Seguro que Alberto Garzón era ese niño que, cuando se ausentaba el profesor, le pasaba la lista de los que habían hablado. De mayor, no he tenido problemas en mostrar los nombres y apellidos de quienes habían votado a favor del tratado de libre comercio Europa-Canadá. Pero, ¿y de los que han votado en contra? Los de Alberto Garzón, igual que Josu Juaristi, de Bildu, han votado con Le Pen y el resto de representantes de la extrema derecha europea. Esa es la realidad.
Justin Trudeau ayer no enamoraba
No conozco los detalles de ese tratado igual que nadie conoce sus efectos reales hasta que se aplique. Nadie. Pero, sinceramente, ¿qué tiene de malo Canadá? ¿Qué políticas malintencionadas e invasivas se aplican en un país cuyo presidente, Justin Trudeau, es uno de los que más se pone como ejemplo de sensibilidad, también desde la izquierda? ¿Acaso creen que vamos a desayunar sirope de arce o comer patatas fritas con carne por encima a partir de ahora?
Pablo Iglesias es “la gente”, y “la gente” es macarra
Creo sinceramente que Pablo Iglesias se equivoca: “La gente” a la que tanto menciona no quiere que los problemas se anquilosen porque “la izquierda” de la que se ha hecho dueño con abrazos del oso se enfrenta al resto. Los problemas hay que resolverlos, no convertirlos en crónicos hasta que Podemos gobierne con mayoría absoluta. Y si el fondo es erróneo, las formas de macarra, “buscando” a otros diputados, lo son más. ¿De verdad piensa que eso es lo que queremos ver?
Que se enfrente a los suyos
Pablo Iglesias representa a “la gente” que les canta las cuarenta a los políticos y, después, cuando toca hacer propuestas viables, calla. A la gente que tapa a los suyos, como la senadora alavesa que no paga su VPO, o el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que permite que su ayuntamiento pida a fotógrafos de la ciudad trabajar gratis en los recintos municipales a cambio de promoción. Porque, claro, cuando “la gente” son “los fotógrafos”, estos no necesitan comer.
Pues anda que en el PSOE…
Hace bien @Pastrana en afear la intención del PSOE de sacar ahora a Franco del Valle de los Caídos. No por la posibilidad de hacerlo (yo sería más radical con el “disfrute” de esas instalaciones), sino porque pudieron acometer la reforma que considerasen desde sus mayorías absolutas o cuando gobernaban con acuerdos con partidos contrarios sin ninguna duda al franquismo. Plantear estas cuestiones siempre desde la oposición desgasta al PSOE más de lo que cree.