El millonario que enciende puros con billetes

No sé por qué Antonio Garamendi se empeña en proyectar la imagen del millonario que enciende puros con billetes con lo que dice (“equipara las críticas por su salario a ‘cuando hay una violación y dicen que la chica iba en minifalda’”, en El Plural), hace (negarse a la subida del salario mínimo, por ejemplo) y gana (hasta 400.000 según algunas fuentes, en los últimos años puede que hasta como falso autónomo). Estoy seguro de que la gran mayoría del empresariado vasco no se identifica con nada de lo anterior, empezando por el sueldo y el traje caro, y que ellas y ellos están más indignadas e indignados que yo, incluso.

Otro

A modo de breve y solo en República he visto esta otra noticia, tan indignante para mí como la del párrafo anterior: “Felipe VI se sube el sueldo: cobrará este año casi 270.000 euros. Las reinas Letizia y Sofía también ven incrementada su retribución pública en un 4% respecto a la del pasado año”. No toca la asignación de la Casa Real (casi ocho millones y medio de euros cada año), solo que de ella retrae 10.000 € más para sus propios honorarios. ¿Para qué? ¿Qué paga Felipe VI? ¿Los restaurantes a los que va? Le invitan. ¿La hipoteca? Qué risa. ¿Los coches y barcos? Van a cargo de diferentes ministerios. Todo ese dinero merece un mejor fin.

Se lo ha ganado

Mientras su tío gana 270.000 € al año porque su sueldo lo decide él y su abuelo vive como un jeque en Emiratos Árabes, Froilán de Marichalar y Borbón ha tenido que currarse cada paso: “Trabaja para una empresa petrolífera, con ‘pisazo’ frente al mar”, titulan en Nius. Un empleo y un alojamiento que, estoy seguro, se ha ganado. Su currículum tiene que ser impresionante, tanto que la compañía nacional de petróleo de Abu Dhabi le ha tentado hasta con un apartamento en la marina de Abu Dabi hasta ficharlo. Para desplazarse ha recurrido a un vuelo privado desde París pero compartido con Juan Carlos I. Porque así es Froilán.

Barra libre

El FC Barcelona fichará siempre como si pudiera pagarlo, sus prácticas dudosas, qué casualidad, se conocen cuando han prescrito, incluso sabemos que un jugador del equipo promovía negocios en los que la participación del Barcelona suponía más ingresos a la Federación. Pero nunca pasa nada. El pago millonario a la empresa de un vicepresidente del comité de árbitros (este: “A Enríquez Negreira solo se le conocen tres palabras: Mercedes, Chivas y Davidoff”, en EPE) que coincide con en la época en la que el club era claramente beneficiado en el campo debería de ser el último motivo para una sanción ejemplar.

“Aquelarre de autocomplacencia”

Las y los creadores de la “diplomacia de precisión” para parar la invasión rusa sobre Ucrania, un año después, no se han dado cuenta de que siguen haciendo el ridículo: “Ni una sola persona de la zona en conflicto en este aquelarre de auto complacencia paternalista. Un claro caso de westernsplaining”. Así define Ricardo Maquina (un periodista que lleva años en Rusia) en Twitter la “conferencia por la paz” en la que, efectivamente, habrá representantes hasta de Bildu, pero no han sido capaces de encontrar a una víctima de la invasión que ponga algo de sensatez y realismo en una cosmovisión que lleva 50 años resultando cansina.

Qué barbaridad

Ojalá me estuviese refiriendo a la canción de Jaime Urrutia, pero la barbaridad a la que aludo es la última que ha tuiteado Isabel Díaz Ayuso: “Las ideologías son las culpables de la mayoría de los problemas que tenemos hoy en España”. Puedo estar de acuerdo en parte porque las ideologías neoliberal y de derecha española, que son las que ella profesa, a mi juicio, son culpables de una gran parte de los problemas de su España. Pero “las ideologías” no son un problema. Lo son algunas. Y si lo que quiere decir es que “ideologías” solo son las nacionalistas o las no conservadoras, está tomando a la gente por muy tonta. Allá quien se deje.

Qué hostia

Recupero aquel “qué hostia” de Rita Barberá para definir con esa expresión esto de Consuelo Ordóñez que recogen en Público: “Pide al PP que ‘no mienta’ porque ‘no son los gobiernos quienes excarcelan a presos de ETA’”. Pues eso, qué hostia ha pegado al PP la hermana de Gregorio Ordóñez en el acto de recuerdo al concejal donostiarra asesinado por ETA. Era necesario que alguien lo dijese y Ordóñez se lo ha dicho a la cara. Nadie puede negarle eso, ni aquella vez que en una manifestación de apoyo a presos de ETA, a cara descubierta, gritó aquello de “sin pistolas no sois nada”. Entonces también tenía razón.

Qué error

No pongo ni una pega a la batería de medidas que propone el ministerio español de Igualdad, según EPE, como alternativa a cambiar la ley conocida como “solo sí es sí”. Básicamente, el departamento de Irene Montero pide más recursos para agilizar la justicia, incrementar la vigilancia e invertir en formación a todos los niveles. Lo hace porque cree que la rebaja de condenas no es evitable pese a una reforma de la ley que la ha propiciado. Con cada paso solo se agranda el error, como cuando te acercas a una montaña: la ley tenía agujeros, Podemos se niega a aceptarlos y corregirlos, y las buenas intenciones no mitigan la ineficacia.

Pues ya tenemos fecha

El 10 de diciembre volveremos a votar. La fecha la vemos en Vozpópuli y confirma todo lo que sabemos desde hace tiempo: que Pedro Sánchez intentará alargar la legislatura todo lo que pueda y agotar la presidencia de turno de la Unión Europea (segundo semestre de este año), y que la norma no le permite estirar más el chicle. Así que el 10 de diciembre, por fin, Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo (o lo que quede de él), Yolanda Díaz (junto a Irene Montero o frente a ella), Santiago Abascal y Aitor Esteban, darán por cerrada una campaña a las generales que habrá durado un año y tendrá una meta volante el último domingo de mayo.

“Juan Carlos I aprovecha”

El titular en El Plural no puede ser más claro: “Juan Carlos I aprovecha que Hacienda no incluye a Emiratos como paraíso fiscal para dejar de pagar impuestos en España de inmediato”. Pero no creo, como deslizan en el digital, que la culpa sea del ministerio de Hacienda al confeccionar la lista y dejar fuera a la dictadura árabe, sino de la jeta del emérito. Nadie le obliga a trasladar su domicilio fiscal, solo lo hace para pagar menos impuestos. O lo que es lo mismo: El Campechano no solo piensa en regresar, también sigue pensando en “exiliar” su fortuna de origen dudoso, cuando menos. Todo un jefe de Estado.

Otra generación de enchufados

Los llaman “nepo-babies” y los denuncian en TikTok, pero me temo que, una vez más, el descubrimiento que la nueva generación de jóvenes cree haber hecho no es tal: si se hubieran fijado en qué ha pasado antes sabrían que los más viejos compartimos su indignación. Según publican en El Confidencial, la chavalada se ha dado cuenta de que “las hijas de” y “los hijos de” lo tienen más fácil, y de que ocupan los puestos de privilegio que la mayoría nunca alcanzará, igual que nuestra generación y las anteriores tampoco alcanzamos. En Euskadi hasta tuvimos un lehendakari cuyo principal valor era ser hijo de un histórico socialista.

Que se lo pidan a los Reyes Magos

Algún día habrá que hablar del impacto medioambiental de las criptomonedas: no solo la cantidad de energía necesaria para mantener ordenadores trabajando día y noche, también los componentes que van reemplazándose para lograr una “minería” más efectiva. Componentes que, aunque no sean especializados, ya no son rentables: El Chapuzas Informático ha escrito un post estupendo para que nos hagamos una idea de cómo ha caído este negocio, basándose en lo que cuesta un ordenador mínimo para lograr criptomonedas y a cuánto se pagan estas. Una ruina. Pero no para quien tiene el ordenador, sino para todo el planeta.

Carbón para él

No entiendo a los millonarios que solo ofrecen planes para pobres: las y los empleados de Twitter “se han visto obligados a llevar su propio papel higiénico al trabajo” (Hipertextual). Un recorte cutre salchichero que se suma a los iniciados con los despidos, la eliminación de la cafetería (¡con lo que fardan las tecnológicas de sus cantinas!), de las tarjetas de crédito de empresa y, lo que es más importante, con su decisión de no pagar el alquiler ni servicios de software contratados previamente. No es menos cierto que así se hacen y se mantienen las fortunas, precisamente, con una racanería palpable.

Un buen regalo

Esta noticia en El Diario solo es buena: “El Supremo rechaza de plano la querella de Vox contra Irene Montero por defender la educación sexual en menores. La sala de lo penal inadmite media docena de denuncias y querellas de Vox y asociaciones cercanas y reprocha a la ultraderecha que haya denunciado a Montero por un delito que ni siquiera existe y por vincular a la ministra con la pedofilia”. Es terrible pero es cierto: a la extrema derecha española no le guste que la juventud hable de sexo y conozca el placer y la responsabilidad en sus relaciones. Y a estos son los que quieren colarnos como socios legítimos del PP.

El rey que quiere venir de Oriente

Hablando del PP, Núñez Feijóo, ocupándose de las prioridades de los españoles, “ha trasladado a Juan Carlos I que tiene listo un plan para su vuelta a España” (El Confidencial Digital) y que “lo pondrá en marcha ‘al día siguiente’ de convertirse en presidente del Gobierno”, siempre de la mano de Vox, claro. En el PP “entienden que ‘puede entrar o salir de España cuando quiera’ una vez se ha producido el archivo de las causas judiciales”. Sobre la naturaleza de las causas o los motivos del archivo, por supuesto, no van a opinar, no sea que tengan que reconocer que el jetismo ilustrado es un modo de monarquía típico español.

No es un partido como cualquier otro

No creo que en España puedan permitirse tratar a Vox como si fuera un partido político como cualquier otro. Desde luego, en Euskadi no podemos permitirnos que los partidos llenos de ultras, de fascistas, de aquí y de allí, sean como los demás. Son legales, están en nuestro arco parlamentario y los trataremos con la pulcritud que ordena el sistema democrático, pero moral y políticamente son otra cosa y como tal debemos de tratarlos. Es nuestra obligación. La de todas y todos. Hacer como si fueran un partido más, como si en sus filas no están quienes pusieron su bota sobre quienes pensaban diferente es engañarnos como sociedad.

Felipe VI sigue perdiendo audiencia

No vi el mensaje de Felipe VI y su contenido no merece mi atención. No esperaba nada y, por lo poco que he leído en los digitales, nada hubo. De hecho, las crónicas de su mensaje son pocas y muy breves. Y la audiencia, como la prensa, le ha dado la espalda: 1,2 millones menos que el año pasado. Pero es que en 2021 perdió 2,8 millones de espectadoras y espectadores respecto a 2020. En dos años, más de cuatro millones de personas han decidido que en Nochebuena, a las 21:00 h., un señor sin carisma al que ha elegido solo su padre, que está en Abu Dabi por sus problemas con la justicia y sus amantes, no va a robarles ni un segundo.

Juan Carlos I no será borrado

Para recordar que fue el primer jefe de Estado después de la dictadura, según el propio gobierno español, el nombre de Juan Carlos I no será borrado ni “en dependencias militares” ni “en el Premio Nacional del Deporte” (Público). Esto lo dice, insisto, el gobierno más progresista de la historia de España y, oye, bien pensado, sobre todo lo del deporte, no está tan mal. Nadie como Juan Carlos I ha personificado eso de “coge el dinero y corre”. Y en otros deportes, como la vela que tanto le gusta, lo del “Bribón” siempre fue un aviso a navegantes. En motociclismo siempre ha andado bien, y en “dobles”, en cualquier disciplina, sobrado.

Sí, es el mismo Roures

Hace solo unas semanas, Pablo Iglesias publicaba en Público, el digital que queda de lo que fue el diario de Roures, una almibarada columna defendiendo al empresario. Solo unos pocos días después, Pablo Iglesias pedía colaboración económica a sus seguidores (con enorme éxito) para poner en marcha una televisión junto a Roures. Esta semana publican en The Objective cómo Roures, el mismo Roures, podía haber sido beneficiado por el ayuntamiento de Barcelona para la construcción y promoción de vivienda pública (algunas, en el modelo público-privado, lo que hay que leer) con sobrecostes y retrasos acumulados.

2022, la invasión rusa sobre Ucrania

Esta semana, sin actividad parlamentaria en Congreso y Senado, los digitales están publicando lo más destacado del año. Si 2020 fue el de la pandemia y 2021, el de la postpandemia, este 2022, es el de la invasión rusa sobre Ucrania, como sugieren en EPE. Es el año en el que vimos, en directo, cómo un estado invadía a otro por el morro, cómo familias europeas en forma y fondo eran sacadas de sus casas a cañonazos, cómo personas normales tomaban la decisión de dejarlo todo atrás o quedarse y resistir e incluso empuñar, por primera vez, un arma. El año de otras masacres sobre las aceras. Y el año de las excusas injustificables y vergonzantes.

Es el modelo de consumo

En “Los límites del crecimiento” tiraron de sarcasmo después del anuncio de EE.UU. de que había hecho posible la fusión nuclear en un laboratorio: “‘¿Energía de fusión? Sin problema, dame unas cuantas décadas, un presupuesto millonario y a las mentes más brillantes del mundo y lo lograremos. La voluntad humana es imparable’. ‘¿Y reducir nuestro consumo?’. ‘¡Buf, imposible!’”. Pero el chiste, como todos los que son realmente buenos, no está exento ni de razón ni de tragedia: solo nuestro modelo de consumo nos hará sostenibles. Una fuente inagotable de energía lo será también de impacto contra el planeta.

También en este caso

También a Juan Carlos I es el modelo de consumo lo que le define: leemos en El Nacional que el rey emérito “ficha al abogado de El Assir, su mano derecha y traficante de armas”. Nicholas Tse estaría dando instrucciones al bufete Carter-Ruck, “conocido por ser muy combativo” y que es el que le ha proporcionado la importante victoria en la causa que tiene abierta en el Reino Unido por Corinna Larsen. Tse vendría recomendado por Abdul Rahman El Assir, “en busca y captura por defraudar a la Agencia Tributaria española 14,7 millones” y que “también ha sido declarado en rebeldía en Francia por asuntos de corrupción”.

Equipazo

En la prensa española la imagen de Díaz Ayuso no decae. En la bancada a la derecha porque la aplauden como a la virgen del Rocío. En la de la izquierda, porque la necesitan como enemiga a la que dirigir sus dardos. Pero es evidente que su mejor momento ya ha pasado: “Un grupo de ‘periodistas y colaboradores de distintos medios de comunicación’ vinculados a la derecha y extrema derecha mediática se ha visto presionado a firmar un manifiesto contra el Gobierno español”. Presionados, según El Plural, por el gabinete de la presidenta de Madrid: “Losantos, Dragó, Negre e incluso José Manuel Soto” son los que “se unen contra Sánchez”.

“No me hagan volver a votar”

No critico a Carmen Lumbierres, solo pongo de ejemplo una frase que ella coloca en su columna, “La revolución de las urnas”, como si nada y que en El Periódico de España han llevado al subtítulo: “No me hagan volver a votar, bájenme los precios del supermercado, me corre más prisa”, escribe. Su expresión, así como el destacado, no es un caso aislado: las llamadas a lo innecesario de votar (que en Euskadi ya lanzaron los populistas después de la pandemia) se están extendiendo y, lo que es peor, normalizando peligrosamente. La solución solo vendrá de la acción ciudadana y la forma más directa de ejercerla es votando. Siempre.

No nos comamos el coco

Sería mejor que se extendiese este otro tipo de mensajes: “Nos hemos comido el coco pensando qué pensarán de nosotros por cada mierda insignificante que hagamos cuando la realidad es que nada importa absolutamente nada, ni lo que hagamos con vuestras, ni lo que opinen de nosotros, ni la concepción que tengamos de vosotros mismos. Nada importa” (Rockstar Medieval, en Twitter). No se trata de un mensaje apocalíptico, sino todo lo contrario: le damos demasiada importancia a lo que no tiene, a la opinión de otros y otras. E Internet solo ha potenciado esta dañina tendencia que, y esto sí es importante, debemos revertir.