Cargar con Puigdemont

Para muchos yo soy un mal abertzale porque critico a Carles Puigdemont y su estrategia. No sé qué pensarán esos de Marta Pascal, expresidenta del PDeCat, muy próxima a Artur Mas y muy crítica con las decisiones del president y la actual dirección, que no le planta cara. La entrevista a Pascal en La Vanguardia es para no perdérsela porque presenta a una política posibilista y pragmática, que sabe muy bien lo que se juega (ella misma ha sido investigada) y, precisamente por eso, cree que hay que empezar a dar pasos en otro camino, hacia la negociación, hacia los puntos comunes y hacia lo que es posible.

Pedro J. y el nuevo periodismo

Cuando Pedro J. Ramírez puso en marcha su digital, El Español, y comenzó con la campaña de captación de suscriptores, nos vendía su medio como una oportunidad, una cabecera libre de presiones empresariales, libre del peso del papel, libre de créditos y servilismos. El nuevo periodismo, por supuesto digital, llegaba a España de la mano del exdirector de El Mundo. Hoy, en su medio, además de las mismas conspiraciones que alentó en el papel, podemos leer noticias falsas como esta que publican en su división navarra: “Desvelan que Moncloa ya diseña la unión fiscal entre Navarra y País Vasco de cara a una futura anexión”.

Siniestra… Y facha

Rosa Puig, que se define en Twitter como historiadora, lanza en esta red social una pregunta sobre lo siniestra y reconocible que resulta la escenografía que utilizó Vox en su mitin de Barcelona: un fondo negro, dos cintas rojigualdas y un atril central en el que Ortega Smith gesticuló sin ningún tipo de reparo para regalar poses y fotos como la que rescata la propia Puig. La imagen es reconocible, es siniestra y es, básicamente, facha (no sabemos si buscado o no, claro). Pero no de ese “facha” que ha sobado la izquierda usándolo contra todo lo que no le gustaba, sino facha de verdad, fascista, para que nos entendamos.

La Junta de Andalucía ya comunica de otra manera

Todo servicio de community management necesita un rodaje, pero del mismo modo que antes podíamos ser permisivos con ciertos errores porque todos estábamos empezando, ahora ya conocemos los mecanismos y sabemos que, por muy nuevos que sean todos en el área de comunicación digital de la Junta de Andalucía, eso de sugerir que una birrita no es mala con un enlace a una noticia en un periódico desde una cuenta institucional, es un error. Un error que los responsables de esta comunicación no han mandado eliminar. Se ve que el estilo tuitero de los tres partidos que soportan el gobierno andaluz también se ha impuesto.

Así de sencillo

Los grandes problemas tienen soluciones muy complejas. Y en el caso de la eutanasia, cuyo debate se ha abierto parece que de un modo definitivo, por fin, la solución también será compleja, con debates, acuerdos, legislación, interpretaciones y juzgados, pero su enunciación es muy sencilla y cabe en un tuit como ha demostrado Juan Ignacio Pérez: “Ni sedación ni cuidados paliativos son alternativa a la eutanasia. Mi vida es mía o, si acaso, de mi mujer y mis hijos también. Si algún día decido dejar de vivir, espero que quien me ayude, si no puedo hacerlo solo, no tenga que asumir riesgo alguno por ello”.

La posverdad según Girauta

Juan Carlos Girauta nos toma por tontos, como todos los que quieren construir esa posverdad por medio de mentiras que algunos admiten para reforzar sus posiciones. En este caso, se quejó de que era “calumnia y demagogia” su pertenencia a los peones negros, esos que se manifestaban pidiendo que se diera por bueno que el 11-M lo hizo ETA. En El Diario han sacado un vídeo de él en una manifestación de ese grupo y declaraciones a favor de esta tesis aunque acataba la sentencia que decía que el atentado nada tenía que ver con ETA. Ahora, Girauta quiere borrar su pasado pero no va a poder.

¡Pero si has votado con ellos, Pablo!

Otro que quiere imponernos su posverdad es Pablo Casado, que después de tumbar junto a Ciudadanos, Bildu, PDeCat y ERC los presupuestos del gobierno español antes incluso de discutirlos, tuiteaba: “Hoy en las Cortes españolas se ha producido una moción de censura de facto contra Sánchez. A través de la movilización ciudadana hemos conseguido revertir las negociaciones que se estaban produciendo con los secesionistas. Han negociado y estaban dispuestos a seguir haciéndolo”. ¡Pero si es el PP el que ha votado con los catalanes y Bildu para tumbar a Pedro Sánchez!

¿Por qué?

Pedro Vallín ha escrito en Twitter un hilo imprescindible sobre ese voto en contra de PDeCat y ERC. Se lo resumo al máximo: solo Puigdemont (y seguramente Torra) creen que cuanto peor, mejor. Junqueras, el resto de presos y la mayoría de los políticos catalanes saben que la situación sería más favorable con Sánchez. Pero ambos partidos han acabado tumbándole por el mismo motivo: el miedo a explicar a la ciudadanía catalana que esto se ha acabado, que la independencia nunca se declaró, que tienen que negociar dentro de España y ser posibilistas, a contar la verdad.

“Hasta los c… de todos nosotros”

Otro cronista de La Vanguardia, Enric Juliana, recordaba ayer en Twitter a Estanislau Figeras, presidente de la Primera República que acabó dimitiendo y expresando: “Estoy hasta los cojones de todos nosotros”. Lo hacía previendo que hoy puede que sepamos la fecha de las próximas elecciones. Sea la que sea, con la cita del 26 de mayo confirmada, propios y extraños van a acabar hartos de la política española y de los políticos incapaces de ponerse de acuerdo, y esto va a afectar a unas elecciones que nada tienen que ver con eso, como son las municipales, forales y europeas.

Lo moderno es atacar una librería

Lo moderno no es montar una cafetería para tomar cereales con leche, ni poner en marcha una librería para editoriales y escritores alternativos, lo más moderno es atacarlo, quejarse, hablar de gentrificación mientras miras de reojo el móvil para ver si te han dado el OK para el piso que has contratado en Airbnb para Semana Santa. Lo moderno es pintar “moríos, modernos” en una librería que ya ha sido atacada (sí, “atacada”) con pintura y carteles anteriormente. Lo liberador, lo transgresor, lo que es más moderno que lo moderno es, como han leído, atemorizar a quien vende libros.

Es tu libertad, Albert

Albert Rivera ejerce su libertad de expresión cuando pasa por Altsasu y, sin bajarse del coche, saca una foto al cartel de la autopista para tuitear: “On the road. ¡Viva la Guardia Civil, viva la libertad!”. Es difícil ser más “cuñado” con tan pocas palabras. Y también es difícil ser más hiriente, porque lo que falta en Altsasu es libertad, la de una serie de jóvenes que cometieron un error, eso es innegable, pero lo están pagando tan caro como la justicia española quiere que lo paguen. Rivera lo sabe y por eso usa esa palabra, “libertad”, utilizando el sufrimiento ajeno en beneficio político propio.

Es una pandemia

Montxo Armendariz es de los que dignifica Twitter y justifica el tiempo que dedicamos a esta herramienta: “Tiene que ser un virus extraterrestre, me resisto a creer que tanta imbecilidad se esté extendiendo de forma exponencial por todo el planeta”, lamentaba ante la noticia de que la ministra de la Mujer del gobierno brasileño justificaba con una cita de la Biblia que le hubiesen cazado presumiendo de unos títulos académicos que no posee. Por lo menos sabemos que la imbecilidad se extiende por medio del populismo que se ha instalado también en Brasil. Sabemos dónde atacar.

Ni un zulo, ni un pisazo

Por desgracia, la clarividencia de Armendariz es una excepción en Twitter: lo normal es la batalla que te roba tiempo y no te lleva a ningún sitio. Por ejemplo, las horas de discusión que algunos han dedicado a afirmar que el piso de 68 metros de El Nega, el cantante de Los Chikos del Maíz, es un piso pequeño o uno de pijos. Él, por supuesto, aseguraba que era minúsculo, porque a proletario no le puede ganar nadie. Y muchos, lo contrario, que eso era un pisazo, mucho más grande que la media. Lo curioso es que los que ponían cierta mesura recibieron también su ración de desprecios.

La sociedad en la que vivimos

Cuando habla de Euskadi a Enric Juliana se le nota que mezcla deseo con realidad, pero cuando opina de cosas inconcretas o escribe sus crónicas de Catalunya merece la pena leerle. Su columna sobre el conflicto del taxi es estupenda porque le sirve para reflexionar sobre la sociedad española, pero también la catalana y la vasca: la digitalización de la indignación ha provocado que esta sea más violenta e injustificada ante un sistema cuyas garantías se ponen realmente en juego como si no importasen las consecuencias. Solo importa el postureo y los más indeseables son los que lo manejan mejor.

A mí sí me fastidia

He esperado varios días a propósito para poder trasladar con calma lo que pienso respecto al derby entre el Athletic y la Real: sí me fastidia (el fin de semana hubiera escrito que “me jode”) que los rojiblancos pierdan contra la Real más que contra otros equipos. Porque es nuestro derby y ese partido siempre hay que ganarlo, por definición. Si no, no sería un derby. Pero lo es, insisto. Así que bienvenida esa intensidad donostiarra y hasta ese punto de humillación que llevamos sufriendo esta semana en Bilbao si la temporada que viene nos ponemos las pilas en los dos partidos, para jugar y ganar.

El titular que siempre buscaron

En Bildu están cogiendo una manía muy fea, la de tomarnos por tontos a todos. Primero, quieren que no tengamos memoria; después, quienes no dijeron nada contra los que pegaban tiros en la nuca, quieren hacerse pasar por antifascistas; y lo último es el roneo sobre los presupuestos vascos que muchos pensábamos desde el principio que no iban a apoyar, y que ha terminado con un titular que podía ser de ayer o de hace dos meses: “La prórroga presupuestaria es el fracaso de un gobierno en minoría”. Este fracaso, como siempre, será atribuible a quien no quiso negociar sino la foto.

Lo de Baleares es gravísimo

La fiscal general del Estado no puede hacer como que no se ha enterado del atropello a la libertad de Prensa que está realizando la justicia española en Baleares después de que dos periodistas le hayan entregado un escrito firmado por más de doscientos compañeros. María José Segarra se ha remitido al secreto de la pieza para no hablar del tema, pero se equivoca: de lo que se trata es de una libertad fundamental que se defiende o que se ataca, por acción o por omisión del deber de salvaguardarla. La justicia española es cada vez más injusta y arbitraria, y parece que nadie la controla.

Lo de Catalunya, también

Inés Arrimadas es una provocadora y, como tal, el mejor ejemplo de la única política que sabe hacer Ciudadanos: la del mal rollo, la del encrespamiento, la del cuanto peor, mejor para ellos. El modo en el que mostraba un folio cutre con el número “155” impreso en tipos altos, frente a Torra y los diputados nacionalistas que tienen compañeros y amigos presos, y en huelga de hambre, es intolerable. Su falta de respeto lo es también de sentido de la democracia como solucionador de problemas. Para Arrimadas, igual que para Rivera, el parlamento es solo un sitio en el que buscar bronca.

El autorretrato de Fran Rivera

Francisco Rivera es de los que cree que el yugo y las flechas son símbolos de España. Y lo son, para cierta gente. Su vídeo desde Casa Eladio, un bar de Ávila que exhibe sin pudor símbolos de la dictadura sin que ningún fiscal o juez tomen cartas en el asunto, tiene que servir para poner sobre el tapete el tipo de “gente guapa” que se muestra como modelo en el cuché y los ecos de sociedad españoles. No importa, al parecer, que se muestren orgullosos del franquismo como si pudieran seguir humillando a los miles de muertos en el golpe de Estado, la Guerra Civil y la represión.

Y el de Álvaro de Marichalar

Seguimos con personajes que nos lo ponen muy fácil a los columnistas: no tenemos que gastar ningún adjetivo porque se califican solos. Atención: “El hermano del ex marido de la infanta Elena asegura que le ‘pincharon adrenalina en los pulgares para matarme de un infarto’”, leemos en El Plural. Este tipo de declaraciones nos las podemos tomar de dos maneras: en serio o para sacarle chistes a la historia, porque los tiene. Igual que en Euskadi en nuestro momento, los catalanes tienen que aguantar ahora a un montón de personas ávidas de atención, cuando menos.

Aupa Athletic!

La situación del Athletic es jodidísima. Estamos para un 4-4-2, presión, contragolpe y vuelta a empezar, haya gol o no. Estamos para hacer lo que sabemos hacer sin titubeos ni regates. Este equipo ha llegado a finales y ha jugado en Europa casi todos los años de la era Urrutia: solo le pedimos que se recupere y la temporada que viene, ya veremos. La jugadora Nekane Díez reclamaba en Twitter que entre todos apretemos las filas, y no se me ocurre un mensaje mejor. Lo lanza quien se golpea contra el césped las veces que haga falta por nuestros colores. Yo estoy en ese barco.

No es solo un gesto

Estoy de acuerdo con Francesc-Marc Álvaro en que la huelga de hambre que están llevando a cabo los independentistas catalanes presos por sus ideas políticas (porque los delitos parece que los inventen sobre la marcha) debería de alterarlo todo. Pero no en que es un gesto: el modo de protesta pacífica que han emprendido Sànchez, Turull, Forn y Rull es el más extremo que existe y tiene que mover a la acción, para empezar, de los suyos. Todas las acciones políticas posibles, sin excepción, tienen que estar sobre la mesa para ser estudiadas e intentadas con urgencia.

Esto, tampoco

Según la BBC, “David Duke es el rostro más conocido del grupo racista más famoso de Estados Unidos: el Ku Klux Klan”, y acaba de felicitar en Twitter a Vox por sus resultados en las elecciones del pasado domingo. Lo hace, además, asimilando y traduciendo al inglés el argumentario de los de Abascal, como si alguien cercano se lo hubiera pasado: abajo el régimen socialista y la reconquista empieza en Andalucía. Duke hace solo unas semanas también felicitaba a Jair Bolsonaro. Lo que me sorprende, sinceramente, es que un tipo así pueda estar en Twitter.

Aviso a la izquierda

Los buenos resultados de Vox no son una buena noticia para Podemos. Primero, por lo mismo por lo que no son una buena noticia para nadie. Después, porque cuando los extremos crecen la ciudadanía recurre al centro, y de ese espacio han huido los de Pablo Iglesias. Así que a la izquierda más le valdría hacer autocrítica por la situación general en la que se encuentra ahora… Y por la suma de las particulares: “Por cierto, Podemos pierde la mayoría de sus votos allá donde gobierna: en Cádiz”, tuiteaba Ícaro Moyano poniendo, como siempre, el acento donde toca.

Sigue siendo “la gente”

Mi admirado Antonio Agredano también ha bajado al barro político después del 2-D andaluz para recordarnos que “la gente no vota mal. La gente vota lo que quiere votar. Si no te votan a ti, el problema es tuyo, no de la gente. Sólo echándole un poquito de ‘milagrito’ a la soberbia se puede construir una alternativa política de calidad. A las elecciones se va llorado de casa”. Entre los 400.000 votantes de Vox, por supuesto, habrá ultraderechistas, pero también votantes de otras opciones, incluso de Podemos que siguen indignados y sin respuesta. Los votantes son sagrados.