El “mataor” del 15-M se ha cortado la coleta

Ha sido una de las noticias de la semana: la exclusiva de Pedro Vallín en La Vanguardia sobre el corte de pelo de Pablo Iglesias, con foto de Dani Gago, el fotógrafo de Podemos al que le gusta endiosar al exlíder morado. Para completar el pasteleo, Iglesias aparece leyendo el libro de Vallín en los posados. Así cumple diez años el 15-M: despidiendo a su matador, su cortaorejas, su machote que marca coquilla y pelazo. Lo que no han faltado, antes y después de esta anécdota elevada a noticia, son las lecciones de progresismo, victimismo, periodismo y ética que les sale por las orejas. Porque puedes abandonarlo todo, menos el púlpito.

Mucho ruido y pocas nueces

En el haber de los fundadores de Podemos estará siempre que, cuando desde el PP y el PSOE les decían: “Pues montad un partido”, lo hicieron. Diez años después, sin el líder mesiánico y más allá de pasteleos y odas verticales (“Podemos traslada a sus bases que Iglesias siempre será un ‘referente’ tras una ‘trayectoria sin parangón’”, según República.com), vemos que “la nueva política” ha hecho mucho ruido pero ha traído pocas nueces: Iglesias no ha culminado sus proyectos como europarlamentario, diputado, vicepresidente ni parlamentario en Madrid. Y ha dedicado más tiempo a purgar su partido que a hacerlo crecer.

¿El 15-M ha muerto? ¿Viva el 15-M?

La esencia de la izquierda española se puede apreciar observando cómo están tratando a Íñigo Errejón los que reparten carnés de progresista. Si triunfa es porque es blando con los fuertes. ¿Pragmatismo? Mejor idealismo barnizado con las pinturas de todas las batallas. Y si los medios vemos en Errejón a un socialdemócrata sensato, es que no tenemos ni idea y él es un vendido. ¿No lo era Iglesias cuando era una estrella de rock en todas las teles? Para colmo, Errejón da por “muerto” el 15-M para situarse en un escenario posterior: ese Podemos que no ha dejado de caer es el partido de aquel movimiento, Más País es lo nuevo.

La juventud de hoy es diferente

Esto que tuiteó Isaac Rosa va en la línea de lo que ha detectado Errejón y me parece muy interesante: “Mi hija de 17 años, muy activa en convocatorias feministas y Fridays For Future, y que se informa vía redes sociales de gente de su edad, no sabe qué es el 15M ni había oído hablar de ello. Pensábamos que 15-M tenía brecha con generación anterior, y me da que más con la siguiente”. En efecto: aquel movimiento culminaba la acción de quienes nos precedieron, pero no tenía nada de nuevo (sí tuvo algo de disruptivo). La juventud de hoy está tan alejada de aquello como lo está de televisión: es cosa de viejos.

Los pies, lejos del suelo

Durante estos diez años el 15-M ha sido más manoseado que observado. Y eso es bastante significativo. Hoy se declaran herederos de aquel movimiento todo tipo de personajes de izquierdas (menos Errejón, que pretende superarlo, y por algo será), muchos de ellos muy alejados de la realidad, como Eduardo Garzón, que tuiteaba: “¿Meritoqué? Más del 95 % del patrimonio de las clases medias proviene de herencias”. Repito una parte del tuit: “Clases medias”. ¿Qué cree Garzón que es él, un temporero? ¿Quién cree que le vota? ¿Quién cree que forma la clase media y piensa en qué dejará a sus hijos?

El nudo catalán

Marçal Sintes no se corta en su columna en El Nacional cuando califica, ya en el titular, de “relación tóxica” la que mantienen ERC y el JxCat, y hace responsable del enfrentamiento sangrante que observamos al “factor humano, la incapacidad de unos y de otros de controlar sus emociones”. Sintes reclama un nacionalismo pragmático: “Lo más lógico: la formación de un ejecutivo independentista que gobierne con eficacia y al mismo tiempo evidencie la necesidad de un estado propio”, y recuerda que “los catalanes concedieron a los dirigentes independentistas, con más voluntad que entusiasmo, la última oportunidad”.

Un temazo

Ni el fin del estado de alarma, ni los muertos diarios por el coronvirus, ni mucho menos el nudo catalán o las elecciones madrileñas tienen que tapar el temazo que protagonizan Esperanza Aguirre y su marido, Fernando Ramírez de Haro. Después de que el hermano de este último, Íñigo, diplomático de profesión, para más lustre, les denunciara por apropiarse de un cuadro de Goya y defraudar a Hacienda, ahora les acusa de “apropiarse de subvenciones millonarias de la PAC”. En concreto, de desviar a una empresa del marido de Aguirre “subvenciones de centenares de hectáreas que la familia comparte” (Eldiario.es).

Antinatural

Incluso sin Esperanza Aguirre, José María Aznar, Luis Bárcenas o Rodrigo Rato, el PP lograría parecer apetecible, a mi juicio, por una decisión política básica y recurrente en ese partido: sus habituales ministras y ministros millonarios. Una élite económica absolutamente alejada de la sociedad y de la realidad de la mayoría de las personas que pagan su sueldo y sus decisiones. Si, además, sumamos a las y los mencionados al principio, el ascómetro se dispara. Y hay que mencionarlos, por desgracia y por sus propios deméritos: “Anticorrupción sostiene que Rato ocultó 77 millones en una sociedad ‘offshore’ de Luxemburgo” (Vozpópuli).

¿Por qué?

No es la primera vez que Yolanda Díaz dice que “la legislatura empieza ahora” después de haber sido designada vicepresidenta segunda por Pablo Iglesias (los círculos, si eso ya eso). Me sorprende esa insistencia, esas ganas por que quede claro que hay una nueva etapa en el gobierno español, ya sin el líder de Podemos y con la ministra de Trabajo eclipsando a Montero y Belarra. No solo eso, según República.com, la propia Díaz ha aclarado que ella y Pedro Sánchez “están más unidos que nunca”. Visto todo lo visto, Iglesias ha sido especialmente malo eligiendo, nombrando y tratando a sus lugartenientes.

No

En ninguna hagiografía y en ninguna crítica de las que se han publicado desde que Iglesias anunció que lo dejaba, en la noche electoral del 4-M, he leído algo sobre su “especialidad” en elegir mal a su entorno político pese a que, a mi juicio y por diferentes motivos, salta a la vista. Lo que sí he observado es mucha victimización: no niego ni una sola de las denuncias del matrimonio Iglesias-Montero y las rechazo todas, pero en una España que ha sufrido a ETA, poner a Iglesias en la cúspide de los amenazados me parece mucho poner. Y en Euskadi, donde anónimos han sufrido ataques por enfrentarse a recaudadores y mafiosos, también.

Cuarto día, cuarto traspié

Pablo Iglesias se ha debilitado. Lógico: ha demostrado que carece de visión política. Tiene tantas dioptrías que es incapaz de ver que un escaño en la Asamblea de Madrid no merece abandonar una vicepresidencia del gobierno español. Y cuando uno primero siembra vientos y, después, muestra que se ha olvidado del paraguas del criterio, por lo que es claramente débil, la tempestad va a por él. Así que, sí, en solo unos días Ábalos se la ha jugado en Vivienda y Calviño con la reforma laboral. Iglesias ya tiene los dos pies fuera del gobierno, así que puede que no haya más ajustes de cuentas, pero a la política se llega con gafas y paraguas.

Ha quedado claro

Si un presidente es capaz de entregar su departamento de Educación a Vox da igual lo que haga después, ya ha dejado claro el tipo de político que es. Ha sucedido en Murcia y es una de las consecuencias de la moción de censura fallida, la que inició el larguísimo Sainete protagonizado por Iglesias, un actor en decadencia. Pero no la única, porque un gobierno autonómico menor ha hecho que todo estalle: Ciudadanos se precipita pero por el sumidero, el futuro de Podemos se complica, PP y PSOE se refuerzan absorbiendo lo que pierden los anteriores, y Vox coge aire y un departamento de Educación, consumando este absurdo.

Precisamente les falta educación

Vox es una especie de colector: primero recogieron a los fascistas que pulularon por la Falange o el PP de Aznar. Con este núcleo duro se dedicaron a recoger a quienes no se enteraban de nada y a quienes se engorilaban ante la perspectiva de una pseudodictadura olvidando cómo fue la de verdad. No hay una sola manifestación de Vox, en el sentido amplio de la palabra, que hable bien de ellos. Lo hemos comprobado en Sevilla, en otro de sus mítines encubiertos: “Simpatizantes de Vox llaman ‘puta’ y ‘zorra’ a una periodista” (El Plural) porque, para ellos, una fiesta también va de cebarse con lo que odian. Lo dicho: fascistas.

Hoy es 20-M

Marcelino Madrigal avisaba en Twitter de que el 20 de marzo, es decir, hoy, hay convocadas en varias capitales del mundo manifestaciones de ultras y negacionistas de tendencias de derechas. En realidad, Madrigal rebatía la noticia de El Español que hablaba de manifestaciones “de ultraizquierda”, argumento que han copiado otros diarios como La Razón. Pero a estas alturas, lo que diga El Español es lo de menos salvo para quienes le necesitan para hacer los coros: Pedro J. Ramírez ha fracasado en su intento de montar un digital que sea referencia de algo o alguien salvo sí mismo y su clac.

Cantó está amortizado

En República.com leemos este otro titular: “Toni Cantó no descarta ir a un mitin de Ayuso y llama al ‘voto útil’ ante la ‘desaparición’ de Cs en Madrid”. Este digital no es el único medio que convertido en noticia la última llamada de atención de Cantó. Pero me temo que su camino se ha agotado: Cantó no tiene nada que ofrecer en política y, sí, puede que el PP le exprima las últimas gotas en campaña pero no creo que vaya más allá. ¿Quién va a confiar en un tipo que salta de partido en partido despreciando a quienes han sido sus compañeros de filas? Me temo que el telón esta vez cae sobre los escaños que ha ocupado.

Superman, chorizo con pan

Si algo ha puesto en evidencia Pablo Iglesias es que solo cree en Pablo Iglesias. No debemos olvidar que en las encuestas, hasta ayer, limitaban las opciones de Podemos a entrar o no en la Asamblea. En ningún caso arrancaban la precampaña con opciones de pugnar por la presidencia de la Comunidad. Iglesias y Podemos demuestran mesianismo y centralismo en ese vídeo de más de ocho minutos en los que el gran líder mira a cámara y hace pasar la política de toda España por su persona: busca cargarse a Más Madrid y obligar al PSOE a hacerle presidente (si los números les dan) para mantener el gobierno en Moncloa.

La derivada española

La campaña en Madrid puede ser, a la vez, la precampaña en España: me temo que solo si Isabel Díaz Ayuso arrasa nos libramos de unas generales en otoño, a más tardar. Una vez más, es Podemos quien nos lleva a una campaña. Una vez más, quienes se creen que viven en El Ala Oeste (y no entendieron la serie) nos empujan a la inestabilidad. Pero esta vez es diferente: quien desarrolla su juego de tronos (desde una vicepresidencia, que hay que tener cuajo) lo hace en plena pandemia y sin dedicarle tiempo a lo urgente y lo importante, que esta vez coinciden salvando la salud, la economía y las emociones agotadas.

No puede ser verdad

Solo unas horas antes del anuncio, Isabel Díaz Ayuso hacía de Isabel Díaz Ayuso y afirmaba que ella está en el lado bueno de la historia si es una fascista. Es la misma que cree que está en el lado bueno de la pandemia porque ha convertido Madrid en el bar de Francia mientras mantiene una de las medias más altas de incidencia del coronavirus. Y es la misma que cree que está en el lado bueno de la política adelantando unas elecciones que congelan la entrega de recursos económicos a autónomos y paralizan la recuperación. Isabel Díaz Ayuso también cree, como Pablo Iglesias de sí mismo, que ella es una política audaz.

Cantó actúa

“Toni Cantó responsabiliza a Arrimadas de la gestión ‘bochornosamente torpe’ que ha dejado a Ciudadanos en una situación ‘dramática’”. Este titular de El Independiente es suficiente para dibujar lo que está pasando en Ciudadanos. Cantó tiene toda la razón: Arrimadas ha sido torpe, habrá provocado bochorno entre los suyos y, sin duda, ha dejado a su partido en una situación que alienta el drama. Pero lo peor de todo es que tenga la razón un político como Toni Cantó, otro que confía en exceso en su audacia después de abandonar UPyD antes del naufragio y apadrinar a Alvise Pérez que le mejoró abandonando el barco.

Pues no les sostengas

Esta grave crisis de gobierno en España empezó en Murcia, con la moción de censura propiciada por Ciudadanos que no saldrá si sus tránsfugas funcionan. Este paso en falso y la posible desaparición de la Asamblea de Madrid son un certificado de defunción por duplicado y por anticipado: en solo unos meses, después de las previsibles Generales, Ciudadanos desaparecerá en una agonía breve pero intensa con declaraciones como las de Edmundo Bal sobre su hoy todavía socio en varias comunidades: “El PP ‘tiene en marcha una nueva trama de corrupción’ y está teniendo ‘comportamientos mafiosos’” (República.com).

Cuestión de contradicciones

La presencia de Arnaldo Otegi en un mitin de ERC solo hubiera sido un acto de campaña más si Otegi no hubiera criticado unas elecciones en julio en la CAV con una incidencia mucho menor que las actuales en Catalunya, si Otegi no hubiera rechazado el regreso a la actividad laboral y ahora no la utilizase para librarse del confinamiento, si los suyos no hiciesen mofa de cada acto del gobierno u otros partidos y ahora callasen ante las fotos del propio Otegi muy cerca de Oriol Junqueras ambos rodeados de gente. La de Otegi en Catalunya es la fotografía nítida de la incoherencia política y la contradicción ciudadana.

Es al revés, Iván

Es el periodista el que controla al político, el que señala sus contradicciones y el que le presiona para que la ciudadanía, cuando vote, lo haga con la mejor información posible. Así va la democracia. Y cuando el político controla, señala y presiona al periodista, lo que quiere es que la democracia no vaya. Así de sencillo. Además, doy por hecho que cuando Iván Espinosa de los Monteros decide poner en el disparadero de Twitter al director del Abc, Julián Quirós, sabe de sobra todo lo que he escrito en este párrafo. Pero igual que el de Vox necesitamos saberlo todos y aprovechar cada ataque para recordárnoslo.

Cuando pedimos que se mojen y lo hacen

Contra el fascismo lo que necesitamos es tener los principios claros y no dejarnos llevar por el ruido de las redes sociales, sobre todo, y de los distintos populismos (algunos, disfrazados de antifascismo sin serlo). Solo de este modo lograremos que se oigan claras las voces que hacen frente a la extrema derecha: algunas de las intervenciones de Iñaki Williams en LaSexta, en un programa sobre el racismo en el deporte, corrieron ayer por Twitter. Si pedimos a los deportistas que se comprometan (yo sí lo hago), cuando lo hacen hay que aplaudirles como si marcaran un gol. De hecho, es lo que hacen.

Sin alarmismo

Por cierto, en Catalunya las elecciones podrán celebrarse: “El 98,99% de mesas tiene miembros suficientes”, titulan en República.com como si desafiaran a la corriente informativa actual, en la que solo se habla de cómo se están dando de baja quienes han sido elegidos por sorteo para conformar las mesas electorales. Pues bien, parece que no es para tanto y que el sistema democrático seguirá adelante con una de sus principales garantías: la participación de la ciudadanía y de personas voluntarias de los partidos políticos que observan el proceso en cada mesa. Porque votar con garantías es un derecho y convocar elecciones, una obligación, se pongan como se pongan (o se pusieron) los que van de listos.

Todos lo sabemos

A estas alturas lo que no pueden en el PP es negar la evidencia. Es mejor que se centren en hablar de las elecciones catalanas o el gobierno español mientras esperan a que el juicio a Bárcenas pase rápidamente. A estas alturas, además, ya no pueden temer el proceso mediático: todos sabemos lo que pasó porque Álvaro Lapuerta antes de morir contó lo de los sobresueldos en el PP y lo de las aportaciones de empresas que ejecutaban obra pública, y cómo él mismo se escandalizó del festín que Bárcenas hizo de aquella mecánica. Del mismo modo que todos sabemos que este PP es aquel PP.