La otra jornada de reflexión

La jornada posterior al cara a cara ha resultado una especie de jornada de reflexión para mucha gente. Visto desde Euskadi: Sánchez no fue el que esperábamos y lo que ofrece Núñez Feijóo no lo queremos. Así que creo que Daniel Innerarity no fue el único que pensó algo así: “A veces un debate entre dos sirve para constatar que no va uno a votar a ninguno de los dos”. La sensación de desastre, de ruido, de egoísmo, fueron excesivas en un territorio tan alejado de Madrid como es el nuestro, en lo geográfico y en lo ideológico. Sánchez salió a que Feijóo no ganase y se le notó demasiado, con todo lo que eso conllevó.

Un corolario tempranero

El hilo de Enric Juliana pudo ser uno más de los que abundaron en Twitter después del debate, pero un tuit lo hizo completamente diferente, especialmente por su última línea: “Treinta años después, los dos debates González-Aznar nos parecen obra de la Academia de Atenas. En treinta años se ha producido una pavorosa desarticulación del discurso político. Hemos de preguntarnos si toda la responsabilidad recae en la fragmentación digital”. Sin Internet no sería posible la política a golpe de tuit, es evidente, y gracias a esta los mediocres ahora también hacen política. Pero el problema no es quién se presenta, sino a quién elegimos.

Y un mal espectáculo

Mucho más concreto y más certero me pareció José Antonio Pérez: “Horrible. Periodismo de brazos caídos. Rendición total”. Entiendo que Ana Pastor y Vicente Vallés se vieran sorprendidos por la agresividad inicial de Pedro Sánchez, pero no que no se recompusieran. Lo hicieron mal, lo señalaba Juliana, lo señala Pérez y lo señalan muchos otros compañeros de profesión. Pero visto el resultado, no fueron los únicos periodistas que erraron: las y los asesores de campaña, periodistas en gran parte, no acertaron. Ni los argumentos de Núñez Feijóo parecían fiables ni el cuerpo a cuerpo de Sánchez gustó a nadie.

¿Quién aguantó eso?

Seis millones de espectadores me parecen muchos para tan pobre entretenimiento. El anunciadísimo cara a cara lo vimos (en parte, al menos) los frikis de la política y muchísimos hooligans de uno y otro contendiente. ¿Pero quién de las personas de a pie, de las que deciden el resultado de las elecciones, aguantó sin cambiar de canal? “Es el menos visto de los siete celebrados”, sentencian en El Independiente. Sin moderación, sin argumentación, sin poder escuchar argumentos, ¿cuánta gente llegó al minuto final sin zapear? ¿Cuánta gente, y vuelvo al principio de la columna, se planteó zapear también el domingo 23?

El tuit que demuestra lo mal que va todo

Después del debate, Pedro Sánchez acudió a la sede del PSOE, donde le esperaba su equipo y unas cuantas y unos cuantos fieles con camisetas rojas. El candidato cogió el micrófono y aseguró: “Después de este debate no tengo dudas de que vamos a ganar las elecciones”. Como sentencia final me parece sublime: Sánchez sabe que no va a ganar las elecciones (otra cosa es que al final sí gobierne), y Sánchez sabe que ese debate no le ha sumado un voto. ¿Todo vale? ¿Puedes ir allí y mentir a la cara a tu gente solo por poner un tuit que anime quien no está en ese espacio, rumiando el error contigo? ¿Es correcto? ¿Es moral? ¿Es recomendable?

«Ha sido ETA»

La frase que hizo famosa José María Aznar como la mentira más grande en política jamás contada fue lo primero que me vino a la cabeza cuando vi la respuesta de Consuelo Ordóñez a Rafael Hernando, el portavoz que Núñez Feijóo ha recuperado para el Congreso: la víctima de ETA afeaba la réplica en Twitter que había recibido del pepero. Hernando aseguraba que Gregorio, asesinado por el terrorista Txapote, hoy también gritaría “que te vote Txapote” a Sánchez. Y aseguraba también que “Goyo” fue su amigo. La de COVITE decía no conocer a Hernando y que, visto su tuit, él no conoció a su hermano.

Peor es el que la manipula

Estoy seguro de Santiago Abascal no es tan mala persona como nos transmite con sus declaraciones: “Avisa de que los primeros votantes de Sánchez serán ‘violadores, pederastas, golpistas, Txapote y Mohamed’, en referencia al rey de Marruecos”, informan en Europa Press. Estoy seguro de que Abascal no es consciente de la gravedad de sus palabras, de lo que significa lo que pronuncia. De hecho, me preocupan poco él y sus burradas, y me preocupa mucho el que se las escribe, el que se las hace memorizar, el que le asegura que eso es lo que tiene que decir, ¿para qué? ¿Quién gana generando odio? Sí sé quién pierde.

Esto está mal

El boicot, provocado o accidental por una presión mal medida, de los trabajadores de Navantia en Cádiz a Yolanda Díaz, que estaba dando un mitin en la ciudad, está mal. Está mal, para empezar, porque lo dice la ley, que es clara sobre el derecho de la ciudadanía a ser informada durante una campaña de las intenciones de quien se presenta. Y está mal porque algunos sindicatos y, lo que es peor, los movimientos asindicales (según El Independiente, estos trabajadores de Navantia acudieron “sin estructura sindical”) se han alejado del posibilismo para acercarse a la extorsión, y han cambiado el largo plazo por el cortísimo.

¿Quién es Tamara Falcó?

Sé quién es Tamara Falcó, sé que trabaja en “El Hormiguero”, sé que es una estrella en Instagram, sé que es el clavo al que se agarran las revistas del papel couché para conectar con la siguiente generación y sé que la creación de las estrellas “del corazón” es un fenómeno arbitrario. Pero me ha sorprendido la cantidad de información que toda la prensa ha publicado de su boda. Lo que no me ha sorprendido es que, como tuitea Tortondo, “los invitados a la boda de Tamará Falcó son como la programación del Canal Historia: nazis y tiburones”. Niñas y niños pijos con empresitas y descendientes de fascistas declarados. Qué cuadro.

¡Ah, sí, el cara a cara!

Por supuesto, también sé que ayer se celebró el esperado “cara a cara” entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. No estoy tirándome el pisto, no tengo mucho interés en él porque sé que si uno y otro han hablado de Euskadi habrá sido para mencionar lo peor de nuestro país: ETA y quien justificándoles. El poco interés que tengo es puramente profesional: ver cómo dos políticos que aspiran a gobernar un país se fajan en un diálogo televisado. Por el mismo motivo, por lo genérico, la pieza en The Objective de César Calderón me ha resultado de las más interesantes de la previa: “Siete formas infalibles de perder un debate electoral”.

A ver si así…

El último ataque desde la justicia española al euskera es difícil de entender y de justificar. ¿Cómo se explica que una ciudadana vasca o un ciudadano vasco acuda a su ayuntamiento y no pueda dirigirse a quien corresponda en el idioma en el que mejor se desenvuelve de los dos que son oficiales en la CAV? Solo un par de días antes había leído un tuit sobre “la exclusión del español” en Asturias. El autor tiraba de ironía e invitaba a que quien se hubiera sentido “discriminado” por hablar en castellano en el principado a contar su caso, a compartirlo. A veces, con un poco de distancia se ve el ridículo mejor.

¿Y si lo acaba usando Núñez Feijóo?

Hacer campaña desprestigiando la política es hacerla mal, y quien la hace así (de mal) deja claro que no entiende nada. Lo sorprendente es que esas personas incapaces de la reflexión más básica hayan llegado tan lejos. Es evidente que en política se paga poco y por eso hay cabida para las y los mediocres. Porque no es muy inteligente quien critica el uso del avión presidencial que ha hecho Pedro Sánchez desde posiciones que aspiran a sustituirle. ¿Qué pasa si Núñez Feijóo llega a Moncloa y empieza a usar el Falcon? Qué va a pasar: que el PSOE criticaría el mismo uso. Otro fascículo sobre los males de España.

Lógicamente

Me resulta muy llamativa la poca vergüenza que tienen en Vox para robar ideas: convierten el trumpismo en su principal argumentario (incluso en el uso del coche, algo mucho más importante en EE.UU. que en su España) y tiran de ideas ajenas para llenar sus programas electorales. Por ejemplo, una rebaja drástica del IRPF. Lo ultraliberal les gusta, está claro, pero cuesta saber si por “ultra” o por “liberal”. Copian la receta incluso aunque sepa a rayos: “La caída de la carga fiscal aumenta el déficit de Italia al 12,1% en el primer trimestre”, leemos en El Economista. Por suerte, las matemáticas básicas siguen funcionando.

Bien hecho

Precisamente la Fundación Disenso, ligada a Vox, llegaba a esta conclusión: “EITB y TV3 mencionan 30 veces ‘extrema derecha’ frente a solo una vez ‘extrema izquierda’” (Vozpópuli). Una vez más, las matemáticas básicas funcionan: lo que existe se contabiliza y lo que no existe tiende a cero. Y tampoco sé qué más añadir en las líneas que me quedan salvo que siento orgullo cada vez que en el ente público, como en el grupo mediático desde el que les escribo, llamamos a las cosas por su nombre, empezando por la ultraderecha. Otros no lo hacen y también eso merece ser tenido en cuenta. Y por fin he llegado a los 500 caracteres.

¡Sálvanos, Zuck!

De momento, solo sabemos que se parece mucho a Twitter, que va ligada a la cuenta en Instagram y que en Europa no podemos disfrutar de ella, de momento, por la normativa más estricta de nuestra organización supranacional, lo que es un alivio. Pero Threads, la red social de Meta (antes se llamaba Facebook), ya está operativa en América. La ha estrenado Mark Zuckerberg, por supuesto, y se presenta como la alternativa a Twitter, aunque su mayor control en cuestiones de lenguaje y desnudos puede no resultar muy atractiva para la banda de canallas “wannabe” que habitan en la red de Elon Musk.

ELA debilita a un equipo… y al país

Va por delante mi reconocimiento a todas las personas trabajadoras que reclaman una mejora justa de sus condiciones laborales. Pero en este caso me dirijo a ELA, que firma todas las pancartas y ha intervenido para generar un ruido constante en la puerta del hotel Occidental de Bilbao, en nombre de las y los empleados, donde se aloja el Soudal-Quick Step. ¿Sabe ELA el esfuerzo colectivo que muchísimas personas hacen para que haya huéspedes durante la “grand depart” y de vacaciones, para que haya hotel, para que haya sector? ¿Sabe el dinero público que se gasta en que haya un equipo del Tour allí? Lo peor es que sí que lo sabe.

Actualización a día de la fecha: en el hotel Occidental de Bilbao, además del Soudal-Quick Step se ha alojado el equipo del Jumbo-Visma.

Tienen la fuerza, no la razón

Es evidente que la Ertzaintza se ha excedido en los fondos y en las formas. Yo sigo haciendo mías las apelaciones al diálogo, pero solo las que reconozcan que al otro lado también hay personas. Y esas son pocas, por desgracia. Xabier Lapitz, blanco de la ira y chulería de quienes la muestren con preocupante facilidad (desde perfiles anónimos, además), lo dice alto y claro: “¿Sabéis por qué hay que poner orden? Porque no puede ser que los que tienen la fuerza bruta vayan contra la mayoría parlamentaria. Y sí, me refiero a la Ertzaintza”. Quien no entienda esto (y no son todos, ni tampoco la mayoría) tiene un problema.

Así les va

Mientras en Euskadi sufrimos una policía “jupolizada” (no tanta como parece, estoy convencido), en España empiezan a librarse de ese sindicato: Jupol deja de ser el mayoritario, según El Diario. Quién nos lo iba a decir: la policía española (la misma que pide las condiciones laborales de la Ertzaintza) parece que va por delante de la autonómica vasca. Pero no se trata solo de los policiales: los sindicatos no posibilistas, mayoritarios en Euskadi, a medio plazo complican la vida de todas y todos, no solo del empresario, el patrón o la institución pública que no gasta en lo que el sindicato (y algunos asindicados) reclama.

Hablemos de esto

¿Son muchos 110.000 euros brutos por soportar la presión de ser el líder de la oposición de un país como España? A mí no me parece excesivo, la verdad. Un directivo de una empresa con una responsabilidad siempre menor ganaría mucho más. Esta es la verdad. Y tendremos que abordar en algún momento que las medidas populistas de que las y los políticos cobren poco acaba perjudicando a la democracia y al acceso a esta de quien menos tiene. La política tiene que ser atractiva para que las y los mejores no dejen hueco a las y los mediocres. Lo que no ayuda en nada al debate es el juego de esconder la bolita de Núñez Feijóo y el PP.

No es un pulso

Estamos viendo a Núñez Feijóo, precisamente, y a Pedro Sánchez, en los programas de televisión con más audiencia o mejor consideración (que no siempre coincide). Si pudieran, Esteban, Aizpurua, Abascal y Díaz harían exactamente lo mismo. En la mayoría de esos espacios, la o el entrevistador se ha erigido en estrella, pero para mal. Este tuit de Quique Peinado es una lección para la profesión: “Hace años, no es de ahora, asistimos a un tipo de entrevista en el que la gracia está en ver quién gana. Y eso no es una entrevista: es un choque de egos. A mí, y es mi opinión, no me interesa nada ese rollo”.

El posible escenario de la doble vuelta

Cuando el 29 de mayo pasado recibimos el jarro de agua fría de Pedro Sánchez convocando unas elecciones en pleno verano pensé, rápidamente, que además no iba a librarnos con su anuncio de las que tocarían en invierno: Sánchez ha pensado en la repetición electoral como ya hiciera anteriormente y, antes que él, Mariano Rajoy. Mi temor se ha acrecentado al leer esto en The Objective: “El PP no tiene miedo al choque con Vox: cree que repetir unas elecciones le beneficiaría”. O lo que es lo mismo: los dos candidatos con más opciones de ser presidentes creen que mejorarían su resultado a doble vuelta. Qué miedo.

¿Quién dijo “miedo”?

Una persona mucho más inteligente que yo me explicó una vez que en política puedes ser lo que quieras pero es importante que sepas lo que eres. Eso es justo lo que no está haciendo Macarena Olona, que viene de la extrema derecha y ahora pretende asaltar el centro y, para lograrlo, se dedica a fichar a ex de Vox, de Ciudadanos y personajes de eso que llaman “la sociedad civil” porque queda mejor que decir “el arribista que pasaba por ahí y que se cree demasiado íntegro para afiliarse a un partido político”. Ese es el cóctel de la que fue diputada y candidata en Andalucía de los ultraderechistas. Allá quien se lo trague.

El “giro a la derecha como aval”

Nunca habría pensado que dar voz a la derecha más freak pudiera convertirse en una oportunidad laboral: “COPE negocia el fichaje de Iker Jiménez con su giro a la derecha como aval” (El Plural). De los fenómenos paranormales pasó a liderar un enfoque cuasinegacionista del covid 19. De ahí avanzó hacia el negacionismo hasta del cambio climático, profundizó en el populismo, y ahora se ha convertido en una de las pocas alegrías de Cuatro, concentrando a frikis delante del televisor, y en una tentación para COPE. Pues vale. ¿Así se regenera una radio? ¿El futuro de los medios de comunicación para por este tipo de personajes?

Levantaos y andad

He descubierto tarde pero me ha gustado mucho el BBK Live. Este año faltaré porque la campaña nos absorberá a muchos periodistas, pero espero estar ahí el año que viene también para conocer grupos y disfrutar de los que ya había oído. Soy un viejo rockero y, como tal, no entiendo la actitud de parte de la chavalada, como denuncian varios autores en un reportaje en la web de la Cadena SER: cuadrillas que cogen sitio durante horas esperando ver a las cabezas de cartel, que muestran desprecio por las bandas que tocan antes y que incluso molestan con láseres a quienes actúan para que abandonen el escenario.

¿Qué es Kick?

Ayer mismo contábamos en esta misma columna cómo xQc, nombre artístico de Félix Lengyel, un canadiense de 27 años, firmaba un contrato de 100 millones de dólares para abandonar Twitch y “stremear” en Kick. ¿Cómo se reúne todo ese dinero? Pues gracias a la publicidad de las casas de apuestas y las mordidas de los canales con contenido erótico, que es justo los dos elementos que tanto Twitch como YouTube han desterrado. Kick, además, asegura ser más atractivo para los streamers: se lleva una comisión menor y los requisitos para ganar dinero con tu audiencia son mucho más laxos. ¿Funcionará el modelo de negocio?