Y eso que Obama no ha vuelto…

20170305_obama

Más le vale a Obama mantener su sonrisa y limpios sus palos de golf porque, sin aparecer, ya es el culpable de todos los males de Donald Trump. Así que, si aparece, puede convertirse en el demonio a falta de candidato demócrata contra el que medir sus fuerzas. Ahora, según Trump, Obama habría dejado pinchados los teléfonos. Y después, habrá más, y si en el partido demócrata queda alguien listo dejará que Trump se canse de buscar antagonistas.

Entonces, Podemos tiene la culpa

Si a Podemos se la han metido doblada el problema es de Podemos. No puede aparecer ahora como una víctima como no puede hacerlo el PP cuando habla de Bárcenas. Sé que los casos no son comparables, pero si Elvira García es senadora se debe únicamente a que ellos la han propuesto y su éxito electoral innegable. Si García no paga la parte que adeuda al partido, igual que no pagaba su VPO de alquiler, ellos verán qué medidas toman, pero la primera no puede ser intentar librarse de la culpa.

López es ahora “sanchista”

Y sigue el baile: Patxi López se presentó como el candidato a secretario general más “sanchista” (más que Pedro Sánchez, incluso). Luego, fue la tercera vía. Después, se acercó a Díaz para hacer frente a Sánchez. Y ahora Odón Elorza le pide que sume sus fuerzas con Pedro para lograr una única candidatura “sanchista”. Lo que, para mí, queda claro es que López, aquel que fue lehendakari presidente del Congreso gracias al PP, nunca ha tenido nunca claro qué es.

“Duda resuelta”

Espero que a estas alturas ya hayan visto el tuit de Mikel San José que deja sin argumentos a la extrema derecha más rancia que se presenta como la asociación Hazte Oír. El futbolista del Athletic respondía que, efectivamente, “no siempre” los niños tenían pene y las niñas, vagina. Y esos casos son los que generan más sufrimiento y en los que la comprensión de todos es importantísima. Por otro lado, me encanta que los futbolistas tomen partido y actúen. Y es uno de los nuestros, mejor.

Un fútbol que no volverá

Este fin de semana se han cumplido 26 años del debut de Ryan Giggs con el Manchester United. 26 años de fútbol que contienen una parte de la historia de este deporte que no regresará fácilmente: cuando los equipos eran más estables y los jugadores crecían corriendo una banda porque el entrenador estaba seguro de que ese chaval podía dar mucho más. Giggs representa un tipo de futbolista movido (o fiel a un club) por la pasión más que por el dinero que cuesta mucho ver hoy.