La pinza sin fin del PSOE

Me sorprende que hasta periodistas con cierta reputación confundan a Pedro Sánchez con un buen político. Sánchez es un superviviente sin miedo. Pero un buen político hace buena política y llega a acuerdos con diferentes para mejorar una sociedad. Y que nadie intente hacer pasar las urgencias parlamentarias por una buena política, por favor. No nos perdamos el respeto. Pero entre las habilidades declaradas de Sánchez tenemos que poner esta: “El fichaje de Iglesias por TVE desata el miedo en Sumar a una ‘pinza’ del PSOE contra Díaz” (The Objective). La jugada es redonda porque con Sumar ya hizo una pinza para contra Iglesias.

La degradación sin fin del fútbol español

Luis Rubiales sigue en la República Dominicana con una prohibición de la FIFA de que pueda dedicarse a nada relacionado con el fútbol y la certeza de que cuando pise España será detenido. Mientras tanto, la constructora con la que le relacionan por cobrar comisiones sigue trabajando para la RFEF. No solo eso: Rubiales estaría haciendo negocios como representante de la empresa a la que Gruconsa desviaba esas supuestas mordidas. Y hay más: “El CSD propone al TAD que abra expediente a Rocha por infracción muy grave” (Iusport), en esta caso, su sucesor no convoca elecciones y sí toma decisiones ejecutivas que no puede.

¡Claro!

Cuando estaban en la cresta de la ola Luis Rubiales era “Rubi” y Gerard Piqué, “Geri”. Un dúo muy bien avenido que se repartía los millones de Arabia Saudí con generosidad y que pasaba de las críticas porque el catalán fuese aún futbolista en activo del Barça mientras colaboraba en un acuerdo que ponía condiciones ventajosas al club para el que trabajaba. Ahora todos esos cobros, todas esas influencias, se han venido abajo, y me temo que de Rubi a Geri hemos pasado a Rubiales y Piqué, los investigados: “Hacienda investiga a la empresa de Piqué por la intermediación en los acuerdos de la Supercopa en Arabia” (El Independiente).

¿Qué IA necesitas?

Sabemos que la inteligencia artificial está ahí, a golpe de clic. Pero la mayoría desconocemos cómo acceder, cómo funciona y cuánto podemos fiarnos de ella. Por suerte, alguien sigue pensando como en la época en la que florecieron los blogs, que fue en la que yo me incorporé a esto de Internet, y sigue compartiendo conocimiento: Miguel Jorge ha escrito un interesantísimos post en Ludd, “dime qué IA necesitas que esta web te la encuentra”, en el que explica cómo funciona el directorio, el Ares Almanac, que el MIT ha creado con páginas web que ofrecen servicios de inteligencia artificial. Simplemente, brillante.

Un cambio a mejor

Con ejercicios como el del MIT y divulgadores como Miguel Jorge recupero mi fe en el ser humano y en su acción en Internet. Y si además encuentro noticias como esta, mi reconciliación con nuestra especie es mayor: “Instagram cambia el ocio juvenil: ahora buscan experiencias y sólo el 13% quiere emborracharse”. Vale, en Vozpópuli han preguntado a personas relacionadas con esa industria de ocio alternativo al de bar y alcohol, pero no es menos cierto que esas empresas existen porque hay un mercado, y que el medio ha buscado respuestas porque hay una percepción de que la chavalada bebe menos y es más disfrutona.

La provocación de Otegi

Arnaldo Otegi obtuvo lo que quiso con su tuit sobre el lehendakari Agirre: atención y encabronar a las y los vascos que consideran a este personaje histórico, además, como un faro. De hecho, la trascendencia que en su mensaje quiere trasladar queda rápidamente disuelta por la instrumentalización. Ese es el nivel del respeto que le guarda: ninguno. Porque el lehendakari Agirre, además, personifica todos los valores contrarios a los que podemos atribuir a Otegi, empezando porque el del PNV fue siempre un hombre de paz. Un hombre de paz que, seguro, habría tenido ganas de dar una colleja a Otegi.

Lo que sí sabemos

Me ha resultado especialmente interesante el texto en de Roberto Uriarte en Público: “Lo que los independentistas catalanes no saben del Concierto”. No estoy de acuerdo con su tesis de que el concierto es, precisamente, una garantía de la unidad de España porque cualquier proceso independentista alejaría la inversión y, por lo tanto, la recaudación, pero sus explicaciones son sorprendentemente adecuadas. Y sorprenden porque el concierto es una herramienta despreciada con intensidad por la izquierda, y no parece, sin embargo, que Uriarte se sume a este desprecio ideológico.

El lujo hortera

Sé que lo he escrito varias veces, pero me veo obligado a repetir: por supuesto que nos molesta más que nos tangue dinero un puñetero hortera o un ostentoso irrefrenable, seguramente acomplejado por haber sido como el común de los mortales. Es el caso de Luis Rubiales que, por lo que sabíamos, imputaba gastos relevantes a la Federación. Ahora nos hemos enterado de que el expresidente de la RFEF encargaba “las obras a estudios de arquitectura y constructoras relacionadas con sus cargos de confianza para hacerse con los beneficios generados por esos trabajos” (El Independiente).

No hay negocio

Sigo con el fútbol: la liga española ha tenido que poner en marcha un mecanismo de control de gasto de los clubes (que parece que afecta de manera diferente al FC Barcelona) que ha debilitado la competición en favor de otras como la inglesa. Pero esto puede cambiar: “La Premier anuncia un nuevo modelo de control económico que ‘proporcionará seguridad a los clubes’” (2 Playbook). Evidentemente, no hay negocio: los gastos son excesivos y los equipos son sostenibles, lo que supone un riesgo para los clubes y sociedades. El fútbol está a punto de implosionar, y esta es una buena noticia.

Pero, ¿esto qué es?

Desconocía que Gabriel García Márquez había afirmado esto que rescatan en Xataka: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver”. La cita tiene que ver con la “polémica” porque la ortografía puede suponer un 10% en la nota de la selectividad. Yo soy de la vieja escuela, lo reconozco: poco castigo me parece.