¿Quién necesita terapia?

¿Quién necesita terapia, un homosexual o una persona que cree que la homosexualidad puede corregirse por medio de esa terapia? Yo lo tengo claro. También la inmensa mayoría vasca que rechaza a Vox por comentarios como los de Macarena Olona: “Es un error prohibir que las personas homosexuales acudan a terapia” (El plural). Lo que es un error, para empezar, es mentir: una persona que siente atracción por las de su mismo sexo puede consultar con su terapeuta regularmente lo que necesite. Pero sugerir que esas visitas pueden ayudar “a encontrar su identidad” apesta a retrógrado.

El nivel que marca el listón

Además de oír a Macarena Olona decir estupideces rancias, ayer también pudimos leer en Twitter a Ortega Smith en plan matón: llamó “Milhouse” y “casta” a Íñigo Errejón, al que acusó de demagogia porque el diputado de Más Madrid había afeado al de Vox su falta de solidaridad… Y sus once propiedades inmuebles. Por supuesto, me parece mucho más defendible la posición y el tono de Errejón que la posición y el tono de Ortega Smith que, para colmo, se arroga la portavocía de “la España que trabaja”. Yo creo que la Euskadi que trabaja lo tiene claro: la solidaridad es el camino, no es el fin ni el medio.

Hasta aquí llegó UPyD

Para muchos la noticia será que UPyD seguía siendo un partido activo. Pero lo cierto es que nada de la nota que se puede ver en la web de Europa Press tiene desperdicio: la extinción del partido la ordena una jueza a causa de una deuda con la que fue eurodiputada magenta, Beatriz Becerra. La liquidación del partido sería tan exigua y el importe de la deuda, al parecer, es tan reducido que todas las partes consideran que puede resultar satisfecho. Pero Brown y Pagazartundua, que se integraron en las listas de Ciudadanos, se niegan a la desaparición de UPyD. A cierto pequeño partido vasco me recuerda…

¿A estos no les echan?

Me pareció triste, fuera de tiempo y sin lógica alguna escuchar a un cura vasco justificar el fascismo que ejercía ETA y amparaban los mismos que lo amparan hoy. Del mismo modo, me parece fuera de tiempo y sin lógica, y no ya triste sino indignante, que “una veintena de iglesias vuelven a celebrar misas franquistas por el 20-N bajo el silencio de los obispos” (Público). Y no estoy siendo equidistante porque no intento ponerme a mitad de camino de nada: cualquiera de las vías que llevan a explicar o justificar un fascismo me parecen vías muertas y, desde luego, no son para mí. Ni para la mayoría.

Cada vez menos Twitter

La capacidad de Twitter para sostenerse me parece admirable: con un modelo de negocio que no es rentable, con millones de cuentas inactivas y la mayoría, inútiles (bueno, esto pasa en todas las redes), sin satisfacer la principal reclamación de sus usuarios (que los tuits sean editables, por lo menos, unos minutos después de publicarlos) e incorporando todas las novedades después de que lo hagan los demás. Por ejemplo, las stories que lanzaron a Snapchat y copiaron sin pudor Instagram, Facebook, WhatsApp, ahora llegan a Twitter sin ninguna celebración ni augurio positivo.

¡A la mierda el clickbait!

En medio de una pandemia la ciudadanía necesita estar informada. Lo necesita, sí. No hablamos del derecho sino de la necesidad. Por eso el de periodista es un oficio importante. Desprestigiado (sobre todo, vía sueldos) pero importante. Lo que no necesita nadie, ni ciudadanía ni periodistas, es la mierda del clickbait que lleva a casi todos los medios a llamar la atención en redes sobre el voluntario que ha fallecido durante la experimentación de la vacuna contra el coronavirus que ha adquirido España… Sin advertir de que había recibido placebo y no medicamento. RTVE (público y bien pagado) ha sido una honrosa excepción.

Abascal diciendo cosas nazis

Voy con los últimos coletazos de la moción de censura de Vox. No podía dejar pasar el contraste que vivimos al inicio de la misma: por la mañana, Carlos Herrera afirmaba que Vox no era extrema derecha. Lo sé porque vi el mensaje tuiteado con énfasis y alborozo. Solo unas horas después, el propio Santiago Abascal le contradecía abrazando todos los movimientos nazis europeos: “En todas partes de Europa están creciendo fuerzas y movimientos patrióticos, que no se van a quedar de brazos cruzados mientras unas oligarquías degeneradas convierten naciones enteras en estercoleros multiculturales” (Huffington Post).

Antes de la moción

La moción ha impedido que podamos comentar otras pinceladas de la actualidad política como el intento de subir el sueldo de diputados y senadores (parece que iniciado por PSOE y Podemos) abortado por PP y Vox. Lo curioso del tema es que sus conservadoras señorías, más bien señoritos y señoritas de cuna, despreciaron ese aumento (algunos fueron más de complementar sueldos con sobres que les daban en las sedes, otros cobraban pasta gansa en chiringuitos sin funciones) para la foto… Y acabaron discutiendo en redes sobre quién estaba más en contra, como Ana Beltrán (PP) y Macarena Olona (Vox).

Nunca tuvieron vergüenza

Este tuit de Enric Juliana, que por culpa de la moción de censura pasó desapercibido, me dejó bastante sorprendido: “Salir de la prisión y empezar a dar lecciones a la Unión Europea. Rodrigo Rato se estrena en un periódico económico. La fisiología de una clase dirigente”. Pero el texto, en efecto, existe, y en Expansión (que es el medio que lo publica) lo presentan así: “El autor reclama cambios en las economías de la UE y de España en particular para ganar atractivo para la inversión extranjera”. Así es Rato, un hombre al que la cárcel no ha apaciguado, como a El Torete, ejemplo de una generación en el PP.

Trapero, como icono

Josep Lluís Trapero empezó a ser conocido fuera de Catalunya cuando un periodista abandonó una rueda de prensa porque el propio Trapero respondió en catalán a una pregunta hecha en ese idioma. El mayor de los Mossos d’Esquadra le despedía con aquel: “Bueno, pues molt bé, pues adiós”. Después, le vimos dar un paso al frente cuando Catalunya fue atacada por el yihadismo. Finalmente fue acorralado y señalado por la justicia española, por su papel en el 1-O. Hoy es un hombre libre, absuelto, al que alguien tendrá que restituir y reparar, y abre una vía: nada de aquello fue delictivo… Salvo la violencia policial.

El Trump de Aliexpress

Vox es la versión de Donald Trump que te venden en Aliexpress: insultan, son agresivos y hacen populismo, sí, pero son de plástico malo y en dos zarandeos los desmontas. Solo hay que ver a su líder, Santiago Abascal, el pusilánime con pistola que necesitaba la extrema derecha al frente del chiringuito (para él solo sería uno más) mientras armaba el resto de la fachada. Una estructura en la que el que más alto eructa y provoca risas ostentosas entre la jauría de brutos es el que gana. Así lo hizo Macarena Olona metiéndose con Aitor Esteban en Twitter y llamando a sus huestes ultras al linchamiento.

Y el de verdad

Lo vimos hace solo unos días: Melania Trump se acercó sin mascarilla a Donald después del debate con Joe Biden. Fríos, como son ellos, y retando al mundo, como suelen hacer: las recomendaciones sanitarias son para los más débiles, ellos están hechos de hierro gracias a la diera americana y a su propio convencimiento. Pero ni las hamburguesas con kétchup ni su poder de autoconvicción les han blindado contra el coronavirus: ambos están afectados y en cuarentena, igual que antes lo estuvieron otros mandatarios como Bolsonaro o Johnson. ¿Y ahora qué dirán a sus seguidores negacionistas?

Trumpistas de Madrid

Una alumna aventajada en esto del trumpismo es Isabel Díaz Ayuso. Como el estadounidense, llegó a la conclusión de que si no hay pruebas no hay positivos. E igual que el de allí la de aquí se dedica a hacer política de bajo nivel basada en señalar al contrario, por peregrina que sea la acusación. Esto que ella misma respondió al parlamentario de Más Madrid la define mejor que lo que yo lo haré: “Chernóbil nos demuestra como un sistema corrupto en manos del comunismo llevó la muerte y la destrucción por la ocultación. Chernóbil no sucedió en la Comunidad de Madrid, sucedió gobernada por ustedes”.

Neoliberales. Y punto

¿“Economía colaborativa”? ¿Todavía le cuelan esta mierda a alguien? ¿En serio? Con lo contundente que es el post en El Blog Salmón sobre la sentencia a Glovo, es una pena que no entre a meterse con los del rollo en el que se basaron estas empresas que se han pasado las normas por el forro. La “economía colaborativa” de Glovo, Deliveroo o Amazon, pero también la de Airbnb o Uber, no existe: se basa en saltarse la regulación en la mensajería, la hostelería o el sector del taxi. Como bien explican en el blog: su petición de que la ley se adapte a ellos es posible que caiga en saco roto. Será lo correcto…. Y lo más caro.

Ultraliberales

Lo indignante de la absolución a Rodrigo Rato y sus secuaces de Bankia es que en vez de entrar al fondo del asunto usa la cadena de responsabilidad para sustentar la decisión. Es decir, la absolución se basa en que todos los mecanismos de control dieron luz verde a una operación ruinosa. Y el juez lo da por bueno en vez de investigar por qué y quién avaló lo que después tuvimos que rescatar entre todos. Como bien explican en Público: “Una de las mayores estafas”, en palabras de la Fiscalía, ha adquirido rango de legal por vía judicial. Y a los demás solo nos queda apoquinar nuestra parte.

¿Y qué ganaron ellos?

Si “Vox anuncia que recurrirá la Ley de Memoria” porque quienes la impulsan “quieren ganar lo que perdieron en el campo de batalla” (República.com), lo lógico es que nos preguntemos qué ganaron quienes se sienten agraviados por esa ley. Empezando por Vox, que se sitúa voluntariamente en el lado de los golpistas. La propia Macarena Olona lo deja clarísimo: “Pretenden rescribir la historia que mis antepasados cerraron con heridas sangrantes con mucha dignidad y sacrificio”. Y con paredones, con propiedades robadas, con persecución, con prohibiciones y con cunetas. ¡A la mierda los fachas!

El mejor resumen de actualidad política

Ícaro Moyano es de esos periodistas que nunca dejarán de serlo, por mucho que llevan años dedicados a otras cosas. Se nota, por ejemplo, en cómo ven y son capaces de resumir la actualidad en un simple tuit. Esta vez, el cofundador de Tuenti supo retratar en unas pocas líneas la situación de la oposición política en España: “El problema más gordo que tiene Casado cuando se presenta como alternativa frente al PSOE es que su modelo de gestión es el lodazal de Díaz Ayuso que sufrimos en Madrid. En el mismo barreño de mierda se está ahogando Ciudadanos. Así que ahora mismo no tenemos alternativa”.

No estamos para discursos huecos

Nunca me han gustado y cuanto más mayor me hago los soporto peor, pero en este punto, con una crisis sanitaria y económica absolutamente excepcional, no puedo con los discursos huecos, como este de Nacho Cardero en un foro sobre turismo: “Esto es una oportunidad para reinventarse y para buscar nuevas oportunidades” (Cotizalia). Pero, ¿qué oportunidad? ¿Para quién? La mayor parte solo pretendemos resistir, y esos mensajes de: “Los momentos de crisis lo son de oportunidad”, “si haces siempre lo mismo no esperes otros resultados” o “si eres pobre, ¡reinvéntate!”, son propios de quienes no están a pie de calle.

Es la mano de obra, amigo

Las economías china y europea no son comparables. Algo más lo son la china y la estadounidense. ¿Por qué? Porque la oriental se basa en una mano de obra barata y muy organizada pero solo para trabajar, sin reivindicaciones. La estadounidense, tan liberalizada, tiene algo de eso. Y la europea, por suerte, es la que más se aleja de ese modelo productivo. Pero Europa no puede caer en la hipocresía de mantener aquí condiciones que ralentizan curvas económicas (pero mantienen altas las sociales, y así tiene que ser) y comprar después todo a China. Nos queda rehacer el tejido local. Exijámoslo.

El año que vivimos junto a Jon Rahm

2020 está siendo un año desastroso para la mayoría de vascos, pero para Jon Rahm está siendo realmente bueno. Tan bueno que 3 de sus golpes están entre los 10 mejores de la temporada para los organizadores del PGA. Por su puesto, su putt espectacular, que dio la vuelta al mundo del deporte, es el primero del ranking. Solo espero que este sea el primero de muchos años espectaculares y que nos acostumbremos a sus éxitos. Todavía queda mucha crisis sanitaria y económica, y necesitamos buenas noticias, aunque vengan de un deporte minoritario y equivocadamente percibido como elitista. Aurrera, Jon!

Para la foto

Vox viene a Euskadi para la foto. Lo demostró Macarena Olona en la recta final de la campaña, colgando en su Twitter una foto de ella junto a Hermann Terstch frente a Sabin Etxea y la lona de la campaña de Urkullu. Pero, vaya, qué bien le ha ido a Vox: hoy por la noche podemos sorprendernos si finalmente consigue materializar su escaño alavés, por el que pugna con el PNV. Sin programa, con arrogancia, provocando y sacándose fotos para el Twitter, así han hecho su campaña. Una campaña atípica y desconocida para quienes consideran que la política es el medio para más democracia, y no para menos.

“Dignidad de país”

Sigo con la derecha. Paco Marhuenda tuiteaba esto: “¿Queremos que metan en un calabozo al Rey Juan Carlos? ¿Qué dignidad de país tenemos? ¿Qué tipo de país somos que podemos permitir eso? Que siga aquí y si el fiscal lo que pide se le dice que no, y que el procedimiento del Supremo tenga el recorrido que tenga que tener”. Evidentemente, un país digno es aquel en el que quien delinque no se va de rositas. Lo que no se puede permitir ningún país es que el jefe de Estado, en el ejercicio de su cargo, haga lo que le dé la gana, y sobre sus acciones haya un velo mediático y legal que impida cualquier investigación.

Estamos hablando de esto

Lo que se juzga, por lo menos en algunos medios, en las casas, en las oficinas y en los grupos de WhatsApp, es cómo Juan Carlos I ha podido hacer todo lo que le ha dado la gana durante décadas: “Juan Carlos I sacó 100.000 euros al mes en billetes de su cuenta suiza entre 2008 y 2012” (El Confidencial). Una cuenta en Suiza, recordemos lo que hemos leído estos días, que tenía 100 millones regalados por una dictadura, de la que inyectó 65 millones a una amiga muy especial, y para la que dio la dirección de Zarzuela aunque luego, al parecer, evitó pagar impuestos en España. Y Marhuenda todavía se pregunta si queremos juzgar esto.

Usa mascarilla, también para votar

Por cierto, hoy se vota. Que no nos despiste el show ultra (que es justo lo que busca), ni Juan Carlos I, ni los que quieren fijar opinión desde Madrid, que cuando a todos esos les sale bien la jugada los que perdemos somos los vascos. Y a las empresas vascas que partieron sus negocios para crear sedes sociales y pagar impuestos en Madrid, presionadas por poderes y medios de la derecha española, me remito. Hay que ir a votar para que sigamos decidiendo nosotros. Y hay que hacerlo con mascarilla. Hasta Twitter lo recordaba: anunciaron que pondrán el tan deseado botón de “editar tuit” cuando todo el mundo tome esta precaución.

Nadie me obliga a que te lea

Yo no obligo a nadie a leer esta columna ni en el periódico, ni en la web, ni cuando la comparto en Facebook o Twitter. Del mismo modo, no tengo obligación ninguna de leer comentarios o respuestas. Lo sé, pero está bien recordarlo de vez en cuando, como hacía recientemente Fernando de Córdoba: “Tus redes sociales son tuyas. Personales. Un espacio que debe hacerte feliz, no traerte mal rollo. No es necesario que esto sea el CIS y todos estén representados. Si alguien te agota, te molesta, te irrita o te cae mal en general, bloquéale. Que le leas no es su derecho”. De hecho, es mi derecho.