También 56 periodistas

Espero que el alto el fuego pactado entre el estado de Israel y Hamás esté cumpliéndose. Cada minuto en el que no caen las bombas sobre Gaza es un minuto que sirve para salvar vidas. También espero que la masacre del país de Benjamín Netanyahu cese de una vez, que no sigamos viendo imágenes trágicas, que no contemos más muertos. Entre las más de 16.000 víctimas, según el ministerio de Salud gazatí, contamos también las y los 56 periodistas fallecidos mientras mostraban al mundo lo que estaba sucediendo. Ya debatiremos más adelante del control que ejerce Hamás sobre la información.

¿Haces huelga hoy?

Hoy es día de huelga. No importa cuando lo escriba: en la CAV cada día laboral es una jornada de huelga para alguien desde hace meses. Pero no me refiero hoy a las que ELA programa en función del calendario electoral: Solidaridad, un sindicato tan próximo a Vox que se funden entre sí, había anunciado una huelga general en toda España y, por extensión, Euskadi y Catalunya, para hoy. ¿Lo estamos notando? ¿Lo notarán en España? ¿Quién será tan pánfilo o pánfila como para no ir hoy al trabajo por la llamada de un sindicato que comparte ideario ultraliberal con un partido de extrema derecha?

Ya hay un motivo

Cada vez que aparece Vito Quiles en esta columna menciono a la presidencia del Congreso de los Diputados porque es ese órgano el que le otorga la acreditación de prensa en la cámara baja. Hoy recurro nuevamente a la capacidad de acción de Francina Armengol ya que el desinformador con pase de periodista es también el protagonista de esta noticia en El Diario: “La Policía acusa al agitador ultra Vito Quiles de arengar para romper el cordón de seguridad y empujar a un agente”. Es decir: ya hay un motivo. No podemos seguir jugando a que estos alborotadores de la extrema derecha son periodistas. No podemos permitírnoslo.

Vamos a peor

Tampoco podemos ni debemos olvidar que el músculo de Vox fue entrenado también por Pedro Sánchez y el PSOE, que le ha dejado explayarse en el Congreso, encantado de enfrentarse a él en la anterior legislatura y minimizar al PP. Eso, como todo lo que alimenta al monstruo ultraderechista, es peligroso. Pero no solo ha engordado el extremismo: también lo ha hecho el populismo y, lo estamos viendo, la agresividad. “Por qué cada vez más diputados quieren incluir sanciones por insultar en el Congreso”, se preguntan en Xataka. Porque vamos a peor, porque antes ni nos planteábamos esos insultos y hoy son normales.

¿Y qué opina la inteligencia artificial?

Aunque Microsoft sea la empresa que con más ahínco está buscando la comercialización de la inteligencia artificial, sigue pareciéndome en la que más se puede confiar, así que celebré que Sam Altman fichara por este gigante. Pero ahora ha vuelto a OpenAI y su regreso ha apagado un motín a bordo de uno de los barcos más importantes de nuestro presente y futuro. Detrás del despido y el regreso hay mucho más de filosófico, por lo que parece, que de mecánico o funcional. Soy optimista antropológico: si sobrevivimos al colapso medioambiental estoy seguro de que sabremos domar la IA o que, ella si nos doma, no nos matará.

Son escorpiones

Se grababan vídeos montados en atracciones y presumían de manejar Internet: los talibanes intentaron colarnos incluso con candidez que eran más modernos y abiertos cuando recuperaron Afganistán. Pero, como suponíamos, no era cierto: han prohibido “la música en los coches y la conducción de las mujeres sin hiyab”. Las mujeres no pueden ir en un vehículo con otro hombre sin la presencia de su marido en un viaje largo y “los coches deberán detenerse cuando sea tiempo de oración”. A las mujeres, “además, se les ha prohibido a lo largo de estos meses, acudir solas a cualquier lugar o la posesión de un teléfono móvil”.

Y estos, unos irresponsables

Yo también opino, como Aitor Esteban, que en cuanto la demoscopia le muestre una oportunidad, Pedro Sánchez convocará elecciones para intentar librarse de Podemos y renovar su estancia en Moncloa. Mientras tanto, Pablo Casado ya ha puesto en marcha la maquinaria electoral de su partido: las de Castilla-La Mancha solo son las primeras elecciones que provocará en 2022 para iniciar un ciclo que él espera triunfalista. Pero eso está por ver. Quien ahora vea un momento electoral, por el motivo que sea, se presenta a sí mismo a la sociedad como un o una irresponsable. Y así tenemos que verlo.

Todos veremos que dependen de Vox

La jugada del PP en Castilla-La Mancha busca iniciar un ciclo de victorias electorales, pillar a contrapié al movimiento de “la España vaciada” y, por supuesto, acabar con Ciudadanos. Pero es evidente que la desaparición de los de Inés Arrimadas va a provocar que el PP dependa de otro partido de derechas: Vox. Y todas y todos lo vamos a ver. No sé si Casado contaba con ello o la fuerza de Vox le ha pillado por sorpresa. Y no sé si quiero saber la respuesta porque, si su maniobra electoral incluía normalizar los pactos con la extrema derecha, el nivel de irresponsabilidad del líder del PP puede ser histórico.

Pero, ¿cuántos fachas hay en España?

Pocas cosas me parecen más perversas que afiliarse a un sindicato de extrema derecha. Más incluso que militar en un partido de extrema derecha. Pues parece que en España hay muchas personas dispuestas a hacerlo: Solidaridad “cuenta con unos 13.000 afiliados y con representación en 53 empresas, entre las que se encuentran Cepsa, Prosegur, Trablisa o FCC. (…) 273 secciones sindicales en grandes empresas como Santander, Caixabank, Carrefour, Iberia, Mercadona, Ford o Renault. (…) Intervendrán también en el sector sanitario y educativo, y en la administración pública” (El Independiente).

Un poco de luz

Después de hablar de los talibanes de Afganistán y los de un poco más cerca, y la que cae fuera de la actualidad internacional y política, me niego a cerrar la columna sin encender una luz: “¿De verdad no se entiende que Resines se ha salvado porque estaba vacunado?”. La pregunta la hacía John Müller en Twitter y nos tiene que servir para que nos la hagamos el resto de periodistas: necesitamos contextualizar los mensajes para evitar alarmismos innecesarios y, sobre todo, para que no nos ganen la partida los negacionistas que tanto daño pueden hacer y que, inexplicablemente (¿o sí se puede explicar?) consiguen tanto crédito.