¿Qué pasa cuando buscas “Arnaldo Otegi” en Linkedin?

Me hago mayor y reivindico mi derecho a ser tratado como un señor de 45 años que no quiere tardeos ni prepararse para una media maratón. Pero otros también se hacen mayores: las últimas entrevistas de Arnaldo Otegi nos dejan una referencia a las series policiacas suecas para que averigüemos su modelo policial y, el lunes, otra referencia al Linkedin de Mikel Mancisidor para conocer su nivel de euskera. Con esto último sí me picó la curiosidad: ¿qué pasará cuando buscas “Arnaldo Otegi” en Linkedin? Nada. No pasa nada. Porque no hay mejor manera de no entrar en una puerta giratoria que no dejar nunca de la política.

Boicot a Israel

Leo en Diario Socialista que “la EHU mantiene activos al menos 14 proyectos de investigación vinculados a Israel”. Pero, ¿cómo puede ser esto? ¡A ver si romper con Israel no es tan fácil en instituciones complejas! En esto, entiendo al equipo rectoral: incluso para un usuario básico de servicios on-line es difícil deshacerse del abrazo del oso que dan países como EE.UU. o Israel. Así que puedo comprender que los tentáculos de estos estados, que impulsan la industria tecnológica, sean largos, se enrosquen y sean difíciles de cortar, como los del Kraken de ‘Piratas del Caribe’. Puedes entenderlo o puedes hacer populismo, es una elección.

El contexto

La decisión del departamento vasco de Seguridad de dar a conocer las áreas geográficas de los delincuentes en la CAV también me invitó a preguntarme: ¿valen los consensos de hace 25 años (no publicar la nacionalidad de los delincuentes) hoy, con la extrema derecha, fuerte y la inmigración, multiplicada? Yo creo que el dato de la Ertzaintza necesita otros como este: “Euskadi cierra octubre con 104.548 personas de origen extranjero afiliadas a la Seguridad Social”. Por sectores: “Hostelería, comercio, cuidados y construcción concentran la mayoría”. Lo tuitea Xabi Legarreta, viceconsejero vasco de reto demográfico.

La que sobra

La que sobra, por cómo engorda a la extrema derecha, por cómo llena de guano la política, por cómo manipula e instrumentaliza, por cómo extiende la idea de que es posible odiar todo lo que no se entiende, es Isabel Díaz Ayuso. Así resume el Euskadi-Palestina del pasado fin de semana: “Bajo el pretexto de la paz llaman a la kale borroka”. Cualquiera en nuestro país sabe que no fue así, que, de hecho, nada tuvo que ver la fiesta de la reivindicación y la jornada de solidaridad con el pueblo palestino, con la kale borroka… salvo para un grupo de la izquierda abertzale que solo representan a los de su ideología.

El ridículo

La verdad es que el título de este párrafo me valía para alguno de más arriba, pero lo he reservado hasta esta noticia en la web de la CNN: “Rusia presentó un robot humanoide con inteligencia artificial en un evento tecnológico, pero la máquina se cayó de bruces en mitad de la demostración, mientras el personal en el escenario se apresuraba para estabilizar a AIdol”. Esto, en un país europeo, no pasaría de ser un ridículo, pero, ojo, tratándose de Rusia me preocupa la integridad de ese “personal” que no ha logrado el objetivo propagandístico. Y no hay ni una brizna de ironía en mis palabras porque sé distinguir el bien del mal.

Son reconocimientos

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Ya en la primera edición, el jefe de marketing de DEIA, Jon Goikoetxea, insistía: “Son reconocimientos”. Tres años después todos lo tenemos claro: lo que hicimos el martes en la Bizkaia Aretoa, como lo que hicimos en 2014 y 2013, fue reconocer la labor de esas personas que, en su área, en su sector, en su espacio de influencia, son conocidas porque saben aprovechar las potencialidades que ofrece Internet. Y eso, aunque parece lo normal, se lo aseguro, es extraordinario.

Pero unos nuevos reconocimientos necesitaban, creíamos, unos reconocidos novedosos, unos nombres propios que no fueran los ya generalizados, por lo menos, en sus canales habituales (blogosfera, tuitesfera). ¿Es justo dejar fuera a quienes habían crecido con el desarrollo de las herramientas? Esa pregunta, se lo aseguro, nos la hemos hecho año tras año y nominación tras nominación. Por eso, en esta edición han asomado nombres largamente conocidos como la SPRI, o como Mikel Agirregabiria y José Antonio Pérez, ambos blogueros desde hace mucho más de tres años cuyo mérito, sin duda, es no desfallecer y mantener su nivel de autoexigencia. En Internet, en esencia, es la propia voluntad y determinación la que marca la diferencia. Y de eso también sabe bastante Álex Gibelalde, que pese a su juventud ya ha pasado por dos grandes del sector tecnológico: Google y Twitter.

Junto a ellos, los nombres nuevos: Xabier Álvarez, Itziar García, Ianire Estébanez, Urko Fernández y Gontzal Hormaetxea, Estefanía Jiménez y Miguel Ángel Casado, Erlantz Plaza, Maite Goienetxea, Nico Vázquez o la cerveza La Salve. Entre todos suman gremios y áreas de interés muy diversas: desde abogados a periodistas, desde la comunicación política al humor pasando por la formación y orientación para el uso de Internet… Y de la vida. Pero puede que la tipología que más mérito tenga sea la del nombre con recorrido off-line que ha sabido reinventarse en lo on-line: Begoña Beristain, Ramón Zallo, Mikel Mancisidor, nuestro Athletic Club, Bilbao Dendak, Lantegi Batuak, Ullibarri Euskaltegia, Estrategia Empresarial y la Herri Krosa. Todos ellos y todas ellas han aprendido a aprovechar la gran oportunidad que es hoy Internet para comunicar y, por qué no, para vender.

Los nuevos, los que se han reciclado, y los que supieron crecer mientras lo hacía Internet, merecen nuestro reconocimiento. El del periódico y el de una sociedad cada vez más interesada en lo que ocurre en la red y más dispuesta a comprobar, con sus propios ojos y sus propios dedos, cómo va sucediendo.

Esta columna fue publicada en el suplemento que acompañó el periódico del día de la fecha.