Rumbo a Kiev

Aunque hablemos muy poco de ella, la invasión rusa sobre Ucrania continúa: los bebés nacidos en territorio ocupado tendrán nacionalidad rusa, leíamos ayer, solo unas pocas horas después de ver que “Draghi, Macron y Scholz” habían puesto “rumbo a Kiev en tren” (El Independiente). El gesto importa, la foto importa, el medio de transporte elegido importa, Ucrania importa y que Rusia no gane también importa. Y mucho. Así que celebro que líderes europeos tan relevantes (¿cuánto hubiera dado Sánchez por salir en esa foto?) dediquen su tiempo a un conflicto que continúa y no solo como excusa para el alza de precios.

Sánchez, a Argelia

Por un lado, los líderes europeos ponían rumbo a Kiev, por otro, Pedro Sánchez sabe que ese no es su tren, que el suyo, antes o después, partirá rumbo a Argelia. Porque la crisis diplomática y de suministros con aquel país no puede, simplemente, darse por hecho, como hace con casi todo el presidente español. Los problemas no se disuelven: se resuelven. Además, creo que el planteamiento de El Periódico de España es bastante acertado: Argelia quiere ponerse en el panorama internacional y para ello necesita fotos como la de Sánchez haciendo los deberes ante el régimen. Una foto que España no puede evitar.

Las sobras

Solo puedo estar de acuerdo con Luda Merino en su denuncia tuitera a lo que Santiago Abascal dijo en El Homiguero sin que nadie le corrigiese: “Que los gays adopten a los niños que no ‘quiera’ nadie”. Merino recuerda que las y los niños no se eligen, que si se transmite eso se transmite que hay personas a las que no ha querido nadie antes (y así se estigmatiza a las hijas e hijos de parejas del mismo sexo), y que la idoneidad de una persona o una pareja que adopta no tiene nada que ver con su género, como tiene que ser, evidentemente. Una vez más, el problema no es lo que diga uno de Vox, es que nadie le responda en el mismo plató.

¿Por qué?

Los gobiernos EE.UU., Reino Unido y Alemania van a investigar los motivos del alza de los precios del combustible en sus respectivos países después de que se pusieran en marcha iniciativas públicas (desde la inyección directa de dinero, como en España, a la rebaja de impuestos) para detener la escalada, según Xataka. Los motores económicos americano, europeo y británico (que como todo el mundo sabe, siempre se han creído un continente más que una isla) han decidido intervenir y me parece bien. No me explico que no lo haga España, que se ha limitado a poner en marcha un recopago en las gasolineras (y a seguir recaudando).

Es lo económico, no lo estético

He aplaudido en esta columna las iniciativas de los ministerios españoles de Consumo o Empleo que afectan directamente a nuestra vida (al final, la mayor parte del tiempo somos reducidos a personas consumidoras y trabajadoras). Y pienso seguir haciéndolo. Por desgracia, el primer gobierno español de coalición y el más progresista de la historia sigue distraído en sus propias batallas políticas internas, en los partidos o en el consejo de ministros y ministras. Y ahora, además, tienen una nueva ocupación que no es mejorar la vida de la ciudadanía: “El Gobierno ordena reducir el ruido interno para evitar un mayor desgaste” (El Confidencial).

La vergüenza del mundo

La ocupación israelí por decreto siempre fue una barbaridad. Hoy, con tantas cámaras apuntando a los hechos, una buena calidad de difusión al instante y la multiplicación de los canales, es una vergüenza que vemos sin filtros y ante la que no podemos permanecer quietos. Por eso a Israel se le están volviendo en contra bastantes actores internacionales (medios, gobiernos, prescriptores, etc.) que antes cooperaban con la causa sionista. Se acabó. Y cuando algo se acaba algo tiene que empezar: la intervención, las medidas, la implicación y el fin del bochorno que en 2021 no justifica ninguna culpabilidad histórica.

Pero, ¿quién anima en una guerra?

¿Quién anima en una guerra? ¿Quién es tan cafre que no solo se posiciona, sino que aposta ante el ordenador como un hoolilgan viendo un partido desde casa? ¿Quién, en un momento en el que todos tienen que abrir los ojos, insiste en defender lo indefendible? Toni Cantó, sí, que no dudó en tuitear: “¡Ánimo, Israel!”, con la dramática foto de AFP en la que se ven los misiles palestinos y las defensas israelíes volar. Pero el problema no es el nombre propio: el criterio de Cantó ya no le importa a nadie. El problema es el perfil de persona a la que representa… Y que resulta útil hasta a tres partidos.

Un país que respeta a los suyos

El ACAB y la pelea contra los poderes puede ser pasable en los de 15 años. Quien trabaja, cotiza y paga un alquiler o una hipoteca y se ha quedado anclado en el odio a la policía y el ataque sistemático a quien gestiona, tiene un problema de inmadurez o de otra cosa. En resumen: un país que respeta a sus instituciones es un país más civilizado, para empezar, porque esas instituciones son ejemplares. Pero también es una cuestión de actitud que se retroalimenta, como en en el rifi-rafé entre Erkoreka y Arzuaga sobre los ataques de Ernai a la Ertzaintza, en el que la actitud de ambos era contrapuesta y, a la vez, muy elocuente.

No a la demagogia

A Bildu ya solo le falta repetir lemas y actitudes de campaña del PP madrileño. Después de la justificación de lo injustificable a la que nos tiene acostumbrados abrazó la demagogia y el populismo como, por ejemplo, con la bajada de sueldos de los representantes de la ciudadanía: que un político gane bien es una medida progresista. Y eso es de primero de democracia. Ahora lo vemos más claro en Italia: Mario Draghi renuncia a su salario como primer ministro y eso está claramente mal. Si aplaudimos y acabamos naturalizando que los ricos nos administren a los pobres como un gesto altruista, damos un paso atrás.

No podemos olvidar los principios

En resumen: Draghi y quienes van de generosos con sus bajadas de sueldo no lo son, al contrario: son soberbios o capciosos. No podemos perder de vista lo básico, no podemos olvidar los principios, no podemos dejar que nos distraigan para que perdamos el camino por el que hemos llegado hasta aquí. Por desgracia, las y los periodistas colaboramos con quienes ponen vendas en los ojos y dejamos de llamar a las cosas por su nombre. Por suerte, a veces seguimos leyendo verdades en los titulares: “Reino Unido y Estados Unidos no han sido los mejores vacunando. Han sido los más egoístas” (Magnet).

La izquierda se redefine

El texto de Ricardo Dudda en The Objective está lleno de pequeñas virguerías. Su punto de partida va en el encabezado: “Descartado el giro material, la izquierda seguirá construyendo su identidad ideológica a través de la defensa de causas cada vez más minoritarias”. Pero el mejor retrato de la izquierda española y vasca actuales es este: “La izquierda se ha profesionalizado, se ha vuelto urbana, formada y en cierto modo victoriana: cree que las reformas sociales más importantes son morales. En ese proceso ha perdido a la clase trabajadora, que ha identificado una superioridad moral y arrogancia en las élites progresistas”.

Nos lo pondrán de ejemplo

Me juego un café y un pintxo de tortilla con quien quiera (cuando podamos volver a los bares) a que el gobierno italiano tecnócrata se va a convertir en el ejemplo que nos van a poner muchos de esos que, sobre todo, despotrican de la política… Mientras buscan la manera de saltarse las normas para frenar la pandemia. Pero por mucho que sea un gobierno de tecnócratas, sigue siendo un gobierno italiano consecuencia de pactos y desastres previos. Además, ¿Draghi no tiene ideología o intereses? ¿No los tiene cada técnico o experto que se sume al ejecutivo? Y cuando pase la pandemia, ¿qué?

Aquí, sus primos hermanos

Da la sensación de que el problema no son los últimos acuerdos, sino la cultura política italiana. En cualquier caso, los primos de aquellos herederos del fascismo que gobernaron en Italia con Matteo Salvini como cabeza más visible, para vergüenza de Europa, también intentan contaminar la política española: Vox se presenta a las elecciones catalanas devorando a Ciudadanos y mordiendo al PP todo lo que pueda. Pero su candidato flojea. Preguntado en televisión por el presupuesto de la Generalitat, el candidato a president, Garriga, respondió: “Creo que eran 27 millones, o 70”. La periodista le corrigió: son 30.000.

La banca gana

Como en cualquier otra noticia sobre la bolsa, después de la euforia inicial y gracias a mecanismos correctores, finalmente las acciones de GameStop bajaron. Por el camino, algunos han perdido dinero (esta vez, los que suelen llevárselo) y otros lo han ganado, y la posibilidad de que la hazaña se repita se ha convertido en una amenaza. Pero el sistema corrector funcionó: la app que usaron los traders aficionados para comprar acciones no permitió hacerlo en el volumen necesario. Y el corolario parecía escrito desde el principio: “GameStop se hunde un 80% desde máximos al desinflarse el impulso desde foros de Reddit” (República.com).

De la muerte del PC… Al vaciado de stocks

En estos años que vivo más pegado a la tecnología he visto grandes anuncios y grandes fracasos: ni vamos todos por la calle con las gafas de Google y chamarras que miden nuestro comportamiento corporal, ni las tabletas han sustituido a los PC. Y no, no ha tenido que venir una pandemia mundial para que empiecen a venderse: muchos teníamos ordenadores en casa y, pese a eso, el ritmo de ventas ha sido tan alto que Lenovo, por ejemplo, está quedándose sin stock pese a que no han dejado de fabricarlos. Yo solo pido de esta época que aprendamos a detectar y a señalar las tonterías cuando las oigamos.