una persona estaríamos hablando de casi un tercio de la población mundial. Pero pese a las trampas que sabemos que existen (personas con varios perfiles, sobre todo profesionales del marketing on-line y activistas políticos) la cifra es absolutamente mareante: Facebook cuenta ya con 2.000 millones de cuentas creadas que son utilizadas una vez al mes. Y destaca aún más porque, según Market2day, que da la noticia, hay 3.600 millones de usuarios de Internet en todo el mundo.

Una buena noticia

Sí, es una buena noticia que los acusados en el “caso Mercasevilla” hayan sido absueltos. Según El Plural: “Las investigaciones sí han llegado hasta el banquillo y, por el camino, han destruido reputaciones y carreras políticas de personas a quienes la justicia acaba de declarar inocentes”. Tampoco tenemos que confundirnos: que los representantes públicos no delincan es bueno, tanto como que se les investigue. Y tan malos son los juicios públicos como las defensas desmesuradas.

Y una buena defensa

Del mismo modo, hace bien Pablo Iglesias en defender a Carlos Sánchez y Celia Mayer, concejales de Madrid investigados (antes les llamábamos “imputados”) por contratar informes de un modo irregular, supuestamente. La justicia determinará si lo que hicieron fue correcto. Hoy, como siempre, imputado no es sinónimo de culpable, pero si en Podemos han señalado no pueden quejarse de ser señalados. Incluso habrían retirado el código ético de Ahora Madrid que, por investigados, les obligaría a dimitir.

Pero, ¡si no es un delincuente!

Primero fue Javier Tebas, después, Florentino Pérez: ambos sugerían que no podíamos tratar como delincuentes a los futbolistas que defraudan, en general, y menos a Cristiano Ronaldo, en particular. Pero en esta semana Di María, Carvalho y, ahora, el propio Ronaldo, han soltado tela al fisco. ¿Por qué si no eran culpables? Casi 15 millones paga la estrella portuguesa “como muestra de buena voluntad”. Y casi siempre el mismo denominador común: Jorge Mendes.

Timos de hoy

El mecanismo es sencillo, según El Confidencial: los músicos generaban piezas para emitir en programas de baja audiencia (de los de videntes, de madrugada), a veces, transformaban levemente obras ya creadas para que fuera más fácil, y el volumen es tan alto para la SGAE que supone “más de la mitad de los ingresos en concepto de derechos de autor por música en televisión”, por eso registraban algunas obras a nombre de terceros. Y después, a repartir el pastel.

No se va, le echan

Hace unos días les mostraba mis dudas: un personaje como Travis Kalanick podía usar sin rubor hasta la muerte de su madre en un accidente para justificar su salida temporal de Uber por motivos personales. Solo unas jornadas después sabemos que no tiene nada que ver con eso: los principales inversores han exigido al gran jefe de Uber que abandone su puesto después de comprobar que su falta de valores afecta negativamente a la compañía y la imagen de marca.