Las iglesias pintadas de Bucovina (Rumania)

Con la excepción del de 2020 debido a las restricciones del COVID, llevo ya unos años celebrando mi cumpleaños fuera de Euskal Herria. En esta ocasión voy a rememorar el de junio de 2018, en el que visité un lugar completamente diferente a los que conocía hasta entonces. Dentro del viaje que realizábamos por Rumania dedicamos la jornada a viajar entre Bistrita y Gura Humorului, una ruta de más de 250 km, bastante montañosa. en la que pasamos el Paso Borgo (1201) y nos adentramos en una zona bastante remota del norte de la Moldavia rumana, cerca de la frontera con ese país y mucho más de Ucrania. El objetivo principal era conocer tres de las ocho iglesias pintadas de Bucovina, las mejor conservadas, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO con el nombre de “Iglesias de Moldavia”, contando en sus muros exteriores con frescos de los siglos XV y XVI. Aprovechamos para contemplar la vida rural rumana y un par de coches de cartón piedra situados a la entrada de los pueblos, para que reduzcas la velocidad, ya que en la distancia parecen auténticos coches de policía.

Cuando llevábamos recorridos 140 km, en el pueblo de Vama, ya en Bucovina, realizamos la primera parada en algo que nada tiene que ver con las iglesias, pero que también resultó muy original. Se trata del Muzeul Ouloui o Museo del Huevo, que intenta mantener una tradición de la zona, la de decorador de huevos. De la mano de la profesora Letiţia Orşivschi, recorrimos las 22 vitrinas que exponen 7.000 huevos decorados procedentes de todo el mundo. Un lugar que merece la pena visitar. Seguimos recorriendo Bucovina, contemplando los curiosos medios de transporte de mercancías, para detenernos enseguida en Vatra Moldoviței, para tomar un café en la coqueta Pensiunea Mario.

El primer monasterio que visitamos fue el de Moldovita (Mânăstirea Moldovița), situado en la comuna de Vatra Moldoviței y construido en 1532 por Petru Rareș, hijo ilegítimo de Esteban III de Moldavia. Está protegido por una muralla de más de un metro de espesor y cinco de altura. Accedemos al interior del recinto por una puerta abierta en la muralla, donde una monja ortodoxa nos cobra la entrada. Lo más relevante del conjunto es la iglesia de la Anunciación, cuyos frescos fueron pintados por Toma de Suceava en 1537 y han sido magníficamente restaurados, destacando las escenas del Árbol de Jesé y el Asedio de Constantinopla.

Pasamos luego al interior de la iglesia de la Anunciación de Moldovita, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. No recuerdo si estaba prohibido sacar fotos en el interior o había que pagar por ello, pero no había mucho control, así que disfruté tomando fotos en el interior, en el que El Juicio Final ocupa gran parte de la representación pictórica, destacando también las imágenes de la cúpula y las de Cristo crucificado. Hemos empezado con fuerza con esta joya del arte rumano ortodoxo.

Seguimos viajando por la región de Bucovina, subiendo y bajando colinas, contemplando un enorme monumento, grandes mansiones y carretas tiradas por caballos que utilizan habitualmente para transportar mercancías. Se ha echado la hora de comer y Álex nuestro guía y ya amigo, nos lleva a comer a un precioso restaurante que forma parte del Complex Turistic Bucovina, situado en Sucevita en un precioso entorno de bosques y flores. Es un excelente lugar para degustar la cocina tradicional de la zona.

Nos dirigimos a continuación a otro de los monasterios ortodoxos que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, el de Sucevita, situado en el pueblo del mismo nombre. Como sucediera en el monasterio anterior, tenemos que acceder al interior de un espectacular recinto amurallado, con recios muros de 6 metros de alto y 3 de ancho, que protegen una especie de patio casi cuadrado de casi 100 metros de lado, cuyo centro ocupa la iglesia de la Resurrección, con su exterior profusamente decorado con frescos pintados alrededor de 1601, siendo una de las últimas en ser decorada.

Dicen que la iglesia de la Resurrección de Sucevita cuenta con las pinturas mejor preservadas. Los frescos están pintados en rojo y azul púrpura, destacando las escenas dedicadas a la Escalera de la Virtud y el Juicio Final. El interior del templo también está completamente cubierto de pinturas al fresco en un estado de conservación excelente, dedicándose principalmente a la familia de Jeremías Movida, relacionada con la construcción de la iglesia. La bóveda, por su parte, está dedicada a la Pasión de Cristo.

Para no salir empachados de pinturas, abrimos un paréntesis para dirigirnos al pueblo de Marginea, distante 10 km de Sucevita. Este pequeño pueblo es conocido por su alfarería de cerámica negra, así que visitamos un taller en el que tuvimos ocasión de contemplar todo el proceso de elaboración manual de esas obras de arte. Nuestro viaje por Bucovina continúa, pudiendo contemplar los rebaños de ovejas, las hilanderas y las carretas tiradas por caballos que circulan por las carreteras.

Concluimos la jornada visitando el tercer monasterio ortodoxo de los que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, el de Voronet, situado en el pueblo de ese nombre, que pertenece a la ciudad Gura Humorului. Fue construido por Esteban el Grande en 1488 en tres meses y tres semanas, para conmemorar la victoria en la Batalla de Vaslui. La iglesia de San Jorge del monasterio de Voroneț es probablemente la más famosa de Rumania, debido a sus frescos exteriores de colores brillantes e intensos. Es conocida como “La Capilla Sixtina de Oriente” por su monumental escena del Juicio Final.

Tras recorrer algo más de 250 km por las carreteras rumanas de Bucovina, pernoctamos en una población bastante anodina, de nombre Gura Humorului. Nuestro alojamiento, Pension La Roata ***, se encuentra en las afueras de la ciudad, ocupando una pequeña vivienda en un emplazamiento precioso. Sien embargo, nada más llegar, empieza a “diluviar”, así que desistimos de bajar caminando hasta el centro para cenar. Tras disfrutar de un precioso arco iris, Alex se ofrece a bajarnos en la furgoneta. Lo malo es que sólo encontramos un sencillo restaurante para celebrar mi cumpleaños.

Hemos disfrutado de una jornada magnífica recorriendo Bucovina y visitando tres lugares excepcionales, las iglesias pintadas, algo que jamás había visto en los países a los que he viajado. Rumania cuenta también con iglesias fortificadas, que también forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero eso es otra historia.

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