¿Qué puede salir mal?

Cuando el anterior equipo de Twitter baneó miles de cuentas no lo hizo arbitrariamente. Trump era y es un tipo peligroso, y lo son quienes acosan, insultan, suplantan identidades… Pues bien, todas ellas y todos ellos volverán a Twitter (salvo que hayan cometido delito o hayan difundido spam) porque Elon Musk, en su particular manera de entender la democracia, ha vuelto a hacer caso a la turba. A Musk no parece importarle bajar la calidad de Twitter: él quiere cantidad. El hombre que tan preocupado se mostraba por los “bots” y las cuentas falsas ahora readmite a orcos con la cabeza bien alta, como Sauron.

Todo está mal

Los fans de Elon Musk creen que está abriendo un debate al adelgazar la estructura de Twitter y lograr, al mismo tiempo, que siga funcionando. ¿A qué precio? Ya avisó el hijo del propietario de una mina de esmeraldas en Zambia (y no, esto no es casualidad) de que quienes se quedasen iban a hacer largas y extenuantes jornadas, como Esther Crawford, directiva de Twitter, que “compartió con orgullo esta foto durmiendo en su trabajo”. “La romantización de la explotación laboral es una tara más de este capitalismo de ricos caprichosos y aduladores aborregados”, tuitea Pepo Jiménez, y yo solo puedo estar de acuerdo.

Los medios, los bancos

Musk no distingue entre la turba que habita en Twitter y “el pueblo”, es un latiguero reconocido que abandera la libertad de expresión y despide a quien le cuestiona, y desde este punto de partida, acompañado de su fortuna indecente, quiere sustituir a los medios. Reconozco (desde este grupo, con todos sus defectos y virtudes) que a veces estoy tentado a rendirme y darle la razón: “El Banco Santander puede volver a hacerse fuerte en el consejo de administración de Prisa aprovechando la necesidad de financiación que tiene el grupo” (The Objective). Por supuesto, “a cambio pide una mayor participación en la gobernanza”.

A Vox le da todo igual. O casi

Vox ha conseguido, con su ataque vía Carla Toscano, que se prestó a ser la mujer más machista del Congreso ahora que Macarena Olona no está, conseguir lo contrario de lo que, aparentemente, pretendía: Irene Montero está reforzada después de las consecuencias negativas que su última ley iba acumulando. Pero eso a Vox también le da igual: ellos lo que quieren es presentarse como la oposición sin pelos en la lengua (también sin decencia), recuperar el foco, a cualquier precio, y socavar la confianza en las instituciones democráticas (de eso va la ultraderecha, justamente). Y lo han conseguido.

Los más tontos

El vídeo en el que “fanáticos de Bolsonaro claman auxilio extraterrestre con la luz de sus móviles por la victoria de Lula” (El Plural) es para verlo. Un grupo de simpatizantes del expresidente ultra de Brasil con las linternas encendidas sobre su cabeza apuntando al cielo y la otra mano tapándola y mostrándola, todo ello, en medio de una contaminación lumínica que solo es otra muestra de que la idiocia en aquella plaza estaba repartida con generosidad. Son las y los más tontos porque solo desde ese punto de partida uno puede entregarse a la extrema derecha y estar dispuesto a hacer el ridículo por ella.

Juan Carlos I amaba… el chocolate

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Si ayer encontrábamos en El Español una noticia en la que Juan Carlos I aparecía vinculado a los negocios de Iñaki Urdangarín, hoy es el turno de su amiga “especial”: “Un grupo de empresarios españoles, espoleados por Juan Carlos I, invirtió ‘pequeñas cantidades de dinero’ en 2006 en una fábrica de chocolate de Corinna zu Sayn-Wittgenstein que quebró en 2010 sin que vieran rastro de su dinero (…) El negocio era muy ‘chic’, pues se trataba de hacer ‘los bombones más exclusivos del mundo’. Cada Navidad, Juan Carlos I regalaba medio centenar de cajas a 1.500 euros cada una”.

A Rajoy le hacen mobbing

Este es el relato: Obama está de gira en Europa y Ángela Merkel aprovecha para invitarle a una cena con otros jefes de Gobierno. Personas importantes que interesan al presidente estadounidense y a las que les interesa estar cerca del demócrata. Entre ellos, no está Rajoy. ¿Por qué? En el PP argumentan que es por su situación de “en funciones”, pero según El Plural, Merkel buscaba “la imagen del núcleo duro del poder en la Unión Europea”, en el que no entra España.

De púlpitos y amigos

PRISA ya ha anunciado que actuará contra los medios que vinculen el nombre de Juan Luis Cebrían con los ya famosos “papeles de Panamá”. Y a mí este aviso a navegantes lo único que ha hecho es despertarme la curiosidad: la relación de Cebrían con la sociedad offshore es bastante tangente, ya que se trata de un amigo íntimo suyo iraní (y socio, al parecer, en otra sociedad) el que la tiene y habría donado un 2% al empresario. Además, ambos, entre otros, habrían financiado al “think tank” del PSOE, según El Confidencial.

¿Y qué?

Con cada declaración o chiste recurrente en Twitter a su propia minusvalía tengo más claro que Pablo Echenique es, posiblemente, uno de los personajes políticos más sobrevalorados del panorama actual. Por encima, incluso, de su jefe Pablo Iglesias. La respuesta en Twitter de un estudiante de Políticas a un tuit suyo refuerza mi percepción: Diego de Schouwer no entendía (yo tampoco o hago) por qué es malo de partida que un economista relacionado con la banca escriba un documento económico.

De Évole a Bertín Osborne

Iker Martín ha vuelto a escribir un postazo en su blog, esta vez, a cuenta del dopaje y de cómo Jordi Évole (al que no rindo ninguna admiración especial, es cierto) enfocó el tema en su programa. El deportista de ultrafondo que escribe en la blogosfera de DEIA se quejaba de superficialidad y de que hubiese un guión preestablecido que el entrevistador ni iba a romper. Esas son justo las dos quejas mayoritarias de quienes vemos al “follonero” sin estar entregados de antemano a su periodismo de sala de edición.