El problema no es OpenAI

Por lo que parece, el despido de Sam Altman de OpenAI tiene que ver con el descubrimiento de una inteligencia artificial capaz de aprender, sobre el papel, cuestiones complejas. Espero que con el paso de los días nos enteremos de cómo ese descubrimiento deriva en el despido y, lo que es más importante, por qué. Y también por qué, con todo, Altman ha regresado y quienes le despidieron se han largado. En cualquier caso, nada de eso es más importante que la certeza de que si OpenAI ha llegado a ese nivel, otros lo han hecho también o lo harán en China o Rusia, donde la falta de moral es peor que el exceso de interés económico.

25 años maravillándonos

Estoy bastante seguro de que “cambio climático” es el mayor eufemismo de la historia y de que estamos bordeando el colapso medioambiental. También creo que la Inteligencia Artificial es potencialmente dañina para la humanidad pero por las malas personas que hay en el mundo. Pero soy optimista: estoy convencido de que nos adaptaremos a los cambios, por grandes que sean. Y mi optimismo se renueva cuando veo que como humanidad hemos sido capaces de mantener una estación espacial internacional durante 25 años: el 20-N de 1998 lanzamos al espacio el primer módulo de esa maravilla, como recuerdan en Microsiervos.

No tengo pruebas pero tampoco dudas

No creo que sea a la estación espacial internacional, pero estoy bastante seguro de que la élite de personas ultrarricas está ya preparando su salida del planeta. De hecho, estoy seguro de que la empresa de Elon Musk, SpaceX, tiene una división “discreta” para garantizar tu huida de la Tierra y una estancia en el espacio si tienes el dinero suficiente. En Xataka reflexionan sobre el libro de Douglas Rushkoff en el que explica “cómo la élite de milmillonarios fantasea con huir de sus propias consecuencias”. El autor habla de “La Mentalidad”, así, con mayúsculas, que define como “escapista de la élite tecnológica y financiera”.

Igual ellas también pueden

Igual las estrellas de OnlyFans también pueden huir de la Tierra cuando el colapso sea inminente. Por lo menos, las que más ganan: Bryce Adams estaría ingresando 20 millones de dólares al mes. Y en su mansión, que es a la vez estudio y oficinas, trabajarían hasta doce personas. Blac Chyna tendría unos ingresos similares, Bella Thorne baja hasta los 11, le sigue Cardi B, con 9,5, Tyga se acerca los ocho y Mia Khalifa, a los siete. Insisto, todo son cifras mensuales. Pero el que más gana es el propietario de la herramienta, Leonid Radvinsky, al que Forbes calcula una fortuna de 2.100 millones de dólares.

Ellos, seguro que sí

Evidentemente, no me refiero a las personas que viven en Qatar, sino a quienes se compraron un Mundial de Fútbol para proyectar la imagen de que el emirato no era tan malo. Seguro que esos jeques sí pueden pagar lo que Elon Musk pida para huir del planeta que el consumo de combustibles fósiles está poniendo a hervir, precisamente. En El Periódico de España recuerdan que ya ha pasado un año de aquel Mundial que en lo futbolístico fue estupendo, no vamos a engañarnos. Pero en lo social, como vimos, como sabemos, como seguiremos comprobando reportaje tras reportaje, fue tan cruel y mezquino como esperábamos.

También 56 periodistas

Espero que el alto el fuego pactado entre el estado de Israel y Hamás esté cumpliéndose. Cada minuto en el que no caen las bombas sobre Gaza es un minuto que sirve para salvar vidas. También espero que la masacre del país de Benjamín Netanyahu cese de una vez, que no sigamos viendo imágenes trágicas, que no contemos más muertos. Entre las más de 16.000 víctimas, según el ministerio de Salud gazatí, contamos también las y los 56 periodistas fallecidos mientras mostraban al mundo lo que estaba sucediendo. Ya debatiremos más adelante del control que ejerce Hamás sobre la información.

¿Haces huelga hoy?

Hoy es día de huelga. No importa cuando lo escriba: en la CAV cada día laboral es una jornada de huelga para alguien desde hace meses. Pero no me refiero hoy a las que ELA programa en función del calendario electoral: Solidaridad, un sindicato tan próximo a Vox que se funden entre sí, había anunciado una huelga general en toda España y, por extensión, Euskadi y Catalunya, para hoy. ¿Lo estamos notando? ¿Lo notarán en España? ¿Quién será tan pánfilo o pánfila como para no ir hoy al trabajo por la llamada de un sindicato que comparte ideario ultraliberal con un partido de extrema derecha?

Ya hay un motivo

Cada vez que aparece Vito Quiles en esta columna menciono a la presidencia del Congreso de los Diputados porque es ese órgano el que le otorga la acreditación de prensa en la cámara baja. Hoy recurro nuevamente a la capacidad de acción de Francina Armengol ya que el desinformador con pase de periodista es también el protagonista de esta noticia en El Diario: “La Policía acusa al agitador ultra Vito Quiles de arengar para romper el cordón de seguridad y empujar a un agente”. Es decir: ya hay un motivo. No podemos seguir jugando a que estos alborotadores de la extrema derecha son periodistas. No podemos permitírnoslo.

Vamos a peor

Tampoco podemos ni debemos olvidar que el músculo de Vox fue entrenado también por Pedro Sánchez y el PSOE, que le ha dejado explayarse en el Congreso, encantado de enfrentarse a él en la anterior legislatura y minimizar al PP. Eso, como todo lo que alimenta al monstruo ultraderechista, es peligroso. Pero no solo ha engordado el extremismo: también lo ha hecho el populismo y, lo estamos viendo, la agresividad. “Por qué cada vez más diputados quieren incluir sanciones por insultar en el Congreso”, se preguntan en Xataka. Porque vamos a peor, porque antes ni nos planteábamos esos insultos y hoy son normales.

¿Y qué opina la inteligencia artificial?

Aunque Microsoft sea la empresa que con más ahínco está buscando la comercialización de la inteligencia artificial, sigue pareciéndome en la que más se puede confiar, así que celebré que Sam Altman fichara por este gigante. Pero ahora ha vuelto a OpenAI y su regreso ha apagado un motín a bordo de uno de los barcos más importantes de nuestro presente y futuro. Detrás del despido y el regreso hay mucho más de filosófico, por lo que parece, que de mecánico o funcional. Soy optimista antropológico: si sobrevivimos al colapso medioambiental estoy seguro de que sabremos domar la IA o que, ella si nos doma, no nos matará.