Mis dos minutos de odio

Hoy voy a invertir mis dos minutos de odio en el “administrativo de Osakidetza” que “suelta en una asamblea vecinal de un barrio de Bilbao que la atención primaria vasca podría pasar a ser privada cobrando 60 € por consulta. Y se queda todo ufano”. Lo tuitea Iñaki Olabe, al que conozco desde hace años, precisamente, por su presencia en actividades vecinales de Bilbao. A estas alturas, todos hemos visto a quienes mienten para meter miedo y para favorecer a un partido político de la oposición, desde los candidatos y los políticos que siempre, siempre están ahí, a los sindicalistas que velan por unas siglas y no por la ciudadanía.

Voy a necesitar otro par

No puedo con esto: “La familia de la niña violada grupalmente en Badalona recibe amenazas de muerte”. “Un desconocido envía mensajes al hermano de la víctima, de 14 años, en los que le amenazan gravemente: ‘Te voy a apuñalar para que tu madre y tu padre sufran por ti. Por mentiroso, estás muerto’” (República). La justicia, con todo su peso, todo su aparato policial y sancionador tienen que caer sobre quienes amenazan a unas víctimas que siguen sufriendo. Los recursos del estado, de Catalunya y de la ciudad tienen que volcarse en este caso de manera inmediata, y la ciudadanía implicarse porque esta lotería nos toca a todas y todos.

Ya voy seis

Por supuesto que hay que seguir mirando a Ucrania, y a nuestra cuenta corriente, que sufre viaje tras viaje al supermercado y la gasolinera. Por supuesto que hay que mirar a las elecciones y las cosas de la salud, y el periódico para enterarte de que hay víctimas revictimizadas como en Badalona. Pero también hay que mirar a Israel, que después de armar un gobierno de extrema derecha masacra aún con más impunidad a la población palestina. Podemos debatir largamente sobre la historia, los derechos y la legitimidad de la violencia, pero urge que la comunidad internacional mire y haga algo en aquel aplastamiento.

Podemos empezar a reírnos

Las criptomonedas atraviesan su mayor crisis de confianza (y lo que queda), la espuma de los NFT bajó más rápidamente que subió, hasta Mark Zuckerberg evita hablar de un metaverso que ya no convence ni a los más fascinados por Second Live a principios de este siglo, así que los oportunistas de han lanzado a por la inteligencia artificial: “Criptobros que no saben qué mandanga colar ahora ofertarán un curso de ‘Ingresos pasivos con Chat GPT’ a 2.000 euros para seguir con sus ingresos ‘activos’”, alerta Juan García en Twitter. Lo que me fascina es que hay gente que pica, que no sabe en qué “invertir” su dinero.

El absurdo en Twitter

Solo hay algo más absurdo que lo que está pasando en Twitter: que lo sigamos usando. En Photolari denuncian que el propio Elon Musk baneó a un fotógrafo por denunciar a una cuenta de esas que crecen birlando el trabajo de los demás (cogiendo fotos de aquí y allá, y publicándolas una tras otra sin pagar un euro ni citar la autoría). Tan absurdo como suena, tan real como que el millonario sigue haciendo que su inversión pierda dinero con decisiones de mierda, despidos de oro y errores acumulados en una red social que funciona solo porque no hay una a la vista a la que saltar. ¿Dónde está Zuckerberg cuando se le necesita?

No puedo decir lo que pienso

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Tengo dos hijos y una columna diaria. Si quiero que lo segundo me ayude a mantener a los primeros, sinceramente, hoy no puedo decirles lo que pienso cuando leo que Iñaki Urdangarín y Diego Torres pueden librarse de la cárcel si pagan 200.000 y 100.000 euros, respectivamente, pese a que el quebranto habría alcanzado los 2,6 millones de euros de dinero público, conseguido por Noos de un modo fraudulento, según la sentencia. Si España es así que se la queden.

Actualización a día de la fecha: finalmente, Iñaki Urdangarín seguirá en libertad y sin fianza en su casa de Ginebra.

Ya estamos haciendo el cateto

En este caso sí que puedo manifestarme porque, de hecho, me repetiré: me parece una catetada la petición para que Jorge Cremades no actúe en Bilbao. Cremades tiene un humor “gañán”, de tías que tardan mucho en maquillarse y tíos que solo piensan en ligar del modo más fácil, incluido emborrachando a la chica. El verdadero éxito contra este machista del humor sería que el Teatro Campos, donde actuará, estuviera vacío, no prohibiendo su pase.

Cuando miran desde fuera

A veces es necesario que nos observen desde fuera para darnos cuenta de cómo somos. Y no me refiero únicamente al caso anterior: el periodista argentino Nicolás Lucca ha descubierto gracias a la visita de Macri al Congreso quién es Íñigo Errejón. Un personaje capaz de hablar por los argentinos, de pedir cuentas que no le corresponden y de impartir justicia divina. El propio Lucca concluye: “Ocupa un cargo para cubrir algún cupo de discapacidad, no existe otra explicación”.

Un entretenimiento dañino

La socialista andaluza Cristina Cabezón denunciaba en Twitter que había recibido, por medio de un mensaje privado en esa red social, una amenaza de muerte. Fuimos muchos los que consideramos inexcusable ese acto, pero además de eso, Marcelino Madrigal, una vez más, aportó información valiosa: se trata, agárrense, de un grupo de jóvenes mexicanos que se divierten trasladando a personalidades (políticos y celebrities) españolas amenazas de narcos. Y sí, Twitter lo permite.

No son solo mis cosas

Por supuesto, me satisface leer en Blogoff que Jordi Évole cometió varios errores (el primero, tomarnos por tontos) con su programa sobre los malos que son los smartphones. Ya saben que me parece un periodista sobrevalorado y, en el caso del domingo pasado, con bastante jeta como para criminalizar el uso de lo que él mismo ha fomentado para ganar “audiencia social”. Pero Juan García va más allá en su blog y desmonta la supuesta “adicción” al móvil que no existe.