¡Que cumpláis las putas normas!

Visto el desastre del desconfinamiento, cómo casi todo el mundo hace lo que le sale de las gónadas y que los que cumplimos las normas parecemos los tontitos, propongo leer a la consejera catalana de Salud. Alba Vergés dio claves muy interesantes en su entrevista a RAC1 que recogió El Nacional: “La gente tendrá que aprender a vivir sin exponerse mucho. (…) No podremos hacer todo lo que querríamos. (…) En principio, 14 días entre fase y fase pero siempre teniendo en cuenta si alguna cosa nos hace avanzar o retroceder. (…) Nos podemos plantear un desconfinamiento controlado”.

Ser ministro es otra cosa

Alberto Garzón habló como solía hacerlo, como líder de un partido menor, pero en calidad de ministro, y acusó al sector hostelero de aportar poco valor añadido. Hubo otras referencias, al sector agrícola, por ejemplo, que no entiendo cómo no resultaron igual de molestas. Pero si hasta el chef José Andrés se lo afea, el ministro Garzón debería de hacérselo mirar. Porque el de la hostelería es un sector muy variado en el que también se incluyen los restaurantes con estrellas Michelín. Pero para valor añadido, el pincho de tortilla y el café con leche que solía tomar (y volveré a hacerlo) antes del confinamiento.

Pijos manifestándose

Pocas cosas habrá más graciosas que ver a un montón de pijos manifestándose. Pero no tiene ninguna gracia que lo hagan saltándose las normas del confinamiento (Madrid está en la fase cero). Podríamos hacer muchos chistes con las y los “cayetanos”, pero el tema es serio porque la poca vergüenza y demasiada impunidad, los rasgos característicos de los de la zona “bien” en Madrid, son ahora peligrosas. Pero el chiste se hace solo porque se toman demasiado en serio con su cuenta en Twitter, sus banderas, palos de golf y gritos contra un gobierno que ve sus manifestaciones como una oportunidad.

No sois tan graciosos

Después de la falsa foto de la pintada en la que puede leerse “Borjamari vive, la lucha sigue”, podemos cerrar el concurso de chistes en Twitter sobre las manifestaciones de pijos en Madrid, porque ha ganado quien mantiene la cuenta de “Aquel Coche”. El ridículo de los “borjamaris” ha abierto una espita peligrosa: la de los chistacos. La mayoría, sin gracia, por supuesto. No porque las imágenes de las manifestaciones no las tengan (que sí, y mucha) sino porque la creatividad no está tan bien repartida como la mayoría cree. Ver a diputados correr por decir lo de “los cayetanos” en el Congreso, ya, da hasta penilla.

Y Abascal, menos

En esta situación, con pijos saltándose las normas del confinamiento en Madrid para manifestarse ridículamente, el gurú de todos estos “cayetanos”, como cantaban los de Carolina Durante, presume de artimañas para saltarse las limitaciones: Santiago Abascal asistió como público a la Asamblea de Madrid con la acreditación de “asesor”. Según El Plural, “en el Twitter del partido en Madrid se jactaban de la presencia de su líder en la Cámara regional”. Un político “ejemplar” para quien considera el confinamiento una medida bolivariana y todas esas mierdas de la nueva extrema derecha.

¿Quién está de campaña?

¿Quién está de campaña en la foto que tuitea Mosturotz, el lehendakari que comprueba la vuelta a la normalidad de un hospital después de meses o la representante de los trabajadores y un sindicato que le acusa de “asesinato”? “Asesinato”, sí, porque según la protesta que organizaron a Urkullu, “sin protección no son muertes, es asesinato”, en referencia a la falta, según la manifestante, de material sanitario. Cuando la OMS habla de “crisis sanitaria mundial”, ¿a qué cree que se refiere si no es a la incapacidad planetaria para hacer falta a una enfermedad desconocida? Insisto: ¿quién estaba de campaña?

Y ahora, ¿qué?

La realidad de muchos sanitarios, más allá de protestas políticas con fines electorales, es la vuelta a una normalidad poco agradable: en La Información recogen el testimonio de una médica de urgencias en Andalucía que ve cómo la ciudadanía ha perdido rápidamente el miedo a la pandemia, acudiendo a su especialidad con dolencias nada graves. Estos días también hemos visto en las redes sociales llamadas de sanitarios pidiendo que los aplausos se conviertan en respeto a quien te atienda en un hospital o ambulatorio. Quien lea esta columna con regularidad sabe que soy pesimista: no hemos aprendido nada.

Tardaremos en encontrar la vacuna

Sigo con mi pesimismo: me parece poco tiempo un año para que uno solo de los 120 laboratorios en todo el mundo que están buscando la vacuna contra el coronavirus. Sobre todo, si tenemos en cuenta los antecedentes: “Hasta ahora el récord en el desarrollo de una vacuna contra un virus lo tiene la vacuna de las paperas, que requirió ‘tan solo’ cuatro años”, leemos en Eldiario.es. Y continúa: “Nunca en la historia de la humanidad se había invertido tanto dinero en tan poco tiempo para una vacuna en particular, ni tampoco nunca tantos científicos habían trabajado conjuntamente para afrontar un reto biomédico”.

No faltan expertos sanitarios

He tardado cinco segundos en confirmar que COVID-19 es un acrónicmo que corresponde a “coronavirus disease”, que puede traducirse como “enfermedad del coronavirus”. El 19, obviamente, se refiere al año de su detección. Pues bien, Isasías Lafuente rescata unas declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid: “Dice Isabel Diaz Ayuso en Onda Cero que el COVID-19 surgió en diciembre, de ahí la D del acrónimo. Aún no se ha enterado de que esa D corresponde a ‘disease’. También ha dicho que los pacientes de IFEMA sanaron por los techos altos de la instalación. En fin…”.

Nos hemos olvidado de los otros problemas

Estas crisis sanitaria y económica derivadas del coronavirus han derivado también en un silencio muy significativo. Hay asuntos que han desaparecido de la agenda. Asuntos importantes como la ayuda al desarrollo o el ecologismo. ¿Quién se preocupa del acopio de mascarillas en los países que no son del primer mundo? ¿Y alguien nos ha indicado cómo reciclar las mascarillas o los guantes? No solo eso: generamos más papel y plástico por el embalaje de lo que pedimos en casa y el mundo se va a llenar de botes vacíos de gel hidroalcohólico. Son temas que hoy hemos “olvidado”.

La culpa siempre es de los vascos

No niego que durante décadas un grupo de vascos que decía actuar en nombre de todos llenó nuestra mochila de culpa. Pero hoy, y tratándose de temas que nada tienen que ver con el asesinato selectivo (a quien no daba la razón a ese grupo), echar la culpa a los vascos solo es el recurso fácil del político malo. Así que hizo bien Aitor Esteban en afear al presidente andaluz su queja porque la CAV sí pasaba de fase de confinamiento y Andalucía, solo por partes. Juan Manuel Moreno bastante tiene con ocuparse de lo suyo, que es garantizar camas UCI y bajar el índice de contagio, que también son requisitos para avanzar.

Y por supuesto, del gobierno

Poder echar la culpa al gobierno de lo que no encuentras otro culpable va con el derecho a voto. Pero da la casualidad de que muchos de los que se han quejado por no poder moverse entre municipios de la CAV hace solo tres semanas se quejaban de que se volviera a la actividad económica. Prefiero pensar que muchos de los que ayer volvieron a subir la persiana sintieron cierto alivio, que la economía de un país no es solo industria y funcionariado, y que el alta en autónomos y los IVA trimestrales que abonamos también suma al presupuesto de Osakidetza y a las ayudas sociales que vamos a necesitar.

En esta pandemia nos hemos sacado cuatro carreras

Acierta Ignacio Varela cuando tuitea que “hasta ahora, todos hemos sido epidemiólogos. En un par de meses, todos seremos economistas. Vayamos preparándonos”. En medio, también hemos sido expertos en confinamientos y desescaladas, que es lo que toca ahora. Además de esas cuatro carreras, los que tenemos hijos en edad escolar también hemos podido sacarnos la de maisu o andereño. También la de fotógrafos de multitudes, la de espía del vecino que iba tres veces al día a por el pan, y la de community manager con especialización en mensajes de queja y protesta a todos los grupos de WhatsApp.

No es cuestión de “merecerse nada”

Mi admirada Sugarsagar resolvía la queja por triplicado (Twitter, Facebook y WhatsApp ) de muchos: “Te mereces salir a la calle porque llevas 50 días confinado lo mismo que te mereces comer nueces porque llevas 30 años sin comer nueces por ser alérgico. Que te lo has ganado, joder, esfuerzo, entrega, coño”. En efecto, salir a la calle hoy no es un derecho aunque ahora algunos lo reivindiquen así, ni nadie se lo ha ganado cumpliendo los protocolos del confinamiento… Salvo alguna cosa, como diría Mariano Rajoy. Las autoridades competentes saben más que los cuñados y si salimos será como ellas digan.

Díaz Ayuso, insuperable

La carrera política de Isabel Díaz Ayuso promete momentos hilarantes. Si alguien, después de más de 50 días de confinamiento y miles de muertos, se presta a hacer la sesión de fotos que ejecuta Carlos García Pozo, lo que se hace es un buen autorretrato. Nadie duda de su pena y aflicción, pero sí del acierto de hacerla pública junto a una entrevista sobre las acciones de su gobierno durante la pandemia. Emilio Olabarria me dijo en una ocasión que gobernar es muy fácil, y gobernar bien, tremendamente difícil. Y años después solo puedo darle la razón: Díaz Ayuso gobierno a golpe de mensaje y foto, a lo fácil.

No hagáis lo que os salga de las gónadas

Es muy sencillo: paseos de una hora, en solitario, con otro adulto que viva en tu casa o con un máximo de tres niños, a un kilómetro de tu casa como mucho, respetando la distancia de seguridad con otros paseantes y sin formar corrillos. Así que quien se salta estas sencillísimas recomendaciones lo hace porque quiere, porque piensa que las normas siempre son para los demás o porque no sabe que el coronavirus se ha llevado ya a más de 1.400 vascos. Intentaré ser claro: dejad de hacer lo que os salga de las gónadas. O en palabras de Fernando Simón: “No podemos permitir que unos pocos tiren por tierra todo el esfuerzo”.

Ya sé que no somos Japón

En Magnet le dedican un buen rato a reflexionar sobre cómo en Japón han logrado controlar la expansión de la pandemia sin confinamiento ni test masivos. La respuesta pasa, necesariamente, por el tipo de sociedad que es la japonesa, cuya ciudadanía ya llevaba el distanciamiento y la disciplina muy trabajados. Así han logrado reducir las aglomeraciones, teletrabajar (supongo que con esa intensidad que se les atribuye… Y que casi será como la que nos hemos gastado por aquí pero por desmedidos) y evitar los contagios. No quiero que la vasca sea una sociedad como la japonesa, pero hoy sus valores salvan vidas.

Te lo firma Otegi

Este es el tuit de Pablo Casado: “He visitado con Ana Pastor y la asociación de biotecnología uno de los laboratorios que investiga el Covid19, y fabrica parte del millón y medio de test semanales en España. ¿Por qué el Gobierno no compra aquí los test suficientes evitando los timos y comisiones de otros países?”. Si en vez de “Ana Pastor” pongo “Maddalen Iriarte”, en vez de la asociación menciono a la UPV/EHU y en vez de “España”, “Euskadi”, el tuit me lo firma Arnaldo Otegi. ¿La realidad de cómo pueden procesarse los tests? Para las duplas Casado-Pastor y Otegi-Iriarte lo importante es desgastar a sus gobiernos.

Sí, nos toca

El codillo del Gure Etxea que se comió Egoitz Moreno en su casa, en Getxo, es tan bueno como la cola de rape que mi amigo Asier prepara en el Batzoki de Santutxu y te lleva a casa si vives en Bilbao. El mensaje de Moreno es lo que importa: “Para mis colegas, que buenas juergas se han corrido allí… Hay que echar un cable, chavales”. La hostelería de nuestro entorno nos necesita, igual que nosotros a ella para las celebraciones, para poner un punto y aparte con una cerveza a un mal día y para comer en el bar de siempre aunque nos hayamos dejado la cartera en la chaqueta que nos pusimos ayer.

Conciencia… Sin pandemias

Soy bastante pesimista: de lo que nos está pasando no vamos a sacar nada bueno. Los miles de muertos solo serán millones de penas. Pero no formarán, ni en su conjunto, una sola lección. Solo hay que ver cómo nos tomamos la desescalada. Y a medio plazo, en cuanto haya vacuna, comprobaremos cómo somos: ¿a alguien le queda alguna duda de a quién le llegará en último lugar esa vacuna? Y después, ¿qué? Seguiremos actuando como si el planeta y el espacio en nuestras ciudades fuera de cada uno de nosotros y no de todos. Y eso que no dejamos de recibir mensajes, como la recuperación de la capa de Ozono.

«Las reglas de juego democráticas»

El mismo día que se cumplía el vigésimo aniversario del asesinato del periodista José Luis López de Lacalle, Arnaldo Otegi, que entonces explicaba el atentado con que ETA ponía encima de la mesa el papel de los medios de comunicación, decía: “Los problemas se resuelven aceptando las reglas de juego democráticas”, según la cuenta en Twitter de la coalición que lidera, Bildu. Los cambios ideológicos son aceptables, sobre todo cuando avanzan hacia la paz, pero el recochineo político de quien, en el pasado, aceptaba y encajaba lógicas militares, no es permisible. Y a quien mira para otro lado también se le ve.

Facha nivel Ussía

Paso del fascismo de aquí al fascismo de allí, el que representaba Billy El Niño, al que se ha llevado al infierno el coronavirus. Alfonso Ussía, que hace tiempo que ha pasado de ser un ultra que escribía bien a ser, simplemente, un ultra exacerbado, le despedía en Twitter de esta manera: “Cumplió en momentos difíciles con su deber. Los otros no eran hermanos de la caridad”. Todos estos ancianos, como Antonio González Pacheco, sus secuaces (hubo muchos más policías torturadores) y Alfonso Ussía, serán viejos, pero siguen siendo fascistas. Y, si hay que tratarlos de alguna manera, que sea como lo segundo.

Manifestaciones contra el confinamiento

Sí, los responsables de este requiebro son los de Vox. Solo a ultraderechistas que se autojustificas se les podía ocurrir semejante jaimitada. La noticia, no obstante, la comentaba un usuario de Twitter mucho mejor de lo que yo sería capaz: “Sigo maravillado por ver cómo manejan la disonancia cognitiva entre criticar que no se cancelase el 8-M cuando había 520 contagios y organizar manifestaciones cuando hay 220.000”. Insisto: solo los ultraderechistas que se autojustifican serán capaces de encontrar lógica a la contradicción e incluso de explicarla en público (haciendo el ridículo, como siempre).

Ni periodismo a la contra, ni clickbait

Lo que hizo El Mundo con las declaraciones de Pedro Simón, que quiso explicar con un ejemplo que científicamente se descartan motivos para los fallecimientos, no es periodismo a la contra (que me parece bien cuando es coherente) ni tampoco clickbait, porque cualquiera que viese el vídeo del propio tuit se daba cuenta de que el titular del mismo no tenía que ver con el contenido, así que nada invitaba a seguir el enlace. Lo que hizo El Mundo, insisto, y teniendo en cuenta los meses precedentes, no tiene nombre. Los directores eligen los caminos de los medios libremente, pero nadie les aparta si los llevan al precipicio.

Schuster, el perfecto gilipollas

Hacía mucho tiempo que no leía una noticia sobre Bernd Schuster. Como jugador no tengo recuerdo de él. Como entrenador ha pasado desapercibido. Como gilipollas, esta semana, se ha coronado. A Schuster, como a muchos que no lo dicen pero lo piensan, les parece mal que Athletic y Real Sociedad hayan llegado a la final de la Copa. Sus declaraciones han provocando una serie de reacciones lógicas, como estas líneas. Ibai Gómez tiraba de sarcasmo en Twitter: “A partir de ahora se contratará un ‘experto’ alemán para decidir quién juega la final de Copa. ¿No hay mascarillas con cerrojo labial?”.