Un poco de Bizkaia para foráneos

Solemos realizar un par de escapadas al año con los amigos de Rivas Vaciamadrid y, en esta ocasión, queríamos que “picotearan” un poquito de Bizkaia, a sabiendas de que en 5 días poco les íbamos a enseñar, máxime cuando las previsiones de tiempo no eran nada halagüeñas. Para esta escapada, realizada del 16 al 20 de octubre, optamos por alojarnos en el Hotel Elorrio, por su situación en la monumental población y con vistas a las Crestas del Duranguesado, que se elevan sobre la central de Eroski. Eso sí, el alojamiento nos pareció caro, unos 90 € la noche sin desayuno, y con unas condiciones leoninas de cancelación, pues en caso de anular con menos de 14 días de antelación, había que pagar las 4 noches. Al final, lo peor no fue la lluvia sino el viento sur y el calor que pasamos por las noches. Menos mal que desde la ventana teníamos una magnífica vista de la iglesia de San Agustín de Etxebarria, reedificada en el siglo XV.

El 16 de octubre, quedamos con nuestros amigos a comer en el hotel, para registrarnos e instalarnos en la habitación. Como por la tarde el tiempo se mantuvo estable, quise aprovechar para que al menos visualmente conocieran el entorno en el que nos encontrábamos, así que les llevé al pequeño pero coqueto pueblo de Garai, para que disfrutaran de sus construcciones, de la iglesia de San Juan Evangelista y de la ermita de San Juan de Mumoitio, desde la que se tiene una espectacular vista de las Crestas del Duranguesado.

La siguiente cita la tenemos a unos 700 metros de altitud, en el puerto de Urkiola, dirigiéndonos en primer lugar a visitar el Santuario, ubicado en el municipio de Abadiño, en la línea divisoria de las vertientes mediterránea y cantábrica. Fue consagrado en 1933, destacando en su interior el mosaico del altar mayor. Concluida la visita, nos introducimos en el hayedo, para contemplar la antigua nevera, la ermita del Santo Cristo y el Mirador de las Tres Cruces, desde donde contemplamos los montes Mugarra, Untzillatx, Astxiki y la cresta que va desde el Alluitz hasta el Anboto. Concluye de esta forma la primera jornada, en el Parque Natural de Urkiola.

Las previsiones eran de lluvia todos los días, así que no hicimos planes para esta escapada. Como el martes era el día de mejor previsión, cosa que así sucedió, decidimos llevarles a conocer el Parque Natural de Gorbeia. Para ello nos desplazamos hasta Pagomakurre, subiendo caminando a ese precioso lugar que es la campa de Arraba. En la subida vimos grupos de caballos y de vacas. El viento casi nos tumba al llegar a la campa, desde donde contemplamos las cumbres de Lekanda, Aldamin y Gorbeia. También vimos un rebaño de ovejas guardado por unos pacíficos mastines. Nos acercamos al refugio del Ganguren y luego vamos al de BMF a comer unos huevos con chorizo, que no había, teniendo que optar por panceta o una dura hamburguesa.

Regresamos pausadamente a Pagomakurre, para ir a tomar el café al bonito pueblo de Areatza, siendo recibidos por una hermosa pintura mural y la grandiosa iglesia parroquial de San Bartolomé, ampliada en 1513. Pasamos junto a la gran campana y a la fuente de la Alcachofa y, tras tomar el café en la Taberna Hagina, nos dirigimos a la Gudarien plaza, a la que se asoman la Casa Consistorial, de 1862, y el palacio de Gortázar, barroco del siglo XVII, que cuenta con notables pinturas en su fachadas. En la misma se encuentra el centro de interpretación Gorbeiako Parketxea, en cuyo interior pasamos un buen rato.

Antes de regresar a recluirnos en el Hotel Elorrio, como el tiempo seguía bueno decidimos pasar por la Necrópolis de Argiñeta, situada junto a la ermita de San Adrián. Se trata de un conjunto formado por veinte sepulcros y cinco estelas de varios barrios, que fueron aquí agrupadas en el siglo XIX, siendo el conjunto de estas  características más importante del País Vasco, tanto por el número y calidad como por la antigüedad de algunos de ellos (siglos VII-IX). Concluimos esta segunda jornada caminando desde el hotel por la antigua calzada hasta el crucero de Kurutzebarri, que data de mediados del siglo XVI.

El 18 de octubre amaneció tontorrón y chispeando un poco, así que nos detuvimos para hacer tiempo en la playa de Bakio, para luego volver a hacerlo en la ermita de San Pelayo, románica del siglo XII. El plato fuerte de esta tercera jornada para nuestros amigos madrileños era San Juan Gaztelugatxe, que se ha hecho mucho más famosa tras convertirse en Rocadragón en Juego de Tronos. Como ya no hacía falta reservar y ser un miércoles de octubre, pensábamos que habría poquísima gente, encontrando seis autobuses y los aparcamientos para coches casi al completo. Al final el tiempo se volvió espectacular, disfrutando también de la comida en la cervecera del Eneperi.

Por la tarde decidimos llevarles a una población que me encanta, Bermeo, aunque tuvimos que andar corriendo pues quería que vieran el coqueto Arrantzaleen Museoa (Museo del Pescador), sito en la Torre Ercilla, que cierra a las 16 h. Tras la visita nos acercamos al Ayuntamiento y a la iglesia de Santa María, subiendo luego por Doniene kalea para pasar bajo la puerta de San Juan y llegar al parque de la Tala. Regresamos a la zona del puerto para visitar el claustro de la iglesia de San Francisco y pasar junto al Casino y la iglesia de Santa Eufemia. También contemplamos las variadas esculturas urbanas con que cuenta Bermeo, regresando al aparcamiento del puerto donde habíamos dejado el coche, a un paso de la enorme escultura “Ola/Olatua”, de Néstor Basterretxea, concluyendo así la tercera jornada.

Dejamos la última jornada para enseñarles el terreno en el que nos desenvolvemos habitualmente, comenzando en la terminal de cruceros de Getxo  donde se encontraba el Norwegian Dawn. Caminamos hasta el faro de Arriluze y de allí a pie hasta el Puerto Viejo, para hacer el hamaiketako en Itxasbide Taberna. El siguiente recorrido a pie lo efectuamos en nuestro pueblo, Leioa, caminando por los parques de Pinosolo, Artatza y Zarragabarrena, con posterior comida en Mendibile Jauregia. El tiempo estuvo amenazante durante todo el día, pero aún así pudimos llevarles por la tarde a la confluencia de las playas de Plentzia y Gorliz, desde donde contemplamos el espectáculo de las olas en la pleamar, que el 19 de octubre no hubo, así que incluyo dos fotos de nueve días más tarde.

Todavía no he comentado que en Elorrio hubo un brote de gastroenteritis, en el que fueron cayendo numerosas personas y unos cuantos de los alojados en el hotel. A mi me tocó el viernes, en el que, a modo des despedida teníamos previsto visitar la monumental villa de Elorrio, así que me tocó quedarme en la habitación del hotel, mientras mis compañeros se dedicaron a contemplar los numerosos palacios provistos de un paraguas, pues al fin llovió con salero, aunque pasaron un rato a cubierto en la Basílica de la Purísima Concepción, gótica del siglo XV. De esta forma concluyó esta “escapada casera”. Por ello, las fotos que ilustran este apartado, las tomé el pasado 13 de febrero.

Al escribir esta entrada me acuerdo de un grupo de jienenses con los que coincidimos en Gaztelugatxe que, en los mismos días que nosotros, recorrían los tres territorios de la CAV. A nosotros tan sólo nos ha dado tiempo para “picotear” un poco de Bizkaia.

BOXORO (Uzbekistán), Patrimonio de la Humanidad

Tenía muchas ganas de viajar a Uzbekistán, principalmente por conocer Samarcanda y su afamada plaza de Registán, ciudad de la que os hablé el 4 de agosto de 2020 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2020/08/04/samarcanda-uzbekistan-en-la-ruta-de-la-seda/). De Samarcanda nos desplazamos a Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos. Para ello utilizamos el confortable Afrosiab Talgo, que enlaza ambas ciudades en poco más de hora y media. Nos instalamos en el Hotel Shirin Plaza ***, cerca del cual se encontraba el Spanish Bar, un precioso local para tomar un café, un vino o una cerveza. Luego fuimos comer al restaurante Bella Italia. Las especialidades locales las dejamos para más tarde. Estamos en pleno Ramadán en un país en el que el 88% de la población son musulmanes sunitas, no teniendo problemas para beber alcohol, pues la herencia rusa se siente mucho.

Como ya hicimos en otras ciudades uzbekas, a través del hotel contratamos los servicios de un taxi que nos llevara a las dos parejas a los lugares que queríamos visitar, unas horas por la tarde y otras a la mañana del día siguiente. Estamos en la Ruta de la Seda en una ciudad con más de 2.000 años de historia, que desde 1993, ocho años antes que Samarcanda, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestra primera visita fue a un lugar apartado del centro, convertido en importante centro de peregrinación. Se trata del Memorial Bahouddin Naqshband dedicado a este filósofo sufí del siglo XVI. Como ya sucediera en Samarcanda, las mujeres posan sin dificultad para la cámara.

Teníamos ganas de llegar a la siguiente cita por ser la más impresionante de todas, el complejo Poi Kalon, que cuenta con tres monumentales edificios. Empezamos con el minarete Kalon, del siglo XII y 47 metros de altura, que en su tiempo fue el más alto de Asia. La madraza Mir-i-Arab, del primer tercio del siglo XVI, destaca por sus dos hermosas cúpulas azules. La mezquita Kalon o mezquita del Viernes, reconstruida a comienzos del siglo XVI, es una de las más impresionantes del Turkestán.

A unos pasos tenemos el Bazar Toqi Zargaron, o de los joyeros, donde por primera vez vemos las típicas marionetas uzbekas. Nos adentramos ahora en dos enormes y monumentales madrazas, antiguas escuelas coránicas, hoy abiertas para uso turístico. La primera es la de Abdulazizxon, construida en 1652. La segunda es mucho más antigua, pues está datada en 1417. Se trata de la madraza de Ulugbek, construida por los mejores arquitectos de su tiempo.

La siguiente visita nos sorprende, pues nada tiene que ver con los estilos arquitectónicos anteriores. Se trata del Chor Minor o de los “4 minaretes”, construido en 1807. Pronto llegamos a la plaza Liabi-Khauz, la zona de ambiente de la ciudad, a la que se asoman dos madrazas, la de Nadir Divan Begi, construida en 1622, en la que llama la atención su fachada decorada con el sol y dos pájaros volando, algo muy extraño en el arte islámico. La otra madraza, la de Kukeltash, fue construida entre 1568 y 1569. Mientras la gente se fotografía junto a la estatua del sabio maestro sufí Nasr-ed-Din, personaje mítico en la cultura popular, yo tomo fotos a una preciosa y simpática niña que posa para la cámara de lo más sonriente.

Cuando el sol comienza a caer, regresamos de nuevo al lugar más emblemático y hermoso de Boxoro, el complejo Poi Kalon, pudiendo fotografiar otra vez el minarete Kalon y la madraza Mir-i-Arab, iluminados por el sol del atardecer. En la plaza se encuentra el restaurante Chasmai-Mirob, situado en un primer piso, desde el que se tiene una espectacular vista de todo el recinto. Aquí nos instalamos para tomar algo y luego degustar una cena tradicional, no faltando el plato de plov, guiso con cordero, arroz, garbanzos y patatas. Al concluir la cena contemplamos el recinto iluminado, resaltando la imagen del minarete.

El 12 de junio iniciamos una ajetreada mañana. Volvemos a utilizar los servicios del taxista mientras contemplamos los medios habituales de transporte de la ciudad. La primera visita fue a un lugar que nos encantó, la mezquita Bolo Khauz, construida en 1712 para la madre del gobernante Abul Fayud Khan, que todavía conserva su piscina original. Con su galería con columnatas de madera talladas, más parece un palacio que una mezquita.

Enfrente tenemos la Ciudadela Ark, que fue la residencia de los emires de Boxoro hasta la invasión rusa. Construida en el siglo V, destaca por el imponente y fotogénico aspecto exterior amurallado. En su gigantesco interior existen varios museos y algunas construcciones de interés, como la mezquita del Viernes, el patio del trono y su puerta de acceso. Subimos a las almenas y, al salir, coincidimos con la visita de un grupo de escolares.

Nuestra apresurada visita continúa por una zona ajardinada, el parque Samani, en la que se encuentra el museo dedicado a la vida del Imam Muhammad ibn Ismail al Bukhari, al que no entramos por falta de tiempo. En el mismo recinto tenemos el austero mausoleo de Chasma-Ayub, al que sigue el célebre mausoleo de Ismail Samani, obra maestra de la arquitectura musulmana del siglo X, con su cúpula esférica. A continuación nos detenemos ante otras dos madrazas, construidas respectivamente en 1567 y 1580. Se trata de las de Abdulloson y Modarixon.

Nos quedan ya sólo un par de visitas, comenzando en Zindon, edificio amurallado del siglo XVIII que significa vieja prisión, a lo que fue dedicado hasta el siglo XX. La última visita fue a la madraza Kukeltash, construida en el siglo XVI durante el reinado de Abdullakhan II. Entre ambos lugares entramos en un bazar a realizar las últimas compras. Concluimos nuestro recorrido en el restaurante Liabi-Khauz, un popular lugar situado junto al estanque de la plaza del mismo nombre, aunque no fue para comer sino para tomar una cerveza. La comida la realizamos en uno más popular cerca del hotel.

Me ha encantado Boxoro, Bukhara o Bujara, según el idioma que utilicemos, pese a la apresurada visita, pero el viaje continuaba. A las 15:51 h cogimos el Afrosiab-Talgo que en menos de 4 horas nos dejó en la capital, Tashkent.

Municipios de Bizkaia (y 12)

Con esta entrega de 9 municipios, los siguientes en orden alfabético a los publicados el pasado 21 de marzo, concluyo el recorrido por los 112 con que cuenta Bizkaia a falta de lo que pase con Alonsótegi. En compañía de un amigo, los recorrí entre los años 2012 y 2016.

Comienzo esta entrega en el municipio de Valle de Trápaga-Trapagaran, municipio situado en el entorno del Gran Bilbao, que cuenta con una extensión de 13,10 km² y 11.918 habitantes, el más poblado de esta entrega, que se asientan principalmente en la parte baja del municipio, que no tiene un gran interés monumental, siendo lo más relevante los edificios del Ayuntamiento, el Palacio Olaso y la iglesia de la Transfiguración del Señor. Si algo llama la atención es el funicular, inaugurado en 1926, que une la parte baja con la alta, en concreto el barrio de La Reineta, de donde podemos llegar a La Arboleda, en el que destaca la iglesia de Santa María Magdalena.

Precisamente en La Arboleda se encuentra el lugar más curioso del municipio Valle de Trápaga-Trapagaran. Se trata de Meatzaldea Goikoa Parkea, ubicado en el entorno de los lagos que ocupaban las antiguas explotaciones mineras. Allí se ha creado un parque de esculturas con obras de artistas como Nestor Basterretxea, Iñigo Arregi, Guillermo Olmo, Karmelo Gañan, Jose Antonio Legorburu, Mariemi Otaola, Victor Arrizabalaga o Alex Morlotez. Más información: https://meatzaldegoikoa.blogspot.com/.

Nos trasladamos ahora a la comarca del Duranguesado para recorrer el municipio de Zaldibar, limítrofe con Guipúzcoa, que tiene una extensión de 11,84 km² y una población de 3.020 habitantes. En este municipio destacan las ruinas del la Torre de Zaldua, que parece datar del siglo XV. Del resto de su patrimonio me quedo con la iglesia de San Andrés, originaria del siglo XIII pero muy modificada en diferentes reformas, el Ayuntamiento y varias ermitas de los barrios, como la de San Martín.

Viajamos ahora al otro extremo del territorio, a la comarca de Enkarterri (Encartaciones), donde se encuentra el municipio de Zalla, el tercero más extenso de esta entrega (31,03 km²) y el segundo más poblado (8.300 habitantes). En el centro del casco urbano destaca el Palacio de Murga, actual Ayuntamiento, una elegante mansión del siglo XVII. Otros edificios notables son el Batzoki, el colegio de los Maristas, la iglesia de San Miguel Arcángel y la ermita de San Pedro Zarikete. En el barrio de Otxaran tenemos la lujosa casa Goikoetxea-Laiseka, sede de las bodegas de txakoli Virgen de Lorea. También tenemos que ir al área recreativa de Bolunburu, situada a orillas del río Cadagua, donde se encuentra la coqueta ermita de Santa Ana y, a un paso, las torres de Bolumburu y de los Terreros.

Volvemos al Gran Bilbao y más en concreto al Txorierri, para recorrer el municipio de Zamudio, que tiene una extensión de 20,6 km² y una población de 3.256 habitantes. Sin movernos del centro encontramos los edificios más relevantes, comenzando con la Torre Malpica, casa-torre medieval de principios del siglo XV. Al lado tenemos la iglesia de San Martín, reconstruida en la segunda mitad del siglo XVII. Del siglo XVIII datan el palacio barroco de Larragoiti y la Casa Consistorial.

No muy lejos tenemos la siguiente cita en el municipio de Zaratamo, que tiene una extensión de 10 km² y una población de 1.628 habitantes. Los principales edificios son religiosos, como la iglesia de San Lorenzo, construcción renacentista del siglo XVI muy reformada posteriormente. Más modernos son la parroquia de San Vicente, de estilo neorrománico, proyectada en 1939 y el Ayuntamiento, de 1955. También nos acercamos a la ermita de la Ascensión, en Burbustu, renacentista, pero reformada en 1982.

Nos desplazamos a continuación a uno de los municipios más interesantes de esta entrega, que se encuentra bajo el monte de más altitud de Bizkaia, el Gorbeia. Situado en la comarca de Arratia-Nervión, es el más extenso de todos (66,98 km²) pese a contar tan sólo con 1.271 habitantes, lo que hace que sea el de menor densidad de población (18,53 hab./km²). En el casco urbano destaca la iglesia de Andra Mari, construida a mediados del siglo XVI, frente a la que se encuentra la obra de Nestor Basterretxea dedicada al Centenario de la Cruz de Gorbeia. De interés son también el Ayuntamiento y las numerosas ermitas con que cuenta el municipio, con como la de San Justo, junto a la que existe un calero. Nos acercamos también a las de de San Lorenzo y San Miguel, en Uribe, a la de San Pedro, situada cerca del embalse de Undurraga y a la de Santiago de Ipiña. Cerca del puerto de Barázar tenemos dos interesantes lugares naturales, el humedal de Saldropo y el hayedo de Otzarreta, de visita obligada.

Sin salir de la comarca de Arratia-Nervión, tenemos el segundo municipio más extenso es esta entrega (47,15 km²), Zeberio que tiene una población de tan sólo 1.084 habitantes. Cuenta con elegantes casonas, una de ellas ocupada por la Casa Consistorial. El resto de la arquitectura es religiosa, destacando la iglesia parroquial de Santo Tomás de Olabarrieta. Recorriendo los barrios nos detuvimos en tres ermitas, las de San Antonio de Padua, Santa Cruz y Nuestra Señora de Zeberiogana.

Regresamos a la costa, al Gran Bilbao y, más en concreto, al extremo de la margen izquierda, donde se encuentra el coqueto municipio de Zierbena, dividido en 6 núcleos de población, aunque los más conocidos son dos, comenzando por El Puerto, donde se encuentran los barcos pesqueros y los establecimientos hosteleros. También llama nuestra atención el grupo escultórico realizado por Xebas Larrañaga en homenaje a los hombres y mujeres de la mar. En el núcleo de La Cuesta se encuentra el Ayuntamiento y el templo más notable, la iglesia de San Román.

Concluimos este recorrido en el municipio de Ziortza-Bolibar, ubicado en la comarca de Lea Artibai. Cuenta con una extensión de 18 km², siendo el menos poblado de esta entrega (405 habitantes). La fama del núcleo de Bolibar se debe a los orígenes de los antepasados del libertador Simón Bolívar (1783-1830), contando con un museo a él dedicado y un monumento en su honor financiado por el gobierno de Venezuela en 1927. El principal edificio es la iglesia de Santo Tomás, del siglo X, aunque reconstruida en los siglos XVII y XVIII. Nos acercamos también a la ermita de San Pedro, en el barrio Arta. Para concluir este recorrido por Bizkaia, me saqué una foto con Eduardo, mi compañero de fatigas, junto a la Triada, de Mikel Lertxundi. Era el 21 de mayo de 2016.

En el mismo municipio de Ziortza-Bolibar, a 2 km de Bolibar tenemos una de las joyas arquitectónicas de Bizkaia, la Colegiata de Ziortza, a la que, por su notoriedad y como broche de conclusión, he querido dedicar un espacio destacado. Importante enclave del Camino de Santiago por la costa, sus orígenes se remontan al siglo X, contando con hospital de peregrinos. En la actualidad podemos visitar la puerta Este, el principal acceso al recinto religioso, la iglesia gótica del siglo XV y el claustro renacentista.

De esta forma concluyo el repaso a los 112 municipios de Bizkaia. La mayor parte de las fotos que ilustran esta entrega fueron tomadas entre el 24 de marzo y el 21 de mayo de 2016.

A partir de ahora, espero acudir a la cita con las publicaciones en este blog cada dos semanas. Un saludo.

Parques de El Chiflón e Ischigualasto (Argentina)

En octubre de 2019 realizamos nuestro tercer viaje por Argentina y Chile, en el que tuvimos que “salir por patas” de Santiago de Chile debido a los disturbios, siendo las últimas personas que en mucho tiempo pudieron visitar la Casa de la Moneda, pues el tema se alargó por el Covid. Nuestra estancia argentina se centró en la región de Cuyo, teniendo como objetivo varios parques nacionales y provinciales. Nos costó mucho contratar los servicios de un coche con conductor para nuestro recorrido, pero al final lo conseguimos. El 5 de octubre, tras recorrer 323 km desde la ciudad de San Juan, llegamos a El Chiflon Posta Pueblo, un hotel lleno de encanto ubicado en medio de la nada, en la provincia de La Rioja, en el que pasamos tres noches. Más información en https://www.elchiflon.com.ar/

El día siguiente lo dedicamos a recorrer el espectacular Parque Nacional de Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, del que ya hablé el 29 de noviembre de 2022 (https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2022/11/29/parque-nacional-talampaya-argentina/). No entraba en nuestros planes pero, dado que el acceso estaba a tan sólo 200 metros del hotel, en plena RN 150, al día siguiente decidimos visitar el Parque Provincial El Chiflón, para lo que tuvimos que efectuar una reserva. El acceso lo realizamos en nuestro coche, yendo el guía en el suyo.

Situado en la provincia argentina de La Rioja, a 150 km de su capital y muy cerca del límite con la provincia de San Juan, el Parque Provincial El Chiflón ocupa una superficie de 9.000 hectáreas y se creó en el año 2002 con objeto de preservar sus recursos paisajísticos, geológicos y culturales. Combinando tramos en nuestro vehículo con otros a pie, fuimos descubriendo las curiosas formaciones rocosas a las que los lugareños han dado nombres como “La Tortuga”, “El Loro”, “La Casita” o «El Hongo».

El Parque Provincial El Chiflón forma parte de la cuenca geológica Talampaya/Ischigualasto, los otros dos parques que visitamos, compartiendo con ellos características paisajísticas, geológicas y culturales. El parque recibe el nombre de El Chiflón porque recuerda el sonido que produce el viento al circular entre las formaciones rocosas.

El Parque Provincial El Chiflón no es tan conocido como los de Talampaya e Ischigualasto, ambos incluidos en la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, lo que hace que sea mucho menos visitado. Eso fue una auténtica gozada, pues durante la visita sólo estuvimos las dos parejas que viajamos juntas, nuestro conductor y el guía, pudiendo disfrutar en soledad de sus grandes murallones y cactus.

A media mañana ya estábamos en nuestra siguiente cita, el Parque Provincial Ischigualasto, situado a 30 km del hotel, que desde el año 2000 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. En este encontramos mucha gente, realizándose la visita en el coche particular, en la hora convenida, pero formándose una caravana de una decena de vehículos que circulan por una polvorienta pista siguiendo al guía. Se trata de un recorrido de unos 40 km, con una duración de unas 3 horas, pues se realizan varias paradas, siendo la primera en el Valle Pintado.

El Parque Provincial de Ischigualasto o Valle de la Luna, está situado en el extremo norte de la provincia de San Juan, ocupando una superficie de 275.369 hectáreas. Pronto nos detenemos en el lugar conocido como Concha de Bochas, pues existen muchas piedras esféricas como pelotas del juego de bochas, similar a la petanca. Pronto aparece ante nosotros un grupo de guanacos. Aunque la parada no está prevista, como viajamos en nuestro coche nos podemos detener un momento para tomar estas fotos.

Nuestro recorrido va tocando el final, deteniéndonos en primer lugar ante la formación rocosa conocida como “El Submarino”. Aquí podemos caminar durante una rato como sucede en la última parada, la roca conocida como “El Hongo”, donde ya nos abandona el guía y podemos disfrutar más del lugar, contemplando también las paredes ocres de una especie de acantilado. El parque abre de 8 a 17 h y la entrada cuesta 5.000 pesos (13,3 €). Más información en https://www.ischigualasto.gob.ar/

Comemos en el restaurante con que cuenta el parque y nos dirigimos a descansar un rato en el hotel. Poco antes de anochecer nos juntamos las dos parejas a tomar un vino en la terraza de la habitación, recibiendo la inesperada visita de un simpático zorro que se acercó a nosotros sin temor. Estábamos haciendo tiempo pues para esta tercera y última noche habíamos encargado una cena a base de chorizo criollo y un chivito (cabrito), asados a la parrilla. Una delicia. El lugar elegido fue el Bar Ruta 150, en el que paran los autobuses de línea y donde pudimos comprar gasolina, pues en un montón de kilómetros a la redonda no hay surtidores, algo a tener en cuenta.

Al día siguiente continuamos nuestro recorrido por los parques nacionales de la argentina región de Cuyo. Por delante teníamos 394 km hasta nuestro próximo destino, Barreal, pero esa es otra historia.

ESTRASBURGO (Alsacia), Patrimonio de la Humanidad

Strasbourg (Estrasburgo) es una de las tres capitales europeas, la capital de la nueva región Gran Este de Francia, de la colectividad europea de Alsacia y del departamento de Bajo Rin. Con casi 850.000 habitantes es una ciudad que me encanta, catalogada como Ciudad Histórico-Artística y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Para conocer esta ciudad, a la que dedicamos una jornada completa, y el norte de Alsacia, en este nuestro segundo viaje nos alojamos en el Hotel Ibis Styles Strasbourg Avenue du Rhin ***, situado en 29 Avenue Aristide Briand. Aunque habíamos obtenido la vieñeta ecológica para acceder al centro, optamos por el tranvía, que tenía una parada muy cerca del hotel.

Bajamos del tranvía en Langstross y nos dirigimos a la principal plaza de Estrasburgo, la place Kléber, dedicada al general Jean-Baptiste Kléber, nacido en Estrasburgo en 1753, en cuyo centro se encuentra la estatua a él dedicada. La cara norte de la plaza la cierra el enorme Aubette, antiguo edificio militar construido entre 1765 y 1778. En la plaza se celebra un pequeño pero curioso mercadillo. Empezamos a ver casas con entramados de madera.

Comienza aquí nuestro deambular por el centro histórico de Estrasburgo, dirigiendo nuestros pasos a la place de la Cathedrale, a la que luego volveremos, mientras contemplamos las elegantes fachadas con entramado de madera de algunas viviendas. Llama nuestra atención la estatua dedicada a Chevalier Liebenzeller, vencedor de la batalla de Hausbergen y padre de la república libre de Estrasburgo (1262). Pronto nos asomamos al río Ill, disfrutando de magníficas vistas.

A continuación nos acercamos al río Ill, para embarcar en el Batorama, navegando durante unas dos horas por los canales que bordean el centro histórico de Estrasburgo, una actividad que no realicé en mi viaje anterior. Eso sí, si el día está soleado, recomiendo llevar crema de protección solar, pues el sol pega de lo lindo. Con el pinganillo en el oído para escuchar las explicaciones en castellano, nos dirigimos en primer lugar a la Petite France, preciosa zona que luego recorreremos caminando.

Navegando por los canales llegamos al monumental edificio de la Commanderie Saint-Jean y de allí a uno de los emblemas de la ciudad, los Ponts Couverts. Cambiamos de zona y desde el barco contemplamos sucesivamente la iglesia neogótica de Saint-Paul y la zona europea que no conocía, en la que se encuentran los edificios del Parlamento Europeo y de la Corte Europea Derechos Humanos. El crucero concluye junto al Palais Rohan, del siglo XVIII, antigua residencia de los príncipes-obispos y cardenales de la Casa de Rohan.

Como la tenemos a un paso, aprovechamos para visitar a continuación el principal emblema de la ciudad, la Catedral de Notre-Dame, que se alza majestuosa en el centro del casco antiguo. Obra maestra del arte gótico, fue construida entre los siglos XII y XV, destacando su torre y el renacentista reloj astronómico. El acceso es gratuito, pero se cierra cada día sobre el medio día, pues a las 12:30 desfilan por el reloj los apóstoles, cobrando la entrada 3 €. No nos coincidió el horario, así que no pudimos verlo.

Tras visitar el templo nos quedamos en la plaza de la Catedral, a la que se asoman magníficos edificios antiguos, entra los que destacan la Farmacia del Ciervo, del siglo XII, y la Casa Kammerzell, que cuenta con un entramado de madera de estilo renacentista. En la actualidad cobija a un restaurante de nivel. Nosotros optamos por otro más barato, el restaurante Au Dauphin, situado enfrente, en el que pudimos degustar platos alsacianos con una excelente relación calidad-precio.

Después de comer seguimos caminando por la Gran Isla, rodeada por el río Ill, que alberga el centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A continuación nos dirigimos a la Petite France (Pequeña Francia), el lugar más coqueto de la ciudad. Aunque ya la recorrimos en el barco, disfrutamos de ella de forma más pausada caminando, mientras observamos el paso de los barcos por las esclusas de los canales y de la actividad de los piragüistas.

Nuestro recorrido continúa por una prolongación de la Pequeña Francia, donde se encuentra el rincón que más me gusta de Estrasburgo presidido por los Ponts Couverts, conjunto de tres puentes que salvan el río Ill. Entre los siglos XIII y XVIII existieron en este lugar cuatro puentes cubiertos, aunque ya no lo están. Frente a ellos se encuentra la presa Vauban (barrage Vauban), construida en el siglo XVII sobre el río Ill. Desde su terraza se tiene la mejor vista sobre los Puentes Cubiertos, con la torre de la Catedral de Notre-Dame como telón de fondo.

Elegimos este lugar para concluir de forma espectacular la visita a Estrasburgo, pues de aquí nos dirigimos a coger el tranvía para regresar al hotel. Por cierto, los días en los que la contaminación es alta, el transporte público es gratuito en Estrasburgo.

GDANSK (Polonia), la perla del Báltico

En un viaje anterior había visitado Cracovia, ciudad que me encantó y en éste tenía buenas perspectivas con Poznan, pero un amigo me dijo que le gustó Gdansk, ciudad de la que no había oído hablar, así que en el segundo periplo por Polonia decidí visitar esta población y también a mí me encantó. Para poder disfrutar de ella en profundidad pasamos allí dos noches, alojándonos en el Amber Hotel***.

Dicen de Gdansk que toda ella es un monumento y razón no les falta. Accedimos al casco antiguo por la Puerta Alta (Brama Wyzsza), punto de inicio de la Ruta Real, con su fachada decorada con inscripciones de la antigua Ciudad Libre de Gdansk. A lado tenemos la Torre de la Prisión, estructura defensiva del siglo XIV reconstruida en el XVI. A unos pasos encontramos la Puerta Dorada, construida en el siglo XVII en una mezcla de estilos italiano y flamenco y adornada con ocho estatuas en lo alto. El siguiente edificio de interés es la Gran Armería. Hemos empezado con fuerza.

Nuestros caminar se dirige ahora a la calle Dluga, a la que se asoman notables edificios y palacios de los ricos comerciantes. Es una calle muy comercial en la que hay pequeños puestos de artesanía. Pronto la calle se ensancha dando lugar a una especie de plaza alargada (Dlugi Targ), presidida por el edificio del Ayuntamiento (Ratusz), construido en el siglo XIV, en el destaca su fachada y la alta torre adornada con unos monumentales relojes.

A los pies del Ayuntamiento está la preciosa fuente del Neptuno, que es un símbolo de la ciudad. A ella se asoman preciosos edificios como la Casa Artus, palacio en el que se reunían los potentados de la ciudad y la Casa de Oro, una de las más hermosas de la ciudad, que fue propiedad de un rico mercader. Enseguida nos topamos con la primera iglesia, la Basílica de Nuestra Señora (Bazylika Mariacka), construida entre 1343 y 1502 y considerada la iglesia gótica de ladrillo más alta del mundo, pues tiene 77 metros de altura.

La Ruta Real concluye en la Puerta Verde, la más grande de Gdansk. Desde ella vemos la noria, a la que volveremos más tarde, pues nuestro caminar se dirige al hermoso paseo Dlugie Pobrzeze, que bordea río Motlawa, la espina dorsal de la ciudad. Pronto llama nuestra atención la Vieja Grúa, construida en el siglo XIV, que en la época medieval fue la mayor grúa de Europa. Frente a ella, al otro lado del río se encuentra el Museo Marítimo, frente al que está atracado el Soldek, el primer buque construido en Polonia, en el año 1948.

Creo que ya hemos visto lo más interesante, pero todavía nos queda bastante casco antiguo por recorrer, pasando en primer lugar ante dos iglesias, la de San Juan, gótica de los siglos XIV-XV, y la de San Nicolás, la única no destruida en la segunda guerra mundial. Otros edificios de interés son el Główne Miasto y la Royal Chapel, la única iglesia barroca en la antigua Gdansk, que fue construida entre 1678 y 1681. A continuación tenemos una visita que procuro no eludir. Se trata del Mercado Central de Gdansk.

Hacemos una pausa para comer y de paso descansar un rato, pues hace calor y hemos pateado bastante la ciudad, aunque todavía nos quedan cosas por ver, pero nos lo tomamos con más calma. Pasamos junto a la Torre del Castillo y nos detenemos ante la iglesia de Santa Catalina, una de las más antiguas de Gdansk. Pronto contemplamos el antiguo Gran Molino, que data del siglo XIV, frente al que existe una moderna fuente. En el canal de Raduni encontramos la preciosa casa gremial Miller House. Para concluir la visita a la Ciudad Vieja (Stare Miasto) contemplamos su Ayuntamiento, la coqueta Estación Central y dos iglesias, dedicadas a San José y Santa Isabel

Cerca de Gdansk tenemos dos poblaciones que merece la pena visitar. La primera de ellas, Sopot, está a tan sólo 11 km y la recorrimos el día anterior, antes de llegar al hotel procedentes del castillo de Malbork. Fuimos allí por la Casa Torcida (Krzywy Domek), construida en el año 2004. Pero Sopot tiene otros atractivos, como el Dom Zdrojowy, el Balneologiczny y el Faro, aunque lo realmente interesante es el Molo, que presume de ser el muelle de madera más largo de Europa, con una longitud de 515,5 metros, 450 de los cuales están sobre el agua. Junto a él disfrutamos de un nutrido grupo de cisnes.

Más curiosa fue la excursión que realizamos al día siguiente a Szymbark, distante 45 km, pues cuenta con un gran atractivo, la curiosa Upside Down House (Casa al revés), en la que el suelo es el techo. Construida en 2006, se encuentra en el Centrum Edukacji i Promocji Regionu. Este hermoso parque cuenta con otros edificios de interés, que albergan pequeños museos, aunque sobre todo llamó nuestra atención el que alberga la mesa más grande del mundo, un único tablero de 36,83m de largo y 1.100 kg de peso, que está registrado en el Libro Guinness de los Récords.

Polonia cuenta con otras notables ciudades monumentales, pero de ellas hablaré en otra ocasión

ELORRIO (Bizkaia), Conjunto Histórico-Artístico

Después de tanta escapada más o menos lejana, voy a quedarme a tan sólo 48 km de Leioa, en Elorrrio, municipio de 7.309 habitantes cuyo centro urbano fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1964, el primero con esta categoría en Bizkaia. Ubicada a los pies de los montes Anboto y Udalatx, la villa de Elorrio fue fundada en 1356 por Don Tello, XX Señor de Vizcaya y I de Aguilar de Campóo. En la actualidad conserva un rico patrimonio medieval, con numerosos palacios y casas solariegas de piedra y sillería labrada de los siglos XVI a XVIII.

Visité Elorrio por última vez el pasado 13 de febrero cuando la nieve cubría las crestas del Duranguesado, de la que sobresale el monte Anboto, disfrutando de ellas desde ese magnífico mirador en el que se encuentra la Necrópolis de Argiñeta, que cuenta con una veintena de sarcófagos de los siglos VII al IX procedentes de varias ermitas del entorno, así como varias estelas funerarias de fechas anteriores. Al lado se encuentra la ermita de San Adrián, construcción renacentista del siglo XVI.

Tras visitar la Necrópolis de Argiñeta nos dirigimos al centro urbano, dejando el coche junto al parque. Entramos en la zona monumental visitando en primer lugar algunas construcciones más periféricas, como el Palacio Lariz, del siglo XVI. Contemplamos el panel que recuerda el incendio de 1480, para continuar por la calle Errekalde, viendo sucesivamente la Casa Gerrikabeitia, neoclásica del siglo XIX y tres palacios, Esteibar-Arauna, barroco (s. XVIII), Aldapebeitia, también barroco (s. XVII) y el más antiguo, Aldapebeitiatxikia, del siglo XVI. Otro coqueto edificio es el que ocupa el Batzoki.

Visitamos a continuación el edificio más grande del conjunto monumental, la elegante Basílica de la Purísima Concepción, que tenemos la suerte de encontrar abierta. Este templo cuenta con diferentes estilos. Construida en el siglo XV, mezcla de estilo gótico tardío y renacentista, cuenta con una esbelta torre barroca, de 53,34 metros, la segunda más alta de Bizkaia. En su interior se encuentra el sepulcro de San Valentín de Berrio-Otxoa, patrón de Bizkaia, cuya fiesta se celebra el 4 de julio.

Estamos en el rincón más coqueto del centro histórico, la Herriko Plaza, presidida por la Basílica de la Purísima Concepción, frente a la que se encuentra la barroca Casa Consistorial, del siglo XVIII y la Casa Urkizu (s. XVII). A la plaza se asoman otros dos palacios barrocos, Zearsolo (s. XVII) y Urkizu (s. XVIII). Contemplamos también la escultura Errebonbilloa, un fusilero que nos recuerda que el primer domingo de octubre tiene lugar la popular fiesta de Errebonbilloak, en la que se recrea a las antiguas milicias de la batalla de Lepanto.

El portal de Don Tello nos conduce al portal del Campo, originario del siglo XV y uno de los seis con que contaba el recinto amurallado para facilitar el acceso desde otros tantos pueblos. Adosado a él tenemos el barroco palacio Arespakotxaga (s. XVII). Otro palacio, Arespakotxaga-Andueza, nos introduce en Elizburu kalea, una de las calles que bordean el centro histórico. A su entrada vemos el crucero de Santa Ana (s. XVI), frente al que se encuentra el convento del mismo nombre. Girando la calle encontramos el renacentista palacio Arabio (s. XVI), que cuenta con un monumental escudo en su fachada.

Regresamos ahora a la zona del Ayuntamiento, continuando nuestro paseo monumental por la calle más interesante de todas, Berrio-Otxoa kalea, comenzando viendo dos palacios barrocos del siglo XVII, el Arriola, donde nació San Valentín de Berrio-Otxoa el 14 de febrero de 1827 y al Urkizu-Iturbe. A continuación encontramos dos edificios renacentistas del siglo XVI, el palacete del Arrabal de Suso y el palacio Ibarguen-Urkizu. Continuamos pasando ante otros dos palacios barrocos del siglo XVII, Altzerreka-Mendiola y Lekerika-Otsa.

Completamos nuestro paseo monumental por el centro histórico de Elorrio acercándonos a otros dos palacios barrocos, Otsa (s. XVIII) y el elegante Urkizu-Tola (s. XVII), uno de los ejemplos de la arquitectura residencial culta barroca más relevantes de Bizkaia. Frente a él, un panel nos muestra sendas fotos del entorno del palacio en los años 1915 y 1920. Muy cerca tenemos el crucero que más me gusta de los 9 con que contó Elorrio, el de Kurutziaga, construido en el año 1522 en estilo gótico tardío.

La ermita de San Fausto nos indica que abandonamos el centro histórico de Elorrrio, encaminando nuestros pasos hacia la sede de la cooperativa Eroski, enorme edificio adornado por la escultura Irekita-Abierto, obra de Iñigo Arregi Elorza. Antes de llegar tenemos el crucero renacentista de Kurutzebarri (s. XVI), protegido de la erosión por un templete. Un agradable paseo por una calzada nos conduce a nuestra última cita, la iglesia de San Agustín de Etxebarria, de estilo gótico vasco del siglo XV, cuyo interior no pudimos visitar por estar cerrada. Cuenta con un campanario barroco del siglo XVIII. Adosado a ella se encuentra la ermita de Santa Marina.

Si venís de fuera y queréis alojaros en Elorrio, muy cerca de la iglesia de San Agustín de Etxebarria tenéis el Hotel Ellorrio ***, situado en San Agustín auzoa, 10. Tel. 946 231 555. www.hotelelorrio.com.

Escapada lucense (y 2): Lugo y Viveiro

Continúo el relato del viaje realizado por la provincia de Lugo del 9 al 13 de julio pasado, que dejaba hace dos semanas tras recorrer la Ruta da Auga en Mondoñedo. El 11 de julio nos desplazamos hasta la capital de provincia, la ciudad de Lugo, distante 101 km de nuestro hotel en Viveiro. Tras dejar el coche en el aparcamiento de pago Vía Romana, al que accedimos con dificultad debido a las obras, nos dirigimos directamente a la Oficina de Turismo, sita en la coqueta praza do Campo, 11 (abre de 10 a 20 h), a la que accedimos caminando por la Rúa Nova, bordeando el Museo Provincial.

A un paso de la Oficina de Turismo tenemos la Catedral de Santa María, empezada a construir en 1129 en estilo románico, que desde 2015 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, al estar incluida entre los monumentos del Camino de Santiago. Cuando nos acercamos a ella se encontraban en Misa, no pudiendo visitar su interior, así que nos limitamos a rodearla por el exterior y ver los a otros edificios que se asoman a la praza de Santa María, entre los que destaca el Palacio Episcopal.

Tenía muchas ganas de visitar la muralla romana de Lugo y a la tercera la vencida. En la primera visita a la ciudad tiraba agua a cántaros y en la segunda la niebla la envolvía, así que por fin pude disfrutar de esta construcción que tiene 2.266 metros de longitud y cuenta con 85 torres. Desde el año 2000 forma parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Junto a la Catedral se encuentra la Porta de Santiago o do Postigo, junto a la que accedimos a la parte superior de la muralla, para de nuevo descender junto a la Porta de San Pedro, tras pasar sobre la Torre da Mosqueira.

Tras recorrer un tramo de muralla por su parte superior, decidimos bordearla por la parte inferior, pues luce mucho más. En primer lugar nos acercamos a ver la escultura situada en la praza Mártires de Carral y luego el grupo escultórico dedicado a Pelúdez y familia. Como nuestro principal interés en esta ciudad era la muralla romana, le seguimos recorriendo pasando sucesivamente por las puertas de San Pedro o Toledana, la más hermosa, por la que pasa el Camino de Santiago, la de Bispo Aguirre, la de la Estación y la de San Fernando o del Príncipe Afonso.

Por esta última puerta accedimos de nuevo al centro histórico, pasando junto a la a la iglesia de San Froilán, el patrón de Lugo, y el edificio de la Diputación. Nuestra ruta continuó por la praza de Santo Domingo, donde se encuentra la columna con un águila, monumento dedicado al bimilenario de la ciudad. Luego vimos dos iglesias, la de San Domingos y la de San Pedro. Al lado se encuentran las arcadas de la Rúa Quiroga Ballesteros, sentándonos en la terraza de un bar a tomar un albariño.

Previamente entramos en la Praza de Abastos, situada entre las dos iglesias. Siempre que tengo ocasión procuro visitar los mercados locales, donde mejor se plasma la vida de un pueblo, así que éste no podía ser una excepción. En nuestro peregrinar por su interior, ante todo nos detuvimos en los puestos de venta de pescado.

Nuestro recorrido por Lugo está a punto de concluir, pero pasamos por un lugar muy interesante que estaba a punto de cerrar, la Casa dos Mosaicos, en la que amablemente nos permitieron estar un par de minutos. Nuestro destino final era la Praza Mayor, presidida por la estatua dedicada a Juan Montes. A ella se asoman el convento de los Franciscanos, la monumental Casa do Concellos, con su hermosa fachada del siglo XVIII y la iglesia de Santiago A Nova. En una esquina vemos una escultura de una cuadriga romana. Aprovechamos para comer en uno de los restaurantes de la plaza y regresamos a Viveiro.

Nuestro gozo en un pozo. El día 12 de julio amaneció lloviendo y, aunque esperamos, la lluvia no cesaba, así que se frustró el plan de realizar una ruta de senderismo por molinos. A media mañana optamos por coger el coche y desplazarnos hasta el centro de Viveiro para visitar el mercado local que, como os he dicho es algo que nos gusta, centrándonos de nuevo en la zona de pescaderías, pues el pescado varía de un lugar a otro. Enfrente teníamos el puerto deportivo.

Aunque ya hemos estado en otras ocasiones, como la lluvia amainó un poco, optamos por recorrer el casco antiguo de Viveiro, que cuenta con dos notables iglesias, siendo la primera a la que nos acercamos la del convento de San Francisco, que cuenta con un interesante claustro y, junto a su fachada, el grupo escultórico “Los Heraldos del Encuentro”. Pasamos luego junto a la iglesia de Santa María del Campo y nos dirigimos a la Praza Mayor, para abandonar el centro histórico por la Puerta de Carlos V, de mediados del siglo XVI, resto de la antigua muralla.

Andábamos buscando una churrasquería para comer, cosa que ya hemos hecho las últimas veces en la zona, pero no sabía que a tan sólo 4,5 km del Hotel Thalasso Cantábrico Las Sirenas, en Vieiro, teníamos el Mesón O Filón, donde dimos cuenta a sendas raciones de churrasco y criollo. Tras descansar un rato en el Hotel, para compensar que no lo habíamos hecho por la mañana, por la tarde fuimos caminando hasta el centro de Viveiro (unos 7 km entre ida y vuelta), disfrutando de la costa lucense que nos despidió con un precioso atardecer. La escapada ha concluido.

Escribo estas líneas a las 19:30 h del martes 22 de agosto, en plena Aste Nagusia bilbaina. Para mañana anuncian 44 grados en Bilbao y recuerdo que el año pasado, en otra ola de calor, escapé a Viveiro, donde creo que no pasamos de los 24 grados. Esta vez no podré hacerlo entre otras cosas porque estoy sin coche pese a haberlo dejado esta mañana a las 08:30 en Leioa Berri Auto, para montar una pieza que encargué el 26 de julio. Así es la vida.

Escapada lucense (1): Mondoñedo

Este año se me han amontonado las escapadas, así que la que ahora relato es la sexta del año, realizada del 9 al 13 del pasado mes de julio a un lugar que me gusta mucho, la localidad lucense de Viveiro, situada a 453 km de Leioa, que se realizan cómodamente en cuatro horas y media fundamentalmente por la autovía A8, concluyendo por la carretera N-642. En el viaje de ida solemos parar a comer el bocadillo, cuando llevamos recorridos 388 km, en el área recreativa del Puente de los Santos, muy deteriorada por cierto, situada en la muga entre Asturias y Galicia, desde donde contemplamos una magnífica panorámica de la desembocadura del río Eo, teniendo como telón de fondo el Faro de Illa Pancha, perteneciente al concello de Ribadeo. Luego paramos a tomar el café en O Lar de Carmiña.

No suelo extenderme mucho hablando de los lugares en los que nos alojamos pero, aunque parezca que hago publicidad de él pese a que pago religiosamente como cualquier cliente, quiero comentar que en este hotel es la tercera vez que nos alojamos, la última el pasado año, pues me encanta por su emplazamiento con vistas a la ría de Viveiro. Se trata del Hotel Thalasso Cantábrico Las Sirenas ****, situado sobre la cerrada playa de Sacido. https://www.thalassocantabricolassirenas.es/. Teléfono: 982 56 02 00.

Además de por su emplazamiento, el hotel citado nos encanta por su Restaurante Panorámico, probablemente el de mejor relación calidad-precio de cuantos conozco. Las cuatro noches cenamos allí, mostrando a continuación, de arriba abajo y de izquierda a derecha, los platos que degustamos, repitiendo algunos de ellos: Brocheta de rape y langostinos, Ensalada de queso de cabra, panceta crujiente, gambones y setas, Ensalada de gulas y langostinos, Zamburiñas a la plancha, Pulpo a la brasa sobre patata panadera, Revuelto de erizos y algas, Croquetas artesanas y, de postre, Filloa rellena de crema pastelera, helado y baño de chocolate.

Otra cosa que nos gusta del citado hotel es el paseo que sale desde él, uniendo la playa de Sacido con la playa de Covas, pasando por la de Seiramar. Todas las tardes antes de cenar acostumbramos a bajar a tomar un Albariño al Mesón K2, situado al comienzo de la playa, donde siempre hay pintxo-pote. Es un recorrido de 1,2 km y otros tantos de subida a la vuelta, que bordea un lugar lleno de encanto, de nombre Os Castelos, unas curiosas formaciones rocosas junto a las que se levanta el monumento dedicado a las 500 víctimas del naufragio de la fragata Santa María Magdalena y del bergantín Palomo.

El 10 de julio nos desplazamos 64 km hasta una población que hacía muchos años que no visitábamos, Mondoñedo, “uno de los pueblos más bonitos de España”, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985, aunque no me dijo mucho. Dejamos el coche aparcado junto al mayo edificio de la localidad, el Seminario Santa Catalina y nos dirigimos a la Praza da Catedral, en parte porticada, a la que se asoman la Oficina de Turismo, el Palacio Episcopal y el monumento al poeta local Álvaro Cunqueiro. En la misma plaza está el restaurante O Rei das Tartas, en el que luego comimos.

El principal monumento de Mondoñedo es la Catedral, mandada construir por el obispo Martiño entre 1230 y 1248, que conserva la puerta románica primitiva. Destacan en ella su rosetón ojival, las vidrieras barrocas y las torres, que datan del siglo XVIII. Como salimos empachados de ver iglesias en el reciente viaje por Francia y Bélgica, no visitamos su interior, perdiéndonos las pinturas murales del siglo XIV. Desde el año 2015 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, como parte integrante del Camino de Santiago.

No era la parte monumental lo que hizo que nos desplazáramos a Mondoñedo, sino realizar una ruta de circular de senderismo, de 8 km de recorrido y de nombre “Ruta da Auga”. Para recabar más información nos dirigimos a la Oficina de Turismo, sita en Praza da Catedral, 34, que abre de 10 a 14 y de 16 a 19 h. Así supimos que la ruta comienza en la Fuente Vieja (siglo XVI) y está muy bien señalizada, teniendo una buena subida al comienzo por un estrecho sendero, que luego se transforma en pista, disfrutando desde lo alto de una magnífica vista de Mondoñedo.

Tras varias subidas y bajadas, la pista desciende decididamente en busca del río Valiñadares, atravesando brevemente una explotación minera. Enseguida llegamos a un lugar accesible en coche, por lo que luego será nuestro camino de vuelta, para introducirnos en el lugar más hermoso de la ruta, un sombreado sendero que en tan sólo 300 metros nos lleva al Salto do Coro, una cascada de 15 metros de caída, a la que se llega tras subir un tramo de escaleras. Es un lugar muy fresco y lleno de encanto, máxime porque hacía bastante calor. El regreso a Mondoñedo es mucho más soso, caminando en buena parte por la carretera, accediendo por el barrio de Os Muiños.

Todavía tenemos por delante dos jornadas completas, pero de ello espero hablar la próxima semana. La escapada lucense continúa.

Viaje por Francia y Bélgica (y 6): De Bretaña a Leioa

Continúo el relato del viaje realizado del 4 al 18 de junio por tierras francesas y belgas, que dejaba la pasada semana en Quimper (Kemper), la capital del Cornouaille bretón (Kernev). El 15 de junio hicimos el centenar de kilómetros que separan el Hotel Ibis Quimper del de Auray, en el que pasamos dos noches. Tras comer de bocadillo nos desplazamos 48 km para recorrer la zona del golfo de Morbihan, que en bretón significa “pequeño mar”. Nos detuvimos en primer lugar en la pointe du Ruault, desde donde contemplamos un buen grupo de cisnes y un montón de barcos de pesca. Nos desplazamos luego a la localidad costera de Port-Navalo, acercándonos hasta el faro, para de regreso detenernos en el Moulin Pen Castey y frente a Le Manoir de Kerbot.

De regreso al hotel nos acercamos a Sainte-Anne-d’Auray, el lugar de peregrinación más importante de Bretaña, pues recibe más de 800 000 visitantes al año, la mayoría de ellos peregrinos. Cada 26 de julio, festividad de la santa, se celebra el multitudinario gran perdón de Santa Ana. La Basílica actual, de estilo neogótico, fue construida entre 1866 y 1872. Destaca en ella el altar mayor y el claustro, con la Croix aux Épingles. Más antigua es la Scala Santa, construida por los carmelitas en 1662.

El 16 de junio iniciamos la jornada a poco más de 10 km de Auray, visitando los alineamientos de Carnac (Karnag), mundialmente famoso centro megalítico que cuenta con 2.792 menhires. El conjunto más importante es el de Le Ménec, formado por 1099 menhires dispuestos en 11 hileras de 100 metros de ancho por 1.200 de largo. A su entrada se encuentra el aparcamiento y el centro de visitantes donde podrás ampliar la información. A lo largo de la carretera se encuentran los otros dos conjuntos, Kerlescan y Kermario, siendo este último el más frecuentado.

Entre Carnac y Quiberon hicimos un alto en el camino para comprar pan para el bocadillo de mediodía, deteniéndonos en el coqueto pueblo de Piouharnel, muy apreciado por los surfistas. La casualidad hizo que coincidiéramos con el pequeño mercadillo semanal, pudiendo disfrutar de sus cuidados puestos, siendo el de alcachofas el que más llamó mi atención.

De Piouharnel nos desplazamos al extremo de la península de Quiberon (Presqu’île de Quiberon), una espectacular costa salvaje. Dejamos el coche en el parking gratuito de la Pointe du Conguel, realizando a pie un pequeño paseo circular por un sendero muy bien acondicionado que bordea las playas, pasa por una mesa de orientación y regresa atravesando una pequeña zona boscosa. Casi en el extremo hay varias curiosas formaciones rocosas, siendo la más conocida el Trou du Rocher (Agujero en la Roca).

De allí nos desplazamos a tomar algo en una terraza situada junto al puerto de la cercana población turística de Quiberon (en bretón Kiberen), siendo recibidos por un menhir dedicado a los niños muertos por Francia. Nuestro principal objetivo era el faro de Port-Marie, construido a finales del siglo XIX en forma de torre cilíndrica. De allí regresamos a Auray, pero de camino, a orillas de la carretera nos detuvimos en una buena área de pic-nic, donde dimos cuenta al bocadillo.

Decidimos pasar la última tarde bretona en una población que me encanta, Vannes (Gwened), dejando el coche en el parking subterráneo del Puerto, situado junto a la oficina de turismo (Quai Eric Tabarly). Al lado tenemos el puerto deportivo y, a un paso, la Porte Saint-Vincent, que nos da acceso al casco antiguo, realizando un precioso paseo monumental que bordea la muralla erigida en el siglo XIII, pasando sucesivamente por la Puerta Calmmont, el castillo de l’Hermine (siglo XIV) y los originales lavaderos construidos a orillas del río Marle a principios del siglo XIX, que son uno de los emblemas de la ciudad.

La Porte Prison (siglo XV) nos devuelve al centro histórico de la ciudad, un barrio medieval lleno de encanto en el que abundan las casas con fachadas con entramado de madera. Tomamos café frente a la Catedral Saint-Pierre, cuya construcción comenzó en el siglo XIII, Tras la visita nos acercamos a la place Henri IV y de allí al Ayuntamiento, frente al que se encuentra la estatua del Duque de Bretaña. Nuestro recorrido concluyó bajo una antigua casa que luce el cartel “Vannes et sa femme” con los bustos de una pareja tallados en piedra policromada, que probablemente data del siglo XVI.

Como de Auray a Leioa hay más de 800 km, decidimos realizarlos en dos jornadas para hacerlos más tranquilamente. Así, el 17 de junio hicimos un par de paradas para visitar brevemente dos hermosos lugares. De esta forma, cuando llevábamos recorridos 275 km, nos detuvimos en un lugar que me encanta, el Vieux Port de La Rochelle, al que las embarcaciones acceden pasando entre dos monumentales torres, la de Saint-Nicolas y la de la Chaine, construidas en el siglo XIV. Desde allí se contempla una hermosa panorámica del centro histórico.

Como el más antiguo Puente Colgante los tenemos a menos de 3 km de casa y el año pasado visitamos el de Newport, en Gales, no pudimos resistir la tentación de acercarnos al puente transbordador de Rochefort, que ya visitamos hace unos cuantos años y que teníamos a tan sólo 41 km. Este puente colgante fue inaugurado en julio de 1900. Tiene cuatro torres de 66,25 metros de altura y un tablero de 175,50 metros de largo. Une las poblaciones de Rochefort y Échillais, a la que luego pasamos por el nuevo puente, ya que estaba en obras el acceso, siendo sólo accesible para peatones y bicicletas. Por delante teníamos 174 km hasta el hotel en el que pasamos la última noche de este viaje, el Ibis Pessac Wine Route.

Para el 18 de junio dejamos los 329 km que nos separaban de Leioa, parando a comer en la AP-8, en el área de servicio de Hernani. El viaje ha concluido. Como nos encontramos en plena Aste Nagusia de Bilbao, para poder disfrutar de ella, la próxima semana no aparecerá esta entrada.