Por guapo

No voy a fingir un falso escándalo: que Juan Carlos I haya encontrado la fórmula de una fundación en Abu Dabi que gestione su patrimonio y el modo en el que este llega a sus herederas, una vez Felipe VI ha renunciado a su herencia (venga, voy a hacer como que me lo creo), me parece lo de menos. Lo que más llama mi atención, de nuevo, es por qué Arabia Saudí le hizo una donación de 65 millones de euros y por qué él la aceptó, o por qué percibió “52 millones de euros en comisiones por la venta del Banco Zaragozano” (Público) cuando era jefe de Estado en España. Y estos son solo los ingresos más llamativos.

Por qué es importante Broncano

No me gustó La Revuelta el lunes (aunque Aitor Francesena lo dio todo y demostró que las barreras están en las mentes), no creo que vuelva a verlo. Menos me gusta El Hormiguero: no me gusta el presentador, no me gustan sus entrevistas, no me gusta el tono del programa y, por supuesto, no me gusta lo que transmite. El Hormiguero es un aspersor de testosterona y odio maquillado, y proyecta una visión de la sociedad (también de la vasca) machirula que me incomoda. Así que, sí, es importante que el programa de David Broncano (que ganó en Euskadi porque a ir de progres no nos gana casi nadie) exista y dé la batalla de la audiencia.

Así, no

Salvo en el caso de Ciudadanos, que se disolvió consumiendo sus propias reservas de mala uva, mala educación y mala política, sufro viendo las luchas intestinas de los partidos políticos. Yo los concibo como herramientas para debatir, defender ideas y llegar a acuerdos entre personas que piensan diferentes para beneficio de todas las personas. Así que las laceraciones y las sangrías me generan desasosiego: “Rovira se desvincula de los carteles de los Maragall y acusa la candidatura de Junqueras de guerra sucia” (El Nacional). “Yo también tengo capturas”, avisa. ¿Así entienden la democracia? ¿Así quieren convencer a las y los votantes no afiliados?

La tragedia sin fin

No podemos naturalizar el sufrimiento humano: “Al menos 40 muertos en un campo de refugiados de Gaza tras uno de los mayores ataques de Israel”, leo en Euronews y me niego, me revelo ante la idea de que esas 40 personas fallecidas, las heridas y las familias de todas ellas simplemente formen parte de un titular sobre el que pasar con ligereza. Forman parte de una tragedia y de una masacre que el actual gobierno de Israel perpetra con impunidad. Urge, un día más, que alguien haga algo para pararlo, para que no haya más titulares como el que me sobresaltó ayer, que Netanyahu sea juzgado implacablemente en una corte internacional.

Más claro, imposible

El guionista portugalujo, Raúl Díaz, ha tuiteado como si nada una de esas frases extraordinarias por la concentración de verdad que poseen: “El orden de peligrosidad, de menor a mayor, es el siguiente: un idiota, un idiota que se cree listo y un idiota que los demás piensan que es listo”. No importa cuándo lo leamos, cuándo lo retuiteemos y cuándo lo veamos relanzado en X o en otra red social. Es así: Trump en el debate, Maduro en el gobierno, Abascal tuiteando “puto ladrón”, Permach alabando las políticas del gobierno español, Alvise riéndose de sus votantes o Laporta asegurando que no han fichado más porque no han querido.

Debería de ser delito

El portavoz de FACUA, Rubén Sánchez, tuiteaba esto que, por desgracia, sabíamos que iba a suceder: “21 de junio. El Gobierno anuncia que bajará al 0 % el IVA del aceite de oliva. 24 de junio. Carrefour sube el precio de la botella de un litro de virgen extra Maestros de Hojiblanca, pasándola de 14,95 a 15,99 €. 1 de julio. Con el IVA eliminado, la vende a 15,23 €”. Por suerte, también sabíamos que Sánchez y muchas otras personas usuarias de redes sociales con menos capacidad de impacto iban a hacer estas comparaciones. Entre todas y todos achican el espacio a quien quiere aprovecharse de nosotras y nosotros, las y los consumidores.

Volvemos a Iparralde…

Esta es semana electoral en nuestro país: en Iparralde tienen que votar el fin de semana a las y los representantes que les representarán en la asamblea. De momento, en Todopolitika han hecho su análisis de la primera de vuelta: “Gana la extrema derecha en Francia. En Iparralde lo hace Frente Popular Francés, de EH Bai, Partido Socialista de Hollande, entre otros. EAJ-PNB, único partido vasco con candidatura propia, obtiene 3,51% votos, rozando 10% apoyos en varias localidades”. La apuesta de la izquierda abertzale (pudiera ser más de Sortu que de Bildu, incluso) por diluirse en lo francés les permite anotarse un tanto. Pero, ¿luego, qué?

… Y a Francia

Más allá de Iparralde, en Francia debería de ser noticia arrolladora esto que traducía María Sahuquillo en X: “El ultra Bardella, delfín de Le Pen que aspira a ser primer ministro en Francia, ha sido un eurodiputado fantasma en el Parlamento Europeo. Solo ha presentado una resolución en 5 años (condena de los atentados de Hamas en Israel) y ha hecho 5 preguntas (una por las sanciones a Rusia)”. Pero, claro, Bruselas siempre queda lejos. Por cierto, ya que hablamos de “eurodiputados fantasma” aprovecharé para recordar que Pernando Barrena ganó unas elecciones no haciendo ni el huevo por Euskadi en Bruselas.

España es así

En Francia puede ganar las elecciones un ultraderechista que ha vivido de la sopa boba. Y en España la presidencia se la disputan dos partidos que batallan en X por demostrar que en el otro hay más peces gordos con propiedades inmobiliarias de origen sospechoso. Esto es literal y no es política. Esto es campaña permanente de la cutre. Esto no es trabajar por el país. Esto es dedicar esfuerzo, recursos y energía en lo anecdótico (ojo, la corrupción no es lo anecdótico, un hilo en X y su respuesta sí lo son) en vez de en lo grave: atajar esa corrupción, colaborar por alcanzar acuerdos que mejoren la vida de la ciudadanía, etc.

Y en Catalunya, ambientazo

Las y los políticos catalanes también tienen la obligación de llegar a un acuerdo después de que la ciudadanía haya hecho su parte y haya votado. Pero parece que, una vez más, serán las urgencias de cada partido e incluso de algunas personas, las que decidirán. Además, en una de las principales formaciones debe de haber un ambientazo terrible: “Ernest Maragall señala a Tolo Moya, jefe de comunicación de ERC, como responsable de los carteles difamatorios”. Carteles que aparecieron “contra él mismo y su hermano Pasqual justo antes de la campaña de las elecciones municipales”, y que habrían sido obra de fuego amigo, según El Nacional.

Quienes sí pararon a la derecha

La del 23-J va a va a ser una campaña interesante en Euskadi: EAJ-PNV va con Aitor Esteban, su estrella del rock. Bildu va con las suyas: Oskar Matute y Mertxe Aizupura, después de una legislatura aprovechada (y todo el mundo sabe que la sociedad vasca recompensa generosamente a la izquierda abertzale cada paso hacia la normalización). Pero la mayor novedad es la de Bildu en clave española: varios representantes han apostado por su partido como la opción útil para la gobernabilidad de España. Algo tan nuevo que, como recuerda Javier Salvador, Sánchez fue presidente sin los votos de Bildu, que ante PP y Vox se abstuvo.

Quienes sí hacen dumping

Las diputaciones forales siempre han tenido muy mala fama, cebada también desde Euskadi por intereses partidistas, por el supuesto “dumping fiscal” que practicaban. Pese a él, no pocas empresas han troceado sus negocios y han creado residencias fiscales en Madrid desde la época de Aznar. Ahora, en plena batalla por la Moncloa, leemos titulares muy esclarecedores: “El número de consultas para cambiar la residencia fiscal a Madrid y Andalucía va en aumento” (Vozpópuli). Y después del 28-M, los que tienen como patria su dinero contarán “con más comunidades gobernadas por el PP en las que se prevé que habrá rebajas de impuestos”.

Una pésima noticia

No todas y todos los que tienen dinero suficiente como para andar moviendo residencias fiscales para pagar menos impuestos tienen un avión privado, pero para el caso, son igualmente malas personas. Y contra ellas y sus actos la ciudadanía tiene que activarse y elegir a representantes que les hagan frente. De esto van las elecciones. Ahora toca mirar a Madrid, pero en 2024 tocará mirar a Bruselas de nuevo y recordar titulares como este: “Los jets privados seguirán volando sin límites por Europa: la Comisión descarta restringir su uso” (Nius). Una pésima decisión y una pésima noticia: las restricciones son para las y los pobres.

Las y los de las restricciones

Las y los más ricos no tendrán restricciones a la hora de coger sus jets privados. Quienes sí las tendremos para viajar seremos los demás, con vuelos cada vez más caros (aunque sigo pensando que viajar está sobrevalorado). Lo bueno para mí es que soy autónomo y, por lo tanto, entro en segmento de las y los pobres, directamente: en El Blog Salmón describen “las irrisorias bajas de los trabajadores por cuenta propia”. 18,80 € al día, para ser exactos. 23,60 si es por accidente laboral o enfermedad profesional. Un chollazo. Una bicoca. Un reclamo maravilloso para que la gente quiera emprender, no ya con una start-up, sino con una tienda.

Qué temazo

Dentro de las y los autónomos también hay escalas. En la más baja estamos quienes vendemos ideas, intangibles, inmateriales. Iker Casillas me regala un ejemplo estupendo: su oferta de empleo para crear contenidos sobre su equipo de la Kings League (la liga de algo parecido a fútbol creada por Piqué y popularizada por Ibai Llanos). Ofrece 18.000 € brutos al año y pide inglés “nivel avanzado”, conocimientos de programas de edición y streaming, y luego esas chorradas de ganas de involucrarse y atender a los detalles. Lo que no pide es titulación: ¿cree que esto lo puede hacer cualquiera? ¿A cuánto está el kilo de talento? ¿Y el metro de gestión?

Con fuste

Hablar de “política líquida” hoy resulta tan de un “mundo viejuno” como hablar de “nuevas tecnologías”. Facebook (como primera gran red social), una videollamada de WhatsApp o ChatGPT son, simplemente, tecnologías contemporáneas. Y con la política líquida pasa exactamente lo mismo: es la política que nos ha tocado vivir. Por supuesto, sin la existencia de la tecnología de hoy no puede explicarse la política de hoy: de Trump a Putin (con su sofisticada guerra propagandística y las sospechas de un elaboradísimo ciberespionaje) pasando por Pedro Sánchez, el éxito del populismo solo se explica con los desarrollos tecnológicos que le aúpan. ¿Estoy diciendo que Pedro Sánchez es un populista? Más bien estoy sugiriendo: ¿y quién no lo es en la política española de hoy?


Pero mi intención era hablar de la política vasca y de cómo Podemos y PSOE han importado el populismo y el PP, el complejo ante los partidos que le comen la tostada. Una política vasca en la que la fuerza que más sube en las encuestas (en la misma medida en la que Podemos pierde porcentajes) también ha abrazado el populismo. Bildu se empeña en mostrarnos que su modelo es ERC, como si ERC no tuviera en el Congreso a un portavoz que intervino sosteniendo una impresora, y como si en Catalunya, para justificar su retirada y mantener una hegemonía que le ha regalado el nacionalismo convergente, los republicanos no estuvieran diciendo lo que creen que la gente quiere oír.

En este contexto, en esta política, con estas tecnologías, Bildu ha hecho muy bien las cosas: ha sabido meterse en los debates por elevación (“centrémonos en lo importante y no en las competencias”, como vino a decir Oskar Matute), ha sabido hacer de lo líquido su elemento y de lo nuevo su oportunidad: si la vieja izquierda abertzale no vendía muchos peines, la nueva, la que se parapeta en torno a Bildu y colaboracionistas, los vende muy bien. Pero que haya sabido hacer bien la comunicación no significa que haya mejorado algo en su forma de hacer política.

Pero igual que añoramos el viejo fútbol sabiendo que este no volverá, no podemos refugiarnos en un conservadurismo democrático que cofunda el medio con el fin. No se trata de mantener la política tal y como era, tal y como nos gustaba, de conservar las negociaciones puras, de esperar una mano tendida como hizo el lehendakari Agirre. Vencerá el que sepa actualizar aquella política en estos medios, con estos rivales que son capaces de aparentar que renuncian a sus esencias mientras meten a excolaboradores y exmiembros de la banda armada en unas listas municipales, principalmente, por serlo. Habrá que nadar, porque ya no hay camino: nos lo han inundado. Y tendemos que usar la tecnología pero no para mostrar si lo nuestro es “la cerveza o el cubata”, sino para dejar claro que hemos llegado, que la política “con fuste” también se puede llevar a las redes sociales digitales.

En un diálogo escrito por Mark Légasse en 1985, uno de sus personajes preguntaba a otro: “¿Es usted vasco?”. Y el segundo respondía: “Sí. No es gran cosa hoy en día pero mientras queden golfos de nuestra clase ellos no ganarán del todo”. Algunos, simplemente, tratamos de mantener esa sensación en 2023, con todo lo que nos toca en 2023.

El día que te aplaude Vox

Bildu y ERC han preferido sacarse una foto junto a Vox y PP antes que sacársela junto al PNV. PSOE y Podemos no son problemáticos, lo hemos visto esta misma semana: los de Mertxe Aizpura han echado un capote al gobierno español desviando la atención de Marlaska a la Guardia Civil. Pero la foto con el PNV no se la podían permitir, por eso han inclinado la balanza hacia la Ley Mordaza de Mariano Rajoy, y por hacerlo han recibido el aplauso en la comisión de Vox y PP. Hay que decirlo, hay que mostrarlo y hay que señalarlo. ¿Explicaciones? No las necesito tanto como Gabriel Rufián, empeñado en defender su actuación.

Esto es lo que permiten

Uno de los indignados con que no saliese adelante la reforma de la Ley Mordaza impulsada por el PNV es Javier Bauluz. El fotoperiodista y Premio Pulitzer lanzó un hilo con evidente enfado porque Bildu, ERC, Vox y PP han decidido mantener esto: “¿Para qué sirve la Ley Mordaza? Para que los ciudadanos no puedan ver a 2.700 personas, muchas detenidas ilegalmente, hacinadas en 3.000 metros cuadrados en Arguineguín. ¿Cómo? Sencillo, se impide a periodistas ser ojos de ciudadanos y te multan sin juez”. En el acuerdo había más puntos que se reformaban que los quedaban sin tocar. Ahora siguen todos como los diseñó Rajoy.

Actualización a día de la fecha: sobre este párrafo el propio Javier Bauluz me explica que he interpretado mal su tuit. Solo puedo estar de acuerdo con él en su afirmación: «Tener miedo a Policía armada no es digno de una Democracia»

¿A quién importamos?

Soy un firme defensor de la democracia porque la conozco bien. Todavía hoy, después de más de veinte años observándola tan de cerca como puedo, sigo aprendiendo. Así que, por supuesto, confío en la mayoría de políticas y políticos, en sus buenas intenciones y en su preocupación real por la ciudadanía. Sin embargo, ante algunas evidencias contemporáneas, como esta que resume Quique Peinado en un tuit, a veces me pregunto quién vela por la ciudadanía: “Los bancos centrales pensándose si bajar los tipos porque ha quebrado un banco, porque lo de estar ahogando a todo dios con las hipotecas, eso da igual”.

Difícil de justificar

Entiendo la lógica: anunciar beneficios es bueno para el negocio. Pero no puedo dejar de pensar como parte de “la ciudadanía” entendida como la mayoría de las personas, las que conducimos Citroën y no Tesla, las que sabemos cuánto gastamos a la semana en el supermercado o el bar de al lado del trabajo. Por eso este titular en Las Provincias me molesta, me indigna, incluso, porque no soy accionista ni inversor, solo soy un cliente que calcula lo que ha subido una docena de huevos: “Mercadona gana 718 millones de euros, un 5,6% más que el año anterior”. Quien saca pecho de esto no forma parte de la mayoría.

Se retira un importante

Para muchos, Félix Linares es la voz del cine en ETB2. Y lo es con merecimiento porque nadie nos ha explicado mejor la parte más atractiva de la industria. Pero para mí la de Linares es una de las dos voces de aquel maravilloso Pompas de Papel que copresentaba junto a Kike Martín. Intentaba no perdérmelo porque nadie ha sido capaz de hacer de la literatura algo tan bien medido entre lo canallesco y lo interesante. Linares es mucho, mucho más que una voz estupenda y una dicción y una entonación impecables: la cultura está en deuda con él porque ha conseguido que muchísimas vascas y vascos nos acerquemos a ella sin pudor ni temor.