Intolerable. Y punto

No hay “peros”, no hay “y”, no hay “mientras” que puedan acompañar a la condena firme y sin duda del acto terrorista en el que Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez han recibido cartas amenazantes y balas. Un acto que debe ser puesto en el contexto de una extrema derecha liberada y alimentada por quienes creen que obtendrán un beneficio político a corto plazo de sus disparates. Esas balas y esas amenazas son el resultado del colaboracionismo o la permisividad por cálculo electoral. Al fascista, ni agua en el desierto. A ninguno. Dice bien Iglesias en Twitter: esto no va solo contra ellos, va contra todos.

Y esto otro, vergonzoso

Antes de ese ataque injustificable, Pablo Iglesias había recibido otros con mayor carga política y, sobre todo, sin ningún tipo de vergüenza: a la presidenta del PP navarro, Ana Beltrán, le parece “casta” que una peluquera de LaSexta eche laca a Iglesias en un receso del debate. De casta es lo que hizo Ana Botella: ir en coche oficial a la peluquería. Y al senador Sergio Ramos, también del PP, le resulta “mezquino” que a Iglesias le recogieran en un Golf después de ese debate. Mezquino es tuitear eso siendo del mismo PP que la ministra Ana Mato, que no se hizo preguntas cuando en su garaje aparecieron un Jaguar y un Range Rover.

Algún día tendremos que hablar de ello

Algún día, cuando pase todo y Pablo Iglesias vuelva a ser solo un contertulio, y todos los que estuvieron en Podemos con él se afanen en publicar libros y aparecer como fuentes de conocimiento sobre la política española, tendremos que hablar del enorme apoyo a Podemos de varios periodistas estrella en Twitter y no pocas celebridades como Carlos Bardem o Daniel Guzmán, que les regalan spots y su posterior difusión… Para acabar como la quinta opción en las elecciones autonómicas de Madrid. Y a eso hay que sumar los muy compartidos argumentos de Podemos sobre la poca atención que le prestan los medios.

La respuesta es Abascal

Con los medios, precisamente, me he llevado un chasco durante esta campaña. No por el madridcentrismo, que ya me lo esperaba, sino por cómo han ayudado a difundir el cartel más racista de Vox, incluso con la excusa de criticarlo. Pero la culpa no es de quien lo muestra, sino de quien lo firma: “¿Cómo de podrida tienes que tener el alma para basar tu campaña electoral en el ataque a niños extranjeros que salieron de sus países en busca de una vida mejor?”, se preguntaba Eva Helada. La respuesta es Santiago Abascal, que es el responsable de esta campaña. Fue Vox quien quiso que lo supiéramos al principio de la misma.

Ya lo avisamos

No es ninguna sorpresa esto que tuitea Miquel Roig sobre el artículo en El Confidencial: “Los mayores de 65 son el único grupo de edad que sale fortalecido de la crisis económica. Los jóvenes son los que más han sufrido, especialmente donde existen mayores tasas de temporalidad”. Ya avisamos al final del confinamiento, cuando los grupos de pensionistas anunciaron nuevas movilizaciones, de que estas estaban fuera de lugar con la cantidad de ERTE que habían afectado a la población laboral. Y más aún cuando empezábamos a conocer que lo que salía de la hucha hoy no se recuperará nunca.

¿En qué consiste la «ley mordaza»?

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Ayer entró en vigor la popularizada como “ley mordaza” y, con ella, los artículos sobre en qué consiste, como el de ‘El Confidencial’ (muy completo). Generalmente, este tipo de regulaciones no afecta a la mayoría de la población que no suele “meterse en líos”, pero esta revisión legislativa es universalmente peligrosa por su colección de prohibiciones y porque deja abierta la puerta a interpretaciones subjetivas sobre nuestro comportamiento ante las fuerzas de seguridad e, incluso, en manifestaciones legales.

¿Y de dónde viene?

David Bravo, con más de 420.000 seguidores en Twitter, tiene claro dónde está el origen de esta ley que a lo descrito en el primer párrafo hay que añadir la cuestión más grave: las multas no las impone un juez, sino quien acusa del delito. Según este abogado especializado en derecho informático y propiedad intelectual, la culpa es de aquellos que abrieron la puerta a la “Ley Sinde”, que fue pionera en liberar al juez de la toma de decisiones sobre las infracciones, y así lo hizo saber, con total contundencia, en la red social mencionada.

El recopago a la griega

En el momento en que escribí esta columna, el vendedor de zapatos británico que ha abierto una cuenta para que quien quiera recopague la deuda griega llevaba recaudados 800.000 € que habían aportado 47.000 personas. La idea, “by the people for the people” (“de la gente para la gente”) no está mal. De hecho, es exactamente la misma que llevamos años practicando en los rescates griego e irlandés, y en el que se hizo de facto en España. ¿O de dónde creen que sale el dinero que prestan los estados si no es de nuestros impuestos?

Alguien ha metido la pata en Grecia

Creo que el corresponsal de COPE en Bruselas, Miguel Sánchez, ha sido el que mejor ha resumido, con sorna, la actitud del gobierno griego: “Alexis Tsipras pide 29.000 millones y que le reestructuren la deuda a la vez. Un genio”. Esto sucedía solo unas horas antes de que el gobierno aceptara la oferta con la que justificaban la convocatoria de referéndum. Ante estos acontecimientos Tsipras y Varufakis parecen dos monos con pistolas que han puesto su “teoría de juegos” por encima de la realidad de la ciudadanía griega.

¿Participarías en un test de Facebook?

¿Y si ya los has hecho sin darte cuenta? ¿Acaso Facebook no se toma cada uno de nuestros “clicks” como si de un test para conocer nuestras tendencias de consumo? Según ‘The Atlantic’, la iniciativa de las fotos de perfil con el arcoiris que abandera la comunidad LGTB, podría servir a la gran red social para saber cuánto de permeables somos a las campañas y cuánto tiempo duran nuestras adhesiones (el tiempo que tardamos en poner otra foto de perfil).