No lo digo yo, lo tuitea Elon Musk con su particular humor: un “meme” en el que se ve una lápida sobre la que hay un logo de la red social y alguien, con ese mismo logo, posando para una foto divertida junto a la tumba. Es la forma de Musk de decir que el deceso de la red social (probable si se confirma que no quedan en plantilla suficientes ingenieros y programadores para mantenerla) es culpa de quien fue de Twitter y ha abandonado el barco. El final de la plataforma, insisto, es una posibilidad real, y la culpa es atribuible, en gran medida, a su nuevo dueño aunque en sus bromas sugiera lo contrario.
Pero, ¿qué ha pasado?
BaityBait explica muy bien, precisamente en Twitter, qué ha pasado: en esencia, que muchos más empleados de los que Musk pensaba han elegido despedirse cuando les ofreció la alternativa de trabajar hasta la extenuación o coger tres meses de indemnización y pirarse. No solo eso: Musk ha cerrado los accesos a la oficina y las plataformas de trabajo on-line por miedo a los sabotajes… O lo ha intentado porque quienes tenían que cerrar esas plataformas también se han despedido, y ahora puede que no haya ni el número mínimo de efectivos para mantener Twitter operativo. Así que su caída puede ser inminente.
Y después, ¿qué?
Reconozco que no sé lo que haré. A veces, pienso lo mismo que Antonio Ortiz: “Si este garito se viene abajo casi que prefiero quitarme el yonkismo, pasar de Mastodon y gastar si acaso algo de tiempo en Reddit”. Otras veces creo que esa conversación alocada de Twitter sí es valiosa y tenemos que encontrar una alternativa tecnológica en la que podamos mantenerla. Lo que sí tengo claro es que esto no le importa a casi nadie, que se trata de algo minoritario, para los “muy cafeteros”, para quienes vivimos de contar en Internet lo que sucede y de contar lo que sucede en Internet, que parece lo mismo, pero no lo es.
¿Mastodon es el futuro?
En Mastodon saben que van a ser el refugio, por lo menos, temporal, de quienes necesiten un sitio en el que contar lo que les pasa, y han simplificado la herramienta. En esencia, la versión social es muy parecida a Twitter, salvo por que los tuits son de 500 caracteres. Y lo complicado empieza cuando quieras porque irte a uno de los canales, o servidores, o áreas específicas, o crearla, es solo una opción. Es como si hubiera varios Twitter dentro de Mastodon. Analía Plaza, que ya anda por allí, lo definía así: “Dicen por ahí que Mastodon es como un centro de desintoxicación de yonkis de Twitter y, un poco, sí, la verdad”.
Acabamos con todo
Precisamente en Twitter, Raúl Díaz escribía esto: “La misma semana que Luis Enrique anuncia que se hace streamer, también lo hace Pedrerol. A este ritmo, en 2023 ser streamer va a ser lo más rancio del mundo”. Y casualmente, cuando Luis Enrique Martínez y Josep Pedrerol han entrado por esa puerta, Ibai Llanos ha saltado por la ventana y ha anunciado que vuelve a YouTube. Nos creemos conquistadores de espacios virtuales, early adopters, y nos hemos convertido en los parroquianos que ocupan la misma mesa del bar durante horas con comentarios supuestamente divertidos solo porque llevan haciéndolo años.