Pues a veces lo parecen

Julio Anguita ha dicho recientemente que Vox no es un partido fascista. No es el único que cree que estamos hinchando un globo innecesariamente. Puede ser. A estas alturas del año y con lo que llevamos encima uno tiene más incertidumbres que certezas. Pero a veces Vox sí parece un partido con ciertas ideas extremas, por ejemplo, cuando uno lee su argumentario contra Javier Maroto porque es gay. No por su actividad como político o sus declaraciones: ocho puntos de crítica para hacerlos públicos al exalcalde de Gasteiz solo por con quién se acuesta. No sé si será fascismo, pero sí que es extremadamente grave.

Solo es un partido más

Cada vez me cuesta más leer los artículos pretendidamente sesudos de los miembros o “ex” de la coalición Unidas Podemos sobre el estado de su cuestión. Miren: me sobran palabras (con esos contextos innecesarios para parecer lo que no son) y me faltan liderazgos, aunque cada afiliado de Podemos lleve dentro un secretario general en potencia. Me sobran reflexiones en voz alta y autocríticas que se hacen unos a otros pero parece que nunca a sí mismos. Y sobre todo me sobra que todos piensen que Podemos no es un partido político al uso. Lo es y siempre lo fue. De hecho, el principal problema es que no lo reconocen.

Rahola, la Barbie de El Nacional

Escribo todos los días sobre lo que veo en Internet, especialmente en Twitter, y puede ser interesante, y por supuesto me puedo equivocar en los enfoques, en la redacción, en lo accesorio y, en alguna ocasión, hasta me he comido algún bulo. Pero intentaré por todos los medios no hacer lo que hacen en El Nacional con Pilar Rahola: alabarle tanto que el medio, la propia Rahola y, por supuesto, quien lo escribe, acaban ridiculizados. Si la periodista ha decidido disfrazarse de Barbie puedes comentarlo, pero reseñar y ensalzar los piropos (“estás tremenda”) me parece un exceso de esos tan desmesurados que hasta son un defecto.

Necesitamos más líneas rojas

No me cabe duda de que necesitamos más líneas rojas. Por ejemplo, para marcar a Enrique Vasquez, que con su espíritu liberal critica las quejas de los trabajadores de empresas como Glovo y alerta de que podemos quedarnos sin los servicios de estas marcas. También pondría una línea roja a estas firmas que prometen lo que no es a sus “riders” (empezando por el nombre) y luego se quejan de que no pueden darles de alta como asalariados. Tenemos que empezar a tomarnos más en serio como sociedad y como personas expulsando de nuestras vidas a quienes nos quieren esclavos solo porque ellos tienen más.

Reyes el futbolista y Reyes el ciudadano

La muerte de José Antonio Reyes supone una pérdida en lo futbolístico: nos ha dejado un extremo carismático, de esos que levantaban aplausos. Pero el ciudadano José Antonio Reyes no parece nada ejemplar: circular a más de 230 por hora, según algunos medios, con personas en tu vehículo y, sobre todo, poniendo en riesgo al resto que ocupa esa carretera, no tiene nada de valorable. Al contrario. Así que no entiendo la crítica a Santiago Cañizares que, reconvertido en piloto aficionado de rallies (vamos, que de velocidad y volantes algo sabe) critica el peligro al que Reyes expuso a otros.

Espinar también lo deja

Algo va muy mal en Podemos si hasta Ramón Espinar deja todos sus cargos: secretario general del partido en Madrid, diputado en la Asamblea de la Comunidad y portavoz en el Senado, ahí es nada. Políticamente, la pérdida es mínima, ya que su capacidad nunca fue sobresaliente y su impacto casi nunca fue positivo para la formación morada, pero su abandono es un síntoma. Un síntoma de que Iglesias y Echenique están cada vez más solos y dispuestos a dejar Podemos hecho unos zorros antes que compartir el liderazgo o las decisiones. El partido se hunde empezando por su proa: Madrid.

Podemos renuncia a Madrid

Podemos es un movimiento profundamente Madrileño. Cuando algunos decían a los del 15-M que montaran un partido, Iglesias, Monedero, Errejón y Bescansa lo hicieron. Eso siempre lo tendrán en su haber. Y capitalizaron inicialmente toda esa indignación. Pero apenas han durado una legislatura. Así que el peor escenario para los que quedan en este partido es el de empezar a hacer aguas en Madrid, precisamente: entre el desprecio de Carmena (a la que ahora intentan desacreditar) y el desafío de Errejón, se encuentran arrinconados pensando en abandonar su espacio natural.

Y el PP, a Euskadi

Podemos esperar que Alfonso Alonso lo arregle matando moscas a cañonazos, como cuando sugirió que Urkullu pactaría con Abascal justo antes de que lo hiciera Casado en Andalucía, pero el roto que ha hecho el PP a su taifa vasca va a ser difícil de coser: desde la sede en la calle Génova acusan a Sánchez de ceder ante ETA incluyendo la de prisiones entre las transferencias a traspasar próximamente cumpliendo con el Estatuto de Gernika, es decir, con la ley. Alonso sabe que en Euskadi conocemos la verdad y que en Madrid le han abandonado a su suerte, pero intentará que los platos rotos los pague otro.

¿Cómo y por qué?

Generalmente intento traer a esta columna opiniones que encuentro en Twitter porque son valiosas y las emiten ciudadanos normales con las ideas más claras que yo. Pero a veces tengo que rendirme y copiarles los mensajes que lanzan “tuitstars” como Juan Soto Ivars: “Por sucia que sea la maniobra contra su gobierno, que lo es, y mucho, para ensalzar a Maduro hay que estar bien zumbado”, escribía sobre Guaidó. Y estoy completamente de acuerdo con el periodista: ¿cómo y por qué personas que se tiene por progresistas son capaces de defender a un incapaz controlado por el ejército como Maduro?

La distopía política

No quería terminar la columna sin rescatar uno de los mejores tuits que he visto esta semana y, posiblemente, lo que llevamos de año: Antonio Cartier recuperaba la desafortunadísima cita de Albert Rivera sobre la gestación subrogada y la convertía en un “meme” con inesperado buen gusto. “¿Hay algo más bonito que concebir un hijo para otra mujer?”, la pregunta acompaña a una imagen de la serie El Cuento de la Criada, una distopía en la que, en un presente paralelo, EE.UU. es gobernado por ultracatólicos que fecundan a las mujeres fértiles para quedarse con sus hijos. Rivera lo clavó.

No entendéis nada, Ramón

Si Ramón Espinar piensa en serio que PP, Ciudadanos y Vox son los partidos de “los ricos” es evidente que no tiene ni idea de su negocio: la política. Si sabe que miente y, aun así, mantiene el tuit, nos toma por tontos. Es Podemos precisamente el partido de las clases altas, de los altos funcionarios y, como el propio Espinar, de los hijos del establishment. Se pongan como se pongan. Y quien crea como dice Espinar que a Abascal, Rivera y Casado solo les votan los señoritos andaluces se está engañando porque quiere. Pero la actualidad no está para ponerse vendas, precisamente.

Al contrario

Javier Domínguez acertaba con el inicio de su desglose de los resultados en Andalucía por municipios: “El Ejido como ejemplo, como síntoma, como indicador y como explicación”. En este pueblo, famoso por su industria agrícola y la difícil integración de la mano de obra inmigrante, ha ganado Vox al PP, el tercer partido ha sido Ciudadanos, después el PSOE y, finalmente, Podemos Andalucía (con su sopa de siglas). Al final, la ultraderecha ha vencido incluso donde saben que es imposible subsistir sin la inmigración. El bulo ha ganado al pensamiento y eso es peligrosísimo.

“Superficialidades tuiteras”

No lo digo yo, lo dice Nacho Carretero, pero me hubiera encantado sintetizarlo tan bien: “La culpa la tiene una izquierda ocupada en invertir sus energías y discursos en superficialidades tuiteras mientras unos fascistas nacionalistas llenaban de miedo y banderas a obreros que no llegan a fin de mes”. Ante la irrupción de la extrema derecha y la pérdida de relevancia de la izquierda, estos días los representantes de esta última opción se pondrán estupendos y mostrarán una indignación monumental en Twitter, pero la realidad les ha pasado por encima y siguen sin darse cuenta.

Un ejemplo

Desde que Podemos e IU anunciaron su unión en la famosa “foto de los botellines” con Pablo Iglesias y Alberto Garzón brindando con dos San Miguel en el centro de Madrid (dos hombres, ningún guiño a la periferia, lo típico de la vieja política), los resultados electorales les han dado la espalda. ¿Es por la unión o es porque Podemos nació tocando techo? Sobre todo es porque, pasada la efervescencia, ni los protagonistas del pacto ni sus equipos han sabido leer el momento político. El cartel de Teresa Rodríguez a lo Juego de Tronos no es una anécdota: es el ejemplo de que a la nada le sigue la nada.

¿Podemos permitirnos una banalidad?

Ante este panorama Tania Sánchez presentaba la nueva cuenta en Instagram de Manuela Carmena con este comentario en Twitter: “Igual esta es hoy la única buena noticia de la noche”. ¿Podemos permitirnos una banalidad así? No sé la respuesta, pero sí el hecho: la alcaldesa de Madrid se suma a la red social de moda con una foto de sí misma haciendo madalenas en su casa. ¿Era lo que tocaba? ¿La campaña en Madrid va por otro carril y por eso no importa esta coincidencia de “noticias”? ¿O la izquierda, definitivamente, ya no sabe lo que es relevante?

Agur, Stan Lee

El mundo despidió ayer a Stanley Martin Lieber, más conocido como Stan Lee y, sobre todo, reconocido porque ha creado el universo de superhéroes contemporáneo. Además, Stan Lee era un gran generador de buen rollo, siempre dispuesto a un cameo en las pelis de sus personajes, por mucho que fueran una castaña (y alguna con tanto efecto especial, verdaderamente, lo es), y siempre presente como si fuera a ser eterno. Él sí lo será: Stan Lee será eterno porque deja una obra inmensa, basada en la bondad y la humanidad, y en la certeza de que el malvado, antes o después, será derrotado.

Podemos, sin concejales en Madrid

La capacidad de los de Podemos para ponerse la zancadilla a sí mismos es pasmosa. Bien es verdad que en Madrid, con Ramón Espinar como líder, no se puede esperar mucho de ellos, ¡y eso que la capital es su gran feudo! Pero la situación actual escapa de cualquier lógica política, por mucho que lo suyo sea la nueva política: después la expulsión de los concejales de Madrid que no quieren pasar por el aro del partido, actualmente Podemos no tiene ningún concejal junto a Manuela Carmena. Todos son independientes y “ex” de los de Pablo Iglesias con cada vez menos ganas de repetir de morado.

Y pueden ser aún peores

No es solo la falta de fundamentos políticos, es la falta de pudor, de respeto incluso hacia tu propia gente y tu propio equipo: en Twitter, precisamente en la cuenta que gestionan miembros (o ex miembros) de Podemos en el ayuntamiento de Madrid, denunciaban que alguien del equipo de Ramón Espinar había filtrado la noticia de la expulsión de los concejales incluso antes de que finalizara. Todo este lío, por cierto, es por el apoyo expreso del aparato al ex JEMAD, Julio Rodríguez (apuesta impuesta por Pablo Iglesias en otras ocasiones), que sigue liándola por donde pasa en Podemos.

Sí, Roures siempre gana

En la izquierda española y catalana, a la vez, hay un personaje siniestro como pocos: Jaume Roures, quien, pase lo que pase, siempre se embolsa una millonada. Nacho Cardero intenta hacer sangre vinculándolo al procés, pero lo que haya podido enredar el empresario en el laberinto catalán no me parece relevante si lo comparamos con todo lo que ha sabido sacar de la parte más lucrativa de la comunicación. Sus acuerdos para emitir primero y ahora para gestionar el fútbol le generan millonarios beneficios y, lo que es mejor (para él), una red de contactos que le sigue protegiendo de todo.

¡Mejor!

Anda el personal revuelto, avisándose por WhatsApp, de que precisamente esta herramienta va a empezar a borrar los mensajes de más de un año de antigüedad. A mí me parece una magnífica noticia porque, aunque lo estemos usando cada vez más para trabajo, ¿qué mensaje del año pasado recuerda usted para querer guardarlo? No importa: vamos todos corriendo a hacer copias en la nube y dejando rastro de datos, números de teléfono y comunicaciones muy personales (como a quién decimos “te quiero”) en nubes que nadie sabe qué cielo surjan. Ojalá WhatsApp borre su historial cada mes.

Por una p… crema

El tipo de persona que roba dos cremas por valor de 40 € cuando estaría ganando, tranquilamente, más de 3.000, es el mismo tipo de persona que no se conforma con mentir en el currículum y prefiere pringar a profesores y directores de máster para tener un título que no se ha ganado. Ese tipo de persona está inhabilitada sin ninguna duda para representar a la ciudadanía, y por eso la dimisión de Cifuentes no puede ir seguida de una reubicación en Bruselas o un cargo interno.

¿Llarena contra Montoro?

Suena a despropósito, a desorden monumental en la casa española, pero la guerra de Cristóbal Montoro contra Pablo Llarena pone de manifiesto, sobre todo, un profundo desencuentro entre un ministro latiguero y un juez justiciero, que no es lo mismo. Montoro tenía intervenidas las cuentas de la Generalitat antes del 1 de octubre (y mucho antes del 155), así que la tesis de Llarena y la UCO de que hubo dinero público para el referéndum señalaría directamente al ministro.

Lo dicen y lo escriben

Desde la cuenta en Twitter de Jueces y Juezas para la Democracia quisieron dejarlo cristalino poniéndolo por escrito: “Declaraciones de la portavoz de JJPD en Catalunya en los informativos de TV3 del domingo 22 de abril: el uso de camisetas amarillas en la final de la Copa del Rey por algunos asistentes está amparado por el derecho a la libertad de expresión”. Más claro y más alto (por quién lo dice) imposible. Y ahora, ¿quién se hace cargo del abuso de autoridad en el Wanda Metropolitano?

Nosotras los machotes

Parece que en Podemos han reculado y han quitado el cartel en el que podía leerse “nosotras” delante del que posaron, entre otros machotes, Íñigo Errejón, Pablo Iglesias y Ramón Espinar. ¿Por qué cometen una y otra vez el error de escribir con “a” y posar con “o”? Porque la realidad es que Podemos es un partido de machos que luchan por el poder como carneros y en el que el gran jefe asciende a sus novias y desciende a sus exnovias. Puro postureo. Y la gente no traga.

No entiendo esta nueva política

Aunque sea un carcamal, Trump representa la nueva política del populismo tuitero. Aunque venga de la política tradicional, Macron representa la nueva política de los partidos disruptivos, de las nuevas marcas. El encuentro entre ambos líderes, abanderados de que esto se mueve (si no se ha movido antes, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?) solo podía ser de una manera: friki. Sobeteos varios, excesos de afecto en público… Y mensajes contradictorios a los medios de sus países.