Ayer por la mañana todavía era posible ver en Los Desayunos de La1 a contertulios hablando del supuesto apoyo del PNV al PP, por mucho que esta formación, igual que la antigua Convergència, a la que también meten en el saco incluso pese al pulso secesionista, hayan anunciado el “no” al PP en el Congreso. Por suerte, hay medios que sorprenden (uno ya no espera que Pedro J. Ramírez sea veraz en política vasca), como El Español, que enmarca bien la gobernabilidad de España: es cosa solo de PP, PSOE y Ciudadanos.
Volvemos al principio
No me refiero al 27 de junio, sino al 21 de diciembre. Ya entonces, con las opciones de Pedro Sánchez anuladas por Podemos y una parte de “su” PSOE, la única posibilidad de que hubiese un presidente en España pasaba por la abstención de los socialistas y la colaboración de Ciudadanos. Hoy estamos en la misma situación, ocho meses y otras elecciones inútiles después: la llave de la gobernabilidad en España la tiene el PSOE, y si no la utiliza, habrá terceras elecciones.
¿Quién manda?
Lo malo de esta situación de desgobierno es que se nos está ocultando la verdad: la situación económica española es muy difícil, y da igual que el próximo presidente se llame Pedro o Mariano, incluso que se llame Pablo, va a tener que obedecer a ciertas mecánicas, hasta el punto de que la investidura también puede marcarla la fecha límite para aprobar el techo de gasto, el 23 de agosto, que afecta a los presupuestos. Unas cuentas que miran tanto o más a Bruselas que a España.
¿Explicaciones o mentiras?
Leemos en InfoLibre (digital poco sospechoso de “cavernario”, precisamente) que el Heraldo de Aragón contradice a Pablo Echenique, quien aseguró que solo había contado de un modo irregular con su asistente durante unos meses. Según el medio aragonés, no solo lo hizo hasta las elecciones de 2015: en 2012 ya había contado con esa persona en las mismas condiciones irregulares, por lo que las “explicaciones” del líder de Podemos podían partir de una mentira.
¿Broma o metedura de pata?
Metedura de pata en toda regla. Carmen Lomana sugería en Twitter que la Torre Eiffel de París acabaría tendiendo forma de torre de mezquita, y añadía: “Reíros, reíros… Pero ya veréis”. Alguien como ella, con más de 236.000 seguidores en esta red social tendría que tener cierta responsabilidad, no lanzar mensajes alarmistas ni señalar a comunidades religiosas. Aunque igual pido demasiado y esos 236.000 seguidores se consiguen con salidas de tono y supuestos chistes con tinte islamófobo.