No, «todos» no entregamos las armas

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Por supuesto, celebro que ETA vaya a entregar las armas (las que no hayan vendido ni tirado al Adur). Y me alegra ver que la mayoría política y sindical vasca arrima el hombro para lograrlo, junto a los gobiernos vasco y navarro. Pero me desconcierta (como poco) que la jornada de desarme tenga programa (con visionado de un cortometraje y mesa redonda, incluidos), o que algunos quieran difuminar la responsabilidad de los únicos que usaron, escondieron y entregarán, por fin, las armas.

La noticia que generó Podemos

Fueron los de Podemos los que elevaron el gesto a categoría de noticia: dos senadores pidieron que en las dependencias de la Cámara Alta no se sirviera Coca-Cola en solidaridad con los trabajadores de la planta de Fuenlabrada. El Senado no cursó el veto. Pero el portavoz de Podemos en la misma cámara sí se tomó, después, dos botellas de este refresco para comer, fue cazado y la foto voló por Twitter. ¿Por qué? Porque algunos han elevado el gesto a categoría de noticia.

La altura política de Espinar

Una vez cazado, Ramón Espinar se apresuró a emitir una respuesta en Telegram en la que, como cuando quiso excusarse por haber ganado dinero vendiendo la VPO que le adjudicaron a dedo, demostró su altura política. Paupérrima. Quiso aprovechar su error (también Iglesias lo ha calificado así) para repartir culpas a unos y a otros, hablar de “las espartanas” trabajadoras de Coca-Cola, ¡y hasta de la corrupción en Murcia! Y estos son para muchos como estrellas del Rock’n’roll.

¡Pues anda que la de Trump!

Ramón Espinar, como Rafael Mayoral e incluso Íñigo Errejón o Pablo Iglesias acabarán como Juan Carlos Monedero: llamando la atención con textos tan infumables como provocadores en columnas de medios digitales, o en tertulias televisivas. Más peligrosa es la demagogia mezclada con una profunda ignorancia política que demuestra Donald Trump. El presidente de EE.UU. se atreve a culpar a Obama del horrible ataque con armas químicas sobre la población siria.

El club también es una víctima

Los aficionados del Eldense van a sufrir durante años las consecuencias de que el club sea una víctima necesaria en la serie de partidos que, si se confirma, habría amañado la mafia calabresa. La llegada de un portero italiano, Alessandro Zanier, envuelto ya en derrotas pactadas y pagadas, según El Confidencial, en Italia, coincide con derrotas abultadas de su nuevo equipo y apuestas en las casas asiáticas. Una trama bien urdida que afecta y afectará al nombre de un club y una ciudad.