A ver si va a ser eso…

“Yolanda Díaz marca estilo ante sus diputados: ‘Menos Twitter, menos ruido y menos grandes titulares’”. Esto que leemos en El Independiente me ha parecido brillante porque en la mayoría de las ocasiones es cierto eso de que la sencillez está en la base del éxito. Díaz no va a tuitear pero no por eso va a abandonar al votante, y no va a montar peleas en la calle o los medios pero no por eso va a dejar de enfrentarse a otros ministros. Al mismo tiempo, su imagen es estupenda y parte con una ventaja extraordinaria sobre sus competidoras dentro y fuera de Podemos. A ver si el “secreto” es más política y menos show.

¿Y esto, qué es?

Uno es un hecho aislado. Dos son una casualidad. Tres ya empiezan a mostrar un patrón. Seis es casi un problema sistémico, y es el que parecen tener en el ministerio español de Economía: “La número dos y su jefa de gabinete, el número dos de la ‘Oficina económica’ de Moncloa y el encargado del ramo en comunicación, y dos cargos de Transición Ecológica abandonan su responsabilidad”, leemos en La Información. Varios argumentan razones personales, alguna ha conseguido un puesto mejor y el resto, directamente, hablan de un trabajo extraordinariamente exigente (sí, la política es difícil y está mal pagada).

Igual la reforma tiene que ser otra

Estoy hasta las narices de leer, incluso por parte de asociaciones de trabajadores autónomos, que la nueva base de cotización es “por los ingresos reales”. Cuando pago IVA, ¿no lo hago por lo que facturo? El debate sobre lo que aportamos a los autónomos debería incluir también lo que gastamos: mucho menos en Seguridad Social que los trabajadores por cuenta ajena y muchísimo menos que los funcionarios. Pero también debería de llamar a las cosas por su nombre: si la mayoría actuamos con la base de cotización como con una tarifa plana, ¿por qué no hablamos de su viabilidad y no de lo que conviene a quien recauda?

¿Y en otoño, otros temas?

Cada vez hablamos menos de la pandemia en la columna y, si la vacunación va como debería, esta tendencia solo se va a reforzar: “PSOE y PP preparan nuevas estrategias para el otoño tras los resultados de Madrid y la mejora de la pandemia”, publican en República.com, y nos ayudan a confirmar los rumores que ya veníamos oyendo. No solo son los temas, van a ser también las puestas en escena: Pedro Sánchez está empeñado en proyectar normalidad (hemos visto a gente en algunos estadios este fin de semana y seguro que vemos actos de partido con mucha gente) y Casado, en proyectarse gracias al impulso de Ayuso.

Mientras tanto…

La caverna mediática intentó a finales de la semana pasada hacer leña del árbol caído y señalar el nombramiento de Iglesias en el CNI como un exceso, según había decretado el Tribunal Constitucional. Sinceramente, me importa poco cómo se organicen los gobiernos internamente si son efectivos ejecutando sus planes. Más me preocupa otro dato de esa nota a la que se aferraba a derecha: en 2020 se batió el récord de decretos leyes y Sánchez ya lleva 89 desde 2018. ¿Tanto le cuesta a este gobierno reunir a quienes le dieron el “sí”? ¿O es una cuestión de talante democrático? Cualquier respuesta me preocupa.

El cambio de marco

Isabel Díaz Ayuso inauguró la precampaña con un “socialismo o libertad” que, en cuanto saltó Pablo Iglesias a la arena electoral, se convirtió en un “comunismo o libertad”. Todo el mundo sabe que en el PP son muy buenos aceptando regalos. Evidentemente, la presidenta de la comunidad de Madrid se basa en trazo grueso y populismo baratujo. Así que en cuanto las cosas se han puesto serias, su lema no solo no ha aguantado, sino que se le ha girado: la campaña madrileña, a una semana de su final, se ha abierto, y “fascismo o democracia”, como indican en El Plural, se presenta como una disyuntiva real.

No quieren que votes

Se autodenomina “Junta Democrática de España” e intentan que la gente no vote desde su cuenta en Twitter. Tan chorra como suena. Más que un cambio de marco o un giro es una bobada, lo sé, y sus caras de seriedad mientras rompen papeletas dan para una parodia. Pero ahí están, haciendo ruido con Rubén Gisbert a la cabeza del ridículo y el intento de engaño. Este liberal ha grabado un vídeo mirando a la cámara como si su honestidad estuviera a prueba de pistola de pompas de jabón. Se toman tan en serio Rubén y su clac a sí mismos en su intento de que quienes dudan se queden en casa, que no hay espacio ni para la caricatura.

Un girito en los acontecimientos

En El Independiente confirman lo que muchos barruntábamos: “Albert Rivera facilitó a Casado la incorporación de Toni Cantó al PP”. No me refiero solo a la intervención de Rivera en el fichaje de Cantó por el PP, sino al modo en el que el antiguo líder de Ciudadanos se ha entregado a los de Génova 13 (hasta que vendan la sede). Según el relato en el digital, Rivera adelantó vía telefónica a Pablo Casado las intenciones del actor, así que los acontecimientos solo tuvieron que sucederse. A Ciudadanos ya no le queda nada para el hundimiento total y quienes puedan saltarán a los salvavidas del PP… Si queda alguno libre.

Ni siquiera es noticia

Lo que no es ni noticia es que Fernando Savater se haya entregado también a la derecha. Tampoco lo fue la foto de Ayuso con Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros. Ninguno de los tres llega a la figura de jarrón chino que nadie sabe dónde poner porque tienen patas y los tres han elegido la caspa, el populismo y el colaboracionismo que vendrá cuando Ayuso tenga que negociar con Vox su investidura. En ex de UPYD adelanta motu proprio su intención de arreglarse con la extrema derecha y aceptar sus votos “para librarnos de Sánchez”. Tiene tan perdido el norte que le da igual usar esa referencia durante unas autonómicas.

Notoriedad por la derecha

No podemos decir de Pablo Casado que no esté intentando ensanchar la posición del PP en la derecha: de Albert Rivera a Redondo Terreros pasando por Toni Cantó, Leguina, Savater y hasta Gorka Maneiro. “Soy de izquierdas pero siempre preferiré una derecha democrática que una izquierda antidemocrática”. Y he aquí la equidistancia colaboracionista. Porque la izquierda que se presenta a las elecciones madrileñas, nos guste o no, es democrática. Y si hay un partido que quiere reventar la democracia con balas y navajas es el que está a la extrema derecha. Para saberlo solo hay que distinguirse una mano de la otra.

Esto va así

Al fascismo solo se le puede tratar de una manera: mal. Al de allí y al de aquí. Y si alguien justifica, ampara o ayuda en el lavado de cara o pasado solo se le puede tachar de una cosa: colaboracionista. Aquí y allí. Así que cuando “el PSC rechaza sumarse al veto para que Vox no tenga senadores por Cataluña” (El Independiente) se posiciona. Y lo hace en el bando del colaboracionismo porque un senador de Vox más es una posibilidad más de que alguien haga ruido en la corte de Madrid, donde el PSOE cree que le beneficia este antagonismo que anula al PP. Políticamente tiene explicación, pero ninguna justificación.

Esto, también

El PSOE que facilita la vida a Vox para mantener su enfrentamiento es el mismo que juega con la proposición de ampliar a 35 los años trabajados para calcular la pensión, lo que “podría recortar más de un 8% las pensiones” (El Boletín). Además, podría darse “un posible problema de ‘discriminación indirecta’ por razón de género, ya que las mujeres presentan carreras laborales más cortas”. Esto es lo que propone el gobierno más progresista de la historia de España. Lo que está claro es que no importa que gobierne el PP, el PSOE o una coalición: recortar las pensiones es cuestión de Estado.

Ya colocarán a Cantó

No me parece mal que haya políticos profesionales: personas que dedican su vida a la gestión o la representación de la ciudadanía. No tiene nada de malo que así sea… Salvo que luego se pongan a señalar puertas giratorias (cualquiera de los clásicos de la izquierda abertzale sirve de ejemplo) o que para mantenerse en política tenga que agarrarse a todas las ramas como Maroto o Toni Cantó, que ya va a quedarse como el ejemplo de este modelo: después de confirmarse que no podrá ir en las listas del PP, ha sonado como senador autonómico, consejero madrileño de Cultura y se ha deslizado como candidato en Valencia.

Seguramente

La pregunta que se ha hecho Sillonbowl en Twitter nos la hemos hecho casi todos: “¿El ridículo de la UE con las vacunas es la peor gestión que jamás ha hecho de nada?”. En un momento en el que se necesita liderazgo y la Unión podía demostrar que Bruselas y Estrasburgo es algo más que un puñado de burócratas millonarios, ambiciosos y garantistas, han fallado. O todo lo contrario: porque en el fondo a casi nadie sorprende la candidez de Europa y que otros gigantes y no tanto (porque aunque ellos lo crean el Reino Unido no es un continente) le hayan pasado por encima y parezca aturdida ante los problemas.

¿La nueva normalidad?

Todavía no vivimos en la nueva normalidad, es evidente: seguimos en la excepcionalidad de los toques de queda, las mascarillas y los datos escalofriantes de muertos y ocupación de UCI. La nueva normalidad vendrá más adelante, puede que también acompañada de mascarillas en momentos puntuales, más alertas sanitarias, mayor distancia social, aforos más reducidos, un poco de teletrabajo (mucho menos que lo que cree la mayoría) y algunas limitaciones: el uso de los aviones tiene todas las papeletas para ser diferente, como adelantan en Magnet. “Más impuestos, menos vuelos cortos y billetes más caros”.

Mucho más lógico

El cambio que habrían hecho en las aportaciones de los representantes de Podemos a su partido y que explican en La Política Online me parece correcto y mucho más realista: de ganar los famosos tres salarios mínimos a aportar el 20% de lo ganado (como máximo, según este medio). Eso, sí, la manera de hacerlo (bastante opaca) y la justificación (que también puedan aportar al partido quienes ganan menos de tres veces el SMI) es un disparate, porque el resultado es que quien más gana, más aporta, sí, pero más se lleva a su cuenta corriente. Y eso es lo lógico y lo progresista. Lo demás es populismo y cinismo.

Los socios de Ayuso

Un buen ejemplo de cómo está la política española hoy es que nos estamos centrando en la pugna entre dos políticos de mira corta, lengua larga y decisiones discutibles como Isabel Díaz Ayuso y Pablo Iglesias. Pero es que el segundo no es alternativa de la primera, sino la cuarta o quinta opción política. Después, hablamos mucho de la posible desaparición de Ciudadanos pero todos dan por hecho que Vox será el socio del PP. Y el número dos de la candidatura de ultraderecha, según El Plural, es para Jorge Cutillas, “detenido acusado de apedrear varios autobuses llenos de niños vascos” en 1982.

Correcto

El gobierno más progresista de la historia de España, según quienes forman parte de él, está dando que hablar más por sus pugnas internas y sus maniobras partidistas que por su gestión. Por eso cuando conseguimos rescatar una noticia sobre lo que hacen, la compartimos, porque es como un mosquito envuelto en ámbar con una gota de sangre de dinosaurio en su interior: “Consumo prepara un aluvión de denuncias a aseguradoras, bancos y aerolíneas por negarse a poner teléfonos gratuitos”. Esta noticia de El Independiente es buena sin apostillas. Tanto como escasa en el torrente que desde el propio gobierno español activan.

La tele

Esta Semana Santa ha habido más noticias que las derivadas del coronavirus y la final de Copa. Por ejemplo, la denuncia televisiva de Rocío Carrasco del maltrato que había sufrido por parte de su pareja. Ese discurso en televisión generará muchos análisis que yo soy incapaz de hacer, pero me quedo con este dato: “Las llamadas al 016 de violencia machista suben un 42% tras la emisión del caso”. La profesora de Comunicación Audiovisual, Estefanía Jiménez, recordaba cómo “en los 90 se emitió una telenovela en la que la protagonista tenía cáncer de mama. Las autoexploraciones se dispararon. Que la tele está muerta, dicen”.

La globalización cierra el círculo

China no es el último paso de la manufactura barata: Myanmar, Vietnam, Indonesia e incluso México son los países que utilizan las industrias chinas para fabricar sus componentes a un precio menor que si lo hiciesen en la propia China, según Magnet. Nosotros mismos, en Euskadi, fuimos parte de ese proceso de abaratamiento de la mano de obra. Vinieron por el precio más bajo pero intentamos darles argumentos con el buen hacer y la seriedad. En eso consisten las oportunidades de un mundo globalizado o, simplemente, que parece más pequeño gracias a la tecnología y los grandes transportes.

Suena igual

Reconozco que no caí hasta que vi el tuir de Margaret Castor: “El PP es la nueva Batasuna”, sentenciaba mientras mostraba a José Luis Martínez Almeida, que condenaba el ataque a la sede de Podemos en Cartagena y luego añadía un “pero” sobre la supuesta violencia que las víctimas también ejercían, justificando ataques contra la sede del PP, según el alcalde de Madrid. Tiene razón el tuitero: esa condena con boca pequeña y “pero” bien grande suena igual que aquellas que teníamos que oír sobre la violencia que ejercían unos contra todos y a la que siempre acompañaba un “pero”, según la izquierda abertzale.

Por su cara bonita

Durante el confinamiento y las posteriores restricciones ya leímos noticias sobre la alegre movilidad de los sobrinos de Felipe VI. Froilán y Victoria Federica son de los que creen que cumplir las normas es de pobres y de pringados, que ellos, por su cara bonita y sus relaciones familiares, pueden hacer lo que les salga del cetro real. Total, si su madre se ha vacunado en Abu Dabi en una visita al abuelo, ¿qué pasa por que ellos vayan a Marbella? Con lo que mola Marbella… Pero la pelota está en el tejado de las autoridades del gobierno más progre de España, que podrían actuar para que no cunda el ejemplo, ¿no?

Todos los líderes políticos

“Un año después de la pandemia, la popularidad de todos los líderes políticos ha caído en picado”, aseguran en Magnet, y ponen como ejemplo paradigmático a Angela Merkel: “Si en abril del año pasado gozaba de una aprobación del 70% hoy a duras penas llega al 20%. Ha pasado de ejemplo a seguir en la gestión política de la pandemia a juguete roto del coronavirus”. No hace falta ser un fino analista para saber por qué se ha dado este fenómeno global: la oposición política ha sido carroñera en casi todos los parlamentos y la ciudadanía necesitaba echar y expiar sus culpas, y siempre señalaba al gobierno.

Y si no, al Senado

A Toni Cantó se le queda corta la Asamblea de Madrid. Eso parece que creen en el PP, según El Independiente, donde leemos que estarían pensando enviar al ex de Ciudadanos y UPyD al Senado. “Hemos fichado un político y un discurso” es la sentencia con la que justifican la maniobra a la que el actor se habría prestado. Si Ciudadanos no pasa el corte del 5% en las elecciones del 4 de mayo su desintegración se aceleraría y Cantó sería quien mantendría las revoluciones altas. Además, es evidente que Maroto no ha cumplido como portavoz del PP, y Cantó serviría de reclamo y escopeta a la vez.

Un recuerdo de su inoperancia

Ya sé que mi visión está sesgada y, sobre todo, alejada del territorio en el que tuvieron que votarle, pero la web que ya ha habilitado el equipo de Donald Trump y que, de momento, funciona como recordatorio de su gestión, para mí, es la web de una época pasada y nefasta. No puedo evitar ver sus fotos, por muy seleccionadas que estén, como de otro momento, de un momento que no quiero que regrese, y confío en que también en EE.UU. suceda. Esa web, seguramente, será la que activen más adelante como alternativa a las redes sociales habituales para colocar sus discursos que, seguro, huelen a vino añejo de la misma manera.