Diez años después de Patxi López

Hoy hace diez años que esta columna sale publicada en DEIA cada día sin excepción. Tengo que dar las gracias a los lectores, el jefe de Opinión y los directores que han confiado en mí, y a Aner Gondra y José López, que me han suplido cuando necesitaba desconectar. Una columna que nació con el primer lehendakari blogger en Ajuria Enea, Patxi López. Blogger, tuitero, facebookero… Y lo que le echaran. Porque le montaron un tinglado que, poco a poco, mostramos en su justa medida. Al final, cuando Sánchez le puso de presidente del Congreso (porque a este hombre todo le ha salido bien), hasta le deseé lo mejor de corazón.

Diez años de Twitter

Esta columna, sin duda, habría sido diferente sin Twitter. Habría sido perfectamente posible sin esta herramienta porque los políticos se comunicarían por medio de sus blogs o Facebook, y hubiéramos dado más espacio a los digitales, pero sin duda, habría sido diferente. Porque Twitter ha dinamizado mucho la comunicación de candidatos y representantes… Pero no necesariamente para bien: hemos visto más patinazos, errores monumentales y desbarres de los que necesitábamos. Y también hemos ganado mucho tiempo gracias a Twitter porque todo lo que pasa en Internet acaba siempre en esta red social.

Diez años de digitales

Otra constante en esta década han sido los digitales: hemos visto nacer a muchos, decaer también a un buen montón y triunfar a muy, muy pocos. Hemos oído y leído fórmulas mágicas sobre el cambio del modelo de negocio en la información (y al final parece que todo se ha resuelto con las tradicionales “suscripciones”). Y hemos visto grandes anuncios como el de Pedro J. Ramírez, que ha acabado publicando fascistadas tras inversiones millonarias mientras otros digitales, como El Independiente, con menos ambición le comían media tostada. En estos diez años, hay que reconocerlo, El Confidencial siempre ha estado ahí.

Los diez años que nos vienen…

Llevo escribiendo diez años esta columna y dedicándome a la observación de la comunicación política alguno más. En este tiempo, si algo he tenido claro, cada año que pasaba un poquito más, es que si mis hijos se dedican a la política será para enfrentarse a la extrema derecha. Este fenómeno ha vuelto para quedarse, por lo menos, un buen tiempo: cuenta con dinero y con mucha gente dispuesta a arroparlo, algunos de manera absolutamente irresponsable. Esto es lo que nos viene: el futuro es el peor de nuestros pasados y estamos viviendo el punto de inflexión de un fenómeno que ha catapultado Internet.

Diez años de inspiración

Pero no voy a terminar esta columna ni iniciar este domingo y esta nueva década con ese poso amargo de la ultraderecha. Prefiero arrancar recordando todas esas historias estupendas que hemos conocido gracias a Internet y que también les he intentado trasladar, y todas esas cuentas en Twitter, Facebook, Instagram o Flickr, y todos esos blogs que nos han conmovido, reconciliado con nosotros mismos o inspirado. Sin duda, quien mejor representa lo que quiero decirles es Pete Souza, el fotógrafo de Barack Obama que capturó, dentro de esta década, ocho años maravillosos de comunicación política, que es de lo que va todo esto.

Y hasta aquí llegó Vox

El periodista Teodoro León Gross fue el que mejor lo tuiteó: Vox solo quiere seguir en el centro de la discusión política, por eso planteó al PP un acuerdo en Andalucía inadoptable, ni siquiera negociable, que empezaba por la expulsión de 52.000 personas o el desbaratamiento de las políticas de igualdad, y terminaba con el cambio de la fecha del Día de Andalucía o el apoyo a la tauromaquia y la caza. En campaña todo es posible, pero en las mesas de negociación y los parlamentos, plantear imposibles te retrata y te desgasta. Al final, para parar a Vox nos va a venir bien su éxito.

En su trampa

Pocas acciones en política he visto más capciosas que la ocupación del gaztetxe Maravillas en Iruña (que ha sido retomado porque no había ningún okupa en su interior): quien lo promovió tuvo muchos cuidado de no salpicar ni Asiron ni a Beaumont (que estaba de vacaciones, causalmente), y todos los dedos tenían que apuntar a Barkos ya Solana en la recta final de su primera legislatura. Pero como bien apunta José Miguel Gamboa con ironía tuitera, Bildu puede encontrarse en su propia trampa, y ahora ayuntamiento y departamento navarro de Interior tienen que mojarse.

Qué error

Con un movimiento feminista arrollador, resulta extrañamente torpe que UGT y CCOO hayan decidido convocar una huelga, precisamente el 8 de marzo, contra la reforma laboral que aprobó el PP y de la que se está beneficiando el PSOE mostrando datos de descenso del paro como si tuvieran algo que ver con los resultados. Así que la crítica de este humilde columnista se suma a las de furibundas (y con razón) usuarias de Twitter que alzan la voz ante lo obvio: el error de los sindicatos mayoritarios españoles que bien pretenden aprovecharse del feminismo o bien pretenden neutralizarlo.

Un mal político

Gabriel Rufián no es un buen showman pero intenta mejorar. Y es un mal político pero esto le da igual, y a los hechos me remito: un político que airea las ofertas de los otros partidos para entorpecer negociaciones no hace bien su trabajo. Una negociación discreta entre partidos, aunque te parezca disparatada, tiene que respetarse para generar confianza. Esa confianza será facilitadora de nuevas negociaciones, y las negociaciones de pactos que saquen adelante acuerdos, leyes y medidas concretas que benefician a la ciudadanía. Quien prefiera reventar todo esto no se gana lo que cobra.

Flickr, ¡no nos des sustos!

Flickr ha sido y es mi red social favorita, llevo en ella más de diez años y la actualizo cada día… Hasta ayer. Por primera vez en varios años, a la hora que escribo esta columna, no pude subir mi foto diaria por problemas técnicos derivados de modificaciones. Estos cambios, además, son regresivos: menos usabilidad para las cuentas gratuitas y más para los que pagamos. Bueno, es lo que hay. Acepto los cambios de propietario, los cambios técnicos, los cambios en apariencia y hasta los cambios de precio, pero, por favor, que Flickr no deje de ser lo que es: un espacio para ver y aprender.

Por Catalunya. Sí, claro

Me desasosiega ver cómo la mayoría de medios españoles han comprado la justificación de que la inestabilidad en Catalunya es lo que ha empeorado la previsión de crecimiento económico de España, según el FMI. Casi todos los titulares iban en ese sentido… Cuando en el cuerpo no aparecen referencias del organismo a la cuestión catalana. Catalunya, sin duda, ha sido una gran pantalla para el PP al que incluso el crecimiento de Ciudadanos le ha compensado.

Iberdrola, investigada

Solo espero que, en el caso de que haya habido delito, este no prescriba aunque la UCO esté investigando una subida de la luz de Iberdrola en 2013 que, según parece, fue solo motivada por el interés de la compañía en aumentar el precio. Leemos en Público que Iberdrola disminuyó la energía que generaban sus hidroeléctricas sin motivo aparente para encarecer el kilowatio. Si les han pillado, que paguen, que la ciudadanía ya paga peajes en cada factura que benefician a las empresas.

Detector de tramposos

Me he pensado mucho el tipo de persona que podemos detectar cuando hablamos de Tabarnia, y creo que al final el adjetivo que es inapelable es el de “tramposo”. Porque Tabarnia es una trampa que tiende el unionismo y que permite a quienes no tienen más discurso que el “no” buscarse una justificación. Tabarnia es un zurullo y quien lo usa, un removedor de zurullos, como Fermín Javier Alonso, de UPN, al que ya le han colado merchandising de un invento que huele a acomplejado.

El fútbol pasado tampoco fue mejor

Lo que ha escrito Antonio Agredano en Diarios de Fútbol es, sencillamente, delicioso: intenta romper esa tendencia a idealizar el pasado y recuerda que también antes había pillos, tuercebotas y avispados que hacían mucho dinero. También deja una cosa clara: no importa lo que opinemos ni cuánto mostremos nuestro desagrado ante el fútbol moderno porque el fútbol no nos pregunta, porque a deportistas, agentes y gestores les da igual lo que pensemos. Un baño de realidad bien escrito.

Zorionak!

Ya sé que la industria del cine en Euskadi es grande y que cuenta con buenos profesionales. Pero uno cuya labor ha sido reconocida en los Premios Feroz es amigo mío y estoy muy orgulloso. Es amigo, es un gran profesional y es humilde: David Herranz dejó claro desde el primer minuto que el cártel de Handia era obra del diseñador Iñaki Villuendas… Sobre una foto suya. Aprovecho, además, para reivindicar al colectivo de los fotógrafos, no siempre justamente valorado en Euskadi.

¿Y si acabamos con lo «políticamente correcto»?

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Coincido con Carlos Salas en el diagnóstico: Donald Trump representaba el enfrentamiento a lo “políticamente correcto”, y los americanos, en el acto íntimo de votar, han decidido acabar con esa postura apoyando a Trump… Igual que antes lo hicieron los británicos con el Brexit, los colombianos con su proceso de Paz o los europeos dando fuerza a partidos de extrema derecha. Lo que me invita a preguntarme: ¿tenemos que acabar, por lo tanto, con lo “políticamente correcto”, con lo que no se identifica una parte muy importante de la sociedad global?

A la derecha de Trump

Desde el primer minuto aplaudí la aparición de Magnet, no solo porque su creador, Antonio Ortiz, me parezca un tipo especialmente acertado: prometían abordar materias sociales y políticas desde la perspectiva blogger… Y han cumplido con un reto realmente difícil. Esta semana nos han presentado a Mike Pence, que posiblemente se siente a la derecha de Trump, no solo porque será su vicepresidente, sino porque entronca con el ala más conservadora del partido republicano, al que tiene que ganarse de una vez el magnate.

Agur, Pete Souza

Voy a echar de menos a Barack Obama. Siempre es más fácil cuando se trata del presidente de otros. Pero Obama era algo más que un gestor o un político: era y es un icono contemporáneo que hemos visto formarse. Estoy seguro de que mis hijos cuando empiecen a tener edades reivindicativas llevarán una camiseta con la cara de Obama. Y a su fotógrafo, Pete Souza, también le echaré mucho de menos: la galería en Flickr de la Casa Blanca ha sido un deleite. Esta semana se despedía con una foto de las primeras damas entrante y saliente.

Dejad de intentar ser graciosos en Twitter

No hace mucho les hablaba de lo bien que lo estaban haciendo los de Hawkers: la empresa de gafas había penetrado en un sector tradicional aprovechando los resortes del nuevo marketing. Más recientemente, les hablaba de cómo la Policía Nacional había contagiado a instituciones como la Guardia Civil o el Ayuntamiento de Madrid, que se pasaban de graciosas en Twitter. Hoy les hablo del error del community manager de Hawkers en México que intentaba hacer un chiste y ha perdido contratos de la marca con figuras que han rechazado que se hagan bromas con el muro de Trump en México.

No al canon digital, de ninguna manera

La sentencia llega tarde y recuperar el dinero va a ser imposible, pero por lo menos parece que impedirá que nos vuelvan a intentar colocar el canon digital a la ciudadanía, a la que se trata como delincuente sin prueba alguna de que haya delinquido o lo vaya a hacer. Primero, tumbaron la iniciativa de Zapatero después de que pagáramos más impuestos por CD y DVD vírgenes por si los usábamos para piratear. Ahora, el TS anula el pago directo del Gobierno a las empresas para compensar el mal uso de los dispositivos que estuviéramos haciendo.

De Linkedin a Snapchat pasando por el sentido común

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«Hoy se cumplen 25 años del ‘Smells like teen spirit’ de Nirvana. Lo siento, ‘chavales'». El tuit (de esta semana) no es mío, es de una cuenta que les recomiendo seguir: Puerta de Tannhäuser. Si entienden el chiste del nombre, supondrán de qué va. Pero vuelvo al asunto que me ocupa en este arranque: el tiempo pasa y los que conocimos los años dorados del grunge ahora estamos pasando por una fase Peppa Pig. ¿Quieren más ejemplos? Una experta en marketing on-line, una de las mejores profesionales con las que yo he trabajado, me contaba cómo, siendo la tía enrollada de la familia, se quedó planchada cuando un sobrino le recomendó un grupo de música, ella le pidió que le pasara «el CD» y él prácticamente respondió que qué era eso. Spotify y Netflix van a fulminar los soportes plásticos y, lo que es peor, las canciones que tienen sentido en un contexto creativo, y hasta los libretos con fotos, letras y agradecimientos.

Tendré una cuenta en Twitter, y hasta una galería en Instagram, pero me hago viejo, «chavales»: no entiendo qué aporta Snapchat, la red social que los más jóvenes considera «propia». Fíjense en lo que tuiteaba este mismo fin de semana Javi Vizcaíno: «Mi hijo: ‘Sabrás que me estoy haciendo muy viejo cuando veas que me abro una cuenta en Twitter’. #TomaHostia». No hace falta que les cuente más ante una evidencia de tal calibre.

Insisto en que no entiendo ni me manejo en Snapchat, por lo que no estoy del todo seguro de haber buscado bien, pero creo que no he encontrado a ninguno de los candidatos a lehendakari haciéndose pasar por jóvenes y haciendo, por consiguiente, el ridículo. Sinceramente, me reconforta: no estamos en tan malas manos. Todos parecen haberse centrado en lo obvio: Facebook, Twitter e Instagram por medio de sus partidos. Ya no hace falta ni hablar de YouTube (del fenómeno youtuber prometo que escribiré en una columna específica), porque las tres plataformas permiten subir y consumir vídeos de manera «nativa». Lo que está muy bien para el «fan», pero es una señora puñeta para el community manager: el mismo archivo de vídeo hay que subirlo (y titularlo, añadir una descripción, etiquetas e imagen de portada) a cuatro sitios distintos. Algunos a esto lo llaman «avance». Y en Internet están «los listos».

Pero hay más plataformas que han pasado a mejor vida (por suerte): Linkedin es hoy «la cuarta» red social. Flickr, que sigue siendo mi favorita (ya les he avisado de que están leyendo una columna sobre Internet escrita por un viejo), no pasa de «repositorio». Los blogs son para los románticos. Foursquare es un caso de estudio de cómo una empresa de éxito decide equivocarse. Decir «Pinterest» sin descojonarte de la risa es casi imposible (este es un chiste para el gremio) Y Tuenti ni siquiera existe. Y así han decidido nuestros políticos que sea, porque en los equipos de campaña, por suerte, hay profesionales de la comunicación encargados de las redes sociales, en vez de frikis (que los he visto con mis propias gafas). ¿Cuál es la contrapartida? El diseño, las actualizaciones pautadas y programadas, o la espontaneidad medida. Les seré sincero: nunca me han gustado las sorpresas y, por suerte, ya tengo la edad suficiente para reconocerlo.