El enemigo es el fascista

Los medios, lógicamente, porque esa ha sido siempre la diferencia entre quien da información y quien tuitea, no lo afirman con rotundidad: “Elon Musk realiza un aparente saludo nazi en la celebración de la investidura de Trump” (El Confidencial). Pero me niego a pensar que Musk (le persona más rica del mundo) no sabía lo que hacía, a qué se parecía su gesto y que la extrema derecha, según las crónicas, lo iba a aplaudir. Lo que yo sí sé, sin ninguna duda, es que el fascista es el enemigo (allí y aquí), que quien no tiene al fascista como enemigo colabora con él (aquí y allí) y que esto no es cuestionable ni discutible.

Nada importa

El medio que explica en castellano el trumpismo, Voz.us, afirma: “Trump logra el mayor respaldo del voto judío republicano desde 1988”. ¿Es compatible ese dato con el gesto de Elon Musk? Para mí la pregunta es otra: ¿le importa a alguien? En este momento de la historia en el que el gobierno ultra israelí ha cometido un genocidio sobre la población palestina (no lo digo yo, lo dice Amnistía Internacional), y en el que Internet ha llenado todo de ruido, trucos para la casa absurdos y recetas horrorosas, para no dejar espacio a la memoria, tengo la sensación de que el saludo de Musk no importa a los judíos que han votado a Trump. Y al revés, tampoco.

¿Qué honestidad?

Sigo hablando de fascismo y de populismo: “La honestidad es lo que ha construido movimiento en este país”, dice Arnaldo Otegi a Naiz y recogen con cariño en las redes de Bildu. ¿Qué honestidad? ¿La de quienes han puesto una pantalla al partido político Sortu con un “movimiento” al que llaman Bildu, para que parezca lo que no son? ¿Qué honestidad? ¿La de una agrupación, Bildu, que sostiene y refuerza a un candidato que no fue capaz de llamar “terrorismo” a lo que hizo ETA? ¿Qué honestidad? ¿La de quienes están colocando a lobos con piel de cordero en todos los corrales de Euskadi?

A mí que me lo explique Santi

Vuelvo con Trump, que “insinúa ‘aranceles del 100 %’ para España y la menciona como integrante de los BRICS”, la “alianza económica integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica” (El Debate). Lo dijo mientras firmaba decretos, con desprecio, importándole todo una castaña. Yo lo que quiero es que esto me lo explique Santiago Abascal, que es el que se ha autoelegido como contacto con el presidente estadounidense. Pero lo que me flipa es que le rían los chistes esos supuestos defensores de España que hasta han colocado en X imágenes de gestos parecidos a saludos nazis y que aplauden a Trump y Abascal. Gilipollas sin fronteras.

Postureo, siempre

Yolanda Díaz y otros miembros de Sumar abandonan X, muy indignada e indignados, porque Musk ha hecho ese saludo que parece (para mí, es, pero solo es la opinión de un ignorante) nazi. Pues muy bien. ¿Y de Instagram y Facebook también se van a ir, porque Zuckerberg estaba ahí, aplaudiendo y poniendo la pasta para la fiesta? Igual que Tim Cook. ¿Van a dejar de usar sus iPhone? También estaba Jeff Bezos, ¿van a dejar de comprar en Amazon? X no es más fascista que la semana pasada, y Blueskay no es menos aburrido y de parte que ayer. Además, hasta que veamos su modelo de negocio no sabremos qué es de verdad.

Seguidismo y «sortismo»

Me han sorprendido tres cosas del anuncio que hizo Bildu el domingo sobre la propuesta para su “mesa política”. La primera, el seguidismo: esperaron al anuncio de Andoni Ortuzar el sábado para confirmar que Arnaldo Otegi iba a seguir liderando el proyecto de Bildu. La segunda es que las diferencias entre Bildu y Sortu es ya solo la presencia de exjefes de ETA. La presencia de Eba Blanco y Oskar Matute es, literalmente, un pie de página. Su aportación, a todas luces, es legitimar a la izquierda abertzale más tradicional que les aplasta. Y la tercera, que son las y los mismos de siempre un poco más viejas y viejos, se pongan como se pongan.

Algo está cambiando

La respuesta del departamento vasco de Educación ante las huelgas en la enseñanza pública, y la del Athletic ante el chantaje de los que dicen que son la grada popular, tienen algo en común además de casi el mismo tiempo de emisión: sabemos por fin lo que tienen quienes reclaman más, y vemos a las instituciones ponerse de frente a los sindicatos o el grupo de presión de turno para explicar a la ciudadanía el esfuerzo que ya estamos haciendo las y los contribuyentes y las y los socios, en cada caso. Solo espero que esto empiece a normalizarse y que dejemos de atender las reclamaciones como si nadie hubiese actuado antes.

Si le viene bien a Trump…

Trump ha arrasado en las elecciones y el partido republicano ha ganado gracias a su tracción. Está en su mejor momento de popularidad. Es el señalado para acabar con el movimiento woke y lo políticamente correcto, y su política insolidaria es el modelo a seguir para los populistas del mundo. Pero nada de lo anterior tiene por qué ser positivo. Así que si el bitcoin se dispara gracias a él es porque las criptomonedas necesitan a irresponsables a los mandos. De la misma manera, TikTok vuelve a funcionar en EE.UU. porque a Trump le viene bien que exista. Y lo que le viene bien al político del color de los risketos es malo para las y los demás.

Nos devoramos

El mito romano de Saturno, que devoró a varios de a sus hijos para seguir reinando, se ha quedado viejo: ahora nos devoramos a nosotros mismos. Me refiero a las y los periodistas pero también a las y los lectores (o quienes oyen podcasts, me da igual). Voy a poner un ejemplo muy poco relevante pero muy significativo: hace solo unos días el Real Madrid era un equipo en crisis y, hace unas semanas, Mbappé, un jugador que no rendía: hoy hablamos del equipo líder de la liga y de su jugador más en forma. Y en política hacemos lo mismo: devoramos los temas y a los personajes, y los malos celebran que no tengamos memoria.

Solo es una campaña

Este Blue Monday ha pasado bastante desapercibido, por suerte. Seguramente, los rayos de sol que nos han bañado han ayudado a que hagamos menos caso a esta operación de marketing. Así lo definen en Microsiervos: “Una invención de Porter Novelli, la empresa de relaciones públicas”. Así que Cliff Arnal, el investigador de la Universidad de Cardiff al que se atribuye el “hallazgo” (las comillas son mías, no vienen en el texto), “se limitó a firmar la tontería que le propusieron desde la agencia”, según el blog. Lo que no dicen en la histórica bitácora (que fue la más leída en castellano durante años) es qué querían vender.

Primera noticia

Ya lo he escrito en otras ocasiones: la barra libre de la deuda es como la barra libre de las bodas y la estás pagando tú, que vas de invitado o de invitada. Así que ante noticias como esta en Vozpópuli no podemos encogernos de hombros o pensar que alguien lo arreglará: “La deuda de la Seguridad Social alcanza el récord de 126.000 millones tras el último préstamo para las pensiones. El Estado aprobó un nuevo préstamo por 10.004 millones a la Seguridad Social para pagar la ‘extra’ de las pensiones en noviembre”. La realidad es que lo vamos a pagar, antes o después, y que gobernar con barra libre es fácil, pero no es gratis.

Segunda noticia

La noticia de arriba hace que leamos de otra manera esta en El Blog Salmón: “Era de esperar que el estado te cobre el IRPF aunque ganes el salario mínimo. Los que ganan mucho más están ya ordeñados al máximo”. En concreto, “los asalariados que ganan más de 60.000 euros anuales, representando únicamente al 2,5% de la población (alrededor de 1,2 millones de personas), son responsables de aportar el 41,5% de toda la recaudación de este impuesto”. Soy un firme defensor de los impuestos y la progresividad, pero también sé que la subida del SMI con interés recaudatorio también la paga alguien, y no es el estado, precisamente.

Ya vendrán las empresas chinas

El populismo para los impuestos y para el gasto público puede ser igual de dañino desde la derecha que desde la izquierda. Lo que necesitamos es realismo, y eso pasa por decir a la ciudadanía de dónde estamos quitando los millones que estamos poniendo en otra reclamación. Y eso pasa, también, por mirar de frente la realidad, ya sea la generación de energía, ya sea el cambio global de modelo en una industria tan importante para Euskadi y para Europa como la del automóvil: “La marca china Leapmotor estudia fabricar coches eléctricos en Zaragoza”, anuncian en FCE (Foro Coches Eléctricos). ¿Lo rechazamos?

Detenciones masivas

Veamos, si “Cuba anuncia excarcelaciones masivas tras salir de lista de patrocinadores del terrorismo de EE. UU.”, según France 24 (otros medios han hablado también de la mediación de la iglesia católica), es porque antes la dictadura había encarcelado masivamente a las y los cubanos, ¿o no? Serán 553 presas y presos los que abandonarán las celdas, pero el régimen avisa: “No han sido ni indultadas ni amnistiadas” y “por tanto, ‘pueden regresar a la prisión’ si no cumplen una serie de ‘requisitos’, como una ‘buena conducta’”. Y lo que es “una buena conducta” lo decidirán las autoridades represoras, por supuesto. Vaya con la Cuba libre.

¡Qué sorpresa!

Leo esto en Xataka y no puedo reprimir una sonrisa: “Italia ha dado con la llave contra las reseñas falsas online que lastran la hostelería: prohibir opinar desde el anonimato”. Qué sorpresa, ¿verdad? ¿Cómo no le había ocurrido antes a nadie? ¿Qué va a ser lo siguiente, que en las redes sociales tengamos que poner nuestro nombre y nuestra cara también para insultar? Yo no tengo duda: así debería de ser. Y por supuesto, sé distinguir entre tener un nick y ser un cobarde que usa el anonimato para intentar acallar a quien piensa diferente. Lo que me sorprende de verdad es el retraso que llevamos para perogrulladas evidentes.

Hasta ahí

El límite de la desvergüenza lo ha marcado el PP esta semana, cuando “contrapone con una falsedad el apoyo del Gobierno a Gaza y Valencia: ‘Si pides la ayuda en árabe llega antes’” (El Diario). Ese “si pides la ayuda en árabe llega antes”, que el PP ha puesto por escrito en X, es el suelo. Más abajo de ahí solo hay lodo. Y si el PP decide escarbar y seguir bajando el nivel de la política será su responsabilidad, sí, pero la nuestra será señalarlo con claridad y la del resto de partidos, no dejarse arrastrar en el entierro de los argumentos, las formas, el sentido común y la política posibilista, que es la única que suma.

¿Qué más le da?

El CIS insiste en la victoria electoral de Pedro Sánchez. Con menos de eso antes ya habría convocado elecciones y, si no lo hace ahora, es porque cree que ahora le toca resistir. Y para resistir ya no necesita vencer, sino vender: “Sobre el papel, las 12 medidas de Pedro Sánchez para la vivienda están bien. Pero no me creo que se vayan a aplicar porque lleva diciendo lo mismo desde 2019”. Este post en El Blog Salmón lo que deja claro, una vez más, es que para el PSOE, como para Sumar, Podemos, Bildu y ERC, que aprobaron la ley, el tema de la vivienda es puramente electoralista y de argumentario, no una urgencia que hay que atajar.

Esto es insostenible

La primera medida eficaz que puede tomar quien realmente quiere acabar con el problema de la vivienda es prohibir los Airbnb y similares: “Diez ciudades españolas ya tienen más plazas en pisos turísticos que camas en hoteles”. Se trata de Málaga, Valencia, Sevilla, Alicante, Granada, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Santander, Gijón y Murcia. Todas ellas, ciudades turísticas y con un número de hoteles nada despreciable. Entonces, ¿cuántas viviendas hay disponibles en Airbnb? ¿Y qué hacen los ayuntamientos que no atajan el tema? En Bilbao ya hemos visto que es posible complicar la vida a los especuladores.

Cuando los monstruos parecen monstruos

“Trump atraviesa su mejor momento de popularidad en su carrera política”, titulan con alegría (supongo) en Voz.us (el medio que traslada en castellano el punto de vista trumpista de la vida). Por un lado, es comprensible: acaba de ser elegido y todavía no está desgastado por la gestión. Por el otro, me resulta aberrante y un síntoma claro del estado de nuestra civilización: que un ignorante y bravucón, apoyado en dinero y populismo, esté bien valorado por la ciudadanía es una derrota sin matices. Estamos perdidos si ellos, los malos, ganan. Es una obviedad, pero no es menos grave. Y la realidad es que están ganando.

Es el mundo

En la BBC rescatan, con buen criterio, este aviso de Joe Biden en su última comparecencia: “Está tomando forma en EE.UU. una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza nuestra democracia”. No se trata de EE.UU., sino del mundo. Estamos dando valor a quien solo tiene dinero, y estamos dando legitimidad por medio de los votos a quien ya tiene el control. Y lo estamos haciendo sin la preocupación debida: el trumpismo mezclado con la ambición de Elon Musk ha derivado en este nuevo modelo de poder que es fácilmente exportable porque no necesita talento para la política (que es escaso), solo necesita dinero.

Los cipayos

Los cipayos son los locales (en este caso, de San Mamés) que se ponían a disposición de la fuerza ocupante (en este caso, una opción política bien organizada) para reprimir a sus semejantes (en este caso, quienes se sienten observadas y observados en la tribuna norte baja por los hombres de negro que, desde sus localidades bonificadas, vigilan a quien anima cuando ellos no lo hacen). Estos cipayos ayer, que nadie lo dude, fueron los athleticzales menos tristes tras la eliminación del Athletic de Bilbao en la Copa porque se creen imprescindibles. Este es el momento idóneo para que la Junta Directiva y los jugadores dejen claro que no lo son.

¿Liberarnos? Sí, de ellos.

Que un grupo de presos de ETA se haya organizado para enviar una carta a la revista Kalaputxi de Murtiku, en la que se ofrecen “a sí mismos como la ‘conexión entre el ciclo de lucha anterior y el actual’” (Vozpópuli, citando una noticia en Diario Vasco) porque reivindican “la continuidad de la lucha” y pretenden “un nuevo movimiento de liberación” no me preocupa nada, la verdad. Pero sí creo que pone sobre la mesa el problema interno de la izquierda abertzale, que sigue contando entre los suyos con personas que empatizan con esos presos y que consideran que la lucha armada tuvo y tiene un sentido. ¿Liberarnos? Sí, de ellos.

Ahora, justicia

Israel ha anunciado un alto el fuego pero no ha dejado de matar. Cuando lo haga definitivamente tocará dar tres pasos: confirmar el estado de destrucción de Gaza (“quince meses de conflicto han dañado casi el 60% de los edificios en toda la Franja de Gaza”, “la ONU estima que los edificios dañados incluyen más del 90% de las unidades residenciales en Gaza, con 160.000 destruidas y otras 276.000 parcialmente o muy dañadas”, según la BBC), organizar su reconstrucción y hacer justicia. Y eso pasa por procesar sin dilación ni excusas a quienes han dado las órdenes de destrucción y genocidio, que es como lo define Amnistía Internacional.

En el fondo, es como Laporta

Esta misma semana he escrito en la columna, una vez más, que no me gusta nada Joan Laporta, pero que le reconocía el mérito: ojalá si el club del que soy socio está en una situación similar a la del FC Barcelona emerja alguien capaz de fichar como si tuviera dinero, activar palancas y conseguir favores políticos para volver a ganar títulos. Cuando leí las crónicas de la comparecencia de Puigdemont ayer me acordé de Laporta: no quiero un lehendakari o un responsable político que lance órdagos continuamente, pero él hace sus jugadas y asume el desgaste. ¿Hasta dónde aguantará Puigdemont? ¿Y Laporta?

El paso lógico

De la federación que sostiene una supercopa en Arabia Saudí solo por dinero, y que dice a las mujeres de los jugadores que denunciaron haber sido acosadas que lo confundieron con haber sido “agobiadas”, solo podíamos esperar esto: “Trabajamos en que haya una Supercopa femenina en Arabia Saudí” (Iusport). ¿Qué puede salir mal? ¿Qué trato van a recibir las futbolistas de los jeques? ¿Cómo van a garantizar la participación del Real Madrid en la competición (el Barça es uno de los mejores equipos de Europa, con eso no hay problema)? ¿A cambio de qué? ¿Piqué va a llevarse otra “prima de éxito” de cuatro millones anuales?