Y lo hacen tuiteros con muchos seguidores y buenos chistes, ojo. Se acabó el tiempo del reinado absolutista de Iglesias, Monedero y Errejón, en el que solo algunos frikis les insultaban por pensar diferente. Sin insultos, brilla el sarcasmo de diálogos simulados sobre la foto de los de Podemos contra Villegas: “¡A mi padre le iban a dar otra tarjeta black!” (Espinar), “¡yo iba a ser ministra!” (Montero), “yo, vicepresidente. ¡Lo habéis jodido todo!” (Iglesias). O cómo la bancada de Podemos parecía una grada de fútbol.
“Totalmente innecesario”
Vuelvo a estar de acuerdo con José Carlos Díez cuando califica de “capítulo totalmente innecesario de nuestra democracia” la repetición de elecciones y que Mariano Rajoy se haya tirado casi un año en funciones. Con la posibilidad de un gobierno alternativo dinamitada por Iglesias, lo que hizo el PSOE la semana pasada podía haberlo hecho en primavera, evitándonos unas segundas elecciones que, alentadas por Iglesias, solo han dado más poder al PP.
Primera solución del ejército: prohibir el móvil
De premio Nobel (estoy siendo irónico, les aviso): una de las primeras medidas que han tomado en el ejército español para evitar la proliferación de denuncias en las redes sociales de personal de las fuerzas armadas sobre sus condiciones es… ¡Prohibir el teléfono móvil! Lo leemos en El Confidencial Digital, donde recogen algunas de esas quejas de comida e instalaciones en mal estado. En el ministerio les preocupa la imagen que se traslada, y aseguran que se investigan las denuncias que no hacen más que proliferar.
¡Hincha la burbuja, Pedro J.!
No ha pasado ni un mes desde que El Español, el proyecto digital de Pedro J. Ramírez que, según Pedro J. Ramírez, estaba llamado a revolucionar el panorama de los medios en España, ha sufrido el escarnio de haber dado carta de credibilidad al posible “fraude” de los móviles Zetta. Y ya se lanzan con otro empresario-visionario: Eduardo Medina tiene 17 años y quiere hacer la competencia a Amazon, eBay o El Corte Inglés.
El día a día de muchos
Como periodista y consultor, forma parte de mi día a día: leer replies en Twitter de personas que dedican su día a día, precisamente, a insultar, desprestigiar e intentar interrumpir la comunicación de marcas o personas. No lo entiendo, no lo respeto, pero existe y asisto a ello como Álvaro Rigal y Arturo Puente que, curiosamente, denunciaban casi al mismo tiempo los replies con insultos que ven cada día en su actividad.