«El Burger King»

El título de la foto no es mío (y lo lamento, porque es brillante), es del popular tuitero Sr. Jimvill. Y lo clava: en la revista Paris Match hemos visto la foto de Juan Carlos I preparando una barbacoa junto al hijo de Corinna Larsen (antes conocida como Corinna zu Sayn-Wittgenstein), con la gorra hacia atrás, unas buenas ojeras, un bañador amarillo fosoforito, la camisa abierta y unos náuticos. Lo que viene a ser un tío enrollado que intenta ganarse al hijo de la mujer a la que se camela con un buen fajo de billetes saudíes en el bolsillo. Ojo, no seré yo el que le llame viejo verde. Vamos a dejarlo en campechano, lo que ha sido siempre.

No se pagó ni la contadora de billetes

Hace solo unos días que hablábamos de que, que la familia real careciera de propiedades tenía que entenderse como que nosotros les pagamos cada residencia y despacho. Las y los de todos, hermanas y madre de Felipe VI, incluidas, por supuesto. Ahora sabemos que entre 2009 y 2015 la Casa Real compró una contadora de billetes y tres cajas fuertes. O lo que es lo mismo: se lo compramos nosotros para que Juan Carlos I, entre barbacoa y barbacoa, contabilizara y guardara el dinero saudí que ni siquiera declaró. No es un detalle: es la muestra de la desvergüenza y de cómo el Jefe de Estado trataba a España.

Gol de Sánchez

No de Hugo, sino de Pedro: el presidente español ha marcado un gol a Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, y de paso, al PP y a Ciudadanos, ofreciéndose para mediar en la gravísima crisis sanitaria madrileña y accediendo a hacerlo en la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. La foto de Sánchez entrando a las dependencias de Díaz Ayuso puede ser letal para la presidenta que se ve sobrepasada y necesitada de que el socialista ponga orden en su caos. Esa va a ser la foto. Y Sánchez tiene todo el derecho del mundo a rentabilizar su ayuda igual que el PP, irresponsablemente, ha intentado rentabilizar la pandemia.

Y gol de Hugo

Esta vez es Silva, y no Sánchez, el que remata: el actor ha pegado un corte merecido y certero a Santiago Abascal en Twitter. Uno no sabe si imaginarse al propio Hugo Silva o al personaje de Paccino respondiendo: “No me consta” a un tuit del de Vox mezclando El Ministerio del Tiempo, Stalin y el coronavirus. Una chorrada como un templo, propia del cuñado que solo le OK Diario, que obtuvo una respuesta a la altura en forma de compromiso contra el fascismo… Y las tonterías. Llevo tiempo advirtiendo de que Silva no está suficientemente valorado como actor y persona. Ahora estoy más seguro de ello.

Goool… De los de siempre

He empezado la columna hablando del patrón del Bribón, he usado símiles futbolísticos y ahora la termino juntando las dos cosas: el beneficio de algunos (unos pocos) que saben aprovecharse de la inflación que existe en el mundo del fútbol. Un 25% de cada traspaso va para los representantes, según leemos en Magnet. Y el célebre Jorge Mendes es el máximo exponente pero no el único de este modelo de negocio: la oficina de representación ahora es global y ofrece asesoría también de inversión del dinero al jugador o de imagen, además de gestionar todos los contratos deportivos o publicitarios.

Javier Negre te pide dinero

En mi vida había visto a Javier Negre. Me bastaba con haberle leído en El Mundo y en Twitter para saber que es otro facha que va buscando la boca y que se ha venido arriba con Vox. Esta semana ha sido imposible no “disfrutar” de su vídeo quejándose de que la mayoría preferimos pagar cualquier otro servicio de entretenimiento que su canal en YouTube en el que junta a fachillas que van de estrellas del Twitter, y, después de verlo, creo que si Negre te convence es que tienes la autoestima muy baja. No pasa de ser un gañán agresivo con un único discurso para todo y con recursos económicos menguantes. Cada cosa, en su sitio.

Otro que se hace un Infanta Cristina

Ayer mismo contamos en la columna cómo Pablo Iglesias prefería presentarse engañado por Pedro Sánchez con lo de la fusión de dos bancos, uno de ellos rescatado con dinero público, como la Infanta Cristina, que no se enteraba de lo que firmaba. Hoy es Pablo Casado el que decide seguir la senda de la hija y hermana de reyes de España: cuando pasó lo de Bárcenas y sus sobres con dinero negro, supuestamente, él solo era un diputado por Ávila. Solo le ha faltado decir que estaba centrado en sus másteres o que era el único que no pilló cacho porque siempre ha sido el menos espabilado de la clase.

Y Cayetana, ¿qué opina de todo esto?

Al respecto, estoy deseando conocer la opinión de Cayetana Álvarez de Toledo. ¿Qué pensará ella, tan íntegra, tan inteligente, tan despierta, tan sagaz, de lo que no se enteró el diputado por Ávila, Pablo Casado? Espero verlo en su canal de YouTube. Y no es una ironía: la diputada del PP ha decidido abrir un espacio en esta web para hacer pública su opinión, por ejemplo, sobre que la han dejado fuera de los 44 diputados del PP más importantes que sí tendrán acceso al Congreso (que también marca restricciones). Así se ha inaugurado como “youtuber”. Todos menos Casado deseamos que continúe.

Pablo, ese no es el camino

Como ya he comentado en un párrafo de más arriba, Pablo Iglesias ha preferido esta semana quedar como si no se enterase de las cosas que dar pie a que pensemos que ha participado, aunque sea dejando hacer, de la fusión de un banco rescatado. Al mismo tiempo, el líder de Podemos ha querido dejar claro que, para chulo, su pirulo, y que discutió con Pedro Sánchez hasta el punto de que el presidente tuvo que pedirle perdón por no comunicarle la fuga de Juan Carlos I. Vaya, esto también se lo omitió. Pero este no es el camino: mostrar diferencias, ocultaciones y rendiciones no proyecta confianza.

Del otro lado, también

Pedro Sánchez entra al juego y, según El Independiente, reconoce que, en efecto, ocultó a su vicepresidente la fusión bancaria. El propio Iglesias ha contado cómo, anteriormente, le ocultó la salida abrupta de Juan Carlos I. Y ahora, ¿qué? Confiamos en un equipo de gobierno… Que no muestra que haya confianza entre sus integrantes. Durante el verano, Podemos filtró la oposición a Celaá en el mismísimo consejo de ministros. Y ante los PGE, amago de divorcio en las dos partes. Pero sabemos que se ponen de acuerdo para salvarse el trasero los unos a los otros para evitar comisiones y comparecencias incómodas en el Congreso.

Es cuestión de esperar… Y elegir

Igual que mascarillas, al final, habrá dosis de la vacuna contra el coronavirus para todos. E igual que con las mascarillas, al principio habrá cierta ansiedad y hasta psicosis colectiva. Sánchez e Illa ya se atreven a poner una fecha: diciembre. Y Fernando Simón, como de costumbre, endulza la mala noticia: solo habrá tres millones de dosis y tendremos que priorizar. ¿Los futbolistas, primero? No lo descarto. De lo que estoy absolutamente seguro es de que volveremos a mirar para otro lado cuando nos hablen de grupos de exclusión o de países enteros empobrecidos y a la cola de absolutamente todo.

Hacerse una Infanta Cristina

No tengo ni idea de si lo sabían o, como dice Pablo Iglesias, Pedro Sánchez les ocultó la fusión bancaria que incluye a una entidad rescatada con dinero de todos. Pero cuando leí el titular en El Independiente: “Podemos advierte sobre la fusión bancaria que se les ocultó: ‘No vamos a callarnos’”, pensé es que Iglesias estaba imitando a la infanta Cristina cuando aseguró ante el juez que ella no se enteraba de lo que firmaba. En otras palabras: que algunos prefieren quedar como tontos. Allá ellos. Pero en el caso del gobierno, desconocerlo o aceptarlo y ponerse una careta son dos síntomas de la misma enfermedad.

No pinta bien

En ese escenario, con Podemos ninguneada porque el PSOE le oculta información o le obliga a tragar con lo que no comulga y a poner luego excusas ridículas, el siguiente drama va a ser el de la votación de los PGE. Iglesias ya ha lanzado algún órdago para marcar perfil, el PNV ya ha apelado a la mayoría de la investidura, pero Sánchez sigue entendiéndose con Arrimadas, según Vozpópuli: “Mantiene el ‘teatrillo’ con sus socios de investidura mientras sigue negociando con Ciudadanos”. Pase lo que pase, otra vez, Sánchez va a enfadar a más de uno porque una cosa es hablar con todos y otra jugar con dos barajas.

En su propia salsa

Igual que con el caso Dina prefiero esperar a sentencias y certezas, no voy a comentar ahora cada paso en la investigación judicial o cada filtración, por escabrosa que sea o jugosa pueda parecer. Ya sabemos que aquel PP (este no creo que sea muy diferente) estaba lleno de tiburones, de personas que basaban su acción política en despreciar a los demás, de manera zafia, además, de sobres con dinero que se llenaban con donaciones de quien recibía obra pública y acababa en bolsillos muy célebres, ya sabemos que si Cospedal y Bárcenas no se hubieran odiado esta liebre igual no habría saltado.

Pero, ¿quién quiere ser autónomo?

Ser autónomo no es una vocación, es una obligación asociada a algunos trabajos. Y es, básicamente, una castaña: te abrasan a impuestos y, además, eres el malo de la película, un evasor en facturas de 90 €. Con una vida sin horario ni apenas vacaciones. Un chollito. Así que es lógico que quienes van a cotizar mientras estemos jubilados, no quieran serlo (especialmente, los hijos de autónomos). Este año hay un 4% menos de autónomos menores de 30 que el pasado. Pero respecto a 2007 esta cifra se multiplica por 10: un 43% menos de jóvenes autónomos que antes de la crisis (Pymes y Autónomos).

El caos nuestro de cada día

Pedro Sánchez lleva una racha muy mala: si lo suyo claramente era su porte y su voz (además de su capacidad de resistencia) y falla en cada intervención pública que hace, malo. Muy malo. Pero es lo que vemos: el plan de desescalada, si es que se puede llamar “plan”, es una llamada al desastre que solo invita a pensar que volveremos a confinarnos. Sánchez y su equipo de gobierno intentan contentar a todo el mundo: a las personas que seguimos confinadas, a los empresarios que se desesperan cada día y a todas las facciones del PSOE y Podemos. Y, claro, como cantaba Iván Ferreiro, el equilibrio es imposible.

Lo que nos viene

Me temo que, hoy más que nunca, ser realista es ser pesimista. Si en Alemania un confinamiento suave está llevando a un repunte de la pandemia y a medidas más restrictivas, según la web especializada DW.com, el caos español, que afectará sin salvedad a Euskadi, nos devolverá a la cuarentena. Las barbas alemanas señalan el remojo de las nuestras no tanto por Alemania como por país que avanza un poco más rápido. En resumen: si eso pasa allí me temo lo peor aquí, sobre todo, porque cada día es más difícil defender que se deje actuar al gobierno español ante una situación inesperada y terrible.

Noticias que igual no lo son

Siempre he preferido un medio honesto, que deje claro de qué parte está, que uno que vaya de objetivo (y al final resulta el más tendencioso). Pero lo que mina la credibilidad del periodismo es convertir en noticia lo que se explica como contexto: puede ser normal que el gobierno socialista cuente con proveedores de afiliación socialista como importadores de China. Primero, porque un importador puede tener afiliación. Después, porque en esta situación es normal llamar a quien ya conoces. Lo raro sería contratar a importadores sin experiencia que se arriman al ascua del negocio rápido.

Política que no lo es

Lo que seguro que no es política es lo que hace el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando. Lo suyo es activismo, agitación, lo suyo es vivir como un hooligan de derechas. No solo tuitea mentiras: cuando le pillan tiene una forma muy particular de pedir perdón, acusando a los demás de hechos más graves, como las “miles de vidas” que, según él, son responsabilidad del gobierno español. Hernando no tiene vergüenza, eso está claro. Por sus actos cabe pensar que carece de ética y valores. Desde luego, los partidos que alientan a estos personajes no son los que recibirán mi voto.

El futbolista que abrió la puerta a las historias

Estoy seguro de que Michael Robinson tuvo sus sombras: nadie puede ser tan universalmente querido. Yo lo conocí como espectador de sus programas, no me dio tiempo a verlo como futbolista. Y en lo mío, que fue lo suyo, solo puedo darle las gracias: Michael Robinson nos mostró que había otra manera de informar sobre el fútbol, que este deporte que tanto amamos tantos es algo más que crónicas escritas rápidamente y ruedas de prensa insustanciales, que hay historias de jugadores, de clubes y de aficionados, que el análisis táctico se puede explicar, que lo más bello del fútbol se puede contar.

Un debate difícil

¿Hay que mantener la actividad económica? No lo sé, no soy de esos que tienen las cosas muy claras ante una pandemia y una crisis sanitaria mundial como nunca habíamos visto. Cualquiera puede buscar ejemplos que refuercen la opinión que defiende. Pero llamó mi atención este tuit de Guillermo Dorronsoro, al que, para variar, no le va nada político en la discusión: “El sistema de salud lo sostienen los impuestos de la actividad económica. Vivimos más, con mejor salud, porque podemos pagar un buen sistema de salud. Defendemos la actividad económica, porque sabemos que eso nos ayudará a salvar más vidas”.

No es momento de solemnidad

No es momento ni para la solemnidad ni para los maximalismos, para muchos es momento de reutilizar mascarillas. Así de duro. Así que Pablo Iglesias puede ahorrarse su cita a la Constitución Española: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Los que sugieren que la riqueza es la de los empresarios, los que afirman que esta es una lucha de clases y los que piensan que cuando se cierra una empresa solo se empobrece el propietario, ¿en qué mundo viven? ¿Qué edad mental tienen? Hay que bajar al barro y pensar en las PYME.

Los que lo hacemos posible

Las ingentes cantidades de dinero público que serán necesarias para que no se hunda definitivamente una economía que salía de una larguísima crisis, ¿de dónde creen que salen los que hablan o tuitean como si tuvieran catorce años y lo reducen todo a una lucha de clases especialmente innecesaria en este momento? Del esfuerzo de todos. De todos. Dani Bordas lo clava en su tuit: “Mañana salgo a aplaudir a los que pagamos impuestos, que somos lo que de verdad hacemos posible todo esto”. Esta crisis tiene que servir para que señalemos y aislemos a los evasores. Y para que abramos los ojos a la realidad.

Un gobierno preocupante…

Cuando Sánchez empezó a retrasarse sistemáticamente después de anunciar comparecencias públicas empezaron las malas señales. El retraso en la publicación en el BOE de la norma que iba a afectar a millones de trabajadores por cuenta ajena en España y en Euskadi solo lo confirmó angustiosamente: este gobierno español (en el que confían los de Bildu más que en el vasco, ellos verán) preocupa porque da la sensación de que no se ponen de acuerdo los partidos de la coalición y porque uno no sabe si improvisa o duda hasta el infinito. Y sigo defendiendo que no es momento de crítica. Pero sí de observación.

Un caos de caso…

Ese BOE del domingo por la noche va a convertirse en una triste metáfora de cómo actuó el primer gobierno de España de coalición ante una crisis sin antecedentes: desdiciéndose, siendo desleal a su principal apoyo parlamentario, haciendo feliz a los del cuanto peor, mejor, y abriendo la puerta a un caos laboral de un día… Y un caos económico impredecible. Que en la redacción del propio BOE se haya colado esta errata: “caos” por “caso”, como Dani Álvarez mostraba en Twitter (a mí me lo pasó una buena compañera por WhatsApp) solo refuerza esa metáfora. La del tiempo que vivimos… Y el que viene.